Santos de pantalón corto

Santos de pantalón corto es el libro más breve de cuentos he escrito; son 150 páginas de un libro de bolsillo, que se lee en media tarde. Y sin embargo, de cuantos he escrito, Santos de pantalón corto es del que más orgullosos me siento. Cierto que está escrito en un tono divulgativo para que lo puedan leer todos los públicos, incluidos los niños, pero esto no puede llevar a pensar que el libro sea fruto de una inspiración de un momento. Santos de pantalón corto es la consecuencia de cuarenta años de oficio de historiador.

Todo empezó en 1969, cuando comencé mi carrera de Historia en la Universidad Autónoma de Madrid. Durante cinco años fui formado por una mayoría de profesores marxistas que hacían transitar el pasado por este par de raíles: Primero, la historia, y por lo tanto el hombre concebido como parte de un colectivo, obedecen a una leyes necesarias que nos conducen hacia la sociedad sin clases. Y segundo, para descubrir esas leyes hay que desalienarse mediante la crítica; y la crítica primera, la crítica de toda crítica es la crítica de la religión, que consiste en convencerse que el hombre es para el hombre el ser supremo. Y durante cinco años dale que te pego con la misma cantinela para poder aprobar.

Esa era la moda intelectual si querías hacer carrera universitaria, lo políticamente correcto que diríamos ahora, contra la que me rebelé y por eso mi tesis doctoral consistió en hacer una biografía, que en 1978 era tanto como escupir a la cara del marxismo. Sostuve entonces y sigo manteniendo ahora, que el hombre no es parte de un colectivo, sino persona, criatura de Dios; que la historia no se rige por ninguna ley necesaria porque la Historia es la historia de libertad; y que el fin de la Historia no es ni la grandeza de la Corona, ni la unidad del partido, ni la fortaleza del sindicato, sino que el fin de la historia es que el hombre llegue a ser plenamente hombre, que vuelva a Dios, que sea santo. Por eso, si la Corona, el partido o el sindicato impiden ese fin lo que hay que hacer es transformar la Corona, el partido o el sindicato o destruirlos si fuera necesario.

Por lo tanto el objeto de la historia consiste en estudiar “decisiones”, lo que obliga al historiador a conocer el entorno en el que se mueven los protagonistas de la historia para averiguar si lo aceptan sin mutarlo o lo transforman. Con mi biografía de Pascual Madoz puse en valor histórico la decisión política. Pero no tardé mucho en descubrir que, además o al margen de las decisiones políticas, hay otras decisiones que transforman la sociedad como es el caso de las que toman los empresarios, lo que traté de demostrar con la biografía que hice de ese gran navarro que fue Félix Huarte. Fija mi atención en el estudio de la decisión, hasta se me habían olvidado, por entonces, los dolores intelectuales de las estructuras y las superestructuras marxistas. Y en busca de la gran piedra preciosa, libre de toda impureza, un día la encontré: la decisión religiosa. Fruto del esfuerzo de toda esa búsqueda fue el Diccionario de Papas y Concilios.

Y de todas las decisiones religiosas, las de los niños podríamos decir que se encuentran en estado químicamente puro. Los niños santos no tienen historia, no les ha dado tiempo a tener pasado, sólo tienen alma y Espíritu Santo y responden afirmativamente a sus requerimientos. Por eso desde hace más de seis años estoy recogiendo procesos de canonización de niños santos confesores. Es decir, de niños santos o en proceso, menores de quince años, que no son mártires y que tras vivir confesando la fe en Jesucristo se han muerto en la cama. Y con todo ese material pensaba escribir el gran volumen, cuando un día de repente me decidí a soltarlo en pequeñas entregas y escrito con un lenguaje atractivo, para que lo pueda leer todo el mundo. Me pareció tan importante el hallazgo, son tan buenos y ejemplares estos niños, que lo que pretendo es que lleguen a cuanta más gente mejor.

Santos de pantalón corto contiene un prólogo brillantísimo escrito por el sacerdote Manuel de Santiago, en el que se cuenta la importancia de la santidad de los niños para la Iglesia. La duda de si los niños pueden ser santos o no, queda zanjada en el prólogo: si no se pudiera proclamar santos a los niños, la llama universal a la santidad expuesta por el Concilio Vaticano II no sería universal. Y a continuación del prólogo las tres historias de los Santos de pantalón corto oficiales: Santo Domingo Savio, la beata Laura Vicuña y los pastorcitos de Fátima, también beatos. A todos ellos para ser elevados a los altares, no se les ha rebajado ni un solo milímetro la exigencia de la santidad, de manera que si la santidad fuera un partido de baloncesto estos “pitufillos” no juegan con canasta bajitas, sino que juegan en las mismas canchas de Gasol y hacen triples. ¿Se anima usted a ver el partido? Sólo son 150 páginas que se leen en media tarde.

Javier Paredes

Santos de pantalón corto, Homo Legens

13 comentarios

  
Luis Fernando
Tras leer el libro, la única duda que me queda es por qué Laura Vicuña es "sólo" beata. El testimonio de santidad de esa criatura de Dios es impresionante. Y me atrevo a decir que muy poco conocido por estos lares. De Santo Domingo de Savio poco se puede decir que no se haya dicho ya. Y de los pastorcillos de Fátima, además de su condición de protagonistas directos del derroche de gracia del que fueron objeto al recibir la visita de la Madre de Dios (auténtico don divino como vemos en las palabras de su prima Isabel llena del Espíritu Santo, Luc 1,39-45, siempre me conmoverá su fidelidad inanmovible ante el tipo aquel que les amenazó con torturas si no confesaban que todo era mentira.
10/06/09 12:31 PM
  
Norberto
Sería un material apostólico y catequético de primera necesidad, disponer de una edición digital,para descargarla y divulgarla en pequeñas dosis a los cateqizandos y a los Equipos Diocesanos de Catequesis,que elaboran unos documentos tan afeitados y merenguiles.
10/06/09 1:08 PM
  
museros

He tenido el placer de leer su libro, profesor Paredes, tras oírle en La Quinta Columna.

Gracias por recordarnos que el propósito de la vida cristiana es ser santo, no echar al PSOE de La Moncloa.
10/06/09 2:25 PM
  
Ana
Impresionante el amor con que sufrían los niños de Fátima, su afán de reparación y su amor por los que están apartados de Dios. Todo les parecía poco para acercárselos. Era una triple detás de otra
10/06/09 6:55 PM
  
Arantza
Creo que tiene razón Norberto, los niños necesitan estos ejemplos y saber que pueden y queremos que sean santos. Y cómo responden. El problema es que muchas veces ni se lo pedimos... ni les dejamos serlo. Porque no creemos en ello.
10/06/09 11:47 PM
  
Camino Iriarte
Santos de pantalón corto... y de faldas largas.

D. Javier, me conmueve su testimonio "desde hace más de seis años estoy recogiendo procesos de canonización de niños santos confesores". A mí los santos jovencitos siempre me han dado "mucha rabia", seguramente reflejo de falta de conocimiento de que la gracia de Dios es gratis y no es homogénea. Tremendo error la formación católica de nuestra generación.

Arantza, "muchas veces ni se lo pedimos... ni les dejamos serlo". Ay, ay, ay. Pero el Señor sabe aprovechar todo, hasta la falta de fe, esperanza y caridad de quienes estamos cerca de los niños.
11/06/09 9:19 AM
  
Paolo
Tres testimonios y recomendación a comprar, leer y ¡ay D. Javier, qué reto le pone Norberto!

Sin que lo sepa Homo Legens, ¿nos dejarán escanear o fotocopiar estas vidas de santos para... mis niños de catequesis? Su trabajo y la edición tam magnífica de HL, claro que valen más de lo que cuestan. Pero... piensen en los hermanos hispanoamericanos siempre. Ni 30, ni 15 euros son precios asequibles para ellos. Aunque eso no es obra de una sóla editorial, sino que debieran tomar partido las Obras Misionales, la CEE o las ONGs católicas. Al estilo de la Biblia del Niño, hay bastantes libros que debieran estar en todas las bibliotecas parroquiales al menos, si no en todas las casas.
Perdón por la disgresión, de cuando en cuando sale por estos blogs, ya lo saben el director y también LuisFernando, Isaac, Bruno, creo.

Pío X. “Habrá santos entre los niños”.
Pío XII. “No debéis creer que la menor edad sea un obstáculo al camino hacia la perfección incluso consumada, es decir la santidad”.
Juan Pablo II. "Queridos niños y niñas, veo que muchos de vosotros estáis vestidos como Francisco y Jacinta. ¡Estáis muy bien! Pero luego, o mañana, dejaréis esos vestidos y… los pastorcitos desparecerán. ¿No os parece que no deberían desaparecer? La Virgen tiene mucha necesidad de todos vosotros para consolar a Jesús, triste por los pecados que se cometen; tiene necesidad de vuestras oraciones y sacrificios por los pecadores. Pedid a vuestros padres y educadores que os inscriban a la "escuela" de Nuestra Señora, para que os enseñe a ser como los pastorcitos, que procuraban hacer todo lo que ella les pedía. Os digo que "se avanza más en poco tiempo de sumisión y dependencia de María, que en años enteros de iniciativas personales, apoyándose sólo en sí mismos" (san Luis María Grignion de Montfort). Fue así como los pastorcitos rápidamente alcanzaron la santidad. Una mujer que acogió a Jacinta en Lisboa, al oír algunos consejos muy buenos y acertados que daba la pequeña, le preguntó quién se los había enseñado: "Fue Nuestra Señora" le respondió. Jacinta y Francisco, entregándose con total generosidad a la dirección de tan buena Maestra, alcanzaron en poco tiempo las cumbres de la perfección" (Beatificación de Francisco y Jacinta Marto, Fátima,13-mayo-2000)
11/06/09 11:28 AM
  
perote
Tengo su libro Santos de pantalón corto. Dígale a Blanca que está a su disposición.
Sigo todos los domingos su programa de las 4 de la tarde. Es una delicia en medio de tanto deporte. Dios le bendiga.
12/06/09 12:14 PM
  
Luis R.
Un descubrimiento su bitacora y su libro. Gracias.
Interesantisimo todo: el articulo, el libro... en fin, gracias. Lo seguire.
12/06/09 12:56 PM
  
Arantza
Pues aprovecho yo también para pedir descuentos a familias numerosas, más descuento cuanto más numerosas... y también para colegios (o para escuelas domésticas). Por pedir que no quede...
12/06/09 4:06 PM
  
susi
La lectura de vidas de santos de pequeños queda perfectamente impresa en la mente. Recuerdo con claridad los que tenía en casa y cómo me ayudaban a ser mejor, a hacer sacrificios, a rezar...
Claro que los niños pueden ser santos o pecadores...¿No hay horribles asesinatos cometidos por niños? ¿No hay niños absolutamente buenos hasta límites increibles?
12/06/09 7:54 PM
  
Martín Iraburu
Yo tambien he leido el libro y me ha gustado mucho. Me gustaria que algunos de los presentes, sino el propio Javier Paredes, me recomendara algun otro libro por el estilo. He leido la historia del cura de Ars, y recientemente la de los Tres monjes rebeldes. Ahora no recuerdo el titulo, pero tambien lei la historia de la Virgen de Lourdes. En la biblioteca publica de donde vivo (Pamplona) Navarra. Encontre su libro, pero no he visto mas, a parte, claro esta de la memorias de Santa Teresa, pero al estar en castellano antiguo, creo que me costaria bastante leerlas. Me gusta mucho leer vidas de santos, en forma de novela, como Louis de Wohl, que tambien he leido unos cuantos.
Bueno, no me quiero enrollar mas :-) si me pueden recomendar alguno, fenomenal, me pueden mandar un meil a [email protected] se lo agradecere.
Gracias
19/08/09 11:10 PM
  
galsuinda
Acabo de leer el libro. Muchas gracias. Me ha encantado. Aunque los santos me eran conocidos hay una mirada nueva muy interesante.

Estoy esperando la publicación de las biografías que se anuncian.
08/09/10 10:43 PM

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