XXVI. Los espíritus angélicos
271. ––Después del estudio de la substancia intelectual o espíritu, que está unida a un cuerpo como su alma, y concluir que sólo «el alma humana (…) está unida al cuerpo como forma»[1], afirma el Aquinate que: «por lo dicho puede probarse que pueden darse algunas substancias intelectuales libres de toda unión con el cuerpo». ¿Por qué probar únicamente la posibilidad de la existencia de substancias espirituales no unidas a un cuerpo?
––En los últimos capítulos de la Suma contra los gentiles, Santo Tomás pasa a estudiar un segundo tipo de substancias espirituales, las que no están unidas a un cuerpo, las puramente espirituales, substancias intelectuales o ángeles. Aunque no se pueda demostrar la existencia de las substancias separadas o ángeles, ya que su existencia sólo nos llega por la vía de la revelación, se puede mostrar su conveniencia, para mostrar la verosimilitud de lo revelado, su armonía y congruencia con la razón filosófica.