InfoCatólica / Reforma o apostasía / Categoría: Reforma de la Iglesia

8.02.13

(207) Reforma o apostasía –III. Condiciones para la reforma de la Iglesia

–¿O sea que usted cree de verdad que pueden hacerse en la Iglesia ciertas reformas profundas?

–Si no lo creyera, sería un hereje. Creo en el Padre omnipotente, creo en Jesucristo y en su amor por su Esposa la Iglesia, creo en el Espíritu Santo, fuerza de verdad y de amor divino capaz de renovarlo todo.

Comprobamos en la historia de la Iglesia, lo mismo que en la de Israel, que solamente se producen las verdaderas reformas necesarias cuando, por obra del Espíritu Santo, se dan al mismo tiempo varias condiciones fundamentales.

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3.02.13

(206) Reforma o apostasía –II. La reforma necesaria de la Iglesia

–¿O sea que la Iglesia necesita reformarse? ¿No querrá Ud. que entremos en la Reforma protestante?

–Lo de los protestantes no fue reforma, fue deformación del misterio de la Iglesia.

La Iglesia Católica es santa, pero está siempre necesitada de reforma.Ya traté de ello al comienzo de esta serie (01). –Es santa: «una, santa, católica y apostólica». Es santa, es «sacramento universal de salvación», porque siempre Cristo la tiene por Esposa, y siempre el Espíritu Santo es su alma; es santa por la eucaristía y los sacramentos; por la sucesión apostólica de los Obispos, presididos y unificados por el Papa; es santa por su fuerza espiritual para santificar laicos y sacerdotes, célibes y vírgenes, sobradamente demostrada en la historia y en el presente. –Pero toda ella está necesitada de reforma, al mismo tiempo, porque está integrada por hombres que hemos sido santificados, pero que somos pecadores. Y lógicamente necesitan sobre todo una urgente reforma aquellas Iglesias locales que se encuentran en avanzado estado de descristianización.

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26.01.13

(205) Reforma o apostasía –I. Iglesias descristianizadas

–No estoy seguro, pero me parece ver ya la salida del túnel.

–Hágame el favor de no llamar «túnel» a mi blog, como si fuera necesario salir de la oscuridad de mi blog para llegar a la luz.

Terminaré volviendo al principio. La serie que ahora comienzo, Reforma o apostasía, terminará el conjunto de estos 204 artículos numerados que llevo publicados en mi blog. Lo inicié en junio de 2009 tratando sobre las Reformas de la Iglesia (1-7), y con ese mismo tema lo termino. Sigo así una forma literaria característica del estilo poético de Israel. Usaban los judíos con cierta frecuencia en sus poesías la fórmula que suele llamarse inclusión (x…….x), según la cual los versos iniciales del poema, después del desarrollo de su cuerpo, se repetían al final (por ejemplo, Salmo 8 y 102). Valga la analogía, si aplico esa forma a esta obra mía, mucho más larga.

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26.06.09

(07) Los laicos y las reformas en la Iglesia

–¿Y qué podemos hacer nosotros, los laicos, sin autoridad alguna en la Iglesia, para colaborar en las reformas que necesita, tanto en lo doctrinal como en lo disciplinar? Nada. Nada de nada.
–Está usted muy equivocado.

Los buenos laicos cristianos colaboran de mil modos a las reformas de la Iglesia. Es cierto que son los Pastores sagrados quienes encabezan las acciones más específicamente orientadas a las reformas necesarias. Pero es muy importante que en esa tarea sobre-humana se vean ayudados por todo el pueblo cristiano: en primer lugar por las personas especialmente consagradas, sacerdotes y religiosos, pero también por los padres de familia, profesores, artistas, escritores, administrativos, empresarios y obreros, sanos y enfermos, cultos e ignorantes, trabajadores y jubilados.

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23.06.09

(06) Decálogo para las reformas de la Iglesia -y II

–¡Increíble!… Aplicando el Decálogo 1-6, se ha enderezado la imagen de la Iglesia.
–No, señor. Aplicando el Decálogo 1-10.

7.– El ejercicio de la Autoridad apostólica es condición imprescindible para las reformas de la Iglesia. Y ese ejercicio se realiza de dos modos:

1.– Por el ejercicio de la autoridad personal de los Pastores apostólicos. Fácilmente se comprende, pues, que si se debilita el ejercicio de la Autoridad apostólica, por influjos culturales de origen protestante y liberal –y por temor a la Cruz–, se multiplican indefinidamente en la Iglesia los errores doctrinales y los abusos morales, litúrgicos y disciplinares. «Herido el pastor», o al menos debilitado, «se dispersan las ovejas del rebaño» (Zac 13,7; Mt 26, 31). Las reformas necesarias de la Iglesia requieren hoy sin duda una gran parresía en los Pastores sagrados que las pretendan; una fuerza apostólica como aquella de San Pablo:

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