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29.08.17

15.08.17

(447) La Asunción de la Virgen al cielo

Velázquez (+1660)

–Perdone, pero el 13 de agosto «tocaba» poner en su blog según la Memoria de Sor Lucía, la cuarta aparición de la Virgen en Fátima.

–Pero resulta que fue, por excepción, no el día 13, sino el 19 de agosto de 1917. En cambio hoy celebramos su gloriosa Asunción en cuerpo y alma a los cielos.

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Constitución apostólica Munificentissimus Deus, del papa Pío XII (1950)

 

«Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo.

Y, así, San Juan Damasceno (675-749), el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma con elocuencia vehemente:

«Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura corno Madre y esclava de Dios».

Según el punto de vista de San Germán de Constantinopla (636-732), el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:

«Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios. Todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y partícipe de la vida perfecta».

Otro antiquísimo escritor afirma:

«La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia sí mismo, del modo que el solo conoce».

Todos estos argumentos y consideraciones de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino.

Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el último trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: «Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: “La muerte ha sido absorbida en la victoria”» (1Cor 15,54-55) .

Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesucristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos».

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Oración

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que, aspirando siempre a las realidades divinas, lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Índice de Reforma o apostasía

 

9.07.17

(442) Sabiduría de los humildes y peste de los soberbios

Lima, Perú - Domingo de Ramos

–Seguro que esto lo dirá por algunos.

–Por supuesto. No escribo pensando en ectoplasmas.

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11.25). Palabra de Jesús en el Evangelio de hoy, XIV domingo del Tiempo ordinario. Es una verdad que ya en el A.T. se decía de los anawim, los pobres de Yavé, los pequeños y humildes. Es una gran verdad que alegra el corazón de la Virgen en el Magnificat, cuando dice «dispersa a los soberbios de corazón… y enaltece a los humildes» (Lc 1,51-52).

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6.02.17

(418) «Silencio» de Scorsese y «Clamor» de los mártires de Nagasaki

 W. Kilian - Mártires de Nagasaki

 –¿Ha visto Silencio, la última película de Scorsese?

–Hace bastantes decenios que no veo cine. Pero hoy, 6 de febrero, la liturgia de la Iglesia celebra a los mártires de Nagasaki, y me ha parecido oportuno contrastar el Silencio con los mártires que celebramos.

 

–«Silencio», el ultimo filme de Martín Scorsese

El drama histórico dirigido por este famoso director se basa en la novela Silencio escrita por el japonés Shushaku Endo. Dos jesuitas portugueses, el P. Sebastián Rodrígues y el P. Francisco Garrpe, viajan en la segunda mitad del siglo XVII a Japón, para buscar al formador que tuvieron en la Compañía de Jesús, el P. Cristóbal Ferreira, de quien se dice que ha apostatado de la fe cristiana. Cuando lo encuentran, comprueban que los rumores eran ciertos. Horrorizado por los tormentos espantosos que sufren los cristianos de un Estado que quiere acabar con ellos, finalmente renunció a su fe, tomó una esposa japonesa y, oficialmente protegido, vivía como una especie de filósofo. Al ser hallado por sus antiguos alumnos, trata de que abandonen la pretensión de evangelizar el país.

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23.01.17

(416) San Ildefonso de Toledo, el Capellán de la Virgen. 23 enero

San Ildefonso - Murillo, +1682

–Apenas sabía yo nada de lo que ha escrito.

–Es sabido que su ignorancia bien puede calificarse de enciclopédica.

San Ildefonso (606-667) nace en Toledo de una familia noble visigoda. Dejándolo todo, profesa muy joven como monje en Agail, monasterio próximo a la ciudad. Sobrino del Arzobispo de Toledo, San Eugenio III, recibió una excelente educación teológica, espiritual y literaria. Fundó un monasterio femenino con los bienes de su herencia. Fue elegido Abad del monasterio hacia el año 650, y su firma aparece entre los Abades asistentes a los Concilios VIII y IX de Toledo. A la muerte de San Eugenio fue elegido Arzobispo de Toledo, donde desarrolló una gran labor catequética, enriqueciendo también la liturgia con las súplicas y alabanzas que la Iglesia bizantina y otras orientales dedicaban a la gloriosa Virgen María. Dejó escritas dos obras muy valiosas, una De virginitate Sanctæ Maria contra tres infideles. Y otra Liber de cognitione baptismi unus. Su cuerpo fue enterrado en la basílica toledana de Santa Leocadia, y posteriormente trasladado a Zamora. San Ildefonso es Patrono de la archidiócesis de Toledo, Primada de España.

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