InfoCatólica / Reforma o apostasía / Categoría: Cruz gloriosa

30.06.11

(142) La Cruz gloriosa –VI. La devoción a la Cruz. 2

–¿Otra vez iniciamos una serie de artículos?… Y sobre la Cruz.

–Mis lectores no se cansarán de oír hablar de la Cruz de Cristo, pues en ella tienen puesto el corazón.

La devoción a la Cruz, a Cristo crucificado, a la Pasión de Cristo ha sido desde el comienzo de la Iglesia una de las coordenadas principales de la espiritualidad cristiana. Hoy, sin embargo, es ésta una dimensión espiritual olvidada por muchos cristianos, e incluso impugnada por algunos, como ya vimos (139). Por eso quiero exponer en varios artículos, siguiendo un orden cronológico, una antología de textos, tomados muchas veces de la Liturgia de las Horas. Nos ayudarán a vivir como el apóstol San Pablo: concrucificados con Cristo, predicando a Cristo crucificado, y gloriándonos solamente en la Cruz del Señor.

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20.06.11

(141) La Cruz gloriosa –V. La devoción cristiana a la Cruz. 1

–«En la cruz está la vida y el consuelo,

–y ella sola es el camino para el cielo».

Es una gracia de Dios muy grande entender y vivir que toda la vida cristiana es una participación continua en el pasión y la resurrección de Cristo, como ya vimos (140), y que todo lo que integra esa vuda –el bautismo, la penitencia, la eucaristía, la penitencia, el hacer el bien y el padecer el mal–, todo forma una unidad armoniosa, en la que unas partes y otras se integran y potencian mutuamente, teniendo siempre al centro, como fuente y plenitud, la pasión y resurrección de Cristo (Vat. II: SC 5-6). Y sin embargo…

–Hoy son muchos los cristianos que en uno u otro grado se han hecho «enemigos de la Cruz de Cristo» (Flp 3,18), de la cruz de Cristo y de la cruz de los cristianos, que es la misma.

En nuestro tiempo hay una alergia morbosa al sufrimiento. Los mismos psiquiatras y psicólogos, como F. J. J. Buytendijk, estiman que se trata de un mal de siêcle de la humanidad actual:

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11.06.11

(140) La Cruz gloriosa –IV. La Cruz en los cristianos. y 2

–¿Y cómo participamos nosotros de la Cruz de Cristo?

–Lea con atención y conozca la verdad, aunque solo sea de oídas.

Toda la vida cristiana es una continua participación en la Cruz y en la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Cada instante de vida sobrenatural cristiana es pascual: está causado por el Espíritu Santo, que por la gracia nos hace participar en la muerte y en la vida del Misterio pascual de Cristo. Sin tomar la cruz, no podemos seguir a Cristo, no podemos ser cristianos. Sin participar de su Pasión, no podemos ser vivificados por su Resurrección. Merece la pena que consideremos esta realidad central de la espiritualidad cristiana en –el Bautismo, –la Eucaristía, –la Penitencia, –el bien que hacemos, –el mal que sufrimos, y también en –las penitencias voluntariamente asumidas por mortificación. Así es como participamos de la Cruz vivificante de nuestro Señor Jesucristo.

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5.06.11

(139) La Cruz gloriosa –III. La Cruz en los cristianos. 1

–A ver cómo nos ayuda usted a llevar la cruz de cada día.

–A ver cómo le ayudamos a Cristo a llevar su cruz, llevando la nuestra, que es también suya.

Todos los errores de hoy sobre la cruz de Cristo los encontramos iguales al considerar la cruz en los cristianos. Quienes piensan que Dios no quiso la cruz de Cristo, ni la eligió en un plan eterno providente, anunciado por los profetas, ni exigió la expiación victimal de Jesucristo para la salvación del mundo, etc., incurren en los mismos errores contra la fe católica al tratar de la cruz en los cristianos. Estos errores hacen mucho daño en los fieles a la hora de aceptar la voluntad de la Providencia divina en circunstancias muy dolorosas, y paralizan en buena medida ese ministerio de consolación que es propio de todos los cristianos (2Cor 1,3-5), especialmente de los sacerdotes, párrocos, capellanes de hospitales, etc.

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31.05.11

(138) La Cruz gloriosa –II. Por qué Dios quiso la Cruz

–Nos signamos y nos per-signamos con la señal de la Cruz.

–Exactamente. Nos gloriamos en la Cruz de Cristo. Como San Pablo.

El Señor quiso salvar al mundo por la cruz de Cristo (137). ¿Pero por qué quiso Dios elegir en su providencia ese plan de salvación, al parecer tan cruel y absurdo, prefiriéndolo a otros modos posibles? Es un gran mysterium fidei, pero la misma Revelación da a la Iglesia en las sagradas Escrituras respuestas luminosas a esta cuestión máxima.

1.–Para revelar el Amor divino. La Trinidad divina quiso la Cruz porque en ella expresa a la humanidad la declaración más plena de su amor. «Dios es caridad… Y a Dios nunca lo vio nadie» (1Jn 4,8.12). La primera declaración de Su amor la realiza en la creación, y sobre todo en la creación del hombre. Pero oscurecida la mente de éste por el pecado, esa revelación natural no basta. Se amplía, pues, en la Antigua Alianza de Israel. Y en la plenitud de los tiempos revela Dios su amor en la encarnación del Verbo, en toda la vida y el ministerio profético de Cristo, pero sobre todo en la cruz, donde el el Hijo divino encarnado «nos amó hasta el extremo» (Jn 13,1). Por eso quiso Dios la cruz de Cristo.

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