InfoCatólica / Razones para nuestra esperanza / Archivos para: Enero 2014

29.01.14

La razón humana y el misterio de Dios

Se dice que Santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo y filósofo medieval, tuvo hacia el final de su vida, mientras celebraba Misa, una experiencia mística que lo indujo a dejar inconclusa su obra magna, la Suma Teológica. Su amigo fray Reginaldo le rogó que volviese a sus costumbres ordinarias de leer y escribir, pero Tomás le respondió: “No puedo escribir más. He visto cosas ante las cuales mis escritos son como paja". Volvió a la sencillez extrema de su vida monástica (era dominico, es decir: pertenecía a la orden mendicante fundada en 1215 por Santo Domingo de Guzmán) y sólo dejó su retiro por obediencia al Papa, quien requirió su presencia en el Concilio de Lyon II (1274). Se puso en camino, pero poco después de comenzar el viaje enfermó y fue conducido a un monasterio. Allí pidió que le fuese leído todo el canto de Salomón, confesó sus pecados y murió. El confesor dijo que su confesión había sido como la de un niño de cinco años (cf. G. K. Chesterton, Santo Tomás de Aquino, Colección Austral, Espasa-Calpe, Madrid 1985, pp. 130-133).

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26.01.14

¿Cómo es Dios?

El primer artículo del Credo de los Apóstoles, antiquísima profesión de fe, comienza con estas palabras: “Creo en Dios". Sería bueno que nos preguntáramos si conocemos a Dios, en quien creemos. A pesar del secularismo, en nuestra sociedad continúa hablándose bastante acerca de Dios; pero a menudo se da de Él una imagen falsa o distorsionada.

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22.01.14

Una verdadera y propia herejía: la violencia en nombre de Dios (Serge-Thomas Bonino)

Quien quiere ahogar a su propio perro, lo acusa de tener rabia, dice un proverbio francés. ¿Las religiones son rabiosas? Cuantos desean excluirlas de la vida pública para relegarlas a la esfera estrictamente privada quisieran hacerlo creer. Así, tomando como pretexto la dimensión en apariencia religiosa de los conflictos que ensangrientan el planeta, fomentan el prejuicio según el cual las religiones, y especialmente las monoteístas, serían por naturaleza factores de división entre los hombres. Para poner fin a la violencia y garantizar la paz universal, habría una sola solución: la secularización a ultranza.

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19.01.14

El hombre es “capaz” de Dios

“¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?

Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia Sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.”
(Catecismo de la Iglesia Católica –Compendio, n. 2).

De muchas maneras, los hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y comportamientos religiosos. Pero la finalidad religiosa de la existencia puede ser olvidada, desconocida y hasta rechazada por el hombre, ya sea por ignorancia o indiferencia religiosas, por los malos ejemplos de los creyentes, por la influencia de ideologías antirreligiosas, por rebeldía contra el mal en el mundo, por las tentaciones de este mundo o hasta por el miedo u odio del pecador que huye ante la llamada de Dios.

Aunque el hombre se olvide de Dios o lo rechace, Dios no deja de llamar a cada hombre para que viva y encuentre la felicidad, también a través del testimonio de otros que le enseñan a buscar a Dios. La apertura a esta llamada de Dios exige del hombre el esfuerzo de su inteligencia y la rectitud de su voluntad, para buscar sinceramente la verdad sobre Dios y para adherirse totalmente a esa verdad, una vez que la ha encontrado.

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13.01.14

El conocimiento de Dios

“La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.” (Juan Pablo II, carta encíclica Fides et ratio, proemio).

En lo referente al conocimiento de Dios, la doctrina católica se mantiene alejada de dos errores contrapuestos, el racionalismo y el fideísmo. La Iglesia Católica ha rechazado siempre tanto el racionalismo, que sobrevalora a la razón y desprecia a la fe, como el fideísmo, que aprecia a la fe pero subvalorando a la razón.

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