Nueva datación del Nuevo Testamento (9) -El Evangelio y las Epístolas de Juan

Reseña del libro: John A. T. Robinson, Redating the New Testament, Wipf and Stock Publishers, Eugene-Oregon, 2000 (369 páginas); publicado originalmente por SCM Press, 1976. El libro está disponible en línea en: www.preteristarchive.com/Books/1976_robinson_redating-testament.html.

 

Capítulo IX –El Evangelio y las Epístolas de Juan

Con respecto a la cuestión de la autoría de la literatura joánica (Juan, 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan y Apocalipsis) las posturas de los académicos varían mucho: desde la de quienes sostienen que el Apóstol Juan –hijo de Zebedeo– es el autor de los cinco libros, hasta la de quienes sostienen que él no es el autor de ninguno de los cinco libros, pasando por casi todas las posiciones intermedias posibles. Sin embargo, a pesar de sus grandes diferencias sobre la cuestión de la autoría, la gran mayoría de los estudiosos concuerda en fechar los cinco libros más o menos en los años 90-100. Robinson se inclina a pensar que el cuarto Evangelio y las tres epístolas joánicas fueron escritas por la misma persona y que esa persona es el Apóstol Juan. También, aunque muchos los distinguen, piensa que el Apóstol Juan es “el discípulo amado”, tan mencionado en el cuarto Evangelio (mientas que allí ese Apóstol no es mencionado nunca por su nombre). En cambio piensa que el Apocalipsis fue escrito por otro Juan, aunque perteneciente al mismo círculo joánico.

Las fuentes más antiguas (Ireneo de Lyon, hacia el año 180; Canon Muratoriano, fin del siglo II; Clemente de Alejandría, hacia el año 210; Eusebio de Cesarea, hacia el año 325; etc.) dicen que el cuarto Evangelio fue compuesto por el Apóstol Juan y que el Apóstol Juan murió viejo, ¡pero no dicen que fue en su vejez que él compuso el cuarto Evangelio! Esa inferencia aparece tardíamente: hacia el año 375, en una obra de Epifanio.

Los críticos radicales como Baur comenzaron datando el Evangelio de Juan hasta tan tarde como el año 170, pero desde entonces se han visto obligados a reconocer fechas cada vez más tempranas. Después del descubrimiento del papiro P52, la hipótesis de que Juan fue escrito probablemente en la última década del siglo I fue casi universalmente aceptada. En las recientes introducciones al Nuevo Testamento o al Evangelio de Juan, la cuestión de la fecha de composición de este último se suele despachar en pocas palabras y muchas veces sin dar ningún argumento. A veces se ofrece el argumento de que Juan conoció y utilizó a uno o más de los Evangelios Sinópticos. Ahora bien, habiendo Robinson ya probado que la tesis tradicional de la redacción temprana de Mateo, Marcos y Lucas es no sólo defendible sino muy plausible, ese argumento no prueba que Juan haya sido escrito tan tardíamente.

Los trabajos del teólogo protestante inglés Charles Harold Dodd (1884-1973), especialmente Historical Tradition in the Fourth Gospel (1963), demostraron que la tradición que está detrás del Evangelio de Juan está tan cerca de la fuente palestinense como las que están detrás de los otros tres Evangelios. Juan presenta con exactitud (a veces más que los Sinópticos) la topografía de Jerusalén, la situación política y las divisiones geográficas y psicológicas de Palestina anteriores a la “guerra judía” y usa “metáforas y argumentos que serían ‘apenas inteligibles’ fuera de un contexto puramente judío en el período más temprano” (p. 264).

Esto plantea la siguiente cuestión capital: ¿cuál fue la relación del evangelista con esa tradición antigua? O, en otras palabras, ¿cómo cubrir la gran brecha temporal existente entre ambos (fuente y Evangelio)? Robinson analiza las tres formas posibles de resolver este problema: 1) negar que la tradición esté tan cerca a los eventos en el espacio o el tiempo como se afirma; 2) llenar la brecha estableciendo una cadena continua de enlaces entre sus dos extremos; 3) negar que el evangelista esté tan alejado o aislado de su tradición como se afirma.

Robinson piensa que el primer enfoque ha sido superado por Dodd y otros. “No es necesario repetir aquí la masa de evidencia que en los años recientes ha llevado a una revaloración importante de la tradición histórica que está detrás del cuarto Evangelio, reforzando la conclusión, sostenida todo el tiempo por académicos conservadores, de que refleja un contacto íntimo con un mundo palestinense borrado del mapa en el 70 DC” (pp. 267-268).

Robinson toma a Raymond Edward Brown (1928-1998), sacerdote y exégeta católico estadounidense, como representante típico del segundo enfoque. Brown postula un mínimo de cinco etapas en la composición del cuarto Evangelio: a) entre los años 40 y 60, el Apóstol Juan conserva un cuerpo de material tradicional sobre las palabras y obras de Jesús; b) hasta el año 75, los discípulos de Juan desarrollan este material en estilo joánico;  c) hacia el año 80, uno de esos discípulos (el evangelista) organiza el material en un Evangelio escrito en griego; d) hacia el año 90, el evangelista produce una segunda edición de ese Evangelio; e) hacia el año 100, otro discípulo (el redactor) produce la tercera y última edición del cuarto Evangelio.

Robinson rechaza algunos de los argumentos de Brown (por ejemplo, no considera que la crítica moderna haya demostrado que la historia de la unción en Juan 12,1-7 sea una amalgama de dos historias diferentes) y termina insinuando que, dado que Brown supuso un desarrollo más o menos paralelo de los cuatro Evangelios, si (como Robinson ha querido mostrar) los Evangelios Sinópticos son anteriores al 70, no habría buenas razones para postular un período de composición del Evangelio de Juan que duplica con creces al de los otros tres Evangelios.

Para apoyar el tercer enfoque, el autor comienza rechazando el argumento de que Juan presupone la expulsión formal de los cristianos de la Sinagoga. Anatematizar a los herejes ya era una disciplina regular en Qumran; y las palabras que designan ese tipo de exclusión de la comunidad religiosa son utilizadas en muchos otros libros del Nuevo Testamento.

El Evangelio de Juan está lleno de polémicas contra “los judíos” (los judíos que rechazan a Cristo, se sobreentiende), pero no tiene una sola alusión a la destrucción ni a la ruina del Templo, ni a la caída de Jerusalén. Algunos creen ver una alusión a ese hecho histórico en las palabras de los líderes judíos en Juan 11,47-50. Pero el propio evangelista dice enseguida que lo que Caifás profetizó fue la muerte redentora de Jesús (cf. Juan 11,51-52). Robinson concluye que no es verosímil que el cuarto Evangelio haya sido escrito después del 70; incluso ha debido ser escrito un poco antes. Él piensa que el horizonte histórico que corresponde al cuarto Evangelio es el del año 65.

Robinson argumenta que Juan está dirigido primariamente a los judíos, no a los gentiles. De hecho no se menciona siquiera a los gentiles, exceptuando a Pilato y sus soldados. Éste es quizás el mejor lugar para insertar un argumento muy fuerte que Jean Carmignac extrajo de Redating the New Testament, pero que él desarrolló mucho más claramente que el propio Robinson. Ese argumento se basa en la diferente situación del pagano y del judío que se convertían al cristianismo.El pagano necesitaba aceptar principalmente seis verdades religiosas totalmente nuevas para él: 1) la existencia de Dios (los paganos creían en dioses, no en un Dios único y personal); 2) que Dios creó el mundo (la noción de creación era desconocida fuera del judaísmo);3) que Dios ha hablado en el Antiguo Testamento; 4) que Dios ha querido salvar a su pueblo y le ha prometido un Mesías; 5) que este Mesías es Jesús; y 6) que Jesús es el Hijo de Dios. En cambio el judío ya creía en las cuatro primeras verdades; por lo tanto, para hacerse cristiano, sólo tenía que añadir a su fe las últimas dos verdades:que el Mesías es Jesús, y que Jesús es el Hijo de Dios.Ahora bien, en casi todo el Nuevo Testamento se dan por supuestas la existencia de Dios, la creación, la inspiración de la Escritura y la promesa del Mesías, pero en cambio a menudo se intenta probar que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios. Hay una excepción: el discurso de San Pablo en el Areópago de Atenas (Hechos 17,22-31), donde él, por única vez, habla ante un auditorio puramente pagano. Allí Pablo aborda inmediatamente los temas de la existencia de Dios, la creación y el envío de un salvador de parte de Dios, temas totalmente desconocidos por los paganos y no tratados en el resto del Nuevo Testamento.

De todo esto se deduce que, cuando fue escrito el Nuevo Testamento, la misión cristiana tenía todavía como destinatarios principales a los judíos y los prosélitos (paganos integrados al judaísmo, que ya tenían la fe judía). Pero esta situación sólo se dio en las primeras décadas de la historia de la Iglesia. A pesar de la concentración inicial de la misión cristiana en las comunidades judías, el cristianismo se expandió tanto entre los paganos que ya hacia el año 70 en varios sitios las comunidades cristianas estaban formadas en su mayoría por personas venidas directamente del paganismo. Este fenómeno se acentuó mucho más después del año 70 y de la expulsión de los judeocristianos de la Sinagoga. De aquí se puede concluir que todo el Nuevo Testamento es anterior al año 70(cf. Jean Carmignac, Juifs et païens face à la conversion au Christ et date du Nouveau Testament selon Robinson, en: Les Nouvelles de l’Association Jean Carmignac, n° 1 –Janvier 1999, pp. 2-4; www.abbe-carmignac.org).

No hay duda de que Juan 21 es un epílogo agregado posteriormente al cuarto Evangelio, que originalmente tenía un “final redondo” en 20,31. También es casi seguro que Juan 21,18-23 presupone la muerte de Pedro, lo que ubica Juan 21 algún tiempo después del año 65.

En cuanto al prólogo (Juan 1,1-18), Robinson no ve “ninguna razón para suponer que sea no cristiano en su origen o para atribuirlo a otra mano” (pp. 282-283). “El material de Qumran… ha matado todo dogmatismo acerca de que las categorías joánicas fundamentales deben ser helenísticas y tardías. Igualmente el estudio del nuevo material gnóstico ha servido para demostrar el abismo más que las semejanzas entre el cuarto Evangelio y los sistemas gnósticos del siglo II” (p. 284).

Las epístolas de Juan fueron destinadas originalmente a comunidades judeocristianas del Asia Menor. Presentan características muy semejantes a las de Judas y 2 Pedro: total ausencia de referencias a la persecución y énfasis en la denuncia de los falsos maestros. Es pues razonable suponer que todas esas epístolas fueron compuestas más o menos al mismo tiempo. 1, 2 y 3 Juan presuponen que el Apóstol Juan ha orientado a las comunidades en cuestión durante unos cuantos años.

Robinson dedica la parte final del Capítulo IX (pp. 298-311) a discutir la cuestión de la autoría del Evangelio y las Epístolas de Juan. En resumen, Robinson considera erróneo rechazar la identidad entre el Apóstol Juan y el evangelista o entre aquél y “el discípulo amado”. Como resultado de sus análisis, propone el siguiente cronograma tentativo: 30-50, formación de la tradición joánica y del protoevangelio en Jerusalén; 50-55, primera edición de nuestro Evangelio actual en Asia Menor; 60-65, 2, 3 y 1 Juan; 65+, la forma final del Evangelio, con prólogo y epílogo (cf. p. 307).


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3 comentarios

  
Roque
Gracias, Daniel, por intentar que los ignorantes en estas materias, como yo lo soy, nos acerquemos a conocer todas estas cosas. Yo las leo siempre con mucho interés y también con mucha alegría porque veo que todas aquellas tonterías, que algunos nos contaron, de que los Evangelios no fueron más que una elaboración teológica, escritos siglos después de la venida al Mundo del Salvador, no eran más que patrañas y que la datación del Nuevo Testamento, hecha de forma rigurosa y científica, como tú la explicas, acerca cada vez más la fecha en la que fue escrito a las fechas en las que Cristo nació, murió y resucitó. Gracias otra vez y bendiciones.

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DIG: Muchas gracias, Roque. Este libro no es fácil de resumir y comentar. Por ejemplo, este Capítulo (el IX) tiene 58 páginas y 233 notas. Me alegra que el trabajo de reseñarlo sea de alguna utilidad. Ahora sólo me falta reseñar el Capítulo VIII -El Libro del Apocalipsis, para terminar esta serie, que inicié hace ya varios años...
05/05/17 1:26 PM
  
Jordi
En mi opinión personal, de lo que leí sobre la formación de los evangelios procedentes de diferentes fuentes, lo más lógico el la propuesta de la Fuente Q pero con modificaciones.

La Fuente Q serían las Memorias redactas por Mateo, quien tiene mayor conocimiento literario de los Doce, ya en vida de Jesús y de los Apóstoles, en el mismo momento en que realizaban los dichos y hechos de Jesús.

No es muy lógico pensar que ya durante la predicación de Jesús, nadie de los Doce no redactara absolutamente nada durante los tres años de vida pública, teniendo en cuenta que había diversos candidatos a memorialistas, entre ellos Mateo, el más probable.

El año 70, fecha de la destrucción del Templo y Jerusalén, implica la desaparición de la generación de judíos de la época de Jesús, y por lo tanto, una época de mayor libertad narrativa para el evangelista, y una mayor madurez espiritual de los prosélitos católicos.

Eso debería de traducirse en el hecho de que San Juan estaba liberado de toda la generación del año 30, por lo que pudo especificar la verdadera condición de Judas: "Pero dijo esto [Judas Iscariote, hijo de Simón], no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella." (Juan 12, 6).

Parece probable que San Juan, cuando redactó su evangelio allá por la década de los 90, estaba libre incluso de la presencia de cualquier familiar de la familia de Simón, para que no se doliera.

Casi todos los habitantes de la Jerusalén de los 30, a partir de los 70 después del sitio de Jerusalén, debían de estar o muertos sin descendencia por exterminio, o esclavizados por todo el Imperio, o eran repobladores de clase muy baja, irrelevantes en cuanto a poder y memoria de la época de Jesús.

Por otro lado, los católicos, ya en la década de los 90, debían de ser ya la 4ª ó 5ª generación, por lo que tenían una fe madura para poder aguantar la decepción de que uno de los apóstoles fue tan débil como para traicionarlo a muerte, y junto a ello, pudieron asimilar ya la mayor potencia teológica del evangelio de San Juan, al ser más maduros y tener más conocimiento.

San Juan, pues, estaba libre de la generación de los 30, y sus católicos eran maduros en la mente y en la fe.

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DIG: Los argumentos que expuse tienden a probar que el Evangelio y las Epístolas de Juan son anteriores al año 70.
05/05/17 4:02 PM
  
Jordi
Parece que el argumento de que el Evangelio de San Juan haya sido redactado antes del sitio de Jerusalén del año 70 es éste:

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DIG: No sólo ése. Robinson da muchos argumentos y yo presento unos cuantos de ellos en mi reseña.

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"El pagano necesitaba aceptar principalmente seis verdades religiosas totalmente nuevas para él:

1) la existencia de Dios (los paganos creían en dioses, no en un Dios único y personal)
2) que Dios creó el mundo (la noción de creación era desconocida fuera del judaísmo)
3) que Dios ha hablado en el Antiguo Testamento
4) que Dios ha querido salvar a su pueblo y le ha prometido un Mesías
5) que este Mesías es Jesús
6) que Jesús es el Hijo de Dios

En cambio el judío ya creía en las cuatro primeras verdades; por lo tanto, para hacerse cristiano, sólo tenía que añadir a su fe las últimas dos verdades: que el Mesías es Jesús, y que Jesús es el Hijo de Dios.

Ahora bien, en casi todo el Nuevo Testamento se dan por supuestas la existencia de Dios, la creación, la inspiración de la Escritura y la promesa del Mesías, pero en cambio a menudo se intenta probar que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios.

De todo esto se deduce que, cuando fue escrito el Nuevo Testamento, la misión cristiana tenía todavía como destinatarios principales a los judíos y los prosélitos (paganos integrados al judaísmo, que ya tenían la fe judía).

Pero esta situación sólo se dio en las primeras décadas de la historia de la Iglesia. A pesar de la concentración inicial de la misión cristiana en las comunidades judías, el cristianismo se expandió tanto entre los paganos que ya hacia el año 70 en varios sitios las comunidades cristianas estaban formadas en su mayoría por personas venidas directamente del paganismo.

Este fenómeno se acentuó mucho más después del año 70 y de la expulsión de los judeocristianos de la Sinagoga. ***** De aquí se puede concluir que TODO el Nuevo Testamento es anterior al año 70...

Robinson propone esta cronología:

- 30-50, formación de la tradición joánica y del protoevangelio en Jerusalén;
- 50-55, primera edición de nuestro Evangelio actual en Asia Menor;
- 60-65, 2, 3 y 1 Juan;
- 65+, la forma final del Evangelio, con prólogo y epílogo

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Yo creo que el Evangelio de San Juan fue redactado por los años 90, mucho después del sitio de Jerusalén del año 70. El año 65+ es demasiado pronto.

I. Existe un hecho: Juan explicita mucho más la situación de decadencia y debilidad de tanto el Pueblo Elegido por Dios (asesinos, mentirosos, orgullosos,soberbios, rebeldes), como de la Comunidad Apostólica elegida por Jesús (Judas, Pedro, Tomás, dispersión de los apóstoles, su dureza. traición hasta el asesinato, miedo, cobardía, incredulidad, faltos de entendimiento...).

Para explicitar ello, se requiere la desaparición de la generación de judíos del años 30 por exterminio o esclavitud, a fin de evitar problemas con las autoridades religiosas, civiles y políticas, junto con las sectas y divisiones judías: éstas ya estarían exterminadas por muerte, esclavitud y exilio durante la redacción del Evangelio de San Juan por los años 90.

Juan, liberado de los peligros de la deicida generación judía de los 30, que había oído pero condenado a Jesús, ya no debe de silenciar detalles que molesten a personas o a los sentimientos por su crudeza, como sucede con Lucas, por ejemplo. Juan compuso, por tanto, a +60 años de la generación judía deicida, y a +20 años del exterminio de la generación rebelde secesionista.

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DIG: No se puede hablar de "generación judía deicida". Por una parte, la expresión es demasiado amplia, porque quienes participaron en la condena a muerte de Jesús fueron sólo algunos judíos (algunas autoridades y algunos de sus seguidores). No pocos judíos de esa generación se hicieron cristianos; y otros quizás fueron indiferentes a Jesús, o al menos no apoyaron su muerte. Por otra parte, la expresión es demasiado estrecha, porque Cristo murió a causa de los pecados de todos los hombres de todos los tiempos, no sólo los judíos de su tiempo. Hecha esa salvedad, me parece que tu tesis de que se requirieron 60 años para asimilar unos hechos históricos que eran bien conocidos por todos los primeros cristianos, incluso los de origen judío, y que fueron aludidos por muchos escritos del Nuevo Testamento que en tu hipótesis serían muy anteriores al cuarto Evangelio, es arbitraria y subjetiva.

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II. También se necesita una generación de católicos que pueda soportar la doble decepción inicial sobre los judíos y los apóstoles:

1. Que el Pueblo Elegido, los judíos, se habían depravado hasta la bajeza moral más absoluta: ¿cómo puede Dios elegir a unos semejantes depravados deicidas inmorales como su Pueblo Elegido, si Él lo sabe y puede todo?

2. Que la Comunidad Apostólica estaba formada por un traidor y ladrón (Judas), y por una serie de fatuos (Pedro), cobardes y débiles (el resto) o incrédulos (Tomás), que no entendían casi nada durante la predicación y les fue muy duro de creer aún después de la resurrección : ¿cómo puede Jesús elegir tal Comunidad de traidores, ladrones, débiles y cobardes para el momento de su muerte? ¡Dios es un incompetente en elegir tanto a su Pueblo como a sus Apóstoles!

(Lucas detalla los dos discípulos de Emaús como necios y tardos de corazón, lo que indica ya una mayor lejanía de la generación de los años 30, lo que indica que éste sí se redacto en los 65+, o sea, a +30 años de la generación deicida).

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DIG: Primero, una acotación. La Iglesia aplica también a la infidelidad de los cristianos las frecuentes invectivas de la Escritura contra la infidelidad del Pueblo Elegido. Segundo, también esta supuesta necesidad de un largo tiempo de desarrollo antes de escribir los Evangelios (o al menos el cuarto Evangelio) es arbitraria y subjetiva. Más bien ocurrió algo inverso. El Evangelio que más subraya los defectos y errores de Pedro es el Evangelio de Marcos, que en el fondo es el Evangelio de Pedro. Los mismos Apóstoles, por su humildad, subrayaron sus limitaciones. No es algo que pudieran haber inventado unas comunidades cristianas "creativas" con posterioridad.

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En mi opinión,

- tenemos la supuesta Fuente Q escrita ya durante la predicación de Jesús con sus apóstoles en el año 30, presuntamente por Mateo con la posible ayuda del resto de apóstoles. Primera fuente del Evangelio de San Juan.

- luego, los materiales históricos propios de San Juan, que lógicamente, también proceden de los años 30.

- finalmente, creo que la parte teológica del Evangelio de San Juan sólo puede proceder de la inspiración del Espíritu Santo, incluido el discurso de Jesús durante la Santa Cena.

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DIG: El Espíritu Santo, según la promesa de Jesús, recuerda las enseñanzas de Jesús (y ayuda a entenderlas). No es portador de una Revelación nueva.
05/05/17 6:08 PM

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