Una utopía materialista: el transhumanismo

¿Qué es el transhumanismo?

Existen muchas definiciones del transhumanismo. Por ejemplo, la World Transhumanist Association (Asociación Transhumanista Mundial) dio las siguientes dos definiciones de transhumanismo: “1- El movimiento intelectual y cultural que afirma la posibilidad y la deseabilidad de mejorar fundamentalmente la condición humana a través de la razón aplicada, especialmente desarrollando y haciendo disponibles tecnologías para eliminar el envejecimiento y mejorar en gran medida las capacidades intelectuales, físicas y psicológicas. 2- El estudio de las ramificaciones, promesas y peligros potenciales de las tecnologías que nos permitirán superar limitaciones humanas fundamentales, y el estudio relacionado de las materias éticas involucradas en desarrollar y emplear tales tecnologías.”

Estas definiciones pueden dar la impresión de que el transhumanismo es algo inocuo o incluso positivo. Por eso propondré mi propia descripción de esta nueva ideología: el transhumanismo es una utopía materialista que pretende utilizar medios tecnológicos para transformar al ser humano en algo más que humano. Los transhumanistas conciben lo transhumano como una etapa de transición hacia lo posthumano. El símbolo que representa al transhumanismo (H+) manifiesta claramente esa voluntad de autotrascendencia. Para captar rápidamente la esencia del transhumanismo, conviene considerar que la gran mayoría de los transhumanistas aspira a que el progreso tecnológico permita al hombre alcanzar la inmortalidad. Además, los transhumanistas imaginan que en una sociedad transhumanista la esperanza de vida promedio superaría los 120 años y en general las personas estarían dispuestas a reemplazar sus órganos sanos por dispositivos artificiales, a fin de mejorar sus capacidades físicas o psíquicas. Con base en su fe progresista y cientificista, los transhumanistas creen firmemente que estas cosas ocurrirán, más pronto o más tarde.

Concluiré esta somera descripción del transhumanismo citando parte de un artículo de Wesley J. Smith: The Materialists’ Rapture (El rapto de los materialistas), publicado el 28/06/2013 en la excelente revista norteamericana First Things. La traducción es mía.

“Los proselitistas del ‘transhumanismo’ afirman que, a través de las maravillas de la tecnología, tú o tus hijos vivirán para siempre. No sólo eso, sino que dentro de décadas tú serás capaz de transformar tu cuerpo y tu consciencia en una infinita variedad de diseños y propósitos: una evolución auto-dirigida que conduce al desarrollo de ‘especies post-humanas’ con superpoderes semejantes a los de personajes de comics. En verdad, un día seremos como dioses: ‘En el futuro distante’, suspiró el biólogo de Princeton Lee Silver en su libro Remaking Eden [Rehaciendo el Edén], nos convertiremos en ‘seres mentales’ inmortales tan ‘diferentes de los humanos como los humanos lo son de los gusanos primitivos con cerebros diminutos que por primera vez se arrastraron a lo largo de la superficie de la tierra’.

El extraordinario inventor Ray Kurzweil es probablemente el proponente más famoso del transhumanismo. Kurzweil, quien ahora es el jefe de ingeniería de Google, predice que ‘la Singularidad’, un ‘punto de inflexión’ adveniente de aceleración tecnológica exponencial, desencadenará una cascada imparable de avances científicos que conducirá a la inevitable superación de la muerte física. Kurzweil predice que la inmortalidad humana estará aquí hacia 2045, alcanzada por medio de la carga de nuestras mentes en computadoras. ‘Tendremos cuerpos no-biológicos’, profetizó, ‘que nos permitirán vivir en una realidad virtual que será tan realista como la realidad real’.

Otros proyectos transhumanistas incluyen la ingeniería genética de embriones para producir niños mejorados, la vida en una conciencia de grupo y la alteración radical del cuerpo para expresar mejor la hiper-individualidad.” (Wesley J. Smith).

Dentro del transhumanismo existen distintas corrientes (abolicionismo, extropianismo, inmortalismo, posgenerismo, singularitarianismo, tecnicismo, tecnogaianismo, transhumanismo democrático, transhumanismo libertario), pero en esta primera aproximación no puedo entrar a analizarlas.

 

¿Qué tanto se ha desarrollado el transhumanismo?

Los primeros autodenominados transhumanistas se reunieron formalmente a principios de 1980 en la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), que se convirtió en el centro principal del pensamiento transhumanista. 

En 1998 los filósofos Nick Bostrom y David Pearce fundaron la World Transhumanist Association (WTA), una organización internacional no gubernamental que trabaja por el reconocimiento del transhumanismo como un objeto legítimo de la investigación científica y la política. En 1999, la WTA redactó y aprobó la Declaración Transhumanista. En 2008 la WTA cambió su nombre por Humanity+. En ese entonces contaba con unos 5.000 miembros. A la fecha Humanity+ tiene su sede central en Los Ángeles y cuenta con casi 10.000 miembros y tres instituciones afiliadas, es decir instituciones que buscan trabajar juntas con Humanity+. Se trata del Singularity Institute, el Foresight Institute y la Mormon Transhumanist Association. Según su actual constitución, Humanity+ tiene la forma jurídica de una empresa: Humanity+, Inc. Su sitio web tiene el siguiente lema: “No limites tus desafíos. Desafía tus límites.”

Actualmente Humanity+ cuenta con 58 capítulos o grupos locales: 23 en los Estados Unidos y 35 en otros 30 países (contando como países a América Latina y a Second Life). En América Latina hay un capítulo en vías de organización, denominado Asociación Transhumanista. Esta asociación tiene en Yahoogroups foros de discusión correspondientes a 17 países de América Latina, incluyendo a Argentina pero no a Uruguay. Sin embargo, la portada del sitio web de la Asociación Transhumanista muestra las banderas de diez países de América Latina, incluyendo a Uruguay.

Por otra parte, existen ya partidos políticos transhumanistas en unos 25 países de los cinco continentes. Esos partidos están agrupados en el Partido Transhumanista Global. En 2012 fue elegido en Italia el primer diputado transhumanista de la historia. Se trata de Giuseppe Vatinno, licenciado en física, periodista y profesor sobre energía y temas medioambientales en el Politécnico de Milán y en la Universidad La Sapienza de Roma.

El Partido Transhumanista de los EE.UU. fue fundado en 2015 y presentará un candidato a la Presidencia en las elecciones de este año. Su candidato (Zoltan Istvan) cree que "todos habremos cambiado y viviremos 500 años o más" en cuestión de un cuarto de siglo. Para esa fecha, no cree que vayan a existir los sexos ni las razas, así que las discriminaciones acabarán de un plumazo. Los úteros artificiales reemplazarán los partos naturales ("bárbaros y peligrosos médicamente", según Istvan) y podremos cambiarnos de sexo o de color de piel cada semana gracias al desarrollo de la nanotecnología, para que no nos aburramos de nosotros mismos. Istvan piensa que, con suficientes recursos, podemos dominar el envejecimiento dentro de una década. Propone gastar al menos un billón de dólares (o sea, un millón de millones de dólares) en diez años en la investigación de la extensión de la vida.

En Internet es posible encontrar muchas noticias que permiten evaluar el grado de difusión que ha alcanzado ya el transhumanismo. Me limitaré a citar una de esas noticias, que me parece muy ilustrativa.

En 2012 se informó que la Asociación Iberoamericana de Criopreservación (que agrupa a 50 investigadores españoles) planea instalar en Madrid el primer cementerio español dedicado a la criogenización, como alternativa a los servicios funerarios tradicionales. En dicho cementerio (o, como prefieren llamarlo, “albergue de pacientes”, ya que consideran que no trabajan con seres definitivamente muertos), se conservarían los cadáveres para poder aprovechar los futuros avances médicos. Según su teoría, cuando uno fallece por una enfermedad, se lo congela, y si en un futuro se encuentra la cura a esa enfermedad, se lo descongela. En los EE.UU. unas 50 personas fallecidas se sometieron a la criogenización en 2011. En España más de cien personas estaban interesadas en la criopreservación de sus restos mortales. Según el autor del artículo que estoy refiriendo, los mayores problemas de esa técnica son su elevado costo (100.000 euros) y que no existe ninguna garantía de que funcione correctamente. Aunque la ley española no ampara expresamente el enterramiento de personas en cápsulas de criogenización, la asociación referida quiere aprovechar el vacío legal para continuar con su proyecto. Sin embargo, hay quienes cuestionan éticamente esa técnica y se prevé que la OMC estudie si esa práctica es éticamente lícita.

 

¿Cuáles son las raíces y las conexiones ideológicas del transhumanismo?

El transhumanismo es una ideología evolucionista. Según el transhumanismo, la evolución, que en el pasado hizo surgir la vida no consciente a partir del universo inanimado y la humanidad a partir de la vida no consciente, transformará a la humanidad primero en la transhumanidad y después en la posthumanidad. Es fácil ver que el darwinismo y el darwinismo social figuran entre las principales raíces ideológicas del transhumanismo.

Hacia mediados del siglo XIX la selección natural fue descubierta de forma simultánea e independiente por dos biólogos británicos: Charles Darwin y Alfred Wallace. Darwin era partidario del naturalismo filosófico, es decir de la doctrina que niega la existencia de lo sobrenatural o bien su influencia en nuestro mundo. En cambio Wallace creía en el diseño inteligente de los seres vivos. El establishment científico de la Inglaterra victoriana, firmemente inclinado hacia el naturalismo filosófico, apoyó a Darwin y dejó que la obra de Wallace cayera en el olvido. Thomas Huxley, apodado “el bulldog de Darwin”, fue el principal difusor del darwinismo en Inglaterra, pese a que en privado manifestaba dudas sobre un aspecto central de la teoría darwinista: el gradualismo de la evolución. Huxley logró convencer a muchos de que la ciencia y la religión estaban absoluta e inevitablemente enfrentadas con respecto a la teoría de la evolución; y de que la ciencia darwinista representaba la derrota definitiva de la religión, y especialmente del cristianismo.

El darwinismo social combinó la obra de Herbert Spencer con la teoría darwinista de la evolución, sosteniendo que la lucha por la supervivencia del más apto se da también dentro de las sociedades humanas. Contribuyó a dar un barniz científico a las teorías racistas en boga hacia fines del siglo XIX y fue el principal sustento intelectual del movimiento eugenésico, que buscó mejorar la raza humana por medios análogos a los empleados en la cría de perros o caballos. Los eugenistas pretendían favorecer la reproducción de los seres humanos juzgados por ellos como más aptos y obstaculizar o incluso impedir la reproducción de los juzgados por ellos como menos aptos. Charles Darwin expresó ideas racistas y eugenésicas en su libro El origen del hombre, de 1871.

Francis Galton, primo de Charles Darwin, fundó la Sociedad Eugenésica Británica en 1907. De 1911 a 1928 dicha Sociedad fue presidida por Leonard Darwin, economista y octavo hijo de Charles Darwin. También otros tres hijos de Charles Darwin fueron miembros de la Sociedad Eugenésica. El matemático Charles Galton Darwin, nieto de Charles Darwin y ahijado de Francis Galton, presidió la Sociedad Eugenésica durante seis años a mediados del siglo XX. Julian Huxley, nieto de Thomas Huxley, presidió la misma Sociedad de 1959 a 1962. Antes había sido el primer Director General de la UNESCO. Pese a ser no creyente, apoyó la difusión de los escritos del P. Pierre Teilhard de Chardin y escribió el prólogo de su libro principal, El fenómeno humano.

Como el darwinismo social, el transhumanismo pretende que el hombre tome las riendas de la evolución y busque deliberadamente mejorar o trascender la naturaleza humana. Y, como el movimiento eugenésico, el movimiento transhumanista pretende utilizar la ciencia y la tecnología para alcanzar su objetivo de mejorar la raza humana.

La mayoría de los transhumanistas son ateos o agnósticos, pero existe una minoría de transhumanistas creyentes. La mayoría de esa minoría se inscribe dentro de la espiritualidad New Age. Entre la New Age y el transhumanismo existen no pocas afinidades. Los partidarios de la New Age (o Nueva Era) esperan la próxima llegada de la Era de Acuario, en la cual los hombres ascenderán a un nuevo nivel de consciencia. Los transhumanistas esperan algo parecido, aunque se proponen alcanzarlo por medio de la ciencia y la tecnología, en lugar de las técnicas de meditación orientales. Probablemente no sea casualidad que tanto la New Age como el transhumanismo hayan tenido su primer centro de irradiación en California.

El transhumanismo y la ideología de género tienen muchos puntos de contacto. Por ejemplo, ambas ideologías sueñan que el progreso científico permitirá crear úteros artificiales, liberando a la mujer de la carga de la maternidad, y permitirá “cambios de sexo” más “perfectos” que los actuales.

Por último señalaré un punto de contacto entre el transhumanismo y el ecologismo radical animalista. Como este último, algunos transhumanistas buscan abolir el sufrimiento en todos los seres vivos capaces de sentir dolor.

 

¿Cuáles son los principales peligros del transhumanismo?

Muy sensatamente, Francis Fukuyama ha calificado al transhumanismo como “la idea más peligrosa del mundo”. En realidad, los peligros del transhumanismo son tantos que me es difícil elegir los principales; pero haré el intento.

La técnica, aunque a priori es moralmente ambivalente, es en términos generales algo muy bueno, porque responde a la vocación humana al trabajo y el desarrollo. Para contribuir auténticamente al desarrollo humano, la técnica debe respetar la verdad del hombre; pero si no respeta la naturaleza humana, la técnica se convierte en una grave amenaza contra el mismo ser humano, en sus dimensiones individual y social. La grave amenaza de un progreso técnico amoral no es una mera posibilidad teórica sino una triste realidad que hiere seriamente a nuestra actual civilización. Si extrapolamos simplemente la actual tendencia a un desarrollo técnico mayormente desvinculado de la ley moral natural, nos enfrentamos a la oscura perspectiva de una sociedad cada vez más deshumanizada.

Esa tendencia se muestra hoy con máxima claridad en el ámbito de la bioética. En su encíclica Caritas in Veritate, el Papa Benedicto XVI dijo lo siguiente: “En la actualidad, la bioética es un campo prioritario y crucial en la lucha cultural entre el absolutismo de la técnica y la responsabilidad moral, y en el que está en juego la posibilidad de un desarrollo humano e integral. Éste es un ámbito muy delicado y decisivo, donde se plantea con toda su fuerza dramática la cuestión fundamental: si el hombre es un producto de sí mismo o si depende de Dios. Los descubrimientos científicos en este campo y las posibilidades de una intervención técnica han crecido tanto que parecen imponer la elección entre estos dos tipos de razón: una razón abierta a la trascendencia o una razón encerrada en la inmanencia. Estamos ante un aut-aut decisivo” (74).

La ideología transhumanista infunde nuevos bríos a esa tendencia funesta. La biotecnología divorciada de la ética está empeñada en una tarea de deshumanización que C. S. Lewis, en el título de uno de sus libros, denominó La abolición del hombre, o sea de la naturaleza humana y, por consiguiente, de la humanidad. Éste es, por otra parte, el objetivo explícito del transhumanismo.

La extrapolación de las tendencias presentes en la actual “cultura de la muerte”, máxime si son potenciadas por el transhumanismo, nos enfrenta a un futuro posible muy inquietante, anticipado en la notable novela (yo diría profética) de Aldous Huxley, Un mundo feliz, que hace más de 80 años previó el advenimiento de una sociedad hedonista, masificada y clasista, marcada por la manipulación del origen de la vida humana, por medio de la clonación. De proseguir el curso actual, el ser humano se convertirá en un producto industrial más, comprable y vendible por catálogo. De paso, dejo constancia de que Aldous Huxley era hermano de Julian Huxley.

Entre los innumerables aspectos moralmente ilícitos o al menos problemáticos de la actual revolución biotecnológica, me detendré aquí en uno, los intentos de hibridación, citando el numeral 33 de la Instrucción Dignitas Personae de la CDF, de 2008: “Recientemente se han utilizado óvulos de animales para la reprogramación de los núcleos de las células somáticas humanas –generalmente llamada clonación híbrida– con el fin de extraer células troncales embrionarias de los embriones resultantes, sin tener que recurrir a la utilización de óvulos humanos. Desde un punto de vista ético, tales procedimientos constituyen una ofensa a la dignidad del ser humano, debido a la mezcla de elementos genéticos humanos y animales capaz de alterar la identidad específica del hombre. El uso eventual de células troncales extraídas de esos embriones puede implicar, además, riesgos aún desconocidos para la salud, por la presencia de material genético animal en su citoplasma. Exponer conscientemente a un ser humano a estos riesgos es moral y deontológicamente inaceptable.”

Por último diré que la afanosa búsqueda de la inmortalidad por medio de la ciencia y la tecnología, además de estar destinada al fracaso, probablemente produciría grandes injusticias sociales. Las enormes sumas de dinero requeridas para llevar la esperanza de vida promedio a 100 años en los países desarrollados estarían infinitamente mejor invertidas en el combate a la malaria y muchas otras enfermedades que matan cada año a millones de personas en los países subdesarrollados. Además, el envejecimiento radical de la población o de parte de ella generaría terribles problemas sociales en los mismos países desarrollados.

 

Reflexiones finales

Las premisas materialistas del transhumanismo vician gran parte de sus propuestas. Para el materialista, en el fondo no hay una diferencia esencial entre el ser humano y los seres vivos irracionales, y tampoco entre éstos y los seres inanimados. En última instancia, de ese error inicial provienen la negación del libre albedrío en el hombre y la confusión entre la inteligencia humana y la “inteligencia artificial” de las computadoras o los robots. Dicho de forma clara y simple: no es posible “subir” mi mente a una computadora. Un programa de computadora que simulara mi forma de pensar, de hablar y de actuar no sería mi mente; no sería yo. Es completamente absurdo buscar la inmortalidad por esa vía.

Permítanme terminar esta ponencia con una reflexión teológica cristiana. La causa primera del divorcio entre la tecnología y la moral es el pecado original. En el relato bíblico del pecado original, Adán y Eva se dejaron seducir por el deseo de llegar a ser como dioses obrando contra la voluntad de Dios. El pecado original no residió en que Adán y Eva quisieran ser como dioses, pues Dios mismo los había creado a su imagen y semejanza y los había llamado a ser sus hijos, sino en que comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, el único que Dios les había prohibido comer. Su pecado tampoco consistió en querer conocer el bien y el mal, sino en querer determinar arbitrariamente el bien y el mal para ellos mismos. Adán y Eva desoyeron la ley moral inscrita en su propia conciencia y obraron en contra de su misma naturaleza. Quisieron ser felices al margen de Dios o en contra de Dios, cosa imposible.

Se podría decir que el dogma del pecado original es el único dogma cristiano que es susceptible de una cuasi-comprobación empírica. En efecto, es fácil constatar que, en el ámbito de nuestra experiencia, rige lo que podríamos llamar “la ley de la culpabilidad universal”. Todos nosotros, con nuestras culpas leves o graves, contribuimos a embrollar las cosas en todos los niveles.

La Biblia vincula el origen de la técnica con la descendencia de Caín (cf. Génesis 4,22) y asocia una portentosa obra técnica (la construcción de la torre de Babel: Génesis 11,1-9) con un momento importante en la historia del pecado. Esto nos indica que, en el hombre caído por el pecado, el poderío técnico puede convertirse en una herramienta muy eficaz de alienación y de desunión social. Esto se aprecia claramente en el caso del transhumanismo.

El movimiento transhumanista pretende vencer el dolor y la muerte y crear un Cielo en la Tierra, por medio de las solas fuerzas naturales del hombre, en un intento de compensar la pérdida de la fe religiosa con un sucedáneo materialista. Ofrece al hombre la salvación y la vida eterna sin necesidad del perdón de Dios ni de la conversión moral, sin necesidad de dogmas, sacramentos u oración. No es difícil escuchar en la pseudo-religión transhumanista un eco de la mentira de la serpiente en el jardín del Edén: “Seréis como dioses…” Mentira que apela en primer lugar a nuestra soberbia, pero también a nuestra pereza y miedo. Por ejemplo, ¿para qué esforzarme por ser un buen atleta si puedo correr más rápido y sin esfuerzo con piernas artificiales? ¿Y cómo me animaré a sacrificar mi vida por una causa noble si la vida terrena es para mí el valor supremo?

Hay una pequeña minoría de transhumanistas que son cristianos. Esos cristianos se afilian a las tesis del protestantismo liberal, infiltradas en el catolicismo bajo el nombre de modernismo o progresismo. Por lo dicho hasta aquí, es evidente que esos cristianos incurren en la herejía pelagiana, pues creen que el hombre se salva por sus solas fuerzas, sin necesidad de la gracia de Dios. Vale la pena volver a considerar aquí a Teilhard de Chardin, quien tenía una visión de la evolución muy semejante a la del transhumanismo. Según Teilhard, la evolución misma, por su propio ímpetu, tiende de la cosmogénesis a la biogénesis, de la biogénesis a la noogénesis, y de la noogénesis a la cristogénesis, por medio de la convergencia de la humanidad en Cristo, el Punto Omega. No en vano Teilhard, que esperaba que el cristianismo diera lugar a una nueva religión superior, es el teólogo que más ha influido en los pensadores de la New Age.

En cambio, los verdaderos cristianos creemos que Nuestro Señor Jesucristo, único Redentor del hombre y Salvador del mundo, es también el Salvador de la ciencia y de la técnica, y que, para superar la actual crisis moral de nuestra civilización técnica, necesitamos ante todo personas y comunidades santas, que, siguiendo a Cristo, impulsados por su Espíritu, vayan por la Cruz a la Luz.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Montevideo, 14 de agosto de 2016

2° Congreso Rioplatense por la Vida y la Familia


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14 comentarios

  
Miguel Antonio Barriola
¡Vaya "progreso", "adelanto", "novedad de horizontes", que se traen estos científicos, ansiosos de corregirle la plana a Dios!
¡Los monstruos que saldrán, se llegan a implementarse semejantes planes!
Si..."quod natura non dat, Salamantica non praestat", ¿Que habrá que decir de lo que "da la antinaturaleza", pero se lo estropea,dejado a imaginaciones tipo Frankenstein?
Por de pronto, está claro, que será colosalmente arduo superar en sabiduría al Creador mismo del ser humano, que "varón y mujer los creó".
Y,si bien, el mismo Hacedor del cosmos y su historia todo lo entregó en manos del rey de la creación, el ser humano, no lo dejó a su capricho, sino para avanzar dentro de los sanos cauces, por ÉL MISMO fijados y a desenvolver en el futuro. Nunca abandonado, repetimos, a fantasías monstruosas y contrarias a los designios primordiales y vigentes perennemente.
15/08/16 2:14 PM
  
Noemi
Me llama la atencion lo de "cambiar de color de piel o sexo ... Para no aburrirnos de nosotros mismos." La verdad es que la idea de la vida que tienen estas personas es mas bien aburrida.
15/08/16 2:45 PM
  
Albert L
Ya había leído al director de ingeniería de Google, que dice que en 30 años la vida ilimitada sería posible. En un principio achaqué esa majadería a algún exceso etílico o similar. El número de los necios es infinito, como dice la Biblia
15/08/16 2:51 PM
  
Francisco Javier
"Sereis como dioses" la serpiente desde el Genesis promoviendo el ateismo, materialismo, desobediencia a Dios y soberbia humana.
15/08/16 5:40 PM
  
juvenal
Si fuese usted diabético, ¿renunciaría a ser tratado con insulina producida por bacterias modificadas con ADN humano como se hace actualmente?

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DIG: Su pregunta no viene al caso. Saludos.
15/08/16 8:04 PM
  
JUAN NADIE
DANIEL IGLESIAS
Da la impresión de que usted se opone a la mejora de condiciones de vida por medio de la técnica.
Entiendo que ese transhumanismo como ideología no es católico, pero por otra parte, si se logran avances sustanciales para mejorar la calidad de vida y su duración, no veo donde esta el problema siempre que no sea a costa de embriones humanos o de experimentos quiméricos. En el fondo desde hace dos mil años la medicina lo que viene haciendo es eso mejorar nuestra calidad de vida y nuestra supervivencia.
¿Qué hay gente que se quiere criogenizar?, si no son creyentes, alla ellos. ¿Qué creen que es posible superar la muerte? tal como la conocemos hoy en día, allá ellos. Pero si en el camino se avanza hacia una mayor calidad de vida o longevidad ¿deberíamos rechazar esos avances siempre que sean éticos?

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DIG: Su impresión es errónea. Nada de lo dicho en mi ponencia rechaza los usos éticamente legítimos de la ciencia y de la técnica.
16/08/16 9:16 AM
  
JuanM
Nunca me creí que USA, Gran Bretaña o la URSS lucharan contra el nazismo por razones ideológicas.
16/08/16 12:34 PM
  
Yack
La iglesia ya inventó el transhumanismo hace mucho tiempo. Nos prometió vida y felicidad eterna si rezábamos, íbamos a misa y hacíamos lo que ellos querían. Es comprensible que cuando alguien, como los transhumanistas, ofrezcan lo mismo, pero de verdad, en esta vida y sin tener que obedecer obligaciones absurdas, se sientan inquietos y hagan todo lo posible por desacreditarlos.

Saludos.

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DIG: 1) La Iglesia no inventó la creencia en el más allá. Los seres humanos han creído en una vida de ultratumba desde la más remota prehistoria. El primer estado ateo fue la URSS (1917).

2) Hay bibliotecas enteras de apologética que exponen los motivos racionales de credibilidad de la fe católica en Dios, en Cristo y en la Iglesia. No los puedo resumir aquí, pero he expuesto unos cuantos de esos motivos en mis libros y en este blog.

3) Las normas de la moral cristiana no son absurdas. En lo esencial (ley moral natural) se pueden conocer por la sola razón natural, sin el auxilio de la fe. Y de hecho todos los pueblos conocen y valoran las principales normas de esa ley moral: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no mentirás.

4) Son los materialistas (liberales, marxistas, transhumanistas, etc.) los que nos hacen una promesa sin fundamento racional alguno: el Cielo en la tierra.
16/08/16 2:42 PM
  
Jordi
Un buen artículo.

Se resume, quizás, en dos:

1. El viejísimo "seréis como dioses" aplicado al actual estado de la ciencia y la tecnología

2. La selección artificial y dirigida de los humanos realizada por multinacionales: otro utopismo más, junto con la ideología de género y transgénero, que dejará por el camino a muchos infelices y defraudados


Por cierto, en relación con la selección darwiniana, parece que ni los propios darwinistas ya se la creen, al menos tal como fue formulada por Darwin el 1859.

En su gran libro -sobre todo en tamaño- de "La estructura de la teoría de la evolución", sobre la macroevolución y el desarrollo histórico de la teoría de la evolución, de Stephen Jay Gould, en su conclusiones, deduzco yo que Gould ve la necesidad de añadir más teorías a la primigenia hipótesis darwinista original: habla de la contingencia (grandes extinciones, azarosas), y no está satisfecho de las explicaciones que se dan sobre la macroevolución.

Me da la sensación de que Gould solicita más hipótesis "tapagujeros" a un hecho evidente: que la evolución darwinista, basada en la selección natural, carece de una teoría físico-química que dé detalle de todos los procesos, de experimentos de laboratorio universalmente contrastados y de simulaciones informáticas que apliquen todo lo anterior.

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DIG: Gould propuso su propia teoría de la evolución (el "equilibrio puntuado"), que tampoco pudo resolver los abismales problemas que enfrenta toda teoría de la evolución biológica sin diseño inteligente.
16/08/16 10:58 PM
  
Gringo
Si como resultado de la mezcla genética de humanos y otras especies, tenemos personas capaces de reproducirse y tener descendencia fértil con otros humanos, entonces seguirían siendo de nuestra misma especie.
No es tan terrible lo de tener ADN no humano porque eso ya nos lo da la naturaleza por la evolución: el ADN mitocondrial del Homo sapiens proviene de las bacterias.

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DIG: Si ese ADN está en el Homo sapiens, no es no-humano, sino humano.

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Si por el contrario no pudieran tener descendencia fértil con otros Homo sapiens, habríamos creado una nueva especie en un laboratorio, precisamente lo que siempre exigen los escépticos de la evolución.

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DIG: Yo no soy escéptico de la evolución, ni exijo a nadie que cree una nueva especie en laboratorio. Soy escéptico de la evolución ciega, puramente aleatoria, sin diseño inteligente, no planeada ni guiada por inteligencia alguna. Una nueva especie creada en laboratorio no sería de ninguna ayuda para ese concepto de evolución ciega, porque esa nueva especie sería precisamente el resultado de un diseño inteligente (aunque, en este caso particular, no muy inteligente).
17/08/16 7:35 AM
  
Daniel Riquelme
No sé si viene al caso, pero tengo la sospecha de que los "milagros" que se le atribuirán al Anticristo provendrán todos del desarrollo tecnológico.

No será raro, por ejemplo, que se considere un verdadero "milagro" "resucitar" un muerto conservado por criopreservación. Más aún en un ambiente sin verdadera fe, pero espiritualista y supersticiosa como será, sospecho, la época en que reinará el Anticristo.

Saludos.
17/08/16 1:45 PM
  
Vicente Carreño Gil
¿Para qué queremos la inmortalidad sin Dios?
18/08/16 1:57 AM
  
Gringo
-El ADN mitocondrial es de origen bacteriano. Es "humano" porque está presente en nuestro cuerpo, pero con el no se podría clonar a una persona, eso sería posible con el ADN nuclear.

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DIG: El ADN mitocondrial de los seres humanos es humano, independientemente de su origen evolutivo.

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-No conozco a nadie que crea en un evolucionismo ciego, en el sentido de que no sabe a dónde va y no tiene objetivo y todo es puro azar. Eso es una caricatura de los escépticos.
La evolución tiene el objetivo de la supervivencia, y para eso están el azar y la selección natural.

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DIG: Ya te he explicado antes infinitas veces que, de los dos elementos del mecanismo darwinista de la evolución (mutaciones genéticas aleatorias y selección natural) sólo uno (las mutaciones) tiene un rol creativo, mientras que el otro (selección natural) tiene un rol meramente destructivo. Es decir, según la actual teoría darwinista de la evolución, todas las nuevas variantes biológicas surgen debido a las mutaciones genéticas aleatorias, es decir por azar. La selección natural se limitaría a eliminar las variantes menos aptas, favoreciendo la supervivencia de las más aptas. Esto no es ninguna caricatura, sino una descripción objetiva de la teoría darwinista. Y es claro que los darwinistas niegan la existencia de un diseño inteligente y de una finalidad en la naturaleza. Es decir, defienden un evolucionismo "ciego", en el sentido expuesto.

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-Hay gente que opina que no se puede pasar de una especie a otra, salvo por milagro divino. Curiosamente ponen el grito en el cielo ante la posibilidad de crear una nueva especie no humana.
Pues si no es posible no deberían preocuparse.

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DIG: Nunca he dicho que la macroevolución sea imposible. He dicho innumerables veces que la macroevolución sin diseño inteligente es imposible.

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-Hablando con propiedad realmente todos los animales tenemos el mismo código genético y el mismo ADN, lo que nos diferencia es la manera en que está combinado es decir: el genoma.
Como decir que todos los libros escritos en español usan las mismas letras del mismo abecedario, pero combinadas de forma distinta.
Tener algo de ADN de otras especies no es algo monstruoso, ni humillante, siempre y cuando se usara para algo beneficioso, por ejemplo inmunidad frente a determinadas enfermedades.

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DIG: Todos los libros escritos en español usan las mismas letras, pero no todos tienen el mismo valor. Hay libros más valiosos que otros. Y el ser humano, por su alma espiritual, es infinitamente más valioso que los animales.

No todo acto de ingeniería genética es moralmente ilegítimo. Tratar de curar una enfermedad es en principio algo bueno. Pero jugar con genes cuya función no comprendemos totalmente puede ser peligroso. Por otra parte, mi ponencia no denuncia eso, sino los intentos de hibridación o de construir "quimeras". Es algo muy distinto. No quiero seguir discutiendo aquí asuntos ajenos a mi ponencia.
18/08/16 6:50 PM
  
Cos
"Tenemos tres cerebros, el reptiliano, el límbico y el neocórtex. Ahora vamos a crear un cuarto cerebro, un exocórtex en la nube, que va a ser distribuido y descentralizado, como lo es Internet, al cual nos conectaremos sólo si queremos. La nube será un cerebro increíblemente rápido y grande. Y lo que vendrá después es el fin de la edad humana, es algo que entra en el campo de la ciencia ficción, porque no sabemos qué va a ocurrir con la singularidad tecnológica. Vamos a ser parte de una inteligencia colectiva en la que desapareceremos como seres humanos independientes. Y no es algo tan raro: somos los descendientes de bacterias y de organismos unicelulares que hace millones de años decidieron juntarse y crear organismos multicelulares. Nos vamos a convertir en las células de un organismo mayor, de un cerebro planetario. Nosotros hablamos del despertar del universo, y la unidad máxima del universo será el computronium".

José Luis Cordeiro. La mente colmena, Silicon Valley, la Universidad de la Singularidad, Google, NASA y millones de dólares. http://www.youtube.com/watch?v=Y_-KyXZb86Q

Lo más gracioso de todo es que quieren inventar algo de lo que lo desconocen todo. Solo saben lo que no es: ni humano ni fiel a Cristo.

También recuerda a la vieja tragicomedia del mundo oírles hablar de pueriles patrones que no pasan de lo anecdótico, eso sí salpimentados adecuadamente con las técnicas pertinentes de lo más contemporáneo de las propagandas: No habrá dolor, no habrá cansancio, no habrá discriminación -ya avisé, son de lo más modennos-, trabajarán los robots y usted podrá pasar dos meses consecutivos en un resort de la costa maya. En mi pueblo, los más viejos del lugar, a estas alturas, ya estarían con la mosca detrás de la oreja -"algo querrán a cambio"- Algo querrán a cambio ¿no? Sí... Tu alma.

En realidad, en mi opinión, el transhumanismo ya está cómodamente instalado en las sociedades avanzadas. El transhumanismo está determinado por la acción deconstructiva sobre el ser humano. El ejemplo más perverso y ostensible: el aborto.

Parir es un acto bárbaro, nosotros le robaremos la maternidad y destruirenos a su familia. Eso sí, el nuevo software de la oficina administrativa ha minimizado el índice relativo de errores y se muestra con usted siempre amable. Hoy puede quedarse una hora más durmiendo en casa. No ha de sentirse culpable.

¿Y por qué es bárbara la maternidad? Porque forma parte del viejo paradigma, hoy estamos con otro, somos muy modennos. La culpabilidad no es una categoría que concierna al devenir de la materia.

"Te pongo otro ejemplo, en Corea [del Sur], donde yo doy clase, están preparando una ley para otorgar derechos humanos a los robots en 10 años. Y hay una discusión porque hay quien dice que no pueden ser derechos humanos, que tienen que ser derechos robóticos superiores a los humanos".

¿Y por qué no son bárbaros los úteros artificiales? Ya sabes, no hay tanta sangre en el momento del parto. Vamos a liberar a las mujeres de esos nueve meses molestos de cambios de humor y náuseas. Les libraremos del dolor, usted no se preocupe, conéctese a la mente colmena, ahí está todo.

Gringo, la evolución darwinista es ciega, no tiene objeto, lo que pasa es que siempre se ha divulgado con el lenguaje que resultaba más oportuno ¿Y por qué los peces tienen aletas? Para poder nadar. Eso es lo que decían en el colegio. Lo adecuado sería decir: los peces tienen aletas y nadan, sin más ¿Comprendes ya el viejo paradigma? Ahora lo superaremos, ya no seremos esclavos de éste. Al fin y al cabo, la esclavitud no es una categoría aplicable al devenir de la materia. Todos esclavos, todos al fin felices, hijos todos nosotros de la ecuménica, cálida y generosa mente colmena.

¿Y por qué han de ser necesarios los partos? ¿No está determinado el nuevo paradigma por la inteligencia artificial, siempre más honesta e higiénica? Ya le he dicho que no se preocupe, usted estará conectado a la mente colmena incluso mientras está sentado plácidamente en el retrete ¿Y no tenía Borges un cuento llamado "Los inmortales" en el cual los habitantes de un extraño y recóndito pueblo construían escaleras que no iban a ningún sitio, puertas a las que no era posible acceder y otras arquitecturas de lo más absurdo mientras se revolcaban abatidos y hastiados entre la inmundicia...?
19/08/16 11:51 PM

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