29.05.10

Profesar, conocer, adorar

Homilía para la Solemnidad de la Santísima Trinidad (Ciclo C)

En la oración colecta de la Misa de la solemnidad de la Santísima Trinidad pedimos a Dios “profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa”.

Profesar la fe verdadera es confesarla, dejando que la palabra externa signifique lo que concibe la mente. En el Bautismo, se invita al que va a ser bautizado, o a sus padres y padrinos, a confesar la fe de la Iglesia. En el centro de esta confesión está el misterio de Dios: “La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad”, decía San Cesáreo de Arles. Y San Gregorio Nacianceno, al instruir a los catecúmenos de Constantinopla, afirmaba, sobre la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo: “Os la doy [esta profesión] como compañera y patrona de toda vuestra vida”.

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28.05.10

Mayo en el blog: La angustia del maestresala

La escena de Caná de Galilea es, ciertamente, sorprendente. Norberto, en esta aportación, construye una especie de novela histórica. La perspectiva se desplaza hacia quien menos podríamos sospechar: el maestresala. Pero, enseguida, irrumpe la figura de María y, con Ella, la de Jesús. Me he tomado la libertad de escoger el título.

La angustia del maestresala

(escrito por Norberto)

Si hubiera estado en su mano, si de él hubiera dependido, se habría esfumado, desaparecido, pues lo que estaba viendo no le parecía real, no podía contener la rabia, y de buena gana se subiría a un carro de fuego, como su compatriota Elías y desaparecería entre las nubes.

Maestresala, hijo de maestresala, y nieto y biznieto, en su familia sabían, conocían, tenían las dotes de organización de los acontecimientos, que tanto en la población como en la comarca, requerían de su buen hacer, de ahí que los novios recurrieran a sus servicios confiados en que su oficio era irreprochable.

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Mayo en el blog: Novena a Nuestra Señora del Carmen

Hoy me han llegado los primeros ejemplares de esta nueva publicación. Adjunto el texto de la introducción:


INTRODUCCIÓN

En su primera visita a España, en el encuentro con los hombres del mar celebrado en la compostelana Plaza del Obradoiro, el Papa Juan Pablo II se refirió al amor a la Santísima Virgen como “el mejor camino para llegar a Dios, siguiendo el impulso de la brisa favorable que hace avanzar la barca”. “Que la Virgen del Carmen – añadía - , cuyas imágenes se asoman a las rías que hacen la belleza de esta tierra gallega, os acompañe siempre. Sea Ella la estrella que os guíe, la que nunca desaparezca de vuestro horizonte. La que os conduzca a Dios, al puerto seguro” (9 de noviembre de 1982).

El 25 de marzo de 2001, el mismo Papa envió un “Mensaje a la Orden del Carmen con motivo de la dedicación del año 2001 a María”. En ese precioso documento, el Vicario de Cristo sintetizaba los grandes rasgos que caracterizan “la verdadera devoción a María, Estrella del mar y Flor del Carmelo”. Una devoción antigua, que nos remonta al bíblico monte Carmelo, al profeta Elías y a sus discípulos, y a los primeros tiempos del cristianismo.

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27.05.10

Dos nuevos libros

La editorial CPL, de Barcelona, acaba de sacar, en versión castellana y catalana, un nuevo libro mío: “La bondad de nuestro Dios. Treinta y un textos para la reflexión y la oración”. Para los lectores de “La Puerta de Damasco", esta obra les resultará familiar, ya que he aprovechado diversos post publicados aquí. El libro está organizado en seis partes, cada una de las cuales se compone de varios capítulos breves: I. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. II. En el corazón de la Iglesia. III. Fe, esperanza y caridad. IV. El combate cristiano. V. La muerte y la memoria. Y VI. La fuerza y la compañía.

Por su parte, la editorial CCS, de Madrid, ha publicado la “Novena a Nuestra Señora del Carmen”, que pretende ser una ayuda para la piedad popular, que tanto venera a la Virgen en esta advocación suya.

Guillermo Juan Morado.

26.05.10

Mayo en el blog: Una promesa y una sabia recomendación

Ángel me ha hecho llegar una nueva aportación para esta serie. De carácter testimonial. Evoca, con sencillez y con afecto, la estancia en un colegio religioso. Y recuerda una sabia recomendación de un sacerdote: Rezar, todos los días, el “Ave María". No es un mal consejo, aunque, a veces, el sueño impida terminar la oración.

Una promesa y una sabia recomendación

Escrito por Ángel

Por una serie de acontecimientos familiares que no me es dado revelar aquí, fue apoderándose de mí una idea que, a medida que ocurrían esas vicisitudes, iba creciendo en mi cabeza y en mi corazón.

Tenía yo once años, si hubiera pedido consejo sobre mis intenciones me lo hubieran prohibido - ¡estos niños tienen unas ideas…! - . Pero ese niño, al cabo de los años lo confirmo, era plenamente consciente del paso que iba a dar.

Era mediodía, yo solo, en el comedor principal de casa me planté ante Dios y, solemnemente, hice una promesa para toda mi vida.

Pasaron tres años, me enfrentaba al final de curso con su reválida correspondiente, y, ante el convencimiento del suspenso que me esperaba, mi buen padre me ofreció un viaje si aprobaba curso y reválida.

Al colegio yo asistía gratis total y esta gratuidad la ganaba durante los veranos atendiendo teléfono, puerta o haciendo recados. Los Sacerdotes de la comunidad se desvivían conmigo, éste me enseñaba la belleza de la cristalografía, aquél me imbuía de devoción eucarística, el otro me enseñaba a resolver crucigramas y el de más allá se empeñaba en explicarme como funcionaba una radio superheterodina de cinco válvulas. Fueron veranos inolvidables, todo el colegio para mí solo.

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