InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Archivos para: Agosto 2015, 21

21.08.15

Y tú, más

Acabo de leer una carta al Papa en la que veinte personas, que dicen que son teólogos, le piden al Romano Pontífice que apruebe la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar (civilmente) puedan acceder, sin más, a la comunión eucarística.

Los argumentos son un tanto pobres. No piden un cambio “dogmático” – no piden que lo que era verdad deje de serlo - , sino un cambio “pastoral”. Ya no sé qué significa eso. En nombre de la “pastoral” parece que cabe todo. Pero no puede caber todo si se trata de seguir a quien se definió a sí mismo como el Camino, la Verdad y la Vida.

Lo sensato sería que, si piden un cambio, pidiesen no un cambio pastoral, sino un cambio dogmático. Algo así como decir: “Hemos descubierto nuevos campos en el mapa de la verdad. Lo que considerábamos que era la verdad, no lo es en realidad. Por fidelidad a la misma, rogamos que se tenga como verdad lo que hasta ahora no se reconocía como tal". Eso sería más honrado.

Si ese punto no queda claro, no cabe invocar soluciones “pastorales”, suponiendo quizá que la “pastoral” sea algo así como las rebajas de la temporada. Las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio son muy claras: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.

Estas palabras son tan absolutas que no se prestan a mucha interpretación. Ni parecen ser unas palabras dependientes de un contexto cultural, ya que Jesús remite no a una cultura, sino al proyecto creador de Dios (“Al principio, no era así”).

La misericordia es un atributo divino. Que Dios es misericordioso significa que Dios está dispuesto a perdonarnos. Pero la misericordia no puede amparar la injusticia. Dios no puede decirnos, por ejemplo: peca y sigue pecando, roba y sigue robando, fornica y sigue fornicando. Dios sí nos dice que, a pesar de nuestros pecados, Él está dispuesto a perdonarnos. Pero si nosotros no nos burlamos de su misericordia, trataremos de dejar de hacer lo que no está bien, sino mal.

Comparar la indisolubilidad del matrimonio con la norma de la circuncisión tampoco es un argumento que me convenza.  La circuncisión no forma parte, que yo sepa, del orden de la creación. Era una norma, diríamos hoy, de derecho positivo, no de derecho natural. O sea, una norma que se puede cambiar.

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