Género y violencia contra la naturaleza humana y los demás

Luego del atentado del 8 de Marzo contra la Iglesia del Cordón, en Montevideo, la revistaAtentadoCordón “Umbrales” de los PP. Dehonianos ha publicado un artículo de Rosa Ramos acerca de la “perspectiva de género”.

Todos los subrayados en negrita son nuestros.

Comienza diciendo que no va a hablar de “ideología” de género sino de “perspectiva de género”, porque le parece más respetuoso.

Y dice que:

“Ante esta nueva conciencia de Derechos, y ante estas problemáticas sociales que nos golpean cada día en los noticieros, necesitamos una “perspectiva de género”, una mirada que haga foco en las víctimas, que defienda la vida y todos los derechos humanos de las mujeres y niñas.

Eso implica muchas y diversas políticas públicas –no sólo a nivel de legislación-, que de hecho se van planteando, aunque quizá lentamente y no sin oposición y sin enormes dificultades.”

En efecto, continúa Ramos:

“Un paradigma –científico o cultural- tiene en su origen factores económicos, políticos, religiosos, sociales, etc, que lo hacen posible y hasta deseable en determinado momento histórico. El paradigma se autoinstituye y una vez que se convierte en dominante olvida e invisibiliza su génesis, los factores que permitieron su consagración. Más aún, se introyecta, de modo que no está –sólo- afuera sino que coloniza las subjetividades y se refuerza por diversos medios, a veces mediante recursos muy convincentes y seductores. Lo propio de un paradigma dominante es mostrarse a sí mismo como “natural, obvio, necesario, y eterno.

Las ciencias avanzan, esto lo planteó Thomas Khuhn en 1961, y las sociedades cambian cuando cambian los paradigmas. Esto supone una serie de etapas, que van desde el estado “normal” (cuando funciona y da respuestas a la realidad), hasta su sustitución por uno nuevo. Pero antes hay un período de “crisis del paradigma”, cuando los problemas y las anomalías son percibidos y no pueden ser ya solucionados dentro del mismo marco teórico y/o convenciones previas. La crisis se resuelve por medio de profundos cambios, o revoluciones –científicas y/o sociales-.

Volviendo al tema que nos interés: el paradigma patriarcal ha sido el dominante durante siglos, con todo lo dicho de la génesis e instauración de un paradigma hasta convertirse en hegemónico. El varón era el modelo acabado de ser humano, a nivel filosófico y de derechos (a modo de ejemplo la Declaración de los Derechos del hombre y el ciudadano de la Revolución Francesa). El paradigma privilegiaba al varón a todo nivel y relegaba a la mujer a la esfera doméstica, a su “función natural” de paridora y criadora, a lo sumo le permitía ciertas funciones y “oportunidades” afuera en tanto no desestabilizara el status quo patriarcal.”

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Para fundamentar esto se apoya en el perspectivismo de Ortega y Gasset, en la supuesta superación de la alternativa entre el idealismo y el realismo, en la complejidad de la realidad según la filosofía de Morin, en la superación de las lógicas “binarias” de lo verdadero y lo falso, y finalmente, como supuesto de todo ello, en Kant.

Sostiene que no se debe tratar este tema desde perspectivas anacrónicas ( o sea, pre-kantianas). Pero ahí ya está haciendo una opción filosófica por el historicismo, que es la filosofía que dice que la verdad es relativa a una época histórica, de modo que lo pasado es irremediablemente lo superado.

Ahora bien, el historicismo es precisamente una corriente filosófica más. Y no se puede decir que el historicismo es bueno porque no es anacrónico, ya que tal afirmación presupone, justamente, el historicismo, y no sirve, entonces, para fundamentarlo.

El rechazo de la lógica “binaria” de lo verdadero y lo falso se contradice con el hecho mismo de afirmar algo. Porque es cierto que se puede concebir una proposición sin afirmarla ni negarla, por ejemplo, simplemente para ver sus consecuencias lógicas, pero una vez que se la afirma, se la afirma como verdadera (ciertamente verdadera o probablemente verdadera, no importa). Y es claro que no se puede escribir un artículo sin hacer afirmaciones.

Lo mismo sucede con la “superación” de la alternativa entre el realismo y el idealismo. El realismo dice que lo conocido no depende, en cuanto a lo que se conoce de él, del sujeto cognoscente, el idealismo dice que . Por tanto, no hay otra posibilidad, por los siglos: o depende o no depende: ésa es una alternativa que no se puede “superar”, sino que simplemente se sitúa uno en una u otra de esas dos posturas.

Y Kant, ciertamente, está en la base de la ideología de género, y también del modernismo teológico que fue condenado por la Iglesia en la Encíclica “Pascendi” de San Pío X, y que es incompatible con el esencial realismo del pensamiento cristiano.

La Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno del Concilio Vaticano II, “Gaudium et Spes”, contradice frontalmente la tesis fundamental de la filosofía kantiana en su numeral 15:

“15. Tiene razón el hombre, participante de la luz de la inteligencia divina, cuando afirma que por virtud de su inteligencia es superior al universo material. Con el ejercicio infatigable de su ingenio a lo largo de los siglos, la humanidad ha realizado grandes avances en las ciencias positivas, en el campo de la técnica y en la esfera de las artes liberales. Pero en nuestra época ha obtenido éxitos extraordinarios en la investigación y en el dominio del mundo material. Siempre, sin embargo, ha buscado y ha encontrado una verdad más profunda. La inteligencia no se ciñe solamente a los fenómenos. Tiene capacidad para alcanzar la realidad inteligible con verdadera certeza, aunque a consecuencia del pecado esté parcialmente oscurecida y debilitada.”

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Por otra parte, la afirmación de Ramos de que hay que mirar en forma equitativa y no prejuiciada a la “perspectiva de género” sería más creíble si en su artículo se informara al lector qué es lo que dice la “perspectiva de género”, porque es muy fácil ser abierto y tolerante con ciertas cosas hasta que se las conoce.

Por ejemplo, todo el artículo de Ramos está basado en la idea de la injusticia para con la mujer y la necesidad del feminismo. Pero para la “perspectiva de género”, “varón” y “mujer” son meros constructos sociales.

Esta ideología distingue el sexo biológico del “género”, el primero sería natural, aunque en algunos casos eso también se niega, el segundo, un “constructo social”. Y dentro del segundo, de ese constructo social, ubica lo que siempre ha entendido la humanidad como una característica natural del ser humano: el ser varón o mujer. 

Según esta ideología, lo que hay “en realidad” al nacer es un ser “indeterminado” que es moldeado por la sociedad en un determinado “rol” de género, de modo que queda a su libre opción decidir su “identidad de género”, y ante todo, optar entre la “hetereosexualidad” y la homosexualidad.

Dice por ejemplo la autora del artículo fundacional de la “perspectiva de género”, Gale Rubin:

“Personalmente pienso que el movimiento feminista tiene que soñar con algo más que la eliminación de la opresión de las mujeres: tiene que soñar con la eliminación de las sexualidades y los papeles sexuales obligatorios. El sueño que me parece más atractivo es el de una sociedad andrógina y sin género (aunque no sin sexo), en que la anatomía sexual no tenga ninguna importancia para lo que uno es, lo que hace y con quién hace el amor” (“The traffic on women”, 1975, artículo fundacional de esta ideología).

También Shulamite Firestone:

“…asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción, que se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como  todas las instituciones sociales del nacimiento y cuidado de niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era no sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma de las clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser, a diferencia del primer movimiento feminista, no simplemente acabar con el privilegio masculino, sino con la distinción de los sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarán culturalmente.” (“The dialectics of sex”, 1970).

Y Alison Jagger:

“…la igualdad feminista radical significa no simplemente igualdad ante la ley, y ni siquiera igual satisfacción de necesidades básicas, sino más bien que la mujer, incluso, igual que los varones, no tenga que dar a luz. La destrucción de la familia biológica que Freud jamás visualizó, permitirá la emergencia de mujeres y varones nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente.”

“El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal (…) en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa natural.” (“Political Philosophies of Women Liberation. Feminism and Philosophy, 1977)

Y Marta Lamas:

“…la sociedad está equivocada respecto a la homosexualidad y a la heterosexualidad: ni la primera es antinatural, ni la segunda es natural”. (“Cuerpo: diferencia sexual y género”, 2002).

Se puede consultar, entre tantísimo material que hay, CONFERENCIA EPISCOPAL DEL URUGUAY – Comisión de Doctrina, “Objeción de conciencia, Derecho Humano Natural, Ideología de género”, 2001, especialmente pp. 153 – 215, que es donde se aborda este tema.

De hecho, la perspectiva de género es mucho más acerca de los homosexuales que acerca de la “mujer”. La “heterosexualidad” ya viene con nota negativa en esta ideología, porque es el marco, según ella, para la opresión de la “mujer” por el “varón”. El pensamiento “heterosexual” es, justamente, un tipo de pensamiento “binario”, ya que sostiene que sólo hay, por naturaleza, dos sexos, masculino y femenino.

O sea que la “perspectiva de género” se ve en la curiosa situación de defender los derechos de una “mujer” que no existe y que para peor es parte de un esquema mental “binario” propio de la sociedad “patriarcal”.

En efecto, “varón” y “mujer” son como “derecha” e “izquierda”: uno implica al otro.

Y no se diga, porque no es verdad, que lo único que se rechaza es la forma en que la sociedad “patriarcal” ha concebido y proyectado a la mujer. Eso no puede ser, si es verdad que ser “mujer” es una “identidad de género” y que las identidades de género son constructos sociales o libres opciones del individuo. Lo que se niega entonces es la misma existencia de la “mujer” como realidad natural.

Por el contrario, cuando en el habla de todos los días se habla de la “mujer”, y también del “varón”, se habla de una realidad natural y obviamente determinada por la biología.

Claro, Ramos dirá que ese “paradigma” patriarcal debe ser superado y está siendo superado en estos tiempos.

Pero entonces, para la gente común y corriente, el problema que acucia a la “perspectiva de género” no es el problema de las mujeres, sino el problema de un grupo de ideólogos que no se siente a gusto con la forma de pensar de siempre de toda la humanidad.

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En una sociedad moldeada por la “perspectiva de género” no tendría sentido querer ser “heterosexual”, porque el carácter natural del varón y la mujer es parte, precisamente, de la concepción “heterosexual”.

No se trata, entonces, de dar cabida en la sociedad tanto a la visión “heterosexual” (llamada además, por lo general, “patriarcal”) como a la visión de “género”, sino de saber sobre cuál filosofía ha de fundarse la sociedad: la que afirma o la que niega el carácter natural del ser varón y el ser mujer, de lo que se ha venido a llamar la “heterosexualidad”.

Y como en el caso del realismo y el idealismo, tampoco aquí es posible escapar a la disyuntiva lógica: o el ser varón o mujer es natural a la especie humana, o no.

Entendiendo, claro, “varón o mujer” como una disyuntiva que además es excluyente, en el sentido de que sólo ser varón o mujer es natural al ser humano, sin que ello impida, obviamente, la existencia de raros casos que deben situarse en lo patológico.

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Es claro de qué lado de esta disyuntiva insuperable se sitúa la Revelación divina, desde las primeras páginas del Génesis.  

Es simplemente imposible una lectura de la Escritura en clave coherente de “perspectiva de género”, porque la única salida lógica posible de tal lectura es concluir que el Dios bíblico es “machista” y “patriarcal”.

Pensemos solamente en la imagen de la Iglesia como Esposa de Cristo, que debería ser en toda lealtad rechazada y repudiada por toda feminista de género coherente, dada la innegable obediencia y sumisión que la Iglesia debe a su Fundador y Cabeza.

Y no hablemos de numerosos pasajes de San Pablo que obviamente ya han sido “descanonizados”, seguramente junto con su autor, por el solemne juicio de las feministas.

Por supuesto, la “hermenéutica de género” distingue en la Palabra de Dios lo que es condicionamiento social de la época, colocando allí todo lo que contradice a esta ideología, y así, se erige en juez de la misma Palabra divina e instaura el nuevo Magisterio infalible de los ideólogos del feminismo radical.

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Ahora bien, sin duda que la sociedad puede, teóricamente al menos, fundarse sobre una u otra de las ramas de esta disyuntiva (¿es natural ser varón o mujer, o no?), y sin duda que hasta ahora las sociedades humanas se han fundado en la primera de ellas.

La pregunta es: ¿por qué la sociedad humana habría de fundarse sobre la segunda? ¿No es evidente además que en los hechos es imposible?

Hablando de las leyes de aborto, “matrimonio” homosexual, etc., Ramos dice que no se obliga a nadie a abortar, a “casarse” con alguien del mismo sexo, etc., pero que la sociedad democrática no puede imponer una visión particular a todos los ciudadanos, y por eso es correcto que haya libertad para que aborte quien quiera hacerlo y se “case” con alguien del mismo sexo el que quiera hacerlo.

Pero tan “particular” es la tesis que sostiene que el aborto debe ser penalizado, como la que sostiene que no, y tan “particular” es la tesis que sostiene que el matrimonio es solamente entre un varón y una mujer, como la que dice que no.

Toda toma de posición es “particular”, en tanto que siempre es posible pensar y además sostener y defender su contradictoria, y siempre es posible que ambas tesis, la que afirma y la que niega,  sean defendidas por respectivos grupos en la sociedad humana.

Y sin tomas de posición en los temas fundamentales, la sociedad simplemente no existe.

Y es claro que esto no es una profesión de relativismo, pues para toda verdad objetiva y universal se puede pensar su contradictoria, que será obviamente errónea, sin que eso le impida ser asumida, defendida y promovida por algún grupo dentro de la sociedad humana.

La “universalidad” que no es posible es la que consistiría en abrazar ambas partes de una contradicción, o seguir una “tercera vía” distinta de ambas. Y eso simplemente por los principios de no contradicción y tercero excluido.

Se trata por tanto siempre de tomas de posición ante disyuntivas inescapables, y la sociedad sólo puede fundarse en una de las ramas de cada una de ellas.

Y por supuesto que habrá siempre quienes favorezcan una de esas ramas de la disyuntiva, y los que favorezcan la otra.

Y entonces ¿porqué los católicos, en concreto, debemos aceptar o incluso promover que la sociedad se funde sobre la alternativa que favorecen otros grupos, en vez de aquella que favorecemos nosotros?

Se dice que debemos hacer nuestro aporte a la sociedad en pie de igualdad con los otros grupos que la integran. ¿En serio? ¿O es que sólo podemos “aportar” previa aceptación de que sea otro grupo el que determine las reglas fundamentales del juego social? Es claro que eso no es “igualdad”. Y además: ¿por qué debería ser así?

¿Puede no tener su grado de conflictividad una sociedad que se hace con aportes que necesariamente se contradicen unos a otros? ¿Y de qué “igualdad” estamos hablando si al final los que vamos a tener que ceder siempre somos los católicos? ¿Y de qué “aporte”?

Al parecer nos han metido en la cabeza la existencia de una especie de “tomas de posición imparciales” que son sostenidas por un “no grupo” o “grupo universal”.

Sin duda, de hecho la Iglesia tiene que soportar hace tiempo la imposición en la sociedad de los pareceres de otros grupos contrarios a su doctrina, grupos y pareceres tan “particulares” como ella y su doctrina, pero no se ve porqué hacer de la necesidad virtud y otorgar a esos otros grupos la representación de una “universalidad” que por lógica no puede corresponderles, más cuando en realidad es la Iglesia la que enseña la ley moral natural, verdaderamente universal, y cuando la gran mayoría de las personas en la sociedad está ajena a las preocupaciones de estos grupos de ideólogos.

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Pregunta Ramos si se puede ser católica y feminista. Es claro que sí, siempre que no se adhiera a la ideología de género, que como hemos dicho, poco tiene que ver con el feminismo y lo femenino, y menos aún con lo cristiano y católico. El tema en discusión no es el feminismo, sino si el feminismo es o no es, a fin de cuentas, correr detrás de un elemento, la “mujer”, que forma parte de un “paradigma” creado por la sociedad “patriarcal”.

Obviamente que Ramos hace referencia al tema de la violencia contra la mujer, y la atribuye a reacciones atávicas del “machismo”.

Sinceramente, cada día es más evidente que la violencia está sobre todo del lado “feminista” de la controversia. Baste pensar en la pasada manifestación del 8 de Marzo con su vandálica culminación ante la Iglesia del Cordón, que no fue solamente obra de una minoría desnorteada, sino que estaba totalmente a tono con los cánticos anti-Iglesia que coreaba toda la marcha, y que luego fue públicamente reivindicada como “una forma válida y buena de expresión” por la Coordinadora de los Feminismos del Uruguay, uno de los grupos convocantes del evento, que sostuvo que tirar pintura sobre una Iglesia no mataba a nadie.

http://www.montevideo.com.uy/Noticias/Desde-la-Coordinadora-de-Feminismos-senalaron-que-tirar-bombas-de-pintura-a-una-iglesia-es-una-forma-valida-de-expresion-uc677121

 

AtentadoCordón

 

Aunque también parece que hubo, por lo que dicen fuentes confiables, un “cóctel Molotov” que no llegó a estallar.

Y si, lo que Dios no permita, en el futuro sí es lastimado o muere alguien, ya sabemos cuál será la reacción de los defensores de la ideología de “género”: es que tras tantos siglos de violencia machista, no se puede esperar que la justificada reacción no cometa excesos.

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Sin duda que es un amplio margen de tolerancia el que así se propone. Por tanto, imagino que el mismo o más amplio margen de tolerancia, aún, beneficiará a todos aquellos que salgan a defender los derechos de quienes simplemente quieren vivir una vida normal como esposos, esposas, padres y madres, hijos, hijas, hermanos y hermanas, etc., según el “paradigma” propio de la inmensa mayoría de la humanidad desde que existen registros históricos, y entre ellos, los católicos que usando de la libertad de los hijos de Dios salgan a defender públicamente los derechos de la fe, de la Iglesia y su Magisterio, y de las familias, creyentes o no.

Especialmente, en defensa de los derechos de los niños, a los que se les impone hoy día en nombre de la “perspectiva de género” una “educación sexual” que parte de la base de la equiparación de la homosexualidad con la “heterosexualidad” (por lo menos, y cuando no es en desfavor de la segunda), y que pasa por encima de los valores más elementales que quieren y deben inculcarles sus primeros educadores, que son sus padres, creyentes o no creyentes.  

Porque además, sin duda que hay opresión e injusticia contra la mujer en muchos lugares y situaciones de nuestro mundo actual, pero tampoco se puede dudar de que los promotores de la ideología de género representan, hoy día, al poder.

Son, objetivamente al menos, los emisarios del César, que vienen una vez más a dictarle a la Iglesia cuál ha de ser su doctrina y su acción pastoral.  Detrás de ellos está la ONU, están los gobiernos de los países desarrollados, están las fundaciones y corporaciones del Primer Mundo (Rockefeller, Ford, Gates, etc.) está el dinero de financistas y banqueros internacionales como George Soros, están organizaciones abortistas criminales como Planned Parenthood y grupos pseudocatólicos como las “Católicas por el derecho de decidir”, etc., etc.

Alcanza con considerar los millones de dólares que se han debido gastar para lograr la unanimidad prácticamente de la clase política, la academia laica (y lamentablemente, buena parte de la “católica”) y de los medios de comunicación, desde los cuales se bombardea todos los días a la población para lograr que acepte la cuadratura del círculo o al menos que no se anime a protestar contra ella y simule estar de acuerdo para no tener problemas.

En una situación así ¿qué voz se va a alzar en defensa de la verdadera dignidad del ser humano si no es la de la Iglesia de Cristo?

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Finalizamos con algunas palabras del Papa Francisco.

Dice en “Laudato Si” n. 155:

“También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda ‘cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma’””

Y en “Amoris Laetitia”:

“Avanza en muchos países una deconstrucción jurídica de la familia que tiende a adoptar formas basadas casi exclusivamente en el paradigma de la autonomía de la voluntad” (nº 53);

“Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer” (nº 56);

“¿Acaso se pueden ignorar o disimular las constantes formas de dominio, prepotencia, abuso, perversión y violencia sexual, que son el producto de una desviación del significado de la sexualidad?” (nº 153);

“El riesgo está en pretender borrar las diferencias y esa distancia inevitable que hay entre los dos (el varón y la mujer). Porque cada uno dispone de una dignidad propia e intransferible” (nº 155);

“No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (nº 251);

“La valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente” (nº 285);

“Es verdad que no podemos separar lo masculino y lo femenino de la obra creada por Dios” (nº 286). 

6 comentarios

  
Francisco Javier
Un artículo de una revista católica llamándonos a arrodillarnos y caer en reverencia ante la "perspectiva de género". ¡Por favor!
22/03/18 4:52 PM
  
Santiago
En la Revista Umbrales dificilmente vayan a encontrar un artículo denunciando el genocidio (ahora legal en Uruguay) del aborto, ni del desastre del marxismo cultural y sus "hijitos".
Todo politicamente correcto y en sintonía con viejas utopías.
22/03/18 6:23 PM
  
Miguel Antonio Barriola
Ya le comenté personalmente a Néstor, su artículo, que da en el clavo en cada uno de sus párrafos. Pero deseo también hacer público mi sentimiento, como compatriota y sufrido católico uruguayo.
Que esa revista "Umbrales", todavía siga publicándose, sin recibir amonestación alguna de obispos o sacerdotes de Uruguay, es una muestra de lo poco que se aprecia : primero: la profunda filosofía realista;después:la teología correcta, que no puede estar en contra de los principios fundamentales de la razón, dado que el mismo Dios ha sido autor de la naturaleza y la sobrenaturaleza; y por fin: la fe cristiana del pueblo, ya que, sin llamado alguno de atención se difunden torpezas tales, como las sostenidas por Rosa Ramos.
Sí que hubo fundadas protestas contra el vandalismo de esas mujeres (¿o hienas?), que tan desvergonzadamente ensuciaron a la parroquia del Cordón. Censuró valientemente tales excesos su párroco W. Hernández.
Pero, que después de semejantes desmadres, se toleren las posturas de
tan cerril feminismo y en una revista sedicente católica, no tiene nombre.
Le recordaba personalmente a Néstor, cómo se aplica aquí la lúcida advertencia del Aquinate: "Qui errat circa principia irrefutabilis est· (= El que yerra acerca de los principios es irrefutable). Vale "lo que digo yo".
En fin...la "filosofía" (¿ - ?) de "la Tía Antonia" de la "Verbena de la Paloma": "Porque sí, porque sí. Que lo digo yo y sanseacabó".
22/03/18 8:13 PM
  
Ricardo de Argentina
Es un seguidora, también, del heterodoxo Juan Luis Segundo (citas 2 y 9 del escrito de la Ramos).
Todo cierra.
23/03/18 12:07 AM
  
GS
Profe:
Es innegable que sobre el sexo biológico las diferentes culturas han construido diferentes ideales y roles. A esa construcción se le ha llamado genero. A pesar de las citas que usted hace, algunas de las cuales creo que se deben interpretar de otra manera a como usted lo hace, la verdad es que la perspectiva de genero inicialmente es una óptica investigativa que trata de tener en cuenta cómo el criterio de genero afecta de diversas maneras a las personas que viven dentro de estructuras sociales, económicas y políticas. Pero extender el concepto de perspectiva de genero para igualarlo sin distinción a aquella teoría que niega un sustrato biológico a la construcción de las categorías de genero me ´parece un abuso. Yo podría citar aquí también autores que niegan explicitamente que las dos cosas sean lo mismo. Creo que igualar las cosas de esa manera contribuye a una confusión y una satanización del término genero que es innecesaria.

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Es que yo no digo que estas teorías nieguen su sustrato biológico a la construcción de las categorías de género. Al contrario, digo que eso es exactamente lo que afirman.

De ello se sigue que esas categorías, como "varón" y "mujer", no son naturales. Y eso es lo que yo critico.

Saludos cordiales.
24/03/18 6:41 AM
  
Graliro
Rosa Ramos habla del aborto no obligatorio pero no habla de la obligatoriedad encubierta de la realidad con que se encuentra una mujer en un pais abortista cuando en el hospital se la presiona para que aborte. Tampoco habla de la onligatoriedad de contribuir con los impuestos a la matanza de inocentes cuando se es consciente del tremendo pecado en que se incurre. No habla de los sufrimientos horribles y silenciosos a los que se somete al nino por nacer ni al derecho de objecion de conciencia del personal sanitario. El nuevo paradigma que tanto defiende incluye la castracion de ninos a los que se considera transgenero a cargo de todo el pueblo catolico o no. Un paradigma que hace complice a todo un pais de torturas seguidas de muerte como es el aborto y de castraciones y mutilaciones irreparables a personas desequilibradas mentalmente .
04/04/18 3:25 AM

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