4.04.20

Laicos presentan un recurso de amparo para poder ir a Misa

Fuente: Diario La Prensa

Sin juzgar sobre la conveniencia o inconveniencia del caso, damos cuenta de esta iniciativa que circula desde ayer por diversas redes sociales.

Según informa el Poder Judicial de la Pcia. de Buenos Aires, en el día de ayer, 3 de Abril de 2020, un grupo de laicos católicos, ejerciendo sus derechos constitucionales, ha presentado un Recurso de Amparo contra el Estado Nacional (art. 43 de la CN), a fin de poder acceder a los sacramentos, hoy impedidos por el decreto de necesidad y urgencia nro. 297/20.

Al igual de lo que hiciera un hizo grupo de judíos de Buenos Aires, alegan que “la salud no es una cuestión exclusivamente biológica, sino que existe una cuestión psicológica y, por sobre ella, la netamente espiritual”. Lo que se busca no es una indiscriminada apertura de los templos, sino, puntualmente, que el Estado Nacional, permita el culto público (con los cuidados sanitarios del caso), principalmente para las festividades de la Pascua, domingos y fiestas de guardar.

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3.04.20

Coronavirus y preparación para la muerte

Como un mínimo aporte para este tiempo de Cuaresma en cuarentena, una reflexión acerca de la muerte para,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

 


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2.04.20

Pornocracia y Coronavirus

Sabemos que la guerra cultural no descansa.

Será por eso que, para evitar que la población escape a ese grado imperante de idiotización amorfa, se nos ofrezcan diversos cebos virtuales imposibles de degustar y sólo pasibles de deglutir.

Como a los animales.

Y si no, basta con abrir los diarios de los últimos días para que, además de enterarse cuántos muertos hubo en Burundi (país africano que probablemente ud. jamás visitará) se nos intente llevar a un nivel de dopamina gratuito para que el “quédate en casa” sea más llevadero…

Y de paso, no pensemos, claro; porque el que piensa es peligroso. 

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31.03.20

Confesión por internet. ¿Se puede? Texto y vídeo

Nihil novum sub sole; “nada nuevo bajo el sol”.

La pandemia teledirigida que hoy estamos viviendo trajo aparejadas y como de la mano, preguntas nuevas y viejas: desde, si es válida la misa “por internet” hasta si uno puede confesarse y recibir la absolución vía telefónica o por medio de la web (entre otras cosas).

Y tanta es la confusión que hasta algún prelado -quizás con el mejor celo apostólico- intentó instaurar para su diócesis la “confesión telefónica” viéndose, pocos días después, obligado a recular luego de la palabra de Roma (véase aquí).

Lo cierto es que, hasta el momento, la “confesión por internet” no es válida ni lícita y quien se encuentre en pecado mortal, lamentablemente, deberá recurrir a un acto de contrición perfecta hasta tanto pueda confesarse.

Y la pregunta no es nueva; al menos, no es nueva para los que conocen la historia de la teología moral[1].

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29.03.20

¡Detente Peste! Por la Hna. Marie de la Sagesse Sequeiros

Mons. de Belzunce durante la peste de Marsella. Nicolas Monsiau (1754 - 1837)


Por la Hna. Marie de la Sagesse, desde Francia para Que no te la cuenten…

Como decía Cicerón en Acerca del orador, “la historia es luz de la verdad, vida de la memoria y maestra de la vida”; no es la memoria en sí, es el pasado vivo que nos permite saber dónde estamos parados y atisbar qué puede venir y así se vuelve enseñanza vital; por eso en estos tiempos de pandemia traigamos a la memoria un hecho que no debe ser olvidado por su valor magisterial: la gran peste que azoló la ciudad de Marsella entre 1720 y 1722 pues, justo a tres siglos de la misma, y tal vez no por casualidad, varias lecciones de vida y de muerte.

Los protagonistas y los hechos

En el siglo XVIII Marsella contaba con una pujante población de más de 90.000 habitantes, en su mayoría comerciantes. Gracias a su puerto mediterráneo era una de las más ricas y prósperas ciudades de toda la región. Pero el mercantilismo creciente y la herejía del jansenismo habían hecho que los marselleses se volviesen bien materialistas y se alejaran cada vez más de la práctica sacramental, de lo cual el clero tampoco estuvo exento.  

Para 1710 la diócesis se encontró vacante al morir el obispo de angustia por los conflictos que lo enfrentaban con el duro clero jansenista. Fue entonces cuando el rey Luis XIV designó a Mons. Henri de Belzunce como nuevo pastor, asumiendo el cargo en esa difícil situación con solo 39 años, aunque por ser un converso del protestantismo sabía bien con los bueyes que se enfrentaría. No estaba solo pues existían en Marsella dos monasterios de la Visitación -uno llamado “Las Grandes Marías”-; que se convertirán en verdaderos oasis de gran apoyo para el joven obispo, pues de entre sus religiosas surgirá la venerable Ana Magdalena Remuzat.

De familia católica noble y numerosa de Marsella, Magdalena fue la séptima de nueve hermanos. Desde pequeña tuvo fenómenos místicos que la marcaron de por vida. A los 9 años escuchó la voz de Jesús que le dijo: “Niña, dame tu corazón”, a los 12 años el Sagrado Corazón la eligió como alma víctima, comenzando un largo camino de sufrimientos y sacrificios por la salvación de los pecadores. En 1711 ingresó al monasterio de “Las Grandes Marías” donde poco después recibió el hábito con el nombre de sor Ana Magdalena. A causa de su conocida santidad y de sus revelaciones privadas, Mons. de Belzunce tomó cartas en el asunto consultándola cada vez que debía emprender alguna misión difícil.

Sor Ana Magdalena Remuzat

El 17 de octubre de 1713 (día de la muerte de santa Margarita-Maria de Alacoque), Ana Magdalena recibió la misión de ser la continuadora del mensaje de Paray-le-Monial. Jesús le dijo que debía ser un “apóstol de su Corazón adorable” y fundar una Archicofradía de Adoración Perpetua al Sagrado Corazón para agradecer el amor que Nuestro Señor tenía por nosotros en la Eucaristía y para reparar las infidelidades y ultrajes cometidos por los pecadores. La iniciativa fue aprobada por el papa Clemente XI en 1717 y el primer inscripto fue el propio obispo quien con su ejemplo arrastró a muchos en esta magnífica devoción; pronto la cofradía contó con miles de adherentes.

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