16.05.21

"La provocaciòn" (por lo eclesiástico).

‘De “provocación” a “provocación” y tiro porque me toca’.

Así se ha despachado al parecer -lo han recogido en muchos sitios; quizá han fallado donde era más necesario-, el recién encumbrado a Obispo de Coira, en Suiza. Español, para más señas: el Ioseph.

Este monseñor ha puesto en la misma categoría moral “la provocación” de “los administradores de bendiciones gays"; o sea: el numerito que han montado un “grupito de sacerdotes católicos más que cabreados” -así se dicen y se manifiestan- que, amén de que si no lo montan no salen en los papeles, se suben por las paredes ante el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe al respecto; donde decían claramente que NO se podía hacer. Y daba sus razones, acertadas todas ellas, la verdad.

Porque este señor obispo no duda en calificar, a este documento vaticano, de “provocación previa": ¡Mamá, que me toca Roque!. ¡Roque, tócame!”. Cuando, como les pasa a tantos en la Iglesia, “provocación gravemente escandalosa” es la actitud de estos “equidistantes” -asi creen que son y así se manifiestan-, que no solo no lo son sino que, siempre -será casualidad-, se inclinan por el peor lado: NUNCA por el de la Iglesia a la que deben Servir: Regir, Gobernar y Santificar. Supuesto que estas palabras aún signifiquen algo para todos estos. Que no parece, la verdad sea dicha.

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11.05.21

Ladaria vs Gómez: omne regnum divisum contra se...

Los Obispos de EEUU, bastante más unidos de lo que pueda parecer, o de lo que se quiera mostrar, están -o estaban-, por decirle a Biden, y a los “católicos a lo idem” -algunos ya se lo han dicho motu proprio-, que lo de ir de católico y, a la vez y como bandera, ir de lo más como abortista, pues como que NO.

Que elija: o una cosa u otra. Porque en la Iglesia hay la libertad como no la hay en ningún otro sitio: la que Cristo nos ha ganado. Para que quede claro. Y que nadie nos la da ni nos la respeta como Él. 

De hecho, estaban preparando un documento conjunto -“La dignidad de los políticos católicos para recibir la Comunión”-, para hacer público su pronunciamiento ante lo que está haciendo este señor, recordando de paso la doctrina católica sobre el aborto, y subrayando la  plena incompatibilidad, para un católico, de ser partidario -menos aún promover- el tema del aborto.

Pero, y a la vez -honradamente, lealmente-, comunicaron al Vaticano su decisión. “¡Para qué quieres más, Blasa!”.

¡Cómo se han puesto! ¡Se han removido hasta sus cimientos! (si es que aún quedaba alguno en su sitio). Y claro, “han puesto el grito en el cielo” (caso de que aún cuenten por allí con el cielo; que empieza a parecer que no: ni eso, ni otras muchas cosas).

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2.05.21

"Y se escandalizaban de Él" (Mt 13, 54ss)

¡Qué lección tan del hoy y para el hoy de la Iglesia Católica nos trae el Evangelio de la Misa de la conmemoración de San José, Obrero! (1-V-2021).

Jesús -lo constatamos una vez más-, no deja de darnos las verdaderas respuestas a todas las graves -o cotidianas- cuestiones que puedan suscitarnos tanto nuestro YO -que viene lastrado, hasta en las constantes antropológicas, por las consecuencias del pecado original-, como las que puedan provenir de las mil circunstancias de nuestra vida.

Pero es evidente que el tema es absolutamente actual. Y urgente y necesario que lo resolvamos más que bien, y de una vez por todas. Para nuestra Salvación: la que Cristo nos ha ganado ¡en la Cruz!

Porque, en la misma Iglesia Católica, escandalizarse del Señor -y, por tanto, de su Iglesia-, está a la orden del día. Con el agravante de que se persigue a todo el que no se entrega en cuerpo y alma a esta monstruosidad, inaceptable desde todo punto de vista: máxime si uno pertenece a su Jerarquía, en cualquiera de sus niveles, y pretende mantenerse fiel.

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29.04.21

Los "equidistantes" (por lo civil y por lo eclesiástico)

Se ha sentido obligado a salir al paso de las tortas que debe estar recibiendo; y defenderse: nada más humano; y no se lo reprocho, faltaría más. Me refiero a Pedro García Cuartango que se ha definido como “equidistante": o sea, lo que antes se señalaba como “ni chicha ni limoná”. Y claro, así le debe estar yendo.

Por supuesto, es una postura que abunda, en especial entre los que se tienen por “intelectuales", tanto fuera como dentro de la Iglesia. En esta, el proceso y la situación es la misma; solo que, en el mundillo eclesial y debido a los temas que están en juego -en concreto, las almas todas-, las consecuencias son infinitamente más graves. Como lo vemos y sufrimos cada día, a cada hora.

Claro que, para todos estos “equidistantes", tal postura les parece que tiene sus “ventajas"; a mi no me lo parece, la verdad: más bien, actúa en su contra. Y me explico.

La “equidistancia” es situarse en “el punto medio” entre lo que se ve o califica como “extremos": “¡nada de extremismos, por fa"!, se deben decir a sì mismos, “que es de mal gusto". Y se sitúan ahí. Aparte que, por otra parte, es la postura menos intelectual y más inmoral que existe; por lo que es muy fácil irse allí.

Claro que también la Iglesia Católica, al explicar la VIRTUD, habla del “punto medio"; pero “punto medio” entre dos extremos esencialmente MALOS: bien por defecto -no llegar al acto virtuoso: se qudan muy lejos-, bien por exceso: pasarse, pretendiendo que Dios es “tonto” (¡perdón, Señor!: lo digo para que se entienda por dónde va el tema): “Dios perdona siempre", etc.

Por ejemplo: la Esperanza, virtud teologal Infusa, se sitúa entre “el exceso de confianza", llamada PRESUNCIÓN, en la propia Salvación -"Dios es tan bueno…"; “no hay infierno", etc.-, y la “desconfianza” -llamada también DESESPERACIÓN- respecto a eso mismo: “El condenado por desconfiado”: todo un clásico.

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26.04.21

"Yo soy el Buen Pastor" (Jn 10, 11ss)

Ayer (25-IV-2021), IV Domingo de Pascua, con total propiedad la Iglesia Católica le pone “apellidos": es el “Domingo del Buen Pastor”, pues así nos lo dice expresamente el mismo Jesús -con tozuda insistencia, y con claros deseos de que lo sepamos y lo entendamos-, en el Evangelio de la Santa Misa: Yo soy el ‘Buen Pastor’

Pero Jesús no se "conforma” con decírnoslo; también nos da, con total sentido e intención, la definición o la exacta explicación de la expresión que utiliza: nos está enseñando una cuestión que, en la Iglesia, tanto a Pastores como a Ovejas -afecta a los dos estamentos-, nos conviene muy mucho tenerlo claro; por diversas razones, que intentaremos precisar, si nos da “tiempo".

¿Y qué definición nos da? La más “tremenda” y la más “real” que tiene a mano -sin paliativos, sin medias tintas: casi diría “a lo bruto”, si se me permite la expresión-; porque es la que define toda su Vida: El ‘Buen Pastor’ da su vida por sus ovejas.

Y para que no tuviésemos la menor duda, ni los Pastores ni las Ovejas de/en la Iglesia Católica, aún señalará expresamente: Este es el mandato que he recibido de mi Padre. Un “mandato” que asume, única y exclusivamente en favor nuestro -sus Ovejas-, hasta el fin. Todo con absoluta libertad y grandeza: por Amor. De hecho, como también nos lo ha revelado: Yo, para esto he venido.

En la Iglesia Católica, por el Sacramento del Orden hay Pastores; y por el Sacramento del Bautismo, todos somos Ovejas. Una imagen absolutamente evangélica, y querida por el Señor y los suyos.

Todos los miembros de la Jerarquía Católica, desde el Papa hasta el último Sacerdote ordenado hoy mismo, pasando logicamente por todos los Obispos, somos Pastores. Al participar del mismo Sacerdocio de Cristo, único Sacerdote real y único Sacerdocio verdadero, del que procede todo sacerdocio en el Cielo y en la tierra, participamos de la misma Misión: somos Pastores.

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