Cree el que quiere creer, y solo él (parte 2)

Seguimos con el tema de la Fe y la Crisis de la misma; ahora, más a nivel eclesial que personal. Que nos quedan cosas en el tintero.

Cuando una persona, por los motivos que sean, rechaza al Dios verdadero, al Dios que no solo nos ha hablado, que eso es la REVELACIÓN: Palabra de Dios, recogida en primerísimo lugar en la Biblia; sino que también sabemos por qué lo ha hecho: porque nos quiere “a muerte".

Y lo de “a muerte” va tan en serio, que NOS ENTREGÓ A SU PROPIO HIJO, a Jesucristo. Dios Padre es el “verdadero y único Abraham", que sacrifica a su propio Hijo -la Santidad y la Inocencia más absolutas-, para rescatarnos, a nosotros, de nuestros pecados y de la condenación eterna.

De hecho, es lo que actualizamos, vivimos y celebramos litúrgicamente en/con cada Santa Misa.

Cuando se rechaza al Dios verdadero -vuelvo al hilo del comienzo-, necesariamente el hombre se vuelve y se vuelca -exactamente, y a decir de los Evangelios, “se revuelca” como la cerda recién lavada, en su propio cieno-, en sus pecados, primero: el hombre sin Dios se queda con lo peor de sí mismo: sus debilidades y pecados; y sin posibilidad alguna de liberarse y salir de ahí: de redimirse; y se queda -se inventa- con sus ÍDOLOS después.

El hombre no puede estar sin manejarse con algo que, aunque sea solo aparente -por ejemplo, los mitos y las pseudo religiones-, le “retrotrae", o le “recuerda” a lo trascendente. No le queda otra, porque “lo llevamos en la sangre", por decirlo gráficamente. Una prueba más de que el hombre no puede “estar” sin Dios…, aunque sea por la gatera, y más falso que Judas.

Ahora bien, la “crisis” de/en la Iglesia Católica es una CRISIS de FE, exactamente como lo ha sido y lo es a nivel personal. Y, dentro de la Iglesia, en todos los órdenes, horizontes y niveles: desde la Jerarquía más alta, hasta el último fiel del lugar más escondido. Algo que, si bien hasta no hace muchos años podía haber gente en la Iglesia que, por lo que fuese, no se enterase o se resistiese a admitirlo, hoy es un clamor general. Y en las voces de sus mejores hijos.

Copio del cardenal Sarah: “La crisis que vive la Iglesia es (…) como un cáncer que va corroyendo el cuerpo por dentro”. Afirma, pues, la crisis: la hay, y esconderla es lo más tonto y lo más perjudicial que existe. Y la compara, con acierto, a un cáncer que está ya dentro de Ella, destrozando órganos y sistemas, uno tras otro. 

Es la forma -gráfica- que tiene el cardenal de “retratar” lo que ha traído y llevado a la secularización de países enteros, necesariamente. Pero todo esto ha pasado porque ANTES se ha “secularizado", es decir, ha dañado o ha perdido su Fe -que es lo que significa “secularizacion"-, la gente que menos debería; ya que, se suponía, que no pudiese venir jamás por y desde ahí: Jerarquía, sacerdotes y religiosos. La gente más inmersa, por vocacion y oficio, en el entramado eclesial: son -lo han sido siempre- sus pilares.

De hecho, y durante cinco siglos -desde Trento, en concreto- no había pasado nunca nada igual: y precisamente por Trento. Bueno, para decirlo ya todo, también por los Reyes de España: todos Católicos, como su primera y mejor seña de identidad, la misma que la de su propio pueblo. Pero, a día de hoy, es lo que ha pasado, por desgracia.

Si empezamos desde la gente normal y corriente, los llamados “católicos de a pie", la inmensa mayoría de los hijos de Dios en su Iglesia, vemos cómo muchos “eligen” y “personalizan” -algo que se lleva mucho también en otros órdenes de cosas- las Verdades de Fe, que son UNA sola y, por tanto, no pueden trocearse: se destrozarían todas. Pues las pasan por el colador -de hecho, el coladero- que más a mano tienen en ese momento, usándolas “a voluntad” como si fuesen de propiedad personal y las pudiesen “manejar” a su antojo.

Y si, porque te dan pie, les dices que eso no es católico, te llaman de todo o dejan de hablarte: se van en busca de otros “pastores", que los hay menos “puntillosos". Son muy suyos, todos estos “selectivos". ¡A ellos les va a decir la Fe, o un cura que pretender enseñar fielmente lo mismo que la Iglesia -es su misión y su vocación-, lo que tienen o no que hacer! ¡Que ya son mayorcitos!

Por supuesto: todos ellos se sienten y se declaran auténticos católicos, faltaría más; aunque acepten las relaciones prematrimoniales, o el matrimonio casi sin hijos con el método anticonceptivo al uso, o el divorcio, o el votar a partidos anticátólicos, o el no aparecer por Misa, ni cumplir con Pascua… que ya ni se sabe qué significa. Por poner algunos ejemplos.

Es la “iglesia a la carta": la SUBJETIVIDAD de la conciencia personal elevada a su máxima categoría: hasta el punto de “creerse” que, aún estando en pecado mortal, puede uno ir a comulgar tan ricamente. Que debe ser lo más de lo más “en católico” a día de hoy. Desde aquí, es perfectamente explicable la DESCRISTIANIZACIÓN de naciones enteras…, tras milenios de católicismo, fiel y fecundo. 

Pero todo esto se ha generado, cultivado y cosechado desde dentro de la misma Iglesia. Desde dentro se ha desvirtuado la doctrina y se han corrompido las conciencias. Es decir: se ha vaciado de sentido y contenido la Virtud Teologal de la FE, y se ha desvirtuado su ejercicio personal y colectivo -lo que san Juan Pablo II proclamaba con “orgullo de hijo” la “obediencia de la FE"-, hasta convertirla en un formalismo social o, simplemente, en algo “gaseoso", que no tiene la menor influencia en la vida real. O sea: la nada. Y la nausea. Por lo eclesial.

Y todo esto, desde dentro, como digo. Todo sembrado, cultivado y recogido a su tiempo: el hoy. E impuesto: se nos está envenenando con esta bazofia. Y con el tiempo, todo se ha ido haciendo cada vez más escandaloso, más brutal y más terrorífico, hasta desbocarse por completo. Y han arrasado.

Por señalar. Los “teólogos” han perdido su sitio y su función -alentados desde muchos sitios de dentro y fuera, y “huntados” convenientemente cuando ha hecho falta también-, y se han lanzado a elucubrar e imponer “teorías” -todas tan viejas al menos como Lutero, Marx -no confundir con el alemán de ahora- y algún protestante del XVIII, por ejemplo-, no ya al margen sino directamente en contra de la Palabra de DIos y del Magisterio perenne de la Iglesia.

Han “olvidado” o despreciado que ellos también deben vivir la “obediencia de la Fe", en orden a servir a Dios, ayudando a la Jerarquía y atendiendo a la Salvación de las almas. ¡Otros que han ido y van de AMOS, y no de SERVIDORES! Y se les ha dejado, consentido y, lo que es peor: se les ha hecho caso en tantas y tantas cosas y en tantos sitios. 

Pero claro: esto no se ha quedado en un hablar entre ellos, los especialistas. Todo esto ha ido informando los Documentos oficiales a todos los niveles: desde los proyectos de Catequesis de niños y adultos, a los documentos papales, pasando por todos los de los obispos y CEE.

Lo último -sin ir más lejos, pero más a la mano imposible-, ha sido, desde la propia ¿Jerarquía Católica? -¡qué sarcasmo y/o qué burla!-, el “cerrojazo patronal” que han perpetrado la mayoría de las Diócesis, dejando a las gentes sin los Sacramentos de Salvación a los que tenían todos los derechos. Por hijos de Dios, no suyos.

Pero con ese hacer -¡ordeno y mando!- han dejado a las gentes -sus ovejas- sin el debido “alimento espiritual” por excelencia: la Eucaristía que se confecciona en la Santa Misa: “¡Este es el Sacramento de nuestra Fe!”. Pero es que, además, han impedido a la propia Iglesia que sea lo que es y debe ser siempre Ella misma, por institución divina: Sacramento Universal de Salvación para sus hijos.

¡Se han creído que, desde el poder de su cargo eclesial, “tenían derecho” a hacerlo! Y lo han hecho, tal cual. Más claro, agua. Sus “excelencias ilustrísimas” no se han visto como lo que son: meros ADMINISTRADORES y DISPENSADORES de los Dones y las Gracias de Dios; sino que se han manifestado como “AMOS y SEÑORES". Y han actuado en consecuencia.

La bofetada moral y espiritual que les ha dado a todos estos nada más ni nada menos que el denostado sr. Trump, es como el choque de un meteorito con la tierra: escalofriante y arrasador.

Este señor, Presidente de los EEUU por más señas, y millonario también sin ser jamás funcionario del Estado ni político profesional, ni colocado a dedo por ningún poder político, les ha dicho publicamente a sus Gobernadores que de cerrar lugares de culto y oración, nada de nada. Que si algún sitio es de “absoluta necesidad” para que se abran los primeros son esos: los lugares de culto, de plegaria y de oracion. Porque lo que más necesita ahora la gente y el Pais entero es REZAR. Y este hombre no es ni católico.

Pues esto, que lo entiende de modo absolutamente natural hasta un no-católico, no lo entienden ni los obispos católicos, ni sus asesores católicos, ni sus teólogos católicos.

¿Vamos a extrañarnos luego de que la gente esté como está? Está como está ¡porque se la ha empujado a estar así! Así de mal. Y no lo han promovido los protestantes o las sectas, sino la propia Jerarquía. 

¡Si hay jerarcas que hasta se han molestado tanto, que han manifestado públicamente su enfado porque “sus ovejas” les han pedido -qué atrevimiento, qué descaro y qué escándalo- Misa y Sacramentos! ¡"Ya está bien de protestar", o “de exagerar", es lo más fino y educado que han dicho!

Por otro lado, miembros eminentes de la Iglesia, y laicos católicos de renombre, ya habían denunciado la deriva que se estaba trazando en y desde la propia Iglesia. Un ejemplo sería el cardenal Ratzinger, luego papa Benedicto XVI. Ya desde su Informe de la Fe, del año 1985, pasando por su Teoría de los principios teológicos, de 1986, entre otros muchísimos lugares, incluidas conferencias señeras, ya alertaba de muchísimas de estas cosas.

Pero el mismo Maritain, en fecha tempranísima y hablando del postconcilio que se estaba urdiendo, no duda en denunciar la “fiebre neomodernista… muy contagiosa”, que imperaba ya en mucho cenáculos; hasta hablar sin cortarse de “una especie de apostasía `inmanente´ [o sea: desde las mismas entrañas eclesiales] (…) suscitada por doquier con motivo del Concilio”. (El campesino del Garona, 1967).

Con la debacle vocacional que se produjo tras el CV II donde, en muy pocos años, “desaparecieron” casi de un plumazo varios cientos de miles de sacerdotes y religiosos, movidos por la “crisis de identidad” -asi se llamó en todas partes- que se suscitó, en tantos y tantos, ¿los miembros de la Jerarquia no tenían nada que decir, y/o hacer, para rectificar ese rumbo, entrando a saco en las causas? ¿Y posteriormente, ya con más perspectiva?

¿Cómo no se iban a enseñar -desde las instituciones eclesiásticas- como “católicas", opiniones y doctrinas más propias de los protestantes, y de anticatólicos redomados, cuando no de ateos simpliciter, si con todo eso se había “formado", en los seminarios y en los colegios apostólicos, a sus “pupilos"? ¡No digamos en los “colegios oficialmente católicos"…!

El “empecinamiento en el error” -teológico, moral y pastoral- que, apoyándose en el “espíritu del Concilio” -la letra debía costarles mucho leerla; y, aparte, era una pérdida de tiempo-, asumieron como seña de identidad tantas instituciones de la Iglesia y que las está llevando a la nada, ¿no necesita una valoración sincera, abierta y en profundidad, por obra y gracia de la Jerarquía? Si es que aún se quieren salvar los muebles, claro. Que ya ni lo sé…

Si lo que se pretende es acabar definitivamente con la Iglesia, estamos en el camino más eficaz para lograrlo. ¡Si, en la Iglesia, hasta se copian tal cual el mismo vocabulario, las mismas consignas, los mismos tics ideológicos y los mismos discursos de los políticos de turno…!

Pero, tal como están las cosas en la Iglesia Católica, o alguien da un puñetazo en la mesa y se rectifica el rumbo, o naufragamos… Porque a los arrecifes ya hemos llegado.

Perdón porque me he alargado demasiado. Pero no queria cortar y seguir en otro post.

Y hay que seguir rezando al Señor Jesucristo, nuestro Dios y Salvador.

23 comentarios

  
Néstor
Exacto, y es indudable que la crisis provino del clero. Hace décadas que determinados "teólogos" se dedican a combatir la fe de los laicos y a ridiculizar a los que quieren ser ortodoxos. Más aún, el neomodernismo le fue enchufado a la fuerza en la gran mayoría de los casos al laicado, que después obviamente quedó como quedó. Nada de una "reforma pedida por las bases", fuera de grupitos de iluminados previamente adoctrinados, ellos mismos, por sacerdotes.

Para esto fue imprescindible la anuencia de los Obispos, que al menos dejaron hacer, pero hay que reconocer que si así fue, fue porque vieron que los vientos que venían de Roma no favorecían una actitud más firme.

Saludos cordiales.





Creo q no s pueden poner todos los pontificado dd Juan XXIII hasta hoy en el mismo cesto, xq todavía hay clases, creo...

25/05/20 9:13 PM
  
Miguel Antonio Barriola
Ese paréntesis sobre "Marx - no el actual", creo que hay que tomarlo como
con cierta sorna, porque el hodierno arzobispo de München, vaya que anda desviado, así como la mayoría de la Iglesia germánica.....






La inmensa mayoría de ella está perdida desde hace muchos años ya...
25/05/20 10:02 PM
  
Juan Mariner
¿Me pregunto si lo que acaba de narrar usted tan certeramente es un fenómeno español, europeo, occidental o mundial. Y si lo es, en determinados lugares tiene más o menos incidencia? Los que no viajamos mucho tenemos mucha falta de información, porque lo que leemos no merece demasiada confianza.



Sobre todo en Europa y América; mucho menos en EEUU q en el resto.
25/05/20 10:06 PM
  
Pedro L. Llera
Gracias, Padre Aberasturi. Muchas gracias.
25/05/20 11:38 PM
  
SGM
Claro que sí se copian el vocabulario, consignas e ideologías porque a la iglesia católica ya la entregaron para su destrucción al control mundial político a través de pactos: el Económico mundial de Davos, Pacto global educativo (de domesticación socialista,) Pacto de la fraternidad humana universal que entrega a la iglesia católica al sincretismo y a la apostasía.
Pido a Dios por todos los consagrados, para que reconozcan la astucia del enemigo, que está destruyendo la iglesia con rapidez y para que tengan la valentía de defender la Palabra de Dios. Percibo que muchos están confiados y no advierten el peligro grave de los cambios inminentes en la enseñanza de la iglesia y del ataque a Jesús Sacramentado, sufro porque si no despiertan ahora, van a resultar heridos en esta guerra (que lleva más de cincuenta años) contra la fe católica, cuando ellos sean perseguidos por la misma jerarquía de la iglesia.
Es momento de tener puesta la armadura espiritual referida en la carta a los Efesios capítulo 6.
26/05/20 5:07 AM
  
Argia
La Iglesia desde luego, no está bien, pero cuando uno lee a S. Catalina de Siena, y su descripción de los malos sacerdotes de su época, se te hiela la sangre, y en la historia de otros santos, se ve que parece que no estaba mejor. De hecho hay muchísimos santos mártires, y los otros sufrieron el otro martirio, el que no es cruento.
Jesucristo acabó fatal, y de los suyos, en la cruz solo estuvieron un hombre y algunas mujeres. La iglesia empezó con 10 cobardes, entre los que estaba el primer Papa, un valiente: S. Juan, La Virgen Maria, las santas mujeres, y alguno más.
Vino el Espiritu Santo y cambió todo....eso no quita el fin que tuvieron los apóstoles.
El problema es que nosotros estamos mal acostumbrados, me refiero a la sociedad de bienestar en que vivimos, pero en todas las épocas han cocido habas.
Sin embargo Jesucristo sigue siendo el dueño de la historia, por medio de muchos santos enviados, en situaciones de herejias, apostasias, u otros acontecimientos, ha ido actuando, y su misericordia seguirá actuando. Que la barca de la Iglesia no se haya hundido en todos estos siglos, no ha sido precisamente por obra de los hombres.
Creo que dentro de poco nos va a tocar una intervención divina importante, no creo que va a ser un puñetazo en la mesa, sino más bien en nuestro interior.





Que santa Catalina te conserve intacto tu buenísimo corazón.
26/05/20 12:54 PM
  
maru
Así es P. Aberasturi, tal como vd. lo dice. Lo más triste, es que ha sido consentido, permitido y se ha promovido dentro de la Iglesia, por parte de la Jerarquía (obispos incluidos, en muchos abusos que se dan en la Liturgia) . Estoy leyendo el libro de Ricardo de Mattei, ''lo que nunca se ha escrito sobre el Conc.Vaticano II, y es muy decepcionante todo lo que pasó bastantes años antes del Concilio, pre Concilio y Concilio, así que no es de extrañar lo que estamos viviendo y sufriendo. Hay pocos pastores que denuncian todo lo que está ocurriendo, tal vez sea por comodidad y porque tragan con todo. Una verdadera pena!!!
Que Dios lo bendiga y ayude para seguir denunciando!
26/05/20 3:37 PM
  
María de las Nieves
El Sacramento de nuestra Fe es una Persona Divina y naturaleza humana nació en el pueblo judío y se comportó como judío y Enseñó la Ley y la Torá.
Los Diez Mandamientos de Moisés parecen olvidarse y no podemos obviarlos ;fueron revelados en una teofanía y el pueblo seguía con el ídolo del becerro.
Jesús no rompe con su pueblo; ni con Moisés ni con los profetas y Pablo incorpora a los gentiles es decir a nosotros por la Fe en el Mesías de Israel.

Hemos diluido el origen ;no bastan palabras hay una sola Palabra Revelada y un Solo Dios el Dios de Israel puro Espíritu.Amor.
Que hemos hecho con toda la Revelación AT y NT Tradición y Magisterio ? pues falta formación Teológica y Eclesiologica
y a quién corresponde?
No tenemos vocaciones al Sacerdocio que está pasando? O es que estamos pasando del Señor ?
La Fe Revelada la hemos recibido en la Iglesia Catolica y se nos ha regalado lo mejor ;lo óptimo la salvación y Vida; liberados del poder de Satán. Creemos en ídolos o que? Jesucristo se nos da ;solo falta la Parusia pero como no creemos ;no vemos nada. Esperamos Pentecostés.A ver si suscita místicos y mientras quién salva? El coronavirus haber si hace conversión al Señor y cruz. Miremonos por dentro y gracias Padre.
26/05/20 8:49 PM
  
JSP
1. Padre José Luis, y no solamente es el que cree el que quiere creer, y sólo él, sino que para creer en algo hay que tener pruebas, porque creer cada uno cree en algo, aunque sea en la nada, pero cree desde un porque sí, el credo irracional del espíritu del mundo, y credos hay muchos en el mundo, naturales y sobrenaturales, incluso credos configurados a la carta, pero los que tenemos que ser luz y sal en el mundo tenemos que dar razones de nuestra esperanza en los bienes eternos, en el fin último del género humano que es la Bienaventuranza mediante Nuestro Señor Jesucristo santificados por el Espíritu Santo y perdonados por el Padre y Dios nuestro.
2. El mal espíritu ha introducido el caballo de troya: "la fe no entiende de razones, porque no es racional, es fe.” Hoy en día, se da mucho la fe del carbonero, la fe a la carta, la fe como un sentimiento y la fe agnóstica. Hoy, si se le pregunta a muchos católicos, ¿por qué cree? responde con el trasfondo del caballo de troya del modernismo eclesial: cree como se cree en otras religiones igualmente válidas, porque tiene sus argumentaciones y estructuras mítico - religiosas, litúrgicas, operativas, y estructurales. El modernismo civil y eclesial transmuta la fe a fenómenos vivos a los que se adhieren millones de seres humanos en el mundo, como la ecología, y por ello, deriva en una antropología idolátrica mundana de la moda o planificación del momento. Y lo más grave es cuando un católico, con supuesta fe holística, le dice: "usted comprenderá que para cualquier creyente de cualquier religión, la suya es la verdadera y única, de lo contrario no tendría sentido creer en una en particular, pues todas son válidas con objeto a una fraternidad universal..." Claramente, el relativismo y el respeto al error contrario a la obra de misericordia espiritual y al mandato de evangelizar de Nuestro Señor Jesucristo impera con el espíritu anticristiano. Hoy cualquiera se llama "católico" estando en la misma contradicción, contra la Verdad, acudiendo a la Santa Misa con un postureo falso, porque su impostura verdadera es la de la calle, la postura del mundo contemporáneo: la de la ideología de género, el aborto, el adulterio, etc. La postura nicolaíta que es desenmascarada cuando llega la hora de la Verdad.
3. Mientras Cristo no sea el centro, el centro es el hombre. Y cuando el centro es el hombre su centro es su credo adámico, su credo es la ciencia y/o su credo es la ideología. El católico debe dar razones de su esperanza en la Promesa partiendo de que Dios se ha manifestado acerca de Él en la Historia de forma racional; partiendo de que es posible un punto de partida histórico para una certidumbre eterna; partiendo de cómo puede tal punto de partida tener un interés no meramente histórico; y partiendo de que es posible basar una felicidad eterna ligado a un conocimiento histórico. El punto de partida es la confianza total en "el Mesías, el Hijo de Dios vivo", la indisoluble identificación del Cristo de la Fe y el Jesús de la Historia. Debemos dar razones desde Atenas a Jerusalén.
26/05/20 10:43 PM
  
María Alejandra
Muchas gracias, P. Aberasturi. Diagnóstico claro y preciso, pro ¿quién podría dar en este momento un puñetazo en la mesa para evitar que el barco se estrelle y se hunda definitivamente?. Sólo una intervención divina y una evangelización seria y profunda desde las lanchas salvavidas que se hayan podido salvar del naufragio.Para mí, usted es una de esas "lanchas".Que Dios le benigna y le permita seguir iluminándonos con tanta valentía y claridad. Rezo por usted y le ruego que usted lo haga por mí y mi familia. Los necesitamos.
27/05/20 2:58 AM
  
Oscar de Caracas
Gracias Don Luis porque me ha hecho ver mis carencias.
27/05/20 10:45 AM
  
Rubén (de Argentina)
Lo leo desde hace tiempo Padre y nunca sus artículos han dejado de estar en lo óptimo desde el punto de vista de la defensa de la doctrina católica de siempre (la única que merece ser llamada así, católica). Pero debo decir que los artículos que ha escrito desde que se desató esta pandemia, han sido de antología; si los anteriores, en la escala del uno al diez, me parecían un diez, a estos últimos un once les queda chico. Podrá decir usted que con la defensa que está haciendo no hace más que cumplir con el deber del buen pastor, levantando la voz ante la aparición de los lobos. Pero aún así, reconforta ver que lo hace (y exponiéndose a que lo "misericordeen" en cualquier momento) cuando los lobos son cada vez más, se acercan más y más al rebaño y cada vez son menos los pastores fieles dispuestos a defenderlo. Dios lo bendiga, seguramente su recompensa será inmensa en el Reino de los Cielos.
27/05/20 3:22 PM
  
Belzunegui
Han dejado de creer, incluso en los más altos niveles eclesiales, si es que llegaron a creer durante algún tiempo, pero no se van, para hacer el mayor daño posible. Tenemos el enemigo dentro y arriba, muy arriba.

¿ Qué tenemos que hacer los católicos ? ¿ Sólo rezar, que nunca es poco ? ¿ Denunciar una y otra vez ? ¿ Pasar a la acción ? ¿ Qué tipo de acción ?¿ Cómo ?





La conversión de todos y de toda la Iglesia siempre empieza por la de uno mismo. Es lo que hay que hacer. Y cortar con todo lo que no es la Iglesia: negarnos a subirnos a ese carro. Y decirlo, por supuesto, y explicarlo.
27/05/20 7:45 PM
  
Belzunegui
Pero nos dicen que, si no estamos con Bergoglio, estamos fuera de la Iglesia Católica, con lo que, si no nos subimos al carro, nos acabarán excomulgando.




Decir, se dicen muchas cosas y por demasiada gente. Jesús nos dice que hemos de "ver, oír y entender". Y, como es natural y sobrenatural, MOJARSE. Que ya es hora de que nos dejemos de que nos lo den todo hecho; y, además, en papillita. ¡Mayorcitos nos quiere Dios! Y mayorcitos nos necesita la gente, empezando por uno mismo.
27/05/20 9:19 PM
  
Pepe Cruces.
Muchas gracias, P. Aberasturi. Me gustaría tener la oportunidad de referirle privadamente mi situación personal mediante e-mail, para recibir su orientación. ¿Sería posible?





Por supuesto: a tu disposición. Te envío mi correo.
28/05/20 8:53 AM
  
José María
28 de mayo de 2020

Muy querido D. José Luis:

¡El Señor Jesús provee y proveerá lo necesario a la santa Iglesia, para alabanza de Dios Padre! ¡Aleluya!

No sé si mi opinión tendrá algo de aprovechable, pero se la propongo, D. José Luis, por si la considera digna de ser tenida en cuenta. Va en la línea, creo, de lo que usted mismo le propone y responde a Belzunegui, uno de sus comentaristas.

Estoy de acuerdo con usted en que la “crisis” de la Iglesia es la crisis de fe de los bautizados, una fe previamente atacada y afectada muy especialmente por el virus de la secularización, la implantación de la “iglesia a la carta”, el reino del subjetivismo, etc.

Su denuncia, D. José Luis, me parece muy valiosa y objetiva, y creo que conviene mucho seguir haciéndola, ya que la manipulación y el abuso siguen en plena efervescencia.

Pero creo también (¡y aquí viene mi opinión discutible!) que, en la medida en que nos parezca prudente, a cada uno de nosotros nos toca reconocer que nuestra poca “obediencia de la fe” ha contribuido y contribuye a que muchos dejen la Iglesia y otros no se acerquen a Ella.

Por otro lado, yo también insistiría en que el Señor Jesús, nuestro Dios y Salvador, vencedor del pecado y de la muerte, aun siendo el Todopoderoso, sigue siendo “signo de contradicción”, y esto hace que las ovejas que no vean negocio en seguirle, se vayan a otra parte y no le sigan.

Algo así lo veo, D. José Luis.

Muchas gracias por su dolor y su reacción ante tantas “heridas abiertas” dentro de la Iglesia.

Un fuerte abrazo:

José Mari, franciscano

Gracias también a sus comentaristas, especialmente a Argia, María de las Nieves y Oscar de Caracas.


28/05/20 9:41 AM
  
javier dolid
Si no entiendo mal la exposición, interpreto que la crisis de/en la Iglesia es una CRISIS de FE que, ad intra Ecclesia, se manifiesta en todos los órdenes, horizontes y niveles (en la jerarquía, en el clero, en la vida religiosa y en el pueblo fiel, especialmente afectado el relativismo moderno a partir de la subjetividad de la conciencia personal), y que todo esto se generado, y cultivado desde dentro de la Iglesia.
Estoy totalmente de acuerdo con dicha tesis que concuerda fielmente con la realidad del mundo eclesial del siglo XXI para cualquier observador honrado, pero considero que no entenderíamos correctamente el fenómeno de la crisis de la Iglesia, que se ha manifestado de forma clara en el pasado siglo XX, y de forma especialmente notoria a partir del Concilio Vaticano II, si desconocemos la historia de la pugna mantenida desde la Revolución Francesa entre la Iglesia y el poder temporal, entre la ciudad de Dios (Iglesia) y la ciudad terrenal.(el mundo con sus poderes fácticos).
De forma simultánea, también debemos tener en cuenta el hecho incuestionable de la heterogeneidad de pensamiento político de los católicos (clérigos y laicos) en su condición de ciudadanos y miembros de la ciudad terrenal. Este pensamiento, que no debería transcender del ámbito de lo terrenal, ha condicionado siempre y seguirá condicionando de forma inevitable las conciencias por la subjetividad de las filias y las fobias que tal pensamiento contribuye a conformar por la lógica natural de los hechos.
En el marco de estos antecedentes, y para no dividir a la Iglesia en distintos partidos políticos, a comienzos del siglo XX los pontífices cometen el error de no permitir el uso de la palabra católico en los partidos políticos, generando con ello que la Iglesia (los ciudadanos católicos, que no tienen un partido católico al que apoyar) contribuya a llevar al poder a gobernantes no católicos. La consecuencia, como no podía ser de otra forma, fue que el dominio de lo público y de los gobiernos quedan en manos de no católicos (masones, socialistas, comunistas), y frecuentemente anticatólicos, con la consecuencia de que la Iglesia comenzó a ser perseguida, primero de manera abierta, y luego ganándose culturalmente a una parte cada vez más significativa de miembros significados de la Iglesia.
Hacia dentro de la Iglesia, la ausencia de partidos políticos católicos llevó, de hecho, a muchos católicos (laicos. sacerdotes y obispos) a empatizar con partidos y gobiernos no católicos, y así, por la influencia de las ideologías liberales, socialistas y comunistas entran en la Iglesia ideas teológicas nuevas bajo el paraguas de “modernismo católico” que preparan el terreno para que la Iglesia se ponga a trabajar a favor de la construcción de una nueva civilización y un mundo moderno, la “ciudad terrenal”, con renuncia de hecho, no de derecho, a la civilización cristiana y a la cultura católica que había fundamentado la existencia y la pervivencia de la “ciudad de Dios”. Tan es así que, cuando la Virgen se aparece en Fátima y pide que el Papa y los obispos del mundo consagren Rusia al Inmaculado Corazón de María, la Iglesia no puede hacerlo porque ya muchos obispos son socialistas y comunistas.
Cuando se convoca el concilio Vaticano II, el “Partido del Mundo” dentro de la Iglesia (conformado por socialistas, comunistas y propgresistas católicos) está en condiciones de dar su primer gran golpe a la Institución de la mano del “progresismo católico” de Chenú O.P., Maritain, Congar, Rahner, etc.. Entre los pronunciamientos del Concilio no hay ningún tipo de condena doctrinal contra el progresismo o modernismo católicos, ni declaraciones de ningún tipo contra la ideología comunista cuyo dogma principal de la lucha de clases es una fuente de odio y enfrentamiento entre diferentes sectores y grupos de la sociedad civil, ni contra los regímenes autoritarios del socialismo real implantado en la Unión soviética y China, así como en muchos otros países satélites de dichos Estados, y ello a pesar del número incontable de muertos que el comunismo había causado y seguiría causando en el mundo durante gran parte del siglo XX, hasta colmar la medida de 100 millones de muertos acumulados en su haber a inicios del nuevo siglo XXI (las propuestas de condena por la Iglesia de esta ideología homicida ni se presentaron por cuestiones relacionadas con la “real politic”, pero tampoco hubieran prosperado en un auditorio conformado padres conciliares en gran parte simpatizantes de dicha ideologías).
En aras del ecumenismo en auge a partir de los años cincuenta, quizás por influencia de las ideas protestantes sobre el papel de la conciencia en la vida de los cristianos, uno de los frutos concretos del Concilio Vaticano II fue el reconocimiento explícito de la conciencia individual como rectora suprema de la ética católica y, por ende, de la moral católica, y ello sin ningún tipo de calificativo determinante de limitación de su alcance, y, como ya ocurrió antes con el protestantismo, este portillo ha dado cauce a la laxitud de las conciencias subjetivas por la vía de la inevitable adaptación y conformación de las conciencias a las particulares circunstancias vitales de los fieles católicos, que, a falta de una enseñanza clara por parte de sacerdotes y obispos, han sido finalmente víctimas del encanto de una “religión a la carta”.
Los encuentros de Asís, primero, y más recientemente las declaraciones conjuntas con líderes de otras religiones y las exhortaciones pontificias para orar en comunidad con los miembros de otras religiones, pone a la verdadera religión sobrenatural, la religión cristiano-católica, en un plano de igualdad con la multiplicidad religiones naturales y menos sobrenaturales vigentes en el mundo actual. Con ello, a los católicos se nos quiere presentar la multiplicidad y variedad de religiones como algo querido por Dios, dando pie con ello a que entre el llano pueblo fiel vaya creciendo un gradual excepticismo sobre la única Verdad revelada por N.S. Jesucristo.
El resultado final de todo ello es que la contraiglesia, el “partido del mundo” está ya dentro de la Iglesia y con clara vocación de asumir su gobierno. El progresismo católico, perfectamente alineado con los poderes terrenales del NOM, parece tener el control y los resortes del poder. Quién sabe si la renuncia de Benedicto XVI tuvo alguna relación con la virulencia de la pugna desatada por el “partido del mundo” para hacerse con los resortes del poder dentro de la Iglesia.
Estamos ante un verdadero proceso de destrucción de la Iglesia para la conformación de una Iglesia reformista que derivará necesariamente en la afloración de muchas iglesias, porque la falta de una doctrina que se apoye en la Tradición secular llevará a la división de la Iglesia verdadera y a la dispersión del pueblo católico. En este proceso, los católicos alemanes, actualmente inmersos en el proceloso desarrollo de su “camino sinodal”, parecen estar firmemente decididos y dispuestos a iniciar la andadura de esta deriva y a marcar el camino bajo la obcecada dirección de gran parte de sus obispos,.
Y, cuando vuelva N.S. Jesucristo, ¿habrá algo de Fe sobre la tierra?
28/05/20 2:16 PM
  
Pepe Cruces.
Estimado Padre: cuando usted pueda, envíeme su e-mail. Me gustaría referirle mi experiencia personal para recibir su consejo, pero estimo que es más caritativo y prudente hacerlo por vía privada. Gracias.




Te lo he enviado por correo.
28/05/20 4:36 PM
  
David del Fresno
Con todos los respetos, Don Jorge, y agradeciendo su -a mi parecer- acertado diagnóstico, ¿qué podemos hacer entonces los feligreses? ¿Le nombramos obispo a usted y pasamos de nuestro obispo? ¿Sacamos al Cardenal Sarah en la gestatoria y pasamos de Francisco? ¿Hacemos de nuestra capa un sayo y nos montamos una Iglesia a nuestro parecer? La Iglesia es milicia, Ejército. Y en un Ejército, la obediencia al superior es fundamental. Por tanto, si mi Obispo dice "por ahí" pues yo ire por ahí. Y si el Papa dice "Por allá y no por ahí" entonces iré por allá y no por ahí. Creo, estoy convencido, de que la obediencia a Dios implica la obediencia debida a Papa y a los Obispos. Otra cosa... no la veo: Sería tanto como romper la unidad, que es justamente lo que más le conviene a satanas.




No sé a quién te refieres con "Don Jorge", David. Suponiendo que soy yo, te hago alguna precisión.
Lo primero que hemos de hacer es "tener cabeza".
Y, en esta línea, añado: Lo que dices, tal como lo dices y lo interpretas, no es correcto, católicamente hablando.
La Iglesia no es "milicia". Lo que dice la Escritura Santa que es "milicia" es "la vida del hombre sobre la tierra". Que no es lo mismo. Pero, hasta en el ejército -me refiero al mundo occidental-, la "obediencia" que propugnas y pones de ejemplo a los católicos, o sea, la "obediencia debida, sí o sí", está fuera de todos los códigos militares: de modo que, cuando los superiores mandan un DELITO, ¡no hay que obedecer! Hay que DESOBEDECER.
Y lo mismo pasa en la Iglesia. Todo mandato debe respetar la Ley de Dios... y la conciencia personal de todo hijo de Dios.
Además, en la Iglesia, nadie tiene poder para "mandar pecar". Ni en la Iglesia ni fuera de Ella: por eso enseña que, cuando en conciencia no se puede obedecer una ley, porque va contra la Ley de Dios, hay que resistirse y no obedecer. Y punto.
Para obedecer al obispo y al mismo Papa, el criterio "católico" último, no es "es que es el sr. obispo", o "es que es el Papa". Esto tiene indudablemente su valor, y mucho; pero lo primero que hemos de verificar y constatar, para obedecer a quien sea dentro y fuera de la Iglesia es, y lo repito de intento: "si lo que dice y manda es conforme a la Palabra y la Voluntad de Dios".
Que tú quieres actuar como señalas, es tu conciencia y la de nadie más.
¡Que ya vale de estar tan a favor, tan a favor que, aunque alguien diga una tontería, o hable de fútbol o tosa, como es el Papa, o como es el obispo "ES MAGISTERIO"! Esto es propio de una secta; pero esto NO ES LA IGLESIA. Porque los primeros que, en la Iglesia, no pueden "hacer de su capa un sayo", son ellos precisamente: el Papa y los Obispos. Por razones obvias. Luego, los demás.
La unidad, se rompe, indudablemente, desobedeciendo, cuando lo mandado es legítimo. Pero la ruptura de la UNIDAD de la Iglesia la rompen, en primer lugar esos "Pastores" que, en lugar de mirar y aprender del Buen Pastor, se convierten voluntariamente en "mercenarios", y hacen de su capa un sayo y se ponen a hacer y decir lo contrario de lo que hace y dice el Señor. Y públicamente. Crecidos incluso: ¡a ver quién la dice más gorda...! Esto es lo que realmente hace añicos a la Iglesia.
Y paso por alto los chascarrillos de hacerme obispo, y Papa al cardenal Sarah, aunque también podría entrar al tema, pero no lo voy a hacer. También todo eso es tu problema, que no el mío.
Espero haberte contestado.
28/05/20 7:51 PM
  
GASTÓN
Totalmente de acuerdo con el análisis. Sólo añadiría para algún artículo posterior que tenemos una prueba espléndida de la Santidad de la Iglesia actual en los miles de mártires cristianos de tantos paises: Nigeria, Somalía, etc...A los que no se les presta atención ni ayuda proporcionada por parte de las estructuras eclesiásticas oficiales. ¿No será este olvido, negligencia o como se la quiera llamar una de las mayores manifestaciones de la crisis actual? Y se pierde, además, un argumento apologético actualísimo. Porque la Iglesia de los escándalos es también la de los mártires.
29/05/20 2:51 AM
  
María de las Nieves
Hemos sido llamados a ser criaturas de vida por Dios el Padre Creador .Hasta aquí no hay diferencias con otras criaturas e incluso podemos tener un conocimiento de Dios por vía de la Razón.

Pero para conocer la intimidad de Dios solo es posible por la Revelación que el Padre nos hace en su Hijo Jesucristo .Palabra eterna encarnada y hecha embrion-bebe en su devenir histórico y por su Bautismo en el Jordán se nos revela la voz del Padre; el Hijo Amado y el Espíritu Santo que se posa sobre El y se queda..
Nosotros somos Bautizados en esta Santa Trinidad y nuestra Fe es por la predicacion que entra por el oído después de la Muerte Resurrección y Ascensión de Jesucristo.

Nos dice la 1 carta de San Juan."Lo que era desde el principio; lo que hemos oído;lo que hemos visto con nuestros ojos lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al Verbo de Vida; la testificamos la hemos visto y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se ha manifestado
Así tendremos comunión entre nosotros con el Padre y Jesucristo."
Oir; ver; palpar ;contemplar esa realidad de origen es nuestra Fe ;viene de los testigos.

De nada nos sirven la palabrería de este mundo aunque esas personas sean la autoridad eclesial ;pero no Divina si no es claro el Mensaje ;no tenemos otro y este Mensaje nos anuncia que Dios es Luz y no hay tinieblas en Él.La única autoridad viene del Mensaje revelado y nuestra salvación está en El..

No perdamos el tiempo pues no habrá otro Mensaje.Las tinieblas y mentiras que nos rodean son de los hombres del mundo y sirven a su amo.
Somos pecadores; conversión; metanoia y recibiremos la gracia del Salvador.

29/05/20 7:15 PM
  
Bernabe
El analisis serio sobre las verdaderas causas de la debacle actual, hace mucho tiempo que lo viene demandando el sentido común y, por supuesto, el sentido sobrenatural.
Hemos asistido a declaraciones, quejas, comentarios sueltos y otras cosillas parecidas sobre dichas causas, de algunos personajes eclesiasticos. Pero aún está por hacer un examen riguroso, serio y sistemático. Y seguido de una discusión lo más seria y sensata posible. En lo que a mi respecta, solamente Benedicto XVI hizo una pequeña aproximación en alguno de sus libros de entrevistas, como “Informe sobre la Fe” y algún otro. Pero muy de pasada, y en temas puntuales.
Uno de los errores más decisivos que se han producido fue aquella declaración, a mi juicio, insensata, del discurso de apertura del C VII, que abolía, de hecho, las acciones punitivas que, amparándose en el derecho canonico, venía aplicando la Iglesia. Ello dio lugar a los primeros desbarajustes doctrinales, a la desobediencia después, a la abierta herejía, y a los comportamientos más escandalosos que se han presenciado en siglos.
Esto pudo haberse revertido por los sucesivos pontífices. Pero no se hizo. Nos hubiera hecho falta un S. Pio X, que con clarividencia quasiangelica hubiera intervenido acertadamente. Lo que al principio no se hizo por desidia, comodidad, por evitar conflictos o por las razones que fueran se fue haciendo un problema casi irresoluble. Con el añadido de la infiltración masónica y marxista creciente en la Jerarquía. Tengo que decir con tristeza que los años de Juan Pablo II hubieran sido un momento adecuado. Pero creo que se descuidó en esos años la labor de gobierno de la Iglesia y hay acciones, palabras y omisiones de dicho papa que, sencillamente, no entiendo. Muchos de los cardenales y obispos que padecemos hoy fueron nombrados entonces.
De la misma forma, la formación catequetica, en los Seminarios y en las facultades de Teología siguió en manos de indeseables, ateos, marxistas, homosexuales, agentes infiltrados que trabajaron de forma muy eficaz para destruir la Iglesia. Se de algún caso individual de rector de Seminario que facilitaba la ordenación de los peores y procuraba echar a los mejores. ¿De verdad que no se pudo hacer nada?...
El contenido de los libros de texto de Religión era un verdadero escándalo por lo anodino, sin sustancia y vacío de contenidos. ¿Es que nadie de la alta Jerarquía se molestó en leerlos? Esto sucedió durante años y años. Mientras tanto, el enemigo no perdía ripio. Iba colocando a los suyos paulatinamente en puestos clave. Y los supuestamente buenos no se desayunaban de nada. O hacían la vista gorda...
Si esto que acabo de describir, lo hago desde una posición de seglar corriente y molinete, sin acceso a información privilegiada...alguien que tenga a su alcance otras fuentes ¿que no podrán decir?
El análisis sigue estando por hacer...
29/05/20 9:05 PM
  
Archie
Me alegro mucho de cuanto dice en su post.
Y es que cuando el señor Osoro nos dejó sin Sacramentos en la Diócesis de Madrid -gratuitamente, porque con el Decreto en la mano no había motivo- me quejé en Infocatólica y se publicó mi queja... durante menos de 24 horas; imagino que el tiempo en que ese señor tardó en enterarse y hacer una oportuna llamada para que mi comentario fuera retirado...
Dios Todopoderoso, a no tardar, nos pondrá a cada uno en su sitio.
30/05/20 3:59 PM

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