(425) Transmutación reformista de la fe

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El pensamiento católico europeo posterior a la II Guerra Mundial se caracteriza, en general, por la adopción de planteamientos liberales; por una parte, liberal-progresistas; por otra, liberal-conservadores. Estos últimos reclamarán la ortodoxia intelectual, apelando al nuevo orden sociopolítico en clave democristiana, y readaptando los principios del catolicismo liberal decimonónico y de principios del siglo XX, esto es, el modernismo. El resultado será el neomodernismo, que es un movimiento ante todo, liberal conservador.

 

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La primera virtud que quedará afectada por esta conformación al siglo sera la virtud teologal de la fe, de cuya crisis comenzamos a hablar en los diez primeros parágrafos anteriores. La perspectiva neomodernista será perfecta para adaptar la fe a la mentalidad liberal conservadora: individualismo ético, es decir, existencialismo, mitigado por el comunitarismo progresista. Porque en lo social y en lo económico, y también en lo antropológico, los católicos conservadores querrán parecer progresistas. Nada mejor, para ello, que reivindicar una socialdemocracia moralista, que manteniendo la ortodoxia en moral sexual, adquiera apariencia reformista y social.

 

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Esta socialdemocratización espiritualista del catolicismo será llevada a cabo, en el plano teológico, por la Nueva Teología, utilizando el Método de Inmanencia de Maurice Blondel para inmanentizar la fe cristiana sin que se note, hibridando lo natural con lo sobrenatural. Y en el plano filosófico, por el Personalismo, recentrando el pensamiento cristiano en la persona, escindiendo de ella el orden metafísico para reformar la antropología católica según los presupuestos subjetivistas del liberalismo social de corte socialista. Pero sin pasarse. Éste, el liberalismo social moderado, concretamente el que León XIII denomina de tercer grado, será desarrollado en clave piadosa por la democracia cristiana.

 

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Ante todo, la reforma liberal de la fe se ha realizado confundiéndola con la esperanza, al modo protestante. La fiducia es más adaptable al nuevo orden que la fe teologal. La fe dejará de consistir en creer, para consistir en confiar. Ya no se creerán verdades, ya no se creerán doctrinas. Se confiará en una Persona humana que por sus excelencias es divina. Aunque no perfectamente divina, porque por solidaridad ha renunciado a ser perfecto Dios para «abajarse». Adviene un nuevo nestorianismo mitigado.Se habla de Jesús como si se hablara de una persona humana, aunque perfecta y sin pecado, en la cual se confía de tú a tú, pero sin tener por qué creer en lo que dice, porque no se trata de creer palabras humanas, sino de mera relación existencial. Casi nunca se habla de Cristo como Perfecto Hombre y Perfecto Dios; la expresión Dios Hijo está, casi siempre, ausente; sino como de una persona humana que es también divina, porque Dios (no el Padre, sino Dios, en general) está en ella. El nestorianismo mitigado sirve para aportar un trasfondo espiritual al conservadurismo social y catolizarlo.

 

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La fe, de esta manera, se humaniza, se inmanentiza, deviene experiencia existencialista e individual. La fe pasa a ser una relación subjetiva personal de proyección social, utilizada contra el liberalismo de primer y segundo grado y contra el marxismo. Porque el liberalismo social conservador no quiere excesos, quiere cierto orden, quiere civilización, no la revolución, sino sus “mejoras”. No tanto creer, como relacionarse independiente y libremente con otra persona humana, en este caso, perfecta. Pero relacionarse no en el sentido en que, tradicionalmente, se hablaba de la relación del cristiano con su Redentor, sino de tú a tú, de causa primera (el hombre) a causa segunda de Dios (Jesús).

 

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El hombre, soberanamente libre, va a pretender tener el control; Jesús es convertido en instrumento humano de Dios, que obra y salva por solidaridad, no por sacrificio; y a la espera, confiando en que el hombre dé, por sí solo, el primer paso, minusvalorando, aunque no negando, los efectos del pecado original y personal. Es el numen liberal, que adora la absoluta independencia humana (imperfecta, eso sí; pero para eso pone a Dios a su servicio, para restaurar la autonomía del hombre; nótese la instrumentalización de la gracia, convertida en mera función operativa, rehabilitada por el amor solidario de Jesús, de la naturaleza humana). Es el hombre quien tiene que dar primero el sí.

La fe ha dejado de ser teologal y la gracia se ha convertido en una simple ayuda opcional a posteriori. Primero, para esta mentalidad, siempre, tiene que ser el solo consentimiento humano por la sola voluntad causado, anterior a todo influjo de la gracia. Dios, convertido en expectador. Dios apuesta por el hombre, se dice. Confía en el hombre. Espera que sea él quien dé el primer paso, como si pudiera darlo sin su Creador y Redentor, y no estuviera caído de la gracia. Es el hombre superdigno liberal, el homo-homo-homo renacentista, el hombre uno y trino del humanismo, convertido en causa de sí mismo. La fe ha pasado a ser de la Iglesia a ser del hombre autónomo, que la trata como si fuera su propiedad. La reforma en clave socialdemócrata del concepto católico de libertad, tambien en materia religiosa, será el siguiente paso.

 
 
LA CLAVADURA, I: Una necesaria ambigüedad, II: Transmutación reformista de la fe
 

20 comentarios

  
Vicente
La fe católica en su substancia y esencia más profunda nunca puede ser reformada, pues se trata de la fe de la Iglesia. Cambian los modos y las formas, nunca la fe misma.
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A.G.:
Tampoco modos y formas deben cambiar, Vicente, porque los modos y las formas de la fe, es decir, la doctrina creída, el objeto de la fe, es revelado. Dios reveló también una doctrina. Si se cambia su forma y modo de inteligencia y comunicación, aquilatados por la providencia divina, se corrompe. Que eso es corrupción, alteración de forma. Lo que puede cambiar es lo prudencial, no lo teologal.
23/05/20 12:44 PM
  
Fernando Martín López Avalos
Estimado don Alonso:

¡¡¡Gracias a JESUCRISTO porque, por medio de su palabra de filósofo católico, Él me ha permitido profundizar en Su Palabra!!!
23/05/20 3:31 PM
  
M.Angels
Si... se dicen cosas muy confusas, la fe no consiste en fórmulas muertas... el cristianismo es una Persona...esas cosas. Y el fruto de todo eso es la indefinición y confusión.
Ya hace muchos años, en "Informe sobre la Fe" el entonces cardenal Ratzinger decía que fue un grave error el abandono de los viejos catecismos. Tenía toda la razón. Las abuelas que en su infancia, allá por los años 40 o 50 del pasado siglo memorizaron el catecismo " como papagayos", como se decía despectivamente en mi infancia, en muchos casos conservaron la Fe, porque tenían algo definido que conservar. Nosotros, sus hijos y nietos, en muchos casos apenas la hemos recibido, más allá de unas vagas nocionesimpregnadas de buenos sentimientos. No roca, sino arena. Hay excepciones, claro, yo por ejemplo me topé con el "Para salvarte" del P. Loring, que en gloria esté.
23/05/20 3:50 PM
  
Luis Fernando
La diferencia entre los liberales radicales y los conservadores es de grado, no de esencia.

No son rupturistas versus tradicionalistas. Son rupturistas a lo bestia versus rupturistas a cámara lenta.
23/05/20 3:55 PM
  
Palas Atenea
M. Angels: Tengo el honor de ser una de esas abuelas de los años cincuenta de las que hablas. Efectivamente, aquellos catecismos se memorizaban como los protestantes memorizan la Biblia, pero no todas hemos conservado la Fe porque después de los 50 vinieron los 60 y aquellos fueron otros López. Hay un hilo conductor entre mis abuelos, mis padres y yo porque todos estudiamos el Catecismo, fuera este el Ripalda-que fue el mío-u otro semejante. Es una tradición tan antigua que se encuentran catecismos escritos en casi todas las lenguas americanas. Hubo dos razones de índole diferente para que aquellos catecismos desaparecieran:
1) De tipo pedagógico: la memorización fue ridiculizada y cayó en desuso, de manera que fuimos la última generación que estudiamos así el Catecismo y poesías de los escritores del Siglo de Oro, muchas de ellas puro catolicismo tridentino.
2) De tipo catequético: Catecismo y catequesis tienen la misma raíz pero la catequesis empezó a darse sin Catecismo lo que parece un oxímoron. Se sustituyeron los catecismos, sobrios y escuetos, por libros muy bonitos y coloridos en los que ya era difícil saber qué verdades de la Fe se pretendían comunicar. La Trinidad, por ejemplo, no sé muy bien cuando aparecía porque nunca he sido catequista pero, seguramente, se pensó que era conceptualmente difícil para un niño pequeño, como si la Trinidad fuera un concepto y no un misterio. Por otra parte se sustituyó mucho la palabra-que podríamos poner en mayúscula: Palabra-por la imagen llevados también por las nuevas pedagogías y no se quería representar al Padre como un anciano con barbas blancas ni al Espíritu Santo por una paloma para que no dieran lugar a confusiones.
Todo esto condujo a una diversidad de catequesis cada cual más creativa y menos católica.
Ni mis abuelos, ni mis padres, ni nosotros (hermanos) hemos llegado a adultos viendo a Dios Padre Todopoderoso como un anciano con barbas, a pesar de sus muchas representaciones pictóricas de esa guisa, ni pensamos que el Espíritu Santo sea una paloma, ni un viento, ni una llama. Y no lo pensamos porque, a la vez que se nos enseñaba el Catecismo, también fuimos educados en la simbología cristiana que en estos momentos es desconocida.
Con naturalidad, y sin que nadie nos diera una clase sobre eso, distinguíamos el hábito de un jesuita del de un dominico o de un franciscano y sabíamos si un santo era fundador, mártir o confesor.
Es decir, manejábamos el misal, el catecismo y la iconografía cristiana de manera que, yendo a un museo, podíamos saber, sin mirar el rótulo, lo que representaba el cuadro o la escultura. Amén del vocabulario correspondiente como Pantócrator, Piedad, Anunciación, Ecce Homo, etc...
23/05/20 6:08 PM
  
Vicente
¿Por qué modos y formas no pueden cambiar ?
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A.G.:
Me refiero a los modos y formas de la virtud de la fe. No pueden cambiar porque el objeto de la fe es una doctrina, y esa doctrina tiene unos modos de inteligencia y unas formas de conceptualización que no se pueden cambiar sin grave daño.
Otra cosa es la pastoral, la aculturación etc etc
23/05/20 9:40 PM
  
Manu
Entonces la fe consiste, sobre todo, en cumplir con unos mandamientos, con unos contenidos doctrinales que se han de satisfacer en atención a la Autoridad Divina.
Esos contenidos son racionales y alumbran el entendimiento para que éste se dé cuenta de que son verdaderos y estables, sin ni un ápice de duda.
La dimensión afectiva de la fe resultaría peligrosa pues los afectos son propios de la subjetividad adámica y nos pueden arrastrar al liberalismo de tercer grado.
Por lo tanto, debemos esperar que Dios mueva a nuestra voluntad para que aceptemos esta fe intelectual.
Más que aspirar a sentirnos inflamados en el Amor de Dios, debemos aspirar a que nuestro entendimiento capte ese logos y, luego, pedir a Dios que nos capacite para cumplir sus mandamientos.



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A.G.:
Manu lo tiene Ud. todo mezclado sin distinción. La fe consiste en creer, la caridad en amar, la esperanza es esperar y confiar.
La gracia santificante sana las potencias, también la voluntad y sus afectos. Los mandamientos podemos cumplirlos en su totalidad y durante largo tiempo gracias a los auxilios actuales que el Señor nos manda, sobre todo si se los pedimos. Pero no se ama con la fe, con la fe se cree. Se ama con la caridad.
23/05/20 11:37 PM
  
Manu
Sin embargo, San Buenaventura considera la afectividad y la subjetividad humana muy importantes para la entrega total a Cristo. Eso sí, afectividad y subjetividad sanadas por la gracia.



Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo, él, que es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios y el misterio oculto desde los siglos. El que mira plenamente de cara este propiciatorio y lo contempla suspendido en la cruz, con fe, con esperanza y caridad, con devoción, admiración, alegría, reconocimiento, alabanza y júbilo, este tal realiza con él la pascua, esto es, el paso, ya que, sirviéndose del bastón de la cruz, atraviesa el mar Rojo, sale de Egipto y penetra en el desierto, donde saborea el maná escondido, y descansa con Cristo en el sepulcro, como muerto en lo exterior, pero sintiendo, en cuanto es posible en el presente estado de viadores, lo que dijo Cristo al ladrón que estaba crucificado a su lado: Hoy estarás conmigo en el paraíso.

Para que este paso sea perfecto, hay que abandonar toda especulación de orden intelectual y concentrar en Dios la totalidad de nuestras aspiraciones. Esto es algo misterioso y secretísimo, que sólo puede conocer aquel que lo recibe, y nadie lo recibe sino el que lo desea, y no lo desea sino aquel a quien inflama en lo más íntimo el fuego del Espíritu Santo, que Cristo envió a la tierra. Por esto dice el Apóstol que esta sabiduría misteriosa es revelada por el Espíritu Santo.

Si quieres saber cómo se realizan estas cosas, pregunta a la gracia, no al saber humano; pregunta al deseo, no al entendimiento; pregunta al gemido expresado en la oración, no al estudio y la lectura; pregunta al Esposo, no al Maestro; pregunta a Dios, no al hombre; pregunta a la oscuridad, no a la claridad; no a la luz, sino al fuego que abrasa totalmente y que transporta hacia Dios con unción suavísima y ardentísimos afectos. Este fuego es Dios, cuyo horno, como dice el profeta, esta en Jerusalén, y Cristo es quien lo enciende con el fervor de su ardentísima pasión, fervor que sólo puede comprender el que es capaz de decir: Preferiría morir asfixiado, preferiría la muerte. El que de tal modo ama la muerte puede ver a Dios, ya que está fuera de duda aquella afirmación de la Escritura: Nadie puede ver mi rostro y seguir viviendo.Muramos, pues, y entremos en la oscuridad, impongamos silencio a nuestras preocupaciones, deseos e imaginaciones; pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, y así, una vez que nos haya mostrado al Padre, podremos decir con Felipe: Eso nos basta; oigamos aquellas palabras dirigidas a Pablo: Te basta mi gracia; alegrémonos con David, diciendo: Se consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi herencia eterna. Bendito el Señor por siempre, y todo el pueblo diga: «¡Amén!»

San Buenaventura
"Sobre el itinerario de la mente hacia Dios"




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A.G.:
La gracia sana y restaura la sensibilidad, los afectos, etc. Son una parte importante del ser humano, obviamente, y tienen su papel en la vida, una vez sanados; pero no son la fe. La fe consiste consiste en creer no en sentir. La fe no es sentimiento ni afecto, como creen los modernistas. La fe es una virtud teologal.
24/05/20 10:42 AM
  
Juan Javier
Muchas gracias Alonso. Dios le bendiga.
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A.G.:
Gracias. Laus Deo.
24/05/20 1:14 PM
  
Curro Estevez
Alonso: Que Dios te conserve esa virtud de expresar tan certeramente el estado de la cuestión. No se puede explicar más claramente el conservadurismo liberal en que ha mutado la fe de nuestros abuelos.

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A.G.:
Gracias Curro Estévez. Como bien dice, el catolicismo liberal es una mutación de la fe que hemos heredado.
24/05/20 1:51 PM
  
Manu
Según el Catecismo de la Iglesia Católica:
"La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras".

Al ser una adhesión del hombre entero, el acto de fe comprende: el entendimiento, la voluntad.
Pero para evitar que este acto del entendimiento y de la voluntad se quede en un mero legalismo, debe integrar el corazón de la persona, su afectividad.



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A.G.:
La voluntad movida por la gracia mueve al entendimiento a asentir a la verdad revelada. Lo he explicado muchas veces.

La fe consiste en creer, y esto, obviamente, cambia la vida de una persona. Porque al ser la fe la puerta y el umbral de la justificación, al recibir la gracia santificante las potencias del hombre son progresivamente restauradas y sanadas, también la sensibilidad, los afectos, todo. Porque la gracia sana al hombre entero, que no debe escindirse en partes, individual y personal, como hacen los personalistas. Por la fe, que consiste en creer, el hombre se adhiere a Dios Nuestro Señor. Porque creer en las verdades que Dios comunica tiene ese efecto, que la verdad creída libera y une con Dios.

Sin embargo, la fe consiste en CREER.La caridad, en amar. La esperanza, es esperar y confiar.
La fe no consiste propiamente en sentir o tener sentimientos religiosos, eso se llama modernismo.
24/05/20 2:49 PM
  
Manu
A ver si ya soy capaz de entenderle.
La gracia que Dios concede al hombre para que realice el acto de fe va exclusivamente dirigido a su intelecto y a su voluntad, los factores psicológicos, subjetivos y afectivos irían después, pues estos factores se hayan dañados por el pecado y no son capaces de intervenir en el acto de fe.
Luego es totalmente necesario que el hombre se desposea de su afectividad para realizar el acto de fe.

Saludos cordiales


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A.G.:
No, no lo entiende todavía. El entendimiento y la voluntad también están afectados por el pecado original. Además, el hombre es incapaz de la fe, porque la fe es sobrenatural. Ni el entendimiento podría asentir, ni la voluntad podría mover al entendimiento a que asintiese, si no es por el influjo de la gracia, para el acto de fe; la fe, en cuanto virtud, es recibida en el Bautismo junto con la gracia santificante y las demás virtudes teologales. Porque teologal significa eso, que se debe recibir de Dios.

Luego, a medida que la gracia santificante va sanando al hombre en su integridad, se van sanando también sus afectos, sensibilidad, etc. Es el proceso de santificación, proceso en el que la fe es el comienzo, la puerta. No debe Ud. confundir la fe con el proceso de santificación.
24/05/20 7:41 PM
  
Manu
Entonces el hombre no hace nada, tan sólo recibe la gracia de Dios, como en una especie de predestinación.
Como mucho el hombre se deja mover por gracia, pero entonces ¿qué queremos decir cuando decimos que el hombre se deja mover?
¿Qué capacidad humana interviene (si es que interviene alguna?
O, a lo mejor, consiste en que el hombre es capturado o arrastrado por la gracia sin la intervención de su naturaleza caída.
He de confesar que según sigo sus argumentos, creo que la solución es la predestinación.

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A.G.:
El hombre colabora libremente movido por la gracia. De hecho, la colaboración libre del hombre es plenamente del hombre gracias a la gracia divina.

Las potencias del hombre estén caídas, pero no destruidas. La gracia las sana y fortalece, y las eleva al estado sobrenatural.

Todo ello es posible gracias al Sacrificio de Cristo en la cruz. El Bautismo nos comunica la gracia santificante por la aplicación de los méritos de Cristo, y esa gracia santificante trae las virtudes teologales, entre ellas la fe.

Las gracias actuales movilizan al hombre a dar lo mejor de sí, a colaborar plenamente movido por el auxilio divino, que activa su libertad.
24/05/20 11:02 PM
  
Manu
Luego eso quiere decir que el hombre también puede rechazar la gracia divina y no creer y que cuando acepta la gracia, en esa aceptación hay un acto libre del hombre para aceptar dicha gracia
Y si el acto es libre, quiere decir que interviene su voluntad y su entendimiento. Y, también, la sensibilidad humana sufre el impacto de la gracia y del acto libre que realiza el hombre al adherirse a Dios.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica:

"La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras".

El que la sensibilidad humana sufra el impacto de la gracia no es psicologismo, lo sería, si la fe se redujera a esa experiencia psicológica, en la línea de
las místicas racionalistas y paganas que surgieron con fuerza a partir del Renacimiento, la Ilustración y el Romanticismo decimonónico.

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A.G.:
El hombre puede abusar de su libertad y rechazar creer. Pero de ahí no se deduce que la fe consista en sentir. Sigue usted que erre que erre.
25/05/20 10:13 AM
  
Manu
Yo no he dicho que creer sea sentir, he dicho que el impacto de la gracia también puede afectar a la sensibilidad humana.
Lea, si quiere, el libro de las moradas de Santa Teresa (sobre todo la sexta)
Además, también he dicho que reducir la fe a estas experiencias sensibles es un error, sería caer en psicologismo religioso. Esto también lo dice Santa Teresa, la cual en tono irónico dice que hay monjas que en vez de tener arrobamientos tienen "abobamientos".


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A.G.:
La gracia sana progresivamente al hombre entero, es el proceso de santificación, que no debe Ud. confundir con la virtud teologal de la fe, como le vengo explicando.
25/05/20 10:31 AM
  
julián
D. Alonso, buenas tardes. Me gustaría que, si pudiese, explicase vd. desde el punto de vista católico tradicional, en qué consiste la "fides qua", la dimensión subjetiva de la fe o acto de creer de la que habla san Agustín, porque constantemente se oye hablar de que consiste en la fe como experiencia, como sentimiento, como encuentro con Dios en el misterio y otras cosas de tinte modernista y voluntarista. ¡No sabe cuánto se lo agradecería!
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A.G.:
julián, ese tema es importante, y aparecerá en breve, en esta serie de artículos sobre la crisis de la fe. Espero que le sirvan.
27/05/20 1:00 PM
  
Cristián Yáñez Durán
Estimado Alonso.
Excepcionales sus artículos. Serios, profundos y asombrosamente ortodoxos.
Pocas veces se ve tanta metafísica católica tan bien condensada. Un lujo.
No podría ser de otra forma. La mejor doctrina siempre de Nuestra Madre Patria.
Si alguna vez pudiese compendiar sus artículos en un PDF, sería fantástico. Si cobra, tiene todo el derecho. Pero son tesoros que no se deben perder.
Cordialmente,
Un español de ultramar.
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A.G.:
Muchas gracias. Dios nos conceda seguir iluminando algunos temas.
31/05/20 1:09 AM
  
Cristián Yáñez Durán
Estimado, Manu.
Si en algo puedo ayudar a las precisas explicaciones de Alonso, la Fe es un conocimiento y certísimo. Es más, es imposible que alguna ciencia confiera un conocimiento más cierto que el de la Fe, porque su fuente es Dios revelante. O sea, es un conocimiento objetivo completamente independiente de qué sintamos o no.
Incluso el modernismo conservador, soslaya este punto.
31/05/20 1:21 AM
  
Santiago
Don Alonso.
Habla ud. de que “en lo social y económico los católicos conservadores querrán parecer progresistas”.
Que material recomienda ud. para profundizar en el tema de compatibilizar teoría económica con fe católica ? Porque sinceramente como católico y economista joven suelo escuchar “campanas” en distintas direcciones.
Gracias !
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A.G.:
Sin duda la Revista Verbo.
31/05/20 6:08 AM
  
Manu
Cristián Yáñez:
Si se da cuenta en mis comentarios he destacado que la fe no se puede reducir a una experiencia psicológica, es decir, a un mero sentimiento.
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A.G.:
Manu ha expuesto Ud suficientemente su tesis. Ya no publicaré más reiteraciones.
31/05/20 11:58 PM

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