(414) Prevaleciendo por gracia

97.- Sí, Dios la infunde.— Es la virtud de la fortaleza una virtud capital, que amanece en el cristiano con la gracia santificante. Es fuerza sobrenatural que atempera el miedo a la corriente del Maelstrom, y dirige el alma con audacia contra el abismo de sus fauces, para confrontarlas.

     La fortaleza consiste en atacar y resistir, siendo este último acto el principal y más difícil. Para resistir al error y al pecado hay que estar en estado de gracia.

     Enseña el Doctor Común que en el acto de resistir es necesario, en primer lugar, que el ánimo no ceda a la tristeza ante la desmesura de los males; que tenga paciencia. En segundo lugar, que no desfallezca, sino que aguante, según la Escritura que exhorta a «no dejarse abatir por el desaliento» (Hb, 12, 3). Es necesario perseverar a contracorriente y mantenerse firme en la verdad.

 

98.- Un don del Espíritu Santo.— El don de fortaleza «es un hábito sobrenatural que robustece el alma para practicar, por instinto del Espíritu Santo, toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir» (ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, 1958, pág. 552). No es sólo un perfeccionamiento necesario, sino un modo restaurado, sobrehumano, de resistir la tentación y combatir la apostasía; de permanecer en estado de justificación; de erradicar la tibieza en el servicio de Dios y hacer al alma intrépida y valerosa.

     Ferendo vincam, que venza sufriendo, porque sufriendo por gracia venceré.—Al principio de esta obra contemplábamos el emblema 17 de las Empresas morales de Don Juan de Borja, 1680. La pictura que ilustra el lema es elocuente: una roca resiste la agresión de las olas, se impone a la corriente adversa y permanece en su sitio, donde prevalece la verdad. Stat veritas! Resistiendo vence, porque «así como el peñasco, sufriendo los golpes de las olas en la tormenta, con su firmeza las deshace, y vence; de la misma manera, el que tuviere firmeza y valor para sufrir los trabajos, por grandes que sean: si de su propia voluntad —socorrida por Dios— no se les rindiere, al cabo con paciencia vencerá, y triunfará de ellos»

 

99.- Contra las aguas del Maelstrom.— Sea el católico de hoy, en este momento, cual roca que enfrenta la corriente y mantiene su posición, que en esto consiste soportar. Y no a cualquier torrente, sino la moderna pleamar del devenir, la ola rugiente del mundo. Y no cualquier mundo, sino el surgido de 1789.  Que es fecha del tiempo del hombre, de la aceleración de la nada, de las aguas salvajes que confluyen hacia el Leviatán.

     Sea el cristiano cual peña que enfrenta la Era del Subjetivismo, también en la Iglesia; sea peña que encara el torbellino de la disolución neomodernista. Pero no por sí solo, que es imposible, sino por participación, porque el Señor es roca en que acogerse

 ¡No me moveré! Tenga el católico de hoy a Nuestro Señor Jesucristo y su Madre Santísima siempre en frente y a su diestra, y grite: ¡no me moveré!. Permaneceré en la doctrina, y no me desplazaré ni un ápice hacia un lado o hacia otro. Moverse es dejarse arrastrar. Mantenga la posición, habite la trinchera, disponga de la gracia para encarar y no abandone la verdad. Porque «el secreto de nuestra fortaleza se halla en la desconfianza de nosotros mismos y en la confianza absoluta en Dios. Inútiles para todo lo bueno en el orden sobrenatural sin el auxilio de la gracia, participamos de la fortaleza misma de Dios»  (Ad. TANQUEREY, Compendio de teología ascética y mística, Palabra, Madrid, 1990, pág. 580.)

 

y 100.- Antes padecer que rendirse a cosa feadice el refrán. Resistir, siguiendo a la RAE, es tolerar, aguantar, sufrir; y atemperarse, negarse, abrazar la propia cruz; también pervivir, durar, rechazar, repugnar, contrariar, oponerse con fuerza a algo, no rendirse. Plantar rostro al Maelstrom es anclarse en un principio de estabilidad, y navegar sin naufragio, ni demora en la verdad. Reconvenir al Maelstrom, hoy día, es oponerse al mutacionismo doctrinal, al nuevo mundialismo pastoral. Es reclamar el ser contra la filosofía de la acción; es recurrir al antimodernismo para sobrevivir. Es custodiar el depósito, para que impere la verdad natural y sobrenatural. Desafiar al Maelstrom es mantener la identidad.

     La situación actual es crítica. Toca apercibirse de traditio y repugnar la huida, la descomposición. Toca afianzarse en lo de siempre y no ceder un ápice. Toca restaurar la tradición hispánica, el cervantismo espiritual, tabla de náufrago de Cristiandad superviviente. Toca la fidelidad, la Buena Nueva de nuestros padres, ahuyentar la novedad. Toca ser fieles en lo poco y en lo mucho y en lo pequeño y en lo grande. Toca sufrir por la Iglesia, no en vano, sino para completar los sufrimientos de Nuestro Señor. Toca sufrir por su Iglesia, columna y fundamento de la verdad. Ferendo vincam! Porque Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera.

 

FIN DE LA OBRA LA IGLESIA EN EL MAELSTROM

 

Laus Deo Virginique Matri

 


David González Alonso Gracián 

La Iglesia en el Maelstrom, XI, Subjetivismo pastoral, XII: Domesticar la RevoluciónXIII: Sin Cruz y sin justiciaXIV: Titanismo y caídaXV: La ofensiva marxista y conservadoraXVI: Conservadurismo neomodernista, XVII: Falsas doctrinas redivivasXVIII: Metástasis del LeviatánXIX: Burocrativismo teológico, XX: Doctrina ensordecidaXXI: Neomodernismo y principio hegeliano, XXII: La herejía que sigue y crece, XXIII: Obstáculos tradicionales y caciquismo teológico, XXIV: En la corriente del Maelstrom, y XXV: Prevaleciendo por gracia. FIN de LA IGLESIA EN EL MAELSTROM

 

4 comentarios

  
Javier Gutiérrez Fernández-Cuervo
Obra que, indudablemente y si este mundo temporal prospera, será clave en la historia futura. ¡Mil gracias por tremenda obra!
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A.G.
Gracias Javier. Dios lo conceda.
14/03/20 6:50 PM
  
Flavio
Descubierta esta obra hace poco, le estamos dando difusión entre los amigos del Traditum -a quien bien le cabe, por sabrosa analogía, aquello de «super hanc petram...». Gracias al autor por sus desvelos, por sus numerosos aciertos y por la feliz sobriedad de su estilo, epigramático como el del vétero-Gracián.
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A.G.:
Muchas gracias Flavio por difundir y valorar esta empresa, como diría don Juan de Borja. A Gracián, el Baltasar, como bien apunta, lo admiro mucho y me ha influido no poco. Le agradezco lo haya percibido.
15/03/20 4:07 PM
  
Soledad
Buenos días Sr. Gracian:
Me permito una sugerencia, si es posible. Por lo que veo ha finalizado Vd. Los artículos sobre
"La Iglesia en el Maelstrom".
Dada las circunstancias que vivimos, con el tiempo del que se dispone, me gustaría leer todos los capítulos de corrido. Me estoy volviendo loca. Habría la posibilidad de una relación de los mismos, añadiendo número del artículo,Es una comodidad por mi parte, pero pienso que facilitaría la lectura y continuidad de la misma.
Muchas gracias anticipadas.
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A.G.:
Soledad abajo del artículo tiene Ud. el índice ordenado con todos los capítulos. Puede ir entrando ordenadamente en cada uno de ellos.
17/03/20 10:36 AM
  
Soledad
Gracias.
La espesura mental es lo que tiene, las cosas están delante de tus narices y no las ves.
Disculpeme.
Un saludo
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A.G.:
Gracias a Ud. por interesarse por mis artículos. Espero le sirva y aporte.
17/03/20 11:36 AM

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