(400) Algunos aspectos del neomodernismo

A lo largo de muchos artículos hemos estado contemplando cómo el neomodernismo, a diferencia del modernismo, pretende pertenecer católico e incluso ortodoxo, y que apela incluso al magisterio de la Iglesia. ¿En qué consiste entonces su peligrosidad?

En primer lugar, en que quiere permanecer católico, pero también moderno. En que quiere mantenerse en los principios del catolicismo, pero al mismo tiempo en los de la Modernidad. Para ello se atreverá a caminar sobre una cuerda de equilibrio: rechazará la tradición tomista, pero no del todo: intentará reinterpretarla. Aceptará la filosofía moderna, pero no del todo: intentará catolizarla.

Pretenderá evitar el caos, pero no con demasiado orden. No querrá la ley, para no ser rigorista; pero sí querrá la norma, para no ser ácrata. La indefinición será su método. 

 

En realidad, el neomodernismo pretende hacer tan importante la vida sobrenatural que la convierte en exigencia de la naturaleza humana, naturalizándola. Cree que la unidad es tan necesaria, que no duda sacrificar a ella parte de la verdad, dilatando el depósito hasta la indefinición, pero sin querer traspasar el límite de la ortodoxia. Sustituye el bien por el valor, y las virtudes por los valores.

 

Para luchar contra el ateísmo se propone volver tan natural la vida cristiana que ésta queda desposeída de su constitutivo sobrenatural. Le parece inconcebible que el ser humano pueda haber sido creado sin haber sido elevado.

Establece falsas dicotomías: entre Dios y el ser, entre el castigo y la misericordia, entre el derecho y el Espíritu. Padece una intensa tendencia a desjuridizar la religión, a recontextualizarlo todo, a reafirmarse en lo ajeno y no en lo propio.

 

En general, profesa el liberalismo de tercer grado, el positivismo moderado, el humanismo no ateo, antropocéntricamente teocéntrico.  La libertad religiosa es entendida a la manera de la ONU, pero sin radicarla en la subjetividad, sino en la dignidad teórica, no moral, del hombre, subestimando su naturaleza caída. 

La gracia es puesta al servicio de la naturaleza humana, quedando instrumentalizada y subordinada a la exaltación del hombre. La Revelación divina contiene, para el neomodernismo, misterios inconceptualizables imposibles de categorizar ni expresar en doctrinas inequívocas. Dios revela cosas sobre Sí, ante todo, para que el hombre pueda conocer el misterio de los misterios, que es el hombre mismo.

No considera el estado de gracia ni el de pecado, antes bien prefiere uno indefinido. Los Novísimos no tienen apenas presencia en la predicación, salvo una salvación universal identificada con la resurrección.

 

14 comentarios

  
Palas Atenea
¡Caray! ¡Qué bien definida está la situación actual de la Iglesia y de la mayoría de los católicos! Efectivamente la indefinición es su característica principal, por eso más que suprimir lo que se hace es obviar lo que no interesa: el sacramento de la confesión, la prédica sobre los Novísimos, las virtudes, las formas (unos de pie, otros de rodillas), la liturgia (no hay manera de seguir la Misa con un misal porque cada sacerdote hace su misa particular), etc...creando un estado de confusión.
Esto es de antología: "Dios revela cosas sobre Sí, ante todo, para que el hombre pueda conocer el misterio de los misterios, que es el hombre mismo". El hombre sin proyección última, ya que todos seremos salvados gracias a que ya hemos determinado nosotros mismos en qué consiste la Misericordia de Dios. Hemos determinado que, para que Dios siga siendo Dios, nosotros le explicaremos a Él en qué consiste la misericordia desde nuestro punto de vista, naturalmente. Y, sobre todo, la Justicia Divina ya no es necesaria aunque puede quedar ahí, como tantas otras cosas, de adorno.
27/12/19 7:32 PM
  
Oscar de Caracas
Pero...¿Quedan curas, religiosos que enseñen recta doctrina? Pobre pueblo de Dios si no es así, pues por lo visto son mayoría los enemigos de la fé. ¿Quién guiará al rebaño?
27/12/19 9:07 PM
  
Chico
Aquí está la clara explicación de por qué diez mil Consagrados españoles en los 60 y 70 abandonaron. Fueron educados en estos errores doctrinales y se vinieron abajo. Claro, claro lo estoy viendo aunque lo barruntaba. Ahora me clarifico
27/12/19 10:51 PM
  
Hispanicus
Certera síntesis, don Alonso, sobre el neomodernismo.
¿Hacia dónde nos conduce toda esta ideología?. Como ha escrito en alguna ocasión: al indiferentismo.
A una religión sincretista, naturalista y panteísta.
Terminará adorando al Príncipe de este mundo y rechazando a la Santísima Trinidad.

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A.G.:
Yo creo que conduce a un indiferentismo mitigado que no es sino una muerte lenta y narcótica.
28/12/19 3:27 PM
  
Luis Fernando
Magnífico post.
28/12/19 8:51 PM
  
Alonso Gracián
hornero, no puedo publicar un comentario tan largo. Fragméntelo en varias partes por favor.
29/12/19 3:14 PM
  
hornero (Argentina)
El neomodernismo, como expone con precisión Alonso Gracián, deambula entre la ortodoxia y el error, intenta parecer católico y mundano, “servir a dos señores”, es de aquellas tibiezas que el Señor vomita. Es la deriva obligada del racionalismo, cuya esencia es oponerse al ser , a la Creación; de modo fundamental se opone al hombre, a su condición de inteligencia que reconoce la realidad objetiva del mundo que nos rodea. Negando la evidencia de la realidad, invalida al hombre como sujeto principal de la historia, lo encapsula en el subjetivismo que disolverá la verdad conforme a malabarismos arbitrarios. Frente al neomodernismo se levanta imbatible el realismo aristotélico-tomista, contra el cual aúllan desesperados los discípulos de Descartes. Santo Tomás es el faro que orienta en el mar agitado de las falsas filosofías, El tomismo es fruto de la vocación de la inteligencia por el ser, tensión de afinidad natural por lo que es afin a su esencia de ser creado, contra el que se deshacen las “náuceas” del nihilismo, las disoluciones del relativismo. Santo Tomás, pone en el punto cristiano la filosofía de Aristóteles. Desde su magna inteligencia reúne en su sistema teológico-filosófico la diversidad de la Creación: ángeles, hombres y cosmos. Es verdad que no expuso su pensamiento acerca de la inteligibildad última de los seres concretos, materiales, singulares y sensibles, pero puso los fundamentos para la tarea ingente que hoy ofrece la filosofía perennis. Tarea fundamental e inmensa que deberá abordar el tomismo a fin de cerrar la brecha abierta por el racionalismo liberal-marxista-progresista-neomodernista, proclamando la inteligibilidad última de las cosas que nos rodean, que hunden sus raíces ónticas en el Verbo Creador. Tal inteligibilidad transfigura el cosmos, de inerte en viviente; de profano, en sacro; de indócil, en fraterno; de oscuro, en resplandeciente; de extraño, en idéntico. El caos causado por el pecado original fue sanado por Cristo, “la armonía primitiva puede y debe ser restaurada” (Pío XII). Para estos tiempos, para esta tarea inmensa, el tomismo tiene la respuesta.


29/12/19 5:46 PM
  
Luis Fernando
La diferencia entre el modernista y el neomodernista es que ambos niegan el depósito de la fe, pero el primero no tiene problema en hacerlo abiertamente mientras que el segundo pretende no hacerlo... aunque lo hace.
29/12/19 7:38 PM
  
hornero (Argentina)
La gran respuesta que requiere el modernismo sólo la puede dar el pensamiento católico, porque está fundado en la Verdad. Quien rechaza la Verdad, se aloja entre las tinieblas que arroja el "padre de la mentira", el demonio. Satanás miente, odia la Verdad, divide, separa, anarquiza para usufructuar de los dominios usurpados. Su reino de tinieblas necesita de su astucia para que los incautos presten oídos a las fábulas del error ( 2 Tim 4,4), se llamen filosofía, teología, ciencias, arte, política u otras invenciones. Son mentes oscilantes, timoratas ante el mundo; voluntades proclives al sentimentalismo, no al heroísmo ni al martirio. Alguien dijo: “el primer milagro de Cristo fue hacer del agua vino, no limonada”. Sólo una cristiandad renovada puede reducir a escombros y cenizas el descalabro moderno o neomoderno. Para ello no basta la inteligencia, es menester el corazón, es decir, el amor, que es el constituyente fundamental de todo cuanto ha sido creado. Las cosas en su multitud innúmera participan de las esencias universales que son como ráfagas del amor divino. En el misterio del Acto creador concurren la Sabiduría y el Amor divinos participados a las creaturas. Estas palpitan en su inteligibilidad proclamando “lo que cada una de ellas es en Dios, y lo que Dios es en cada una de ellas” (San Juan de la Cruz, Cantico Espiritual, XV). La “Civilización del Amor” prevista por Pablo VI, es la respuesta que volverá a sus quicios al hombre, hoy “desquiciado” por su rebelión luciferina contra la verdad como realidad objetiva, esto es, contra el ser constituido por el designio divino, que reclama del hombre su humilde y dócil adhesión. El orgullo, supuestamente atropocéntrico, descubre su fatal odio al hombre cada vez que éste erige su dignidad de sacerdote, rey y profeta; cada vez que proclama su dignidad eminente de hijos de Dios y centro absoluto del cosmos terrestre y sideral. Las honduras metafísicas de los seres materiales, contingentes y sensibles, revelan en su inteligibilidad los fundamentos de un mundo transfigurado por el amor.


30/12/19 4:01 AM
  
Andrés
Bellas y sabías palabras, Hornero.
Para dar alcance a la inteligibilidad del mundo debemos pedir a Dios el don de una mirada profunda que sea capaz de transfigurarlo.
30/12/19 12:08 PM
  
hornero (Argentina)
La Historia de la humanidad es un drama que San Agustín definió como la lucha entre las dos ciudades: la Ciudad de Dios y la ciudad del diablo.Ésta acumula escombros y polvareda para dificultar la edificación del Reino. Pero éste se construye día a día, a pesar de los aires tenebrosos que dificultan ver. Combatir el error, mientras avanzamos en el Reino, es lo propio de la sabiduría de los cristianos. El mundo tiene metas efímeras y perecederas; los cristianos caminamos hacia el Infinito y la Eternidad. Nada espere el mundo de nosotros, sólo mostrar la luz de la verdad, de la belleza y del bien a nuestros hermanos confundidos. Tenemos una tarea inmensa que nos urge, un dominio que arrebatar al enemigo, y un “mundo nuevo” que edificar, al que nos convocan todas las creaturas desde los abismos de su realidad. Debemos edificar, no con los módulos del ”hombre viejo”, sino con los portentos que Dios nos ofrece como a “hombres nuevos”, nacidos de Cristo, transfigurados por Él y por la Aurora de María.
30/12/19 11:52 PM
  
hornero (Argentina)
“Nadie puede servir a dos señores”, “Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será dado por añadidura” (Mat 6, 24 y 33). Como lo señala D. Alonso Gracián, el neomodernismo juega al equilibrio con el mundo y sus errores. Quiere servir a dos señores, por lo cual no busca primero el Reino, sino las añadiduras. No comprende que el Reino está muy por arriba de las ONG, de las componendas ecuménicas, y de los acuerdos-traición inspirados por el NOM. Si buscaran primero el Reino, comprenderían que está a las puertas, que Cristo lo está acercando por medio de Su Madre, y que el reino del mundo llega a su fin entre aberraciones diversas; el oscurecimiento de la inteligencia que ha renunciado a la sabiduría y prefiere tratar torpemente con los fantasmas de la realidad antes que con el misterio que contiene; el deambular en busca de una salida que no encuentra, siguiendo un camino que lo ha conducido al precipicio. Mas, la realidad de la Creación permanece, podrán las tinieblas profanarla y desordenarla, pero no podrán cambiar su naturaleza, su esencia concebida y proferida por el Verbo Creador. Para los cristianos no existe otro proyecto que la edificación del Reino. La Virgen nos ofrece la Luz de su Aurora para disponernos a trabajar en los ámbitos nuevos del Reino que crece a semejanza de Jesús "en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres” (Luc 2,52).
31/12/19 5:36 PM
  
hornero (Argentina)
Cristo plantó su Reino en la tierra,conforme a su condición de Hombre-Dios, es decir, le confirió naturaleza humana, y por consiguiente cósmica. Ahora bien, la disputa entre la filosofía aristotélico-tomista y el racionalismo, sea en su forma de modernismo o de neomodernismo, gira en torno a las posibilidades de la inteligencia de acceder a la realidad material que nos rodea y a los fundamentos ontológicos de la misma. De aquí la necesidad de profundizar la cosmología del tomismo, en el sentido de que éste responda ante la degradación de las falsas filosofías y la confusión que han introducido en la mentalidad de las ciencias naturales al disolver la consistencia de la verdad objetiva conocida por la inteligencia. Muchos científicos dudan de la realidad objeto de sus investigaciones, la aceptan como una gran X de la que pueden prescindir sin consecuencias negativas. La ciega adhesión a los fenómenos y los resultados obtenidos de su dominio, les impide comprender la trágica situación de quien se introduce ingenuamente por el vasto mundo de lo empírico sin la guía de la verdad trascendente, de la sabiduría, que iluminan y previenen contra voracidad de una materia despótica ante la cual el hombre se inclina como dócil siervo. Los cantos de las sirenas de los antiguos mares se hacen escuchar en las ciencias con fuerza inaudita, atrapan a quienes la luz de la fe no los preserva de tales engaños lanzados por los demonios que operan en ese bajo mundo sujeto a “su príncipe”, el demonio.. En efecto, la ciencia empírico-matemática moderna es víctima fácil de los espejismos del desierto racionalista, se encamina hacia oasis que son verdaderos vórtices de ciclones devastadores de la humanidad y de la creación. El pensamiento aristotélico elevado por Santo Tomás hasta la luz de la Revelación lleva la comprensión de la realidad hasta los ámbitos profundos del ser; sea, allí donde resplandece como fruto de las más alta abstracción metafísica, sea, hasta el Acto creador en su abismo divino donde las cosas hunden sus raíces existenciales. Cuando la inteligencia entra en estos dominios de la realidad, entra al Templo sacro de lo real, y allí es conformada por la participación de la Sabiduría y Amor divinos que constituyen la esencia de todo ser. El tomismo establece vínculos trascendentes con la realidad, en ella se nutre el alma por un contacto o relación intelectiva y afectiva, afin con quienes ejercen su condición de “sacerdotes, profetas y reyes”, absolutamente necesaria a la edificación del Reino de Dios entre nosotros.


01/01/20 12:23 AM
  
hornero (Argentina)
Deseo a Infocatólica, a D. Alonso Gracián y a todos nuestros amigos que nos reunimos en torno a esta página que el Señor y Su Madre inspiraron entre otros a D. Luis Fernando Pérez Bustameante, las bendiciones de Dios que hagan prosperar en el Año Nuevo que hoy iniciamos los mejores proyectos y deseos que son la razón de ser de nuestra presencia en la web.
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A.G.:
Muchas gracias hornero, Dios nos conceda un año lleno de gracias de perfección y apostolado.
01/01/20 12:57 PM

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