(258) Distinciones y distingos, II: la compleja maquinaria de la ambigüedad

1.- La ambigüedad está relacionada con la incertidumbre, que hiere la fe. En una de sus acepciones, tal como recoge la RAE, ambiguo significa «incierto, dudoso». E “incierto” quiere decir «inconstante, no seguro, no fijo, desconocido, no sabido, ignorado.» La aplicación de términos ambiguos a la exposición de la doctrina católica la tornan sospechosa, la desenfocan, la desdibujan, la pixelan de incertidumbre.

La ambigüedad vuelve insegura la mente católica y deteriora la función docente de la Iglesia, dejando heridos de inseguridad a los fieles, facilitando el camino a mutaciones y novedades. Se pide entonces, consiguientemente, huir de las seguridades y no estancarse en sus certezas, como si el sello de la duda fuera un signo de vida y no de muerte.

El mecanismo de la ambigüedad, en su voluntarista sofisticación, funciona desajustando claves conceptuales, inutilizándolas para favorecer una nueva lectura.

 

2.- Asimismo, la anfibología se relaciona con pluralismos disgregantes. Es acepción, también, de ambigüedad, como nos recuerda la RAE: «Dicho especialmente del lenguaje: que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión.»

Poder entender los términos tradicionales de una manera pero también de otra, y por qué no de aquella contraria o casi semejante pero diferente, es una descomposición semántica disgregante, que pulveriza la unidad y tienta con la duda: ¿Será que es bueno no estar seguro de lo que se cree? ¿Será que es bueno poder afirmar una cosa pero también la contraria? ¿Será que es bueno no creer firmísimamente?

 

3.- La ambigüedad, por tanto, es difusión de incertidumbres mediante el uso de distingos, desencaje de conceptos tradicionalmente encajados. Como expusimos en el post primero de esta serie: distingo es «reparo, restricción, limitación que se pone con cierta sutileza, meticulosidad o malicia».

La aplicación de ambigüedades, mediante la introducción de distingos en la doctrina católica, desencaja las nociones heredadas, y deconstruye la fe inoculando mutaciones. Parece que dice lo mismo, pero no lo dice.

Se inutilizan las llaves conceptuales, que dejan de valer para las mismas cerraduras. Y sin que se note, se legitiman imprecisiones que desajustan los detalles. Entonces las puertas, como ya no cierran bien, hay que dejarlas abiertas a la intemperie, vulnerabilísimas al siglo. Y es así como penetran los vientos de doctrina en la Casa del Dios vivo, y las ráfagas oscuras del mundo vienen a revolver los salones del Reino, y a hacer volar las hojas del Depósito.

Hace falta, por tanto, que se vuelva a poner orden, que se vuelvan a colocar las cosas en su sitio según el orden tradicional, para que la Casa que es fundamento de la verdad (1 Tim 3, 15) vuelva a ser habitable. Es entonces cuanto hay que pedir al Dios vivo que nos envíe cerrajeros fieles, que arreglen cerraduras y ajusten los postigos, para que el santo edificio enfrente los vendavales.

 

David Glez Alonso Gracián

 

11 comentarios

  
Jordi
Hay una verdad divinamente revelada en las Sagradas Escrituras, en palabra y gestos, de que los consagrados han de decir Sí Sí No No, y todo lo demás proviene del diablo.

Sólo hay que preguntar correctamente y esperar la respuesta: ¿Los adúlteros pueden comulgar si hay atenuantes o causas de justificación? No.

Si hay silencio, o no se dice No, o se dice una ambigüedad o se añade algo al no, entonces se incumple la verdad revelada.

Es fácil.
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A.G.:
Es este uno de los temas clave en que se aplica ambigüedad, y es es además de suma importancia. He escrito mucho al respecto en infocatólica.
27/03/18 4:24 PM
  
Jordi
El acto intrinsece malum per se semper et pro semper impide los distingos morales. Soy adúltero, pero si tengo una mínima rebaja de la culpa, entonces puedo comulgar. Error absoluto. Lo intrinsece malum no admite distingos, pues culpa leve o grave JUNTO CON acto de adulterio han de desaparecer completamente. Si no hay culpa pero subsiste el acto de adulterio, nunca jamás puede comulgar.
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A.G.:
En efecto, respecto a excepciones a los actos intrínsecamente malos no caben distingos. Están prohibidos siempre y en todo caso.
27/03/18 4:31 PM
  
Juan Andrés
El problema con las ambigüedades es cuando deliberadamente se las propone para establecer distingos, esto es "reparos, restricciones, limitaciones que se ponen con cierta sutileza, meticulosidad o malicia". Estamos en el campo de la mala fe, la premeditación, para que necesariamente, como fin buscado, "vuelva insegura la mente católica y deteriore la función docente de la Iglesia, dejando heridos de inseguridad a los fieles, facilitando el camino a mutaciones y novedades". No estamos entonces en el campo del error, por ignorancia o negligencia, sino del dolo. Es el terreno donde el Príncipe de la Mentira se mueve a sus anchas. Y al que se mueve por error o ignorancia se le puede advertir y corregir, al que lo impulsa el dolo debe combatírselo.

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A.G.:
No estamos en el campo del error, exactamente, Juan Andrés, sino en el de la ambigüedad, en el de la confusión. Por eso realmente la heterodoxia explícita de algunos téologos es un problema, pero la ambigüedad teológica es otro aún más complejo y dañino. Porque lo ambiguo parece resistirse a la refutación, y es por tanto más difícil de corregir.
27/03/18 9:17 PM
  
Ricardo de Argentina
LA larguísima sombra de Descartes y su "duda sistemática".
La Iglesia condenó al liberalismo pero no hizo lo propio con el cartesianismo, que le es precursor al ser germen del relativismo que caracteriza al liberalismo.
Hubo contemporáneos a Descartes que vieron el peligro y pidieron que se lo condenara, pero esa condena, tan necesaria y ajustada a razón, nunca llegó.

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A.G.:
Desde luego, Ricardo, no sólo estaría bien dejar clara la incompatibilidad del cartesianismo con la mente católica, sino de todo el subjetivismo moderno que fundamenta el ser en el pensamiento. Es el alma de la modernidad, proyectada sobre la posmodernidad, y asimilada siempre que se incorporan sus elementos. No olvidemos que el subjetivismo no ha sido derrotado, antes bien ha penetrado en la filosofía y la teología católica a través del abuso del lenguaje axiológico, de los excesos de la fenomenología y del difuso personalismo.
28/03/18 12:51 AM
  
Néstor
La ambigüedad viene, ante todo, de no distinguir los sentidos posibles de un término. Por ejemplo, decir que según la fe cristiana Dios puede morir, y punto, o que Jesús es Infinito, y punto.

Para salir de la ambigüedad hay que decir que Dios puede morir en cuanto hombre, en tanto que ha asumido la naturaleza humana por la Encarnación, no en cuanto Dios, y que Jesús es Infinito en cuanto Dios, no en cuanto hombre.

La única forma de salir de la ambigüedad es precisando el sentido de los términos, y eso, cuando un término puede tener varios, implica distinciones.

Por eso dice Aristóteles que "pensar es distinguir". Y la mayor parte de la vida de Santo Tomás de Aquino pasó en hacer distinciones.

Por eso también, el "sí, sí, no, no", hay usarlo con discernimiento y no como el elefante que pasea por la cristalería .

No es tan fácil, hay que pensar y sobre todo hay que tener una buena formación catequética, filosófica y teológica.

Saludos cordiales.

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A.G.:
Está muy bien eso de que la ambigüedad es no distinguir.
28/03/18 3:03 PM
  
Ricardo de Argentina
Agradezco mucho tu aclaración, David, porque me da pie a mencionar un hecho que tiene mucho que ver con la historia reciente de Argentina y la religión, poniendo blanco sobre negro a muchas cosas. Me explico:

Juan D. Perón, carismático militar, terciario mercedario según él mismo se lo dijo a los obispos, accedió a la presidencia con el máximo apoyo de la Iglesia, ordenó la educación religiosa en las escuelas y en general, durante su primera presidencia se comportó como un buen católico.
Pero luego de ser reelegido se dio vuelta como un guante: echó a los funcionarios católicos, entró en tratos con renombrados masones y les dio cargos, eliminó la enseñanza religiosa, aprobó el divorcio vincular, encarceló curas, etc., etc. Un desastre, oiga, que terminó con su excomunión. Su catolicismo, pues, era un mero acto de oportunismo político.
Ya en el exilio, defendía que "el mundo marcha hacia el socialismo", y no lamentándolo precisamente, sino más bien pregonándolo.

¿A qué voy con esto? A que Perón era un cartesiano convicto y confeso. Y cuando para evitar la censura de sus superiores militares escribía panfletos políticos con seudónimo, los firmaba como "Descartes".
28/03/18 3:16 PM
  
Juan Andrés
El mal, escribía Chesterton, "siempre aprovecha la ambigüedad" y si triunfa es porque utiliza "la fuerza de sus espléndidos incautos". La eugenesia y otros males.
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A.G.:
Juan Andrés,

Inteligente Chesterton. Gran verdad. El mal, y sobre todo el malo, que es el Ambiguo.
28/03/18 9:35 PM
  
Juan Andrés
Por ello insisto en que la ambigüedad es deliberada, no producto del error o ignorancia. Es dolosa y con objetivos previamente establecidos. Es un medio que justifica un fin. Desde el momento en que en la Iglesia ha debido recurrirse a "hermenéuticas" de todo tipo para poder establecer que se dijo o quiso decir en tal o cual texto, la Iglesia (la oficial no la de Cristo) ha caído en las manos del Ambiguo. Estamos como en los tiempos de los Macabeos y hay que irse a las montañas a refugiarse y volver a empezar pues el totalitarismo político, cultural, paganizador y sincretista de Antíoco, que se decía inspirado divinamente (hoy se habla de "novedades del espíritu", con minúsculas claro) es humanamente ahora imposible de resistir. Hace falta quizás un papa santo que obligue a la Iglesia a replegarse a la oración y penitencia y ponerse en manos de Dios, tal como pide su Madre una y otra vez, y dejarse de tantos viajes inconducentes, largos documentos que nadie lee y que se trata benignamente mediante esas hermenéuticas, visitas a los centros mundiales de poder, etc. Nada de eso ha servido. Y tenemos cada uno que reconocer que nos hemos estado equivocando fiero y que hay una Iglesia, la de Cristo, que está allí bajo los escombros que han ido cayendo por mucho tiempo ya y a la que hemos vendido por mucho menos que un puñado de monedas. Las ambigüedades nos han llevado a este estado de cosas y hay que combatirlas como tales, ni bien aparezcan, sin edulcorarlas con cualquier tipo de interpretación.
29/03/18 1:04 AM
  
Jordi
Así como dicen que existe una Máquina de la Verdad, quizás sería bueno que en la Iglesia existiera la Máquina del Sí Sí No No:

- ¡Qué me estás diciendo! ¿Que la Eucaristía es sólo un memorial? ¡Traedme la Máquina del Sí Sí No No! ¡A ver! ¿Crees que la misa es un sacrificio incruento, sí sí no no? ¿No dices nada? Pues no eres católico. ¿Que me dices que "depende"? Tampoco eres católico. ¿Que dices sí, pero no obstante...? Tampoco.

Pienso que muchas veces, el problema es que nadie pregunta al heterodoxo, o éste no contesta, o nadie hace llevar al absurdo sus conclusiones. En definitiva, que falta muchas veces trabajo sobre las proposiciones heterodoxas...
29/03/18 5:17 PM
  
Ricardo de Argentina
Jordi, el único "trabajo" que falta sobre las proposiciones heterodoxas es la condena, el anatema.
Y ese camino, que es el único camino católico, fue cerrado en la inauguración del CVII, donde se declaró solemnemente que ya no hay que condenar los errores porque (supuestamente) los hombres, por sí solos, serían capaces de rechazarlos. Lo cual es algo tan "primaveral" como falso.
Pero no obstante los papas siguientes, en los hechos, se negaron a volver a transitar el camino que la Iglesia había recorrido durante casi 20 siglos, o sea el camino del "si si no no", como tú bien dices.
Y así andamos al día de hoy.
31/03/18 3:06 AM
  
Ricardo de Argentina
A propósito de la "maquinaria de la ambigüedad" que funciona a todo vapor en la Iglesia, he tenido la gran alegría de conocer lo que sigue, tomado de "Adelante la FE":
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"Karl Rahner, considerado el padre de la nueva teología, ha hecho muchísimo daño a la recta doctrina católica y sus erradas concepciones teológicas y filosóficas, en las antípodas del tomismo, se han esparcido lamentablemente en grandes sectores de la Iglesia perdurando su dañina influencia hasta nuestros días.

"Un sacerdote valiente, Mn. Jaime Mercant, por amor a la Iglesia y a lo más sagrado que tiene, la verdad divina, ha estudiado a fondo la metafísica deformada de Karl Rahner y a ella ha dedicado una tesis doctoral. La metafísica del conocimiento de Karl Rahner: análisis de Espíritu en el mundo(Gerona: Documenta Universitaria, 2018). En la tesis doctoral, dirigida por el prestigioso tomista Rvdo. Dr. Ignacio Andereggen, obtuvo la máxima calificación: Sobresaliente cum laude por unanimidad. Posteriormente la propia Universidad le concedió el Premio Extraordinario de Doctorado.

"También es autor de un extracto reelaborado de la tesis, contemplando sólo las cuestiones de la tesis que están más relacionadas con la teología: Los fundamentos filosóficos de la teología trascendental de Karl Rahner (Roma: Casa Editrice Leonardo da Vinci, 2017). Es párroco de tres parroquias y capellán de la Misa Tridentina de la Diócesis de Mallorca. Miembro de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino y doctor en Estudios Tomísticos por la Universidad Abat Oliba CEU (Barcelona), especializado en la metafísica y la gnoseología tomistas. "
Fin de la cita
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En el reportaje que le hizo recientemente el portal que cito, dice el P. Mercant algo que considero altamente significativo para desnudar la sutil (y quizás perversa) estrategia que ha introducido la ambigüedad en el pensamiento católico, por la vía de la retorsión del pensamiento tomista.
Dice el p. Mercant:

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"En mi tesis doctoral me he centrado, especialmente, en el análisis de su obra filosófica capital: Geist in Welt (Espíritu en el mundo). En esta obra, Rahner pretende reinterpretar la gnoseología del Angélico Doctor mediante los postulados de la filosofía moderna de Kant, Heidegger y Hegel, a pesar de que éstos no sean ni siquiera citados en todo el libro y sí lo sea, en cambio, de forma exuberante santo Tomás de Aquino. Para que se haga una idea de lo que estoy diciendo, piense que Rahner hace más de 2300 citas y referencias al Santo Doctor, aunque la presencia de éste sea solamente nominal, pues Rahner lo acaba tergiversando en sus textos y principios, incluso los más elementales."
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O sea que en la obra cumbre de Rahner hay 2.300 citas de Santo Tomás y nin-gu-na de Kant, Hegel o Heidegger. ¡¡Pero esa obra se basa absolutamente en las concepciones de éstos y en cambio rechaza T-O-D-A-S las del Aquinate!!, como dice explícitamente el p. Mercant. ¿Se puede ser más perverso, más hipócrita, más retorcido, más simulador?

Urge pues, expurgar urgentemente de la Iglesia la obra nefasta y venenosa de este alemán infiltrado y mundano. Es una cuestión de vida o muerte (eternas) para un sector muy grande de la Iglesia.
Si tal cosa se hace (recemos), habrá comenzado la cuenta regresiva para el fin de la ambigüedad en la Iglesia.

Aprovecho la ocasión para desearte, David, y también a los lectores de este blog, muy felices y santas Pascuas de Resurrección.

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A.G.:
Rahner ha hecho un daño enorme.

Feliz y santa pascua de resurrección.
31/03/18 12:20 PM

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