(207) Inconveniencias eclesiales XV: equiparación de valores y mandamientos. Difundiendo el convencionalismo

El mundo aceptará la moral cristiana solamente en la medida en que ésta deje de serlo. La apostasía, en este sentido, es una asimilación al mundo, una disolución del principio católico en el espíritu del siglo.

Y es que el mundo deja de tener problemas con la moral que defiende la Iglesia si esta moral se despoja de su identidad, y se vuelve otra cosa. Y como la identidad de la moral cristiana se llama ley eterna, en la medida en que la Iglesia la minusvalore, desprecie, relativice y transmute en otra cosa, la moral cristiana será aceptada por el mundo, y el martirio evitado.

Por tanto, la difusión de una moral cristiana falsificada equivale a la difusión de una conversión al mundo, implícita y soterrada. Falsificada, es decir, sin ley. Haciendo proselitismo de la anomia, la ley moral queda silenciada, y el principio católico disuelto en el mundo y desaparecido. Se vuelve convencional, es decir, pactado con la mente secular: subjetivizado, inmanentizado, des-objetivizado.

Una manera de falsificar la moral cristiana, que es moral de vida y no de muerte, es confundirla con las ideas que acerca de ella tiene el mundo. Equiparando valores y mandamientos, por ejemplo. Transformando lo transcendente en inmanente, lo eterno en efímero, lo dado a priori en elaborado (o discernido) a posteriori. Considerando la ley natural un mero constructo mental, como son los valores, se desfigura la moral cristiana y se la transmuta en otra cosa: algo muerto y sin vida.

 

En el artículo de D. Rodrigo Guerra López, publicado en la Revista Medellín de la CELAM (el Consejo Episcopal Latinoamericano) dedicado a la exhortación postsinodal Amoris Laetitia, encontramos afirmaciones en este sentido. En Infocatólica, Bruno M., en un excelente artículo, ha demostrado el subjetivismo con que el autor pretende fundamentar el capítulo 8 del documento pontificio. Asimismo, el P. Francisco José Delgado, en un interesantísimo post, ha desvelado su probabilismo.

Yo quisiera detenerme a analizar, en esta ocasión, una afirmación relevante del artículo de Rodrigo Guerra. Tras afirmar que el cristianismo no es un moralismo, y que Jesucristo no puede reducirse a valores, sugiere una equiparación en clave convencionalista entre valores morales y preceptos de la ley moral. Cito en negrita las palabras de Rodrigo Guerra y las comento a continuación.

 

«Un cristianismo moralista no es una realidad encarnada, inculturada y por ello, traiciona lo esencial cristiano. En una palabra, si Jesucristo se reduce a “valores” se volatiliza la posibilidad de acoger a todos con paciencia, con caridad, con misericordia. Los “valores” y aún los “preceptos de la ley natural” no abrazan, no levantan, no salvan. Sólo una Persona viva puede salvar.» (p.417)

 

Equiparar valores y mandamientos es tendencioso. Porque ciertamente los valores no salvan, pero los mandamientos sí, por la gracia santificante. Para poder cumplirlos se nos da la gracia. De tal forma, que Jesucristo mismo vincula la salvación, y su amor mismo, con la guarda de los preceptos de la ley natural: «El que recibe mis preceptos y los guarda, ése es el que me ama; el que me ama a mí será amado de mi Padre y Yo le amaré y me manifestaré a El.» (Jn, 14, 21)

Identificar valores —que son creaciones de la mente— con la ley natural —que es la misma ley eterna conocida por la razón— es, como decimos, un recurso propio del convencionalismo nominalista, que considera la ley eterna una invención autorreferencial de la mente, una costumbre o convención sin relación esencial con la realidad, (como lo son los valores). En el fondo, la equiparación que realiza el autor del artículo entre valores y mandamientos (“no abrazan, no levantan, no salvan”, dice) arroja dudas sobre la eternidad de la ley moral, igualándola a la historicidad de los valores, y negando su necesidad para la salvación. Causa pasmo que el cumplimiento de los preceptos de la ley moral sea etiquetado como cristianismo moralista.

Además, afirmar que los preceptos de la ley natural no salvan ofende la Palabra de Dios. Al ser preguntado sobre el bien y la salvación, el Verbo Encarnado habla precisamente de los mandamientos:

«Acércosele uno y le dijo: Maestro, ¿qué de bueno haré yo para alcanzar la vida eterna?

El le dijo: ¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es bueno; si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” Díjole él: ¿Cuáles? Jesús respondió: No matarás, no adulterarás, no hurtarás, no levantarás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a ti mismo.» (Mt 19, 16-19)

Los preceptos del Decálogo sí salvan, sí dan vida, sí liberan. Conforme enseña la Palabra de Dios: si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

Veritatis splendor 52 enseña con enorme contundencia no sólo la potencia liberadora de los mandamientos, sino el carácter benéfico de los preceptos negativos. Son necesarios para poder vivir en Dios e incluso amar al prójimo.

«Los preceptos negativos de la ley natural son universalmente válidos: obligan a todos y cada uno, siempre y en toda circunstancia. En efecto, se trata de prohibiciones que vedan una determinada acción «semper et pro semper», sin excepciones, porque la elección de ese comportamiento en ningún caso es compatible con la bondad de la voluntad de la persona que actúa, con su vocación a la vida con Dios y a la comunión con el prójimo. Está prohibido a cada uno y siempre infringir preceptos que vinculan a todos y cueste lo que cueste, y dañar en otros y, ante todo, en sí mismos, la dignidad personal y común a todos.»

 

Alega además el autor, para afirmar que los preceptos no salvan, que «sólo una Persona viva puede salvar». Pero, ¿acaso ignora que en esta Persona viva, además de en la propia naturaleza humana, va encontrar también los mandamientos?: «La ley no es abolida, sino que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona de su maestro, que es Quien le da plenitud perfecta»(Catecismo 2053).

Ciertamente los valores no salvan, porque se encuentran en la mente, son simples construcciones axiológicas; pero los preceptos de la ley natural sí salvan, porque son encontrados en Cristo. Cuando la conciencia aplica la ley al caso, aplica lo que encuentra en el Verbo Encarnado, redentor la naturaleza humana. Los mandamientos salvan por la gracia, y porque se encuentran, además de en la propia naturaleza humana, en la Persona misma de nuestro Salvador y en su Palabra liberadora.

 

Seguidamente, afirma Rodrigo Guerra que  «Este enfoque es esencial para la comprensión de Amoris Laetitia.» (Pag. 417)

 

Sin duda que es esencial. Es más, esta visión convencionalista, propia del nominalismo y por tanto de la moral de situación, está presente a lo largo del capítulo 8 de Amoris lӕtitia. La ley natural, que es eterna e inmutable, es tratada como si fuera una creación humana, un conjunto de valores pactados, un sistema de ideales y de reglas de club, escritas (formuladas) en el despacho de un eclesiástico: “moral de escritorio”,  la califica A.L. en el §312.

Tanto es esencial, que es reforzada en el §305 con una cita de la Comisión Teológica Internacional, según la cual la ley natural no debe presentarse como algo dado a priori y ya constituido: «En esta misma línea se expresó la Comisión Teológica Internacional: “La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral”».

Objetamos que si la ley moral no es algo ya constituido, ¿cómo puede ser eterna?  Si no debe ser presentada como algo a priori, ¿cómo puede entonces estar inscrita por Dios en la naturaleza humana de cada individuo?  Si como afirma A.L. §305, la ley moral no debe entenderse como un conjunto de reglas ya constituidas impuestas a priori, ¿cómo debe entenderse entonces su eternidad y su inmutabilidad?

 

CONCLUSIÓN

Quiero llamar la atención sobre la irresponsabilidad de este tipo de afirmaciones o insinuaciones en clave convencionalista. El magisterio de la Iglesia, en luminosos documentos como Veritatis splendor, hace tiempo que ha condenado este tipo de errores propuestos por la moral de situación. Volver a difundirlos entre el Pueblo de Dios es una grave irresponsabilidad, y hace un flaco favor a la Iglesia. 

La ley natural obliga a todos los seres humanos, es ley de vida y no de muerte, y sus preceptos abrazan, levantan y vivifican. Dios mismo los ha promulgado escribiéndolos en nuestros corazones. 

No olvidemos nunca que, como nos recuerda el Catecismo 2082 «Dios hace posible por su gracia lo que manda». No olvidemos nunca que, como enseña San Ireneo:

«Desde el comienzo, Dios había puesto en el corazón de los hombres los preceptos de la ley natural. Primeramente se contentó con recordárselos. Esto fue el Decálogo, el cual, si alguien no lo guarda, no tendrá la salvación» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 15, 1).

Cumplir los mandamientos y seguir a Jesús la misma cosa es. Porque el Señor nos dice: “Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). Cuando creemos en Jesucristo guardamos sus mandamientos, y el Salvador mismo ama en nosotros a su Padre. Su Persona viene a ser, por obra del Espíritu Santo, la ley viva e interior de nuestra conducta.

 
 
 
David Glez. Alonso Gracián
 
 
 

13 comentarios

  
Curro Estévez
Para que nos demos cuenta de la importancia del catecismo, abandonado en muchas catequesis desde hace muchos años.
El catecismo aprendido nos hace pensar rectamente, sin necesidad de que seas una persona instruida.
Los cristianos sencillos de China o de Irak piensan más rectamente que estos sabihondos porque saben formular las verdades de la fe cristiana que han aprendido por el catecismo.
Gran artículo de nuevo.
Por cierto ¿David González y Alonso Gracián? ¿Dos autores a la limón?
__________ __________
A.G.:
El catecismo es muy importante, muy cierto Curro Estévez. Son las verdades que salvan, expuestas pedagógicamente. A mí, por cierto, me gusta el Compendio muy especialmente, con su precisa formulación en forma de preguntas y respuestas.
El autor del post soy yo, jeje. "Gracián", como he explicado a menudo en este blog, es pseudónimo, de cuando empecé a escribir sobre la gracia según el tomismo. Desde entonces se quedó, hace ya muchos años, y como mucha gente me conoce por Gracián lo conservo. Es ya como mi nombre de guerra, jeje.
31/08/17 1:15 PM
  
Condor
Excelente artículo de Alfonso Gracias. Merece la pena sea difundido en todos nuestros sitios.
__________
A.G.:
Gracias Condor. Hay que iluminar la oscuridad.
31/08/17 2:14 PM
  
Juan Andrés
Este artículo, muy claro por cierto, está relacionado con el de Fray Nelson sobre el amor y como ha de entenderse. Allí deje asentado que el amor a Dios, cumplir sus mandamientos y el amor al prójimo están entrelazados, y lo dice el propio San Juan en su 1ra. Carta: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Porque éste es el amor de Dios: que, guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son pesados; porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo; nuestra fe.". Por ello quien deliberadamente no cumple los mandamientos no ama a Dios y si no le ama jamás podrá amar (ágape) al prójimo. Valores tienen todos, un ateo, un musulmán, un budista, un protestante, un cristiano, y en muchos casos han de coincidir (aunque nunca he visto una lista de cuales serían esos "valores cristianos" diferentes de los que muchos hablan), pero los mandamientos y las conductas morales necesarias que de ellos derivan o son su consecuencia, están en otro plano totalmente distinto.
31/08/17 2:19 PM
  
Carlos Bockor
Me sigue llamando poderosamente la atención las palabras dichas hace poco tiempo por el Cardenal Burke sobre que pareciera que estamos en los últimos tiempos . Yo no lo sé pero parece que lo que se tenía que desatar se desató y el inmenso daño a la Iglesia está hecho. Dios sabe más. Pero como en el poema de Tagore: "El viene, viene, viene... para siempre.". Suto en Cristo Rey.
31/08/17 2:39 PM
  
Luis Fernando
Otro post magnífico, esta vez de Alonso Gracián, en InfoCatólica.

Si se dan ustedes cuenta, los defensores de lo indefendible no entran nunca en el debate. No intentan refutar lo que desde los blogs de InfoCatólica y otros blogs se plantea en defensa de la bimilenaria doctrina moral de la Iglesia. Es decir, no dan la batalla. Rehuyen la confrontación de argumentos.

La razón de ello es simple: no pueden.
_________
A.G.:
No pueden, porque la razón no está de su parte. Contradicen el magisterio, no extraen sus verdades de Escritura y Tradición. Mejor que callen.
31/08/17 2:42 PM
  
Roberto
El CAP VIII de AL no "abraza, no levantan, no salva" por ninguna parte al ocultar la verdad eterna de la ley de Dios. La ley de Dios son 10 palabras de vida, como dice la escritura. Haz esto y vivirás. La ley de Dios solo es posible vivirla con la Gracia de Xto Resucitado.
31/08/17 3:17 PM
  
maria
Muy excelente sus reflexiones. Estos teologuillos de tres al cuarto, para acomodarse a las normas del mundo,están haciendo muchísimo pero muchísimo daño en personad q, aunque católicas, cristianas, no tienen una buena formación religiosa y claro dicen :'' como lo dice el sacerdote X o el obispo X, es válido'' Todo ésto, va encaminado a ir minando poco a poco a la Iglesia de Cristo hasta q llegue el momento en que ni se la conozca porque estará encarnada en el mundo. Ojalá el Señor intervenga pronto.
31/08/17 3:22 PM
  
Laura
Está claro que Rodrigo Guerra no es teólogo, más bien es un filósofo redactor de las ocurrencias del cristianismo moderno revolucionario, patrocinado desde las academias pontificias.Seguimos orando a Dios para que este período de la Iglesia termine pronto.
_________
A.G.:
Oremos oremos oremos.
31/08/17 4:49 PM
  
antonio
Excelente artículo felicidades!!!!

__________
A.G.:
Gracias Antonio. Gloria a Dios.
31/08/17 5:16 PM
  
chico
A San Juan Pablo II yo lo venero devotamente. Pero, sin querer metió eso de "los valores" y ¡ cómo ha quedado la palabreja por todos sitios !. Santo Tomás nunca la pronunció en su filosofía. Emplea siempre: Verdad, ente, ser, sustancia, realidad, objeto. Y sus contrarios: error, falso, mentira, subjetivo, ideas..No hay que hablar de valores sino de verdades y virtudes y sus contrarios, mentiras, falso.
__________ __________
A.G..
Bueno, Juan Pablo II la usaba aceptablemente. Pero aunque se le pueda dar sentido ortodoxo, no es tradicional. Mejor, siempre, hablar de virtudes, como Ud. bien recalca.

En el contexto de Amoris laetitia y el escrito de Rodrigo Guerra, se usa con otro sentido, para equiparar valor y ley moral y darle un sentido convencional-nominalista a la moral cristiana. Algo que por supuesto Juan Pablo II nunca hizo. Utilizó la palabra valores en otros contextos y con otros sentidos. A mí la verdad la palabreja no me agrada.
31/08/17 7:15 PM
  
carmelo
saludos Don Alonso,
aún no he podido leer bien su post. Una vez pueda comento. Sé que es excelente pero me gusta meditarlo, aprender, y luego comentar con las posibilidades que usted me da para expresarme.
un abraso fraternal en Cristo y la V. María.

_________ _________
A.G.:
Gracias carmelo. Siempre podrá Ud. comentar libremente en este blog. Es un comentarista con logos.
31/08/17 9:49 PM
  
Adriana
A Curro: Lo de los cristianos sencillos de China, aunque se salga un poquín del tema, no lo es tanto. Cuando viví en BCN conocí muchos chinos que estaban estudiando teología para luego volver a su país, ellos saben que se tienen que preparar fuera y luego volver a sus comunidades para seguir adelante, evangelizar. También los he visto aquí en Colombia en las facultades de teología. Me preocupa el tipo de teología que reciban, tanto allí como aquí es muy heterodoxa. Sin negarme a pensar que es necesario formarse, el catecismo es clave, para no perderse en la densa niebla.
31/08/17 10:30 PM
  
carmelo
El demonio se vende como algo, bueno, algo que cubre necesidades, y a los ojos del pueblo, en el plebiscito, (como cuando Barrabas) Jesús pierde (al menos eso pareciera).
Asediado el hombre, duda de Dios y murmura, deja de aceptar la voluntad de Dios en su vida. Pero todo comienza en la propuesta, buena, “ buenista, verde, humanismo calculador”, pero no es la propuesta que salva.
Atraído por esta falacia, murmura y va contra la propuesta ( la verdad, la ley natural)
Ya alineada su mente, (toma rehenes, sabe alinear a otros, sabe victimizarse).
Puede este demonio alinear masas enteras! (Era imperante detener en este preciso momento su movimiento: “apártate de mi satanás” decia.. es que urge!.
El demonio al lograr formar ese ejercito, le anula la razón, cometiendo uno tras otro acto despreciando su propia razón de ser, ya detesta todo, todo le parece mal, odia todo, odia su origen, de donde viene y para donde va.
La perdida de la conciencia seria su trono final (la del demonio). En la conciencia se desarrollan y se valoran los elementos de juicios iluminado por la ley natural. Para ello necesita valorar y entender en Razón lo que le dicta su conciencia. Atormentado por el pecado, prefiere como rehén aliarse al captor, que virulenticamente Hakea todo el sistema. Se siente mas seguro, le da “cierta seguridad de cumplir” lo que su Dios lee pide en esa circunstacia" es ahí donde se formula la auto aniquilación en serie. Y ve fidelidad en todo menos en la verdad con tal de desfigurarlo.
El “ángel de la muerte” sentado en su trono esperando los sacrificios voluntarios Lo VE, y ahí, nadie recure al sacrificio infernal obligado , todos tiene “sustituida su conciencia en perfecta sumision” y en fila asisten a su auto extermino, pactan con la falsa diosa del abismo el salto al fuego eterno, sin ver lo malo aun.
Cuando incumplimos un solo mandamientos, al final lo que pasara es que se incumplirán todos. Es la temida rebelion contra Dios. Es así. No hay otra verdad.
La negligencia de estos (de nostros) es sufrida por el Padre misericordioso, que no descansa hasta ver “regresar su hijo y limpiarlo” para invitarlo a la mesa.
Pidamos que nos permita amar su proyecto en nostros, sin temor a sentir el peso de la Cruz y confiados que es el quien la carga.
Saludos .





03/09/17 5:07 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.