(168) Predestinación VIII: la aceptación libre de la gracia como fruto de la predestinación

A continuación expongo en doce aforismos un resumen de los expuesto sobre este tema en los anteriores posts sobre Predestinación. No cito Magisterio, pues ya fue citado en ellos anteriormente. Me limito, pues, a recordar y re-exponer las nociones fundamentales ya exlicadas, como síntesis de la doctrina católica tal y como la exponen santo Tomás y San Agustín y nosotros la hemos expresado.

 

1.- No se puede aceptar la gracia sin auxilio de la gracia. Aceptar libremente la gracia es fruto de la gracia. El ser humano no puede aceptar la gracia POR SÍ SOLO (herejía pelagiana) ni por sí solo con la suma de la gracia (herejia semipelagiana), sino por gracia. La acepta POR SÍ MISMO gracias a la gracia. Es la doctrina católica.

 

2.- Es semipelagianismo entender que depende primero del ser humano aceptar la gracia, entendida cual sumando en una suma, como si por sí solo pudiera aceptarla si se le añade un auxilio extra. Porque para aceptar libremente la gracia se precisa del influjo de la gracia.

 

3.- Es vital, para entender el misterio de la predestinación, comprender la diferencia que existe entre que el hombre actúe por sí solo y que actúe por sí mismo. El hombre no se salva por sí solo (herejía pelagiana/semipelagiana) ni sin él (herejía quietista/luterana) sino POR SÍ MISMO, como fruto de la segura transformación que la gracia eficaz opera en su voluntad.

4.- La predestinación significa que el ser humano no se salva por sí solo, pero sí por sí mismo, como efecto de la gracia. La eficacia del auxilio divino consiste, pues, en custodiar y defender del mal, por así decir, la libre elección del bien, que ha sido suscitada y mantenida por Dios hasta su término. Nuestro Señor siempre tiene la iniciativa.

 

5.- La predestinación significa que Dios mueve eficaz y gratuitamente al ser humano a moverse por sí mismo hacia su salvación, de forma infaliblemente libre.

 

6.- Dios quiere dar, por gracia eficaz, libertad saludable a muchos, para que no le rechacen. Pero a los que le rechazan, no se la da, como justo castigo por el pecado. 

 

7.- El mal existe porque Dios lo permite, para obtener un bien mayor.

 

8.- Dios permite el mal voluntario de muchos, pero no permite un mal total y absoluto. Quiere mostrar justicia con quienes le rechazan, y misericordia con quienes elige. Este es el axioma que abre la puerta de una buena comprensión del Misterio, en la medida en que Dios concede comprenderlo.

 

9.- Si una persona rechaza a Dios, es porque Dios se lo permite. Pero a todos da gracia necesaria y suficiente para aceptarle.

 

10.- Dios no permite un mal absoluto, es decir, no permite que TODOS le rechacen. El rechazo de la gracia suficiente es, por eso, rechazo de la promesa de Cristo de la gracia eficaz, que es contenida en semilla en la gracia suficiente. Dios permite este rechazo a muchos, pero no a todos.

 

11.- Dios quiere que todos se salven (1 Tim 2, 4), pero no todos se salvan. Dios permite que muchos le rechacen definitivamente hasta el final, aunque quiera (antecedentemente) que todos esos se salven.

 

12.- La predestinación no significa que el ser humano no colabore. Eso es doctrina jansenista/calvinista condenada por la Iglesia. Por el contrario, los predestinados son aquellos que actúan con verdadera libertad. Es el fruto de la iniciativa liberadora de Dios.

 

Señor, ¡cuéntanos entre tus elegidos!

 
David G. Alonso Gracián
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A continuación, toda la serie de posts sobre Predestinación, seguidos y enlazados para consulta, si se precisare. Laus Deo Virginique Matri.
 

Predestinación I: en que se introduce informalmente el Misterio

Predestinación II: doctrina de la Iglesia I

Predestinación III, doctrina de la Iglesia II

Predestinación IV: releyendo un articulo de louis Bouyer

Predestinación V: el gran don de la perseverancia final

Predestinación VI: diez detalles imponentes del Misterio

Predestinación VII: del rechazo de la gracia suficiente y el pecado como deprecio de la obra eficaz prometida por Dios

74 comentarios

  
José Luis
Leyendo esta reflexión me lleva a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

No todos se salvan, también es verdad, son pocos los escogidos, enseñanzas de Jesucristo, y vemos diversos testimonios en el Nuevo Testamento, como entre los llamados, no todos fueron fieles a la Voluntad de Dios.
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A.G.:
Así es, José Luis, por desgracia muchos rechazan la gracia de Nuestro Señor. Y muchos de estos muchos, hasta el final.
26/03/17 3:26 PM
  
Maribel
Estas reflexiones , ,me llevan a una unica opinion :
A Dios , solo se le puede amar, sobre todas las cosas.
No se le puede judgar, ni entender , ni opinar, solo amar.
No tenemos la capacidad suficiente de entender sus actuaciones, ni el por que de ellas.
Esta amor , es que que nos abre las puertas a su gracia .
Y este amor , es el que nos hace cumplir su voluntad.
Si estoy confundida , espero su gracia .
26/03/17 4:06 PM
  
Verónica
Esto que usted expone, entenderlo, creo que lo entiendo. Pero me sale siempre la duda práctica, que no sé si es una perogrullada mía, de como debo vivirlo en la práctica. O dicho de otro modo: la vivencia psicológica y subjetiva de la actuación de la gracia. Pues a veces hay cosas que hago que no sé si son más mi empeño que una respuesta personal adecuada a la gracia, y otras que a veces me veo como muy providencialista.... No sé si me explico: es la duda de cómo vivir cosas concretas, coherentemente con esto.
26/03/17 5:26 PM
  
chico
Aquí se desmenuza muy bien el proceso de la predestinación. El autor, sabe. Todo depende de Dios. Pero también todo depende del hombre con la gracia de Dios. ¡ Oh, qué tremendo misterio !. ¡ Dios te salve, María, etc !. ¡ Y pensar que muchísimos curas no le dan importancia al " por muchos " de la Consagración...!. Ni al infierno, ni a la muerte en pecado mortal, ni "al ancha y fácil es la senda que lleva a la perdición y muchos andan por ella, pero estrecha y difícil la que lleva al Cielo, y son pocos los que la pisan !. ¿ qué está pasando, Dios mío, qué está pasando ?.
26/03/17 6:17 PM
  
Alonso Gracián
Maribel:

Es verdad, nosotros no podemos juzgar a Dios, ni entender del todo sus designios. Sólo acabe arrodillarse y adorar, confiando en su sabiduría.

Como dice ud, bellamente, es su amor el que nos abre las puertas de la gracia, y de la gloria.
26/03/17 6:25 PM
  
Alonso Gracián
chico:

Me ha gustado mucho cómo lo ha expresado:

Todo depende de Dios. Pero también todo depende del hombre con la gracia de Dios.

Así es, `primariamente, todo depende de Dios, en cuanto Causa Primera. Subordinadamente, todo depende del hombre, causa segunda. La salvación es obra 100% de la gracia y 100% de la voluntad humana, y su suma es 100%. No debe distinguirse en exceso uno y otro. Porque es total obra de Dios, y por eso, por eso, total obra del ser humano.
26/03/17 6:28 PM
  
Alonso Gracián
Verónica:

No es una perogrullada, ni mucho menos, es vital. Y mire, yo creo que no hay cosa tan liberadora que el misterio de la predestinación. Pues si todo dependiera de nosotros, pobres criaturas pecadoras, qué mal nos iría. Es una bocanada de aire fresco saber que lo principal está en manos de Dios, y que nosotros, como causas segundas, lo que hemos de hacer es ponernos en sus manos, aferrarnos a sus pies y pedirle la gracia de ser ser santos. Ponernos en sus manos, y desconfiar totalmente de nuestras solas fuerzas. Pidiéndole con insistencia, como en la Santa Misa, nos cuente entre sus elegidos, y no, precisamente por nuestros méritos, sino por los de Cristo, que nos serán aplicados como conviene, si lo pedimos. Orar es la clave..
26/03/17 6:34 PM
  
pablovelasco
"5.- La predestinación significa que Dios mueve eficaz y gratuitamente al ser humano a moverse por sí mismo hacia su salvación, de forma infaliblemente libre."

Y los que se condenan? Dios no mueve a esos seres humanos, a moverse por ellos mismo hacia su salvación de forma libre?

"9.- Si una persona rechaza a Dios, es porque Dios se lo permite. Pero a todos da gracia necesaria y suficiente para aceptarle."

Claro, sin embargo no le otorga la gracia eficaz para que se salven. Al que se salva sí. Por qué?
Sin la gracia eficaz no te salvas, y tanto el otorgamiento, como la aceptación de esa gracia es mérito únicamente de Dios. Dónde queda entonces la acción del ser humano en todo esto??? En aceptar la elección, que ya Dios te ha dado la gracia para aceptarla? escaso margen al libre albedrío me parece.
26/03/17 7:29 PM
  
Alonso Gracián
pablovelasco,
respondo sus dudas.

Dice ud:

"Y los que se condenan? Dios no mueve a esos seres humanos, a moverse por ellos mismo hacia su salvación de forma libre?"

Dios se lo ofreció al ofrecerles la gracia suficiente, pero rechazaron el plan de salvación voluntaria y culpablemente hasta el final. Por eso, como pena, les niega justamente la gracia eficaz. Es el misterio del pecado: rechazar hasta el final las promesas de Cristo contenidas en la gracia suficiente para salvarse, que a todos es ofrecida.


Dice ud:

"Claro, sin embargo no le otorga la gracia eficaz para que se salven."

No se la otorga porque el ser humano la rechazó al rechazar la gracia suficiente, que la contiene como en semilla, como en promesa. No le ofrece la gracia eficaz como castigo, dado que el individuo no arrepentido no quiere aceptar esa eficacia prometida por Dios. Rechazó el plan de salvación contenido en la gracia suficiente. Es el misterio de la iniquidad, que Dios permite para obtener un mayor bien.


"Sin la gracia eficaz no te salvas, y tanto el otorgamiento, como la aceptación de esa gracia es mérito únicamente de Dios. Dónde queda entonces la acción del ser humano en todo esto??? En aceptar la elección, que ya Dios te ha dado la gracia para aceptarla? escaso margen al libre albedrío me parece."

No, es también mérito del ser humano, gracias a los méritos de Cristo. En todo cuanto conduce a su salvación, el ser humano se mueve por gracia POR SÍ MISMO. Por esto es obra plena del libre albedrío. Méritos que el Señor concede porque así lo ha establecido, en virtud de los méritos de su Hijo. La obra saludable es obra plenamente de la gracia y plenamente del libre albedrío, sin que pueda ni deba distinguirse en exceso uno y otro, de tan unidos que están. La obra saludable es 100% obra de la gracia y 100% obra del libre albebdrío. Aquí radica el Misterio en cuanto podemos comprenderlo.

Lo que sí sabemos por revelación, es que la salvación de una persona es salvación libre, es predestinada, siendo ambas cosas equivalentes cada una en su orden. Y que la condenación de muchos es por el pecado, como justo castigo, por autoexclusión del plan de salvación, y porque el que muere en pecado mortal sin arrepentimiento rechaza la eficacia de la gracia, contenida en el ofrecimiento de la gracia suficiente. Es el misterio de la iniquidad. Que vino la Luz al mundo y fue rechazada.

Por qué Dios permite que muchos le rechacen voluntariamente es un misterio, pero es un hecho indudable. Por fe sabemos que es para obtener un bien mayor. Por qué no permite esto a todos, también es un misterio. Sólo podemos rendir las rodillas y adorar, y aferrarnos a Él, pidiendo nos cuente, por misericordia, entre los elegidos.
26/03/17 7:35 PM
  
Oscar
Es fácil deslizarse a pensar que los que a mi alrededor siguen tantos años en pecado mortal, algunos ancianos y no se convierten, parece que Dios los ha amado menos que a mi que creo en la Iglesia. Culpa de ellos por su pecado, culpa de Dios por mi conversión...: Dios amalos tanto como a mi para que se conviertan, no? Pues no.
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A.G.:
El amor de Dios es la causa de todo bien existente en la criatura. Por tanto, aunque Dios ama a todos, ama más a los que santifica más, ama más a los que salva. Pues nadie sería más perfecto que otro si no fuera más amado por Dios. Es el principio de predilección, enseñado por Santo Tomás, con clarísimo arraigo en la Palabra de Dios.

Cuando alguien hace una obra buena, tiene buenos pensamientos, va a confesarse, etc., debe dar muchas gracias a Dios, por esos dones recibidos.
26/03/17 8:05 PM
  
Ricardo de Argentina
Alonso, pones en el punto 12 que los jansenistas defiendían que la predestinación (cielo/infierno) se da sin colaboración del hombre. Pero ¿no eran éstos los que enseñaban una moral super exigente, llena de sufrimientos y estoicismos?
Yo no le veo mucho sentido a este rigorismo si tu predestinación depende sólo de la tómbola del capricho divino.
¿O acaso el rigorismo sirve para que "sientas" que has sido predestinado?
Como de alguna manera razonan los calvinistas: si soy rico, es que Dios me ha de salvar.
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A.G.:
El rigorismo/puritanismo es una forma de pseudo-asegurarse que se sabe que es predestinado. Si yo hago esto y lo otro, me creo predestinado seguro (vana presunción, llama Trento a esto). Si hago el mal, soy predestinado a la condenación. De ahí los sufrimientos y la angustia que cuenta Kierkegaard cuando pecado, y recordaba las palabras de su padre: es signo de predestinación al infierno.
26/03/17 8:43 PM
  
Rexjhs
Me atrevería a expresar una frase más para que todo quede meridianamente claro, Alonso, con tu permiso:

La libre elección del hombre por el bien es también una gracia de Dios, que te permite colaborar con la gracia. Pero eso no quiere decir que el hombre no pueda resistir esa gracia de colaborar con el bien. El hombre al que Dios da la gracia de poder hacer el bien y, además, la gracia de escogerlo puede rechazar esa gracia y escoger el mal. Por eso el hombre puede condenarse.

Sin esta segunda parte muchos pensarán que la gracia es irresistible y que uno se salva aunque no quiera. Y eso sería determinismo calvinista. Abrazo.
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A.G:
Rexjhs te refieres a la gracia suficiente. La gracia eficaz, de hecho, nunca se rechaza. Se puede, pero nunca se rechaza, porque se da precisamente para quitar la dureza de corazón que impide la aceptación, se da, precisamente, para dar libertad, para dar la acción libre, para que la voluntad se mueva a sí misma libremente. Por tanto, te refieres a la gracia suficiente.

La eficacia de la gracia consiste, precisamente, en que hace que la voluntad quiera libremente. Pone en ON la libertad, por así decir.

No es irresistible en sentido protestante (el protestantismo cree que la causa segunda no hace nada, no puede resistirla, le es impuesta), sino eficaz (habilita con seguridad y certeza la voluntad para la aceptación libre)
26/03/17 9:03 PM
  
Luis Fernando
Buen resumen de la doctrina católica sobre este punto.
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A.G.:
Gracias Luis Fernando. Por supuesto, siempre desde la perspectiva tomista y su pedagogía, como bien sabes y conoces.
26/03/17 9:24 PM
  
Alonso Gracián
Hermanos,

sé que es un tema complicado. Aquí os cito unas palabras de La predestinación de los santos y la gracia, P3, c1, del P. Garrigou-Lagrange, que puede ayudarnos a entender el asunto:

«Todos los tomistas están de acuerdo en que, si el hombre no resistiese a la gracia suficiente, recibiría la gracia eficaz para el cumplimiento del deber. Pero aquí reaparece el misterio en el sentido de que resistir a la gracia suficiente es un mal que no puede provenir sino de nosotros, mientras que no resistir a la gracia suficiente es un bien, que no puede provenir únicamente de nosotros, sino que debe derivar de Dios, fuente de todo bien.»
26/03/17 10:13 PM
  
Oscar
Entonces, de lo que me respondes, el deslizarse ese pensamiento de que a estos si los hubieras amado tanto como a mi no perseverarian en su pecado mortal como lo hacen, no es equivocado. ...aunque causa pavor pensarlo, y mas si es un ser querido: ?Por que no lo has querido como a mi, para que no siga en su pecado mortal? Logico, no?
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A.G.:
No eso lo que estoy diciendo en ningún momento. Lo que digo es que si uno persevera en el pecado la causa no es por falta de gracia (como piensan los protestantes) sino por el pecado, por autoexclusión, por obstinación en el mal, por culpa propia. Dios no es causa ni directa ni indirecta del pecado. Dios ama a todos, y quiere que todos se salven.
26/03/17 10:20 PM
  
Oscar
Pero no ama a todos por igual, los elegidos son mas amados. Todos reciben las gracias suficientes para salvarse, pero solo los elegidos se salvan, que son los mas amados por Dios. O no?
Es lógico oensar: por que Dios no amo al descarriado fulano tanto como a san Oscar, por citar a uno?
Gracias y aquí lo dejo para no seguir discutiendo en círculos que es lo que me suele pasar cuando sale este tema
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A.G.:
Cuanto más santo, más amado. Esta es la forma correcta de decirlo.
Los que se condenan no es por no haber sido amados por Dios. Mucho ama al ser humano, a todo ser humano, y quiere que todo ser humano se salve. Que uno se condene no es por falta de amor de Dios. Se condena, como digo, porque quiere condenarse, porque rechaza el amor de Dios, rechaza el plan de salvación contenido en la gracia suficiente, que es un verdadero tesoro, pues contiene todas las promesas de Cristo. No debemos pensar que uno se condena por falta de amor de Dios, porque eso es simple y llanamente calvinismo.
26/03/17 10:54 PM
  
Alonso Gracián
Lo que sí sabemos, por la fe, es que este orden de permisión del mal es por un bien mayor. Si el Señor permite que muchos le rechacen, es porque aunque el rechazo de Dios es malo y produce males, el hecho de que Dios lo permita es bueno, porque Dios extrae bienes de todo ello. No lo entendemos ahora, pero algún día lo entenderemos, si Dios quiere.
26/03/17 11:03 PM
  
Ricardo de Argentina
Alonso, por cierto que es difícil comprender la "mecánica" de la gracia divina. ¡Vaya si es difícil!
Durante mucho tiempo tuve como una de mis intenciones de oración "Poder comprender la primacía de la gracia". Creo que algo avancé, siempre con el apoyo constante de lo que he leído en IC, especialmente en este blog y en el de LF. Pero vamos, que no me entran balas, porque siempre noto que mis esquemas por algún lado hacen agua.

La alternativa fácil es la mentira progre: "Todos se salvan porque Dios es misericordioso". ¡Eso sí que es fácil de entender! Y además, cómodo y conveniente. Y políticamente correcto. Una pinturita, oiga.

Pero no, prefiero la verdad ardua a la mentira fácil.
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A.G.:
Desde luego, Ricardo, es tan difícil que nunca llegaremos a comprenderlo del todo. Es un Misterio, de los más gordos, jeje.

Me gustó eso de preferir la verdad ardua a la mentira fácil. Gran verdad.
26/03/17 11:49 PM
  
Alfredo de Argentina
Excelente artículo

PS: Ojalá tuviera tu talento de saber dibujar tan bien :)
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A.G.:
¡Gracias Alfredo! Me alegra mucho le guste y lo mencione. Me apasiona el dibujo, sobre todo a bolígrafo.
27/03/17 2:18 AM
  
Marisa
Estimado Alonso:
Creo que cuesta entender este tema, entre otras cosas, por la falsa noción de "libertad" a la que estamos acostumbrados a respirar en el mundo actual. Es decir, nos cuesta entender que, por gracia, "queramos libremente el bien", porque se nos aparece la idea de una libertad que, entonces, no sería libre, al haber falsificado la noción de "libertad" a la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, cuando la libertad, por ser cualidad de la voluntad, solo se perfecciona cuando alcanza su objeto propio, es decir, el bien. De tal manera, somos verdaderamente "libres" cuando elegimos el bien. (Al igual que la inteligencia se perfecciona cuando conoce la verdad). ¿Está usted de acuerdo?
Por otra parte, le hago otra pregunta... que la gracia solo pueda ser recibida por gracia, ¿se relaciona con el axioma de que "lo que se recibe, se recibe al modo del recipiente? En tal sentido, siendo infinitamente "distante" la gracia, por ser divina, del alma humana -creatura- vería la necesidad de que Dios mismo "preparase" el recipiente -el alma- para recibir el don infinito de la gracia -que la excede infinitamente, valga la redundancia-.
Saludos cordiales
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A.G.:
Buen comentario el suyo, Marisa.

Tiene toda la razón. El concepto voluntarista/nominalista de la libertad, dominante en la mente católica en general, perjudica muchísimo la comprensión de este Misterio.

Lo explica ud muy bien, la libertad es propiamente para el bien, para el mal es preciso abusar de ella y pervertirla, enajenarla voluntariamente. Este es un tema, como sabe, constante en este blog y en Infocatólica.

Respecto a su segunda cuestión, vuelve a hablar con oportunidad y correctamente. La gracia rebasa infinitamente nuestras capacidades y nuestra propia naturaleza. Por eso ha de ser preparada, capacitada y habilitada para tan gran regalo. Como dice el adagio, la gracia no suprime la naturaleza, sino que la perfecciona.
27/03/17 7:44 AM
  
Silvia
Se debería enseñar esto a los niños, desde pequeños. Estoy segura de que lo entienden mejor que nosotros los adultos. Nosotros solemos tener ya un mal pliegue difícil de quitar y ahora nos llenan la cabezas de que todos, todos nos salvamos . Gracias por aclararnos todo esto.
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A.G.:
Verdad, Silvia. Con infancia espiritual este Misterio se alumbra y penetra mejor en el alma. Que si queremos entenderlo en demasía, vamos mal.
27/03/17 11:00 AM
  
Néstor
Es cierto que el que no recibe la gracia eficaz, muchas veces al menos, es en pena por haber rechazado la gracia suficiente. Pero si aceptar la gracia es un don de la gracia , entonces cabe la pregunta ¿porqué no aceptaron la gracia los que la rechazaron, y sí la aceptaron los que la aceptaron?

Es claro que unos recibieron el don de aceptar la gracia, y los otros no. ¿Porqué no lo recibieron estos otros? ¿Porque lo rechazaron? ¿Y porqué lo rechazaron? ¿Porque no recibieron el don de aceptarlo? Eso nos lleva a un retroceso al infinito.

Por otra parte, rechazar la gracia es un mal, y por tanto, no se da si no es permitido por Dios. En el caso de los que no rechazaron la gracia, ese mal no fue permitido por Dios. Lo permitió entonces en unos casos, y no lo permitió en los otros. En los casos en que no lo permitió, lo hizo dando la gracia eficaz con la cual el pecado simplemente no ocurre. Entonces ¿cómo lo permitió en los casos en que sí lo permitió?

Parece ser que la única respuesta es: negando la gracia eficaz. Pero entonces hay al menos una primera negación de la gracia eficaz que no depende de un pecado previo del hombre. Porque ése también debería haber sido permitido por Dios.

¿O diremos que Dios permitió el pecado en todos los casos, pero en unos casos la creatura decidió no pecar, y en otros decidió sí hacerlo? Entonces los que se salvan se salvan no solamente por sí mismos, sino por sí solos.

Volvamos al ejemplo de las manzanas. Si alguien toma tres manzanas de cinco, no podemos decir que las que fueron tomadas lo fueron por voluntad del que las tomó, y las otras son la única explicación de porqué no fueron tomadas.

Se entiende que tanto el tomar unas como el dejar las otras se explique en última instancia por la voluntad del que tomó las manzanas, y también se entiende que ambas cosas se expliquen en última instancia por las manzanas mismas y solas. Pero ambas explicaciones no se pueden fundir en una.

Porque son términos correlativos "ser elegido" y "no ser elegido", "subir por sí solo" y "por sí solo no subir". Y los correlativos son inseparables, como la izquierda y la derecha, el arriba y el abajo, etc.

Todo esto para decir que al final no podemos evitar enfrentarnos al tema de la libre y gratuita elección divina de algunos para la vida eterna y no elección de otros, anteriores ambas a toda previsión divina de los méritos o culpas de las creaturas, que es lo que la escuela tomista ha sostenido siempre bajo el nombre de "reprobación negativa antecedente".

Saludos cordiales.


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A.G.:
No se debe hacer equivalente permitir el mal con no dar gracia eficaz. Creo no se ha de entender la permisión del pecado como efecto de la ausencia de la gracia, sino como producto de la propia imperfección y maldad de la criatura. Dios no le debe a la criatura el impedir su imperfección.

Por qué Dios a unos atrae y a otros no, mejor no indagar en exceso, porque erraremos. Lo que está claro para el tomismo es que la negación de la gracia eficaz se produce como pena justa, dado que Dios quiere que todos se salven. El que se condena no se condena por faltarle gracia, por querer y no poder. Se condena por rechazarla. Debe quedar claro, en definitiva, que Dios no es causa directa ni indirecta del pecado, ni siquiera por omisión de gracia.
27/03/17 1:32 PM
  
Oscar
Exacto:

"Es cierto que el que no recibe la gracia eficaz, muchas veces al menos, es en pena por haber rechazado la gracia suficiente. Pero si aceptar la gracia es un don de la gracia , entonces cabe la pregunta ¿porqué no aceptaron la gracia los que la rechazaron, y sí la aceptaron los que la aceptaron?

Es claro que unos recibieron el don de aceptar la gracia, y los otros no. ¿Porqué no lo recibieron estos otros? ¿Porque lo rechazaron? ¿Y porqué lo rechazaron? ¿Porque no recibieron el don de aceptarlo? Eso nos lleva a un retroceso al infinito."

"Porque son términos correlativos "ser elegido" y "no ser elegido", "subir por sí solo" y "por sí solo no subir". Y los correlativos son inseparables, como la izquierda y la derecha, el arriba y el abajo, etc."

"Todo esto para decir que al final no podemos evitar enfrentarnos al tema de la libre y gratuita elección divina de algunos para la vida eterna y no elección de otros, anteriores ambas a toda previsión divina de los méritos o culpas de las creaturas, que es lo que la escuela tomista ha sostenido siempre bajo el nombre de "reprobación negativa antecedente". "

Entiendo que algunos dicen que algunas son mejores personas que otras, y son elegidos, porque Dios dedice amarles más. Y por eso saqué este tema como explicación de la causa de ser elegidos, que Dios los amó más. (No he dicho que no ame a todos). Entonces entramos en otras cuestión sin solución: Si todos reciben las gracias suficientes, digamos que todos son amados por Dios suficientemente para salvarse, pero solo se salvan los elegidos, los más amados, contradice en la práctica que el amor con que Dios ama a los no elegidos, les sea suficiente para entrar en el cielo, digamos sea "suficientemente eficaz".
... dije que cortaba, pero bueno, al ver las aclaraciones de Nestor con las que coincido, pero no le veo su solución...


27/03/17 2:56 PM
  
Alonso Gracián
Oscar:

Te respondo, y al mismo tiempo aclaro el problema planteado por Néstor.

Para comprenderlo, es preciso pararnos a reflexionar sobre la naturaleza del pecado. El pecado mortal es un rechazo de Dios y de su plan de salvación. Es un rechazo del auxilio que Dios ofrece al ser humano, y por tanto una autoenajenación en que el hombre, y no Dios, tiene la iniciativa de la acción.

Pues bien, al pecar, el ser humano rechaza la gracia suficiente. Las implicaciones de rechazar la gracia suficiente son mucho más profundas y dramáticas de lo que creemos.

Al rechazar la gracia suficiente para pecar mortalmente se rechaza TOTALMENTE a Dios. La gracia suficiente contiene la promesa de salvación que Dios ofrece, y que se resume en estas palabras: eficacia de la gracia.

El que rechaza la gracia suficiente no recibe el aceptarla de hecho, porque ya la ha rechazado previamente en cuanto promesa de salvación, en cuanto promesa de eficacia, contenida en la gracia suficiente.

Es por eso que cuando una persona muere en pecado mortal, tras rechazar la gracia suficiente que podría haberle librado del pecado, pero no le libró de hecho, va al infierno: porque al rechazar la gracia que podría haberle hecho no pecar, rechaza, de plano, como un todo, la salvación que Dios le promnte, rechaza el plan de gracia eficaces que el Señor le ofrece para salvarle, se autoexcluye de él

En este rechazo, el ser humano tiene la iniciativa. La iniciativa del pecado no la tiene Dios, como si negara gracia necesaria, y al faltarle gracia al hombre, este se ve abocado a pecar.

No. En el pecado, el ser humano tiene la iniciativa en cuanto a la malicia de la voluntad. Y Dios, como consecuencia, le niega la gracia eficaz, que con el pecado YA RECHAZÓ PREVIAMENTE el ser humano.
27/03/17 3:41 PM
  
Alonso Gracián
Por eso, entiendo que de ningún modo se debe igualar permisión del pecado con negación de la gracia eficaz.

Dios no tiene la iniciativa en la acción mala. Es la torcida voluntad del hombre, decidida a la mala obra, la que rechaza la gracia eficaz contenida cual promesa de salvación en la gracia suficiente, y luego peca. Por eso el pecado es una autoexclusión del plan de salvación divino.

Si no recibió el don de elegir la gracia, es porque ya lo había rechazado por anticipado, y se había torcido previamente hacia la mala obra. Dios le dejó, le permitió tomar la iniciativa. Y una vez inclinada culpablemente la voluntad a la mala obra, como consecuencia, es castigado sin recibir ese auxilio cuya promesa ya había rechazado anteriormente. La voluntad sigue así su iniciativa causal y peca.

En la obra buena, sin embargo, ocurre algo muy diferente: Dios tiene la iniciativa causal.

El rechazo de la gracia suficiente conlleva, pues, un rechazo anticipado de la eficacia de la gracia, del plan de salvación, y por tanto hace acreedor de castigo eterno por autoexclusión.
27/03/17 3:46 PM
  
Néstor
Son dos cuestiones distintas, si la permisión del pecado supone o implica la negación de la gracia eficaz, y si la negación de la gracia eficaz puede hacerse en ausencia de un pecado anterior.

Si es posible la permisión del pecado sin la negación de la gracia eficaz, se debería sostener entonces una tesis que diga que el pecado es posible aún bajo la acción de la gracia eficaz, lo cual es obviamente contrario al sentido mismo de "gracia eficaz".

O bien, que para ciertas obras buenas no es necesaria la gracia divina eficaz, de modo que tampoco es necesario que ella falte o sea negada para que se produzcan los pecados contrarios a esas buenas obras.

Es cierto que para ciertas obras buenas de orden natural no hace falta la gracia divina eficaz, tampoco después del pecado original.

Pero si vamos al mismo pecado original, no consistió en no realizar una obra buena de orden natural, y no fue un pecado solamente por ir contra el orden natural, sino contra un precepto positivo divino que ya pertenecía al orden sobrenatural.

Es decir, para no incurrir en el pecado original (originante), el pecado de Adán, era necesaria la gracia de Dios. ¿Gracia solamente
suficiente, o también eficaz?

Según el tomismo, la gracia suficiente da la capacidad de no pecar, pero el no pecar de hecho es obra de la gracia eficaz.

En términos tomistas, entonces, el primer pecado del hombre no era posible, obviamente, con la presencia de la gracia eficaz, y era necesaria la gracia eficaz para que no se cometiera.

Por tanto, su permisión supuso una negación divina de la gracia eficaz anterior a todo pecado del hombre.

Es cierto que los agustinianos, o algunos de ellos, por ejemplo, sostienen que la única gracia que tenía y necesitaba Adán antes del pecado era la suficiente, y con ella sola podía hacer el bien y evitar el pecado (en sentido compuesto).

Pero eso claramente no es tomista.

Los descendientes de Adán heredamos el pecado original, y necesitamos la gracia eficaz, en nosotros, si somos adultos, en nuestros padres, si somos niños, para dirigirnos al bautismo, y luego, para perseverar en la gracia hasta el fin. Si se nos niega esa gracia eficaz, puede decirse que es en pena del pecado original, y de nuestros pecados personales, si somos adultos.

Pero también se concede esa gracia eficaz a otros que también heredaron el pecado original, y entre ellos, algunos adultos que también tienen pecados personales.

Por tanto, en los casos en que Dios niega la gracia eficaz, fuera del primer pecado, se puede poner como razón la pena por el pecado anterior, personal u original, pero de tal manera, que la última razón sólo puede estar en el beneplácito divino, por el que quiso Dios en unos casos dar la gracia eficaz, y en otros, no darla.

Y por eso dice Santo Tomás (I, q. 23, a. 5):

“En la misma bondad divina puede encontrarse la razón de la predestinación de algunos y de la reprobación de otros. Pues se dice que Dios hizo todas las cosas debido a su bondad, para que la bondad divina estuviera representada en todas las cosas. Por lo tanto, es necesario que la bondad divina, una y simple, en las cosas esté representada de múltiples formas, debido a que las cosas creadas no pueden alcanzar la simplicidad divina. De aquí que para la plenitud del universo se precisen diversos grados en las cosas, ocupando unas el lugar más alto y otras el más bajo. Y para que se mantenga la multiformidad de grados en las cosas Dios permite que haya algunos males a fin de que no se impidan muchos bienes, como ya se dijo anteriormente.

Por lo tanto, tomaremos todo el género humano como la totalidad de las cosas. Y así, Dios quiso representar su bondad en algunos hombres, los que predestina, a través de su misericordia, con el perdón; y a otros, los que reprueba, a través de su justicia, con el castigo. Y ésta es la razón por la que Dios a unos predestina y a otros reprueba. A esta misma causa se refiere el Apóstol en Rom 9,22s. cuando dice: Queriendo Dios mostrar su ira (esto es, su justicia vindicativa), y queriendo dar a conocer su poder, contuvo (esto es, permitió) con mucha paciencia los vasos de la ira preparados para la condena a fin de dar a conocer la riqueza de su gloria contenida en los vasos de la misericordia preparados para la bienaventuranza. Y en 2 Tim 2,20, dice: En una casa de altura no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; unos, para servicios honrosos; otros, para servicios más bajos.

¿Por qué elige a unos para la gloria y a otros los condena? La razón de esto está en la voluntad divina . Por eso, en Super Ioannem dice Agustín: ¿Por qué a éste? ¿Por qué no a aquél? No quieras juzgarlo si no quieres equivocarte.

También en los seres naturales sucede algo semejante, ya que en la materia prima, que es toda uniforme, se puede determinar por qué una de sus partes ha recibido forma de fuego y otra forma de tierra desde que Dios la creó: es decir, para qué hubiera diversidad de especies en las cosas naturales. Pero por qué esta parte tiene una forma y aquella parte otra, depende de la simple voluntad divina. Lo mismo que de la voluntad del arquitecto depende que esta piedra esté en esta parte de la pared y aquélla en la otra, aun cuando la razón de arte estime que unas tengan que estar aquí y otras allí.

Sin embargo, aun cuando Dios no trate igual a quienes son iguales, no por eso hay iniquidad en El. De ser así, se opondría a la razón de justicia si el efecto de la predestinación fuera pago de la deuda y no don de la gracia. En lo que se da por gracia, alguien puede dar libremente lo que quiera, o más o menos, mientras no deje de dar lo debido a quien le toque y no haya detrimento de la justicia. Esto es lo que dice el padre de familia en Mt 20,14s.: Toma lo tuyo y márchate. ¿Acaso no puedo hacer lo que quiero?”

Por eso, dados dos adultos pecadores, uno recibe la gracia eficaz para la conversión y la perseverancia final, el otro no. El que no la recibe, no la recibe en pena de sus pecados, pero el otro, que sí la recibe, también pecó, y tal vez más que el primero.

Por eso la razón última es la que dicen San Agustín y Santo Tomás: la Voluntad divina.

En el pecado de Adán, por el contrario, la sola razón de la negación de la gracia eficaz es la Voluntad divina, porque no hay pecado previo.

Y Dios no es por ello autor del pecado, por la razón que dice el mismo Santo Tomás: si de la inacción de alguno se sigue el hundimiento de una nave, esa inacción sólo es causa de ese hundimiento si la persona era responsable de la nave y estaba por tanto obligada a conducirla a puerto.

Dios no está obligado a impedir siempre la imperfección de la creatura, pero siempre puede hacerlo, por medio de su gracia, de modo que es necesario que no lo haga, no dando su gracia, para que esa imperfección pueda manifestarse y tener consecuencias.

Saludos cordiales.
27/03/17 4:05 PM
  
Oscar
Así como lo cuentas en estos dos últimos comentarios, así lo veo yo, Alonso Gracian.
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A.G.:
Oscar, es que creo que es lo que más cuadra con el primer principio de la doctrina de la predestinación: que Dios quiere que todos se salven (1 Tim 2, 4)
27/03/17 4:06 PM
  
Néstor
Es que la gracia suficiente y la gracia eficaz son distintas. La suficiente es suficiente para poder hacer el bien, y por tanto, ser responsable si no se lo hace. Pero no es suficiente para hacerlo de hecho, para eso es necesaria la gracia eficaz, que por eso también se llama así.

Porque una cosa es poder hacer, y otra, hacer.

Así que el hecho de que Dios dé a todos la gracia suficiente para la salvación, quiere decir que les da la gracia suficiente para poder salvarse. Para salvarse de hecho necesitan la gracia eficaz, que Dios la da a los elegidos, que por eso son más amados por Dios.

Saludos cordiales.
_____________ _____________
A.G.:
Aunque sean distintas, no están desconectadas, sino unidas orgánicamente. La gracia eficaz está contenida en semilla en la gracia suficiente, como en promesa, y al rechazar la gracia suficiente, se rechaza la eficacia misma de la gracia, se rechaza el proyecto de salvación que otorga la eficacia de la gracia.
27/03/17 4:31 PM
  
Alonso Gracián
Volvemos a lo mismo, Néstor.

Creo, según lo que expresé anteriormente, que no debemos relacionar causalmente ni directa ni indirectamente la negación de la gracia con la permisión del pecado.

La permisión del pecado es un dejar hacer, un dejar tomar la iniciativa, en este caso la malicia de la voluntad que elige malamente. No es un sustraer medios necesarios para hacer el bien, que tiene como consecuencia el mal. Porque entonces Dios sería culpable de alguna manera de esa mala acción, realizada por falta de medios para evitarla.

Esta elección mala ha implicado el rechazo culpable de una gracia suficiente. Y ese rechazo de gracia suficiente implica, también, el no querer aceptar tampoco el don que dará el hacer el bien de hecho.

El hombre rechaza este auxilio suficiente porque quiere pecar, y al rechazarlo, está rechazando por anticipado la eficacia de la gracia, prometida con el auxilio suficiente.

Por eso el pecado es un rechazo de Dios y de su plan de salvación, del cual el ser humano es causa, y no Dios.

Dios no es nunca causa directa ni indirecta del pecado ni por omisión de gracia. Sino la malicia de la voluntad, que rechazó la ayuda antecedente de Dios y al rechazarla rechaza como en bloque la eficacia de la gracia prometida.
27/03/17 5:08 PM
  
Néstor
La permisión divina del pecado no implica una causalidad ni directa ni indirecta de Dios sobre el pecado del hombre.

Y Dios no es culpable de no dar algo que no puede ser exigido por la creatura de ningún modo, ni es objeto de derecho alguno por parte de la creatura.

Dios no sustrae los medios necesarios, porque no son propiedad de la creatura ni ésta tiene derecho alguno a los mismos.

El rechazo de la gracia suficiente por parte de la creatura podría ser evitado por la gracia divina eficaz. Por eso no sirve para explicar en última instancia la negación de la gracia divina eficaz por parte de Dios.

Aunque es cierto que de hecho en todo descendiente de Adán está por lo menos la culpa previa del pecado original originado.

Pero que esto no es motivo determinante para la negación de la gracia eficaz se ve por el hecho de que de dos pecadores iguales, esa gracia le es dada a uno, y no a otro.

Saludos cordiales.
__________ __________
A.G.:
«La permisión divina del pecado no implica una causalidad ni directa ni indirecta de Dios sobre el pecado del hombre. »


Pero si es entendida esta permisión como negación de la gracia necesaria para evitar de hecho el pecado, pues entonces sí que implica una causalidad directa o indirecta de Dios.

«Dios no sustrae los medios necesarios, porque no son propiedad de la creatura ni ésta tiene derecho alguno a los mismos.»

Si los medios para evitar el pecado no son propiedad de la criatura ni Dios los debe, entonces la criatura no tiene manera de evitar el pecado si Dios no se la da gratuitamente. Y si no se la da, le conduce al pecado, al dejarle sin medios para evitarlo. Luego Dios tiene entonces cierta causalidad en el pecado.

Se entiende entonces que, bajo esta perspectiva, permitir el pecado sea lo mismo que no dar al hombre gratuitamente los medios que necesita para evitar el pecado. ¿Qué culpa tiene el hombre, si peca porque Dios no le dio los medios que ciertamente no le debía, pero que necesitaba? ¿Por qué condenar al infierno a quien pecó porque no tenía medios para evitar el pecado, pues no le fueron dados gratuitamente?

Cuando dices «Dios no sustrae los medios necesarios, porque no son propiedad de la creatura ni ésta tiene derecho alguno a los mismos. » no estás negando en modo alguno que esos medios sean necesarios a la criatura. Es un hecho que los necesita (aun sin ser suyos, por eso, aún más los necesita, porque no los tiene) para evitar de hecho el pecado y hacer la obra buena.

No son su propiedad ni tiene derecho a ellos, pero es un hecho que los necesita y no les son dados. Luego se está conduciendo al hombre al pecado por omisión de medios que sin ser suyos ni tener derecho a ellos, necesita de hecho. Y así hay una causalidad de Dios en ello, pues si no le da lo que necesita, el hombre no evita el pecado.

Creo que por aquí no entenderemos bien el asunto. Porque llegamos a un punto en que el pecado parece ser la consecuencia de que Dios no da gratuitamente su gracia. En lugar de, como parece más sensato, atribuirlo a un defecto grave y voluntario de la criatura.

«de dos pecadores iguales, esa gracia le es dada a uno, y no a otro.» No deja de ser una conjetura chirriante, imposible de verificar. Difícil de digerir, que Dios condene a uno y salve al otro por lo mismo que al otro condena. Con el mismo pecado y con la misma culpa, a uno salva y a otro condena. No lo veo. ¿Dónde está la justicia de Dios?
27/03/17 7:38 PM
  
Alberto el fariseo
Desde el punto de vista humano, se podría decir que el hombre busca y encuentra el Amor de Dios y la preferencia de Dios hacia él cuando el hombre pide a Dios su Gracia (aunque en el fondo su moción hacia él esté predestinada por Dios) . Dios no va a negar su gracia al que la busque sinceramente, así que amar a Dios y buscar su gracia es un signo de que Dios nos ama.

En otro caso, si desistimos entramos en un semi-calvinismo inverso: el pensar que, al ser un desgraciado, ya hemos perdido el Cielo. Tampoco hay que olvidar que los dones y la suerte terrenos no son signos de preferencia de Dios, mas bien al contrario.

Digo bien?
27/03/17 10:34 PM
  
Pepito
Según el Salmo 25,10, "Todas las obras de Dios son misericordia y justicia." Así lo reconoce el mismo Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica 1ª parte, cuestión 41.

Por tanto, si todas la obras de Dios son misericordia y justicia, también la elección de algunos y la no elección de otros a la Vida Eterna tiene Dios que hacerlas con misericordia y justicia.

Por tanto, la predestinación o elección de algunos para la Vida Eterna no puede ser hecha por Dios simplemene por un acto supremo de su Soberanía, por el cual concede la Vida Eterna simplemente a quien quiere y no la concede a quien simplemente no quiere, atendiendo que es un don no debido en justicia al hombre, es decir por una mera decisión soberana divina que salva a quien quiere y condena a quien quiere, sino que en dicha voluntad electiva de Dios a la Vida Eterna deben estar presentes la misericordia y la justicia divina.

Por tanto, cuando Dios elige a algunos a la Vida Eterna no lo hace Dios por un simple acto de voluntad soberana, sino tambien tiene que hacerlo con misericordia y con justicia. Con misericordia, esto es, teniendo la voluntad de conceder a los predestinados la gracia al menos suficiente para salvarse. Y con justicia, esto es, teniendo en cuenta las buenas obras que harán por esa misma gracia que misericordiosamente les condece.

Una elección a la Vida Eterna sin tener en cuenta las buenas obras hechas por los elegidos con el auxilio de la gracia, sería sin duda una decisión soberana de Dios, pero sin justicia, pues no es justo dar un premio simplemente porque sí sino también teniendo en cuenta los méritos o buenas obras el premiado.

Paralelamente la no elección de algunos a la Vida Eterna, o lo que es lo mismo la elección de algunos para el infierno, no puede ser hecha por Dios simplemente por un acto de voluntad soberana, sino también con misericordia y justicia.

Y así, en la no elección para la Vida Eterna, tiene que estar presente tanto la misericordia como la justicia. La misericordia, por cuanto Dios también a los no elegidos para la Vida Eterna quiere concederles la gracia suficiente para que puedan salvarse, y la justicia por cuanto Dios no les elige atendiendo a las malas obras que harán por no corresponder a la gracia como podrían y deberían.

Pues una no elección a la Vida Eterna, que equivale a una elección al infierno, hecha simplemente por una voluntad soberana de Dios que no tuviese también en cuenta las culpas de los réprobos, sería una no elección injusta, pues es injusto imponer a alguien una pena o castigo simplemente por voluntad soberana o superior, sin tener en cuenta también las malas obras o culpas del castigado o condenado.

En resumen, tanto la predestinación como la reprobación no pueden ser hechas por Dios sólo y exclusivamente por un mero acto de soberanía divina por el cual elige sin más a unos y no elige a otros para la Vida Eterna, sino que en dicha elección y no elección tienen que estar presentes también la misericordia y la justicia. La misericordia, ya que tanto a los elegidos como a los no elegidos Dios les concede misericordiosamente la gracia suficiente para salvarse. Y la justicia porque en la elección de los predestinados debe tener en cuenta las buenas obras hechas por ellos bajo el auxilio la gracia, y en la no elección de los réprobos debe tener en cuenta las malas obras hechas por no usar bien de la misma gracia.

Una predestinación y reprobación divinas hechas simplemente por un acto soberano divino, no acompañado también de la misericordia de darles la gracia y de la atención a las buenas o malas obras de unos y de otros, sería un acto soberano divino, sin duda, pero desprovisto de misericordia y justicia, lo cual va en contra de lo enseñado en el Salmo citado y de la misma doctrina tomasiana.

28/03/17 12:48 AM
  
Néstor
No hace falta que la permisión divina del pecado sea una negación de la gracia eficaz para incurrir en las mismas objeciones que ahora se plantean contra la tesis tomista de la reprobación negativa antecedente.

Supongamos que la permisión divina del pecado no implica la negación de la gracia eficaz. De todos modos, quiere decir que Dios no impide el pecado que sin dañar la libertad de la creatura podría impedir. Porque "permitir" es "no impedir pudiendo hacerlo".

Y eso quiere decir que, pudiendo hacerlo, Dios no le da a la creatura un auxilio con el cual la creatura evitaría el pecado y se salvaría. Y no se lo da, porque no quiere dárselo.

Porque en esta hipótesis, no se puede recurrir a un pecado previo para explicar la permisión del pecado, ya nos llevaría al infinito, puesto que ese pecado previo también tendría que ser previamente permitido por Dios.

¿Es Dios responsable, en esa hipótesis, del pecado de la creatura? ¿O deberemos negar que sea verdad que sin la permisión divina no se da pecado alguno?

Ningún pecado, ningún defecto por grave y voluntario que sea, ninguna fragilidad de la creatura se hace real y efectivo si no media la permisión divina. Fuera de lo que Dios quiere y de lo que Dios permite, no sucede absolutamente nada en la Creación. Porque lo que el Omnipotente no quiere o permite que suceda, no sucede.

En cuanto a dos pecadores iguales, de los cuales uno alcanza la gracia de la conversión y se salva, y el otro no ¿no basta el caso del Buen Ladrón? ¿En algún lado está escrito que el Buen Ladrón había sido menos malo que el otro ladrón?

¿Cuántos fariseos del tiempo de San Pablo no habían participado activamente en la persecución de los cristianos, como él, y sin embargo, no recibieron la gracia de la conversión?

Y por sobre todo, si ponemos la condición de que para poder recibir la primera gracia es necesario ser un poquito mejor que los que no la reciben ¿no se ve claramente adónde lleva esto, que es al puro y simple pelagianismo?

¿Qué dice San Pablo? "¿Qué tienes, que no hayas recibido? Y si lo recibiste ¿de qué te glorías, como si no lo hubieses recibido?"

¿Qué dice San Agustín? Que por el pecado original la humanidad entera es una "masa condenada", y que por pura misericordia Dios elige a algunos de esa masa para la salvación eterna, mientras que por su Justicia deja a los otros, que se condenan.

¿No es el mismo el pecado original para todos? ¿No ocurre ahí que con esa misma culpa original Dios salva a unos (por misericordia) y condena a otros (por justicia)?

¿Qué dice Santo Tomás?

"¿Por qué elige a unos para la gloria y a otros los condena? La razón de esto está en la voluntad divina."

O sea: porque quiere.

Porque en efecto, ambos están bajo el pecado original y en ninguna parte de la Revelación dice que el que es traído fuese un poco mejor que el que no, más bien toda la Revelación clama contra eso como clama contra Pelagio.

Y sigue Santo Tomás:

"Sin embargo, aun cuando Dios no trate igual a quienes son iguales , no por eso hay iniquidad en El. De ser así, se opondría a la razón de justicia si el efecto de la predestinación fuera pago de la deuda y no don de la gracia . En lo que se da por gracia, alguien puede dar libremente lo que quiera, o más o menos, mientras no deje de dar lo debido a quien le toque y no haya detrimento de la justicia. Esto es lo que dice el padre de familia en Mt 20,14s.: Toma lo tuyo y márchate. ¿Acaso no puedo hacer lo que quiero?”

Saludos cordiales.
28/03/17 1:34 PM
  
Alonso Gracián
Una persona que muere en pecado mortal y no está arrepentida va al infierno, según nos enseña la Iglesia. ¿Qué hemos de decir, que se condenó porque rechazó a Dios y fue castigado por ello, o que se condenó porque le faltó gracia para arrepentirse, porque Dios no quiso dársela?

Yo diría que lo primero.

Pues en base a ello hemos de entender este asunto.

Si uno se salva libremente, es por el don de Dios.
Si uno se condena, abusando de su libertad, es por su propia culpa.

Si esto queda de alguna manera oscurecido o puesto en duda o en entredicho, entonces el edificio se tambalea.
28/03/17 4:33 PM
  
Alonso Gracián
Algunas ideas que creo son importantes para no perdernos en este debate:

-no concedo que la permisión del pecado contenga la negación de la gracia eficaz.

-Trento enseña que el abandono divino es castigo justo por el pecado, no su condición.

-es perfectamente posible que Dios permita el pecado sin negar la gracia eficaz.

-el hombre no necesita que se le niegue la gracia eficaz ni para rechazar la gracia suficiente ni para pecar, para eso se basta a sí sólo en cuanto a malicia y elección. No necesita que Dios le ayude (por omisión) a elegir el mal. El mal es lo propio del hombre y no necesita la ayuda ni la no ayuda de Dios para elegirlo.

-permitir no es lo mismo que no querer ayudar.

-la responsabilidad de la negación de la gracia suficiente no reside en que Dios haya negado la gracia eficaz, sino en el pecado.

-el ser humano rechaza la gracia suficiente por el pecado, no por negación de gracia eficaz.

-la negación de la gracia eficaz no puede ser de ninguna manera, anterior al pecado ni causa directa o indirecta ni por omisión suya. La cuestión no está en que haya o no gracia eficaz, sino en que Dios, sin motivo, NO QUIERA darla, por su sola voluntad. Esto rechina.

-El hombre se basta a sí solo para torcer su voluntad. No necesita todo el tiempo de auxilio eficaz para no pecar. El peca solo, porque es hombre, porque está caído, porque es imperfecto.

-La permisión del pecado NO significa que Dios QUIERA negar la gracia eficaz. Ese querer se entiende como castigo, no como pura o mera voluntad a priori.
-La reprobación no es causa del pecado. La causa del pecado es la mala voluntad del hombre.


28/03/17 6:04 PM
  
carmelo
DOn Alonso, gracias por el post bien resumido. las lecturas de estos dias nos dan claras luces de lo que ciertamente nos hablas...
me atrevo a meditar solo la de hoy 28 marzo 2017.
La pastoral de Jesús ante el Pecado del enfermo de Betesda que ha sido sanado no termina en “te sano” y ya!!!. Ante el pecado de no dar respuesta inmediata, porque así peca Contra la Esperanza (1) dice en lugar de decir Si (sáname) lo que hace es decir “no tengo quien me ayude” (desesperanza), y porque aún no creía que Jesús es quien sana (cura y reconstruye, libera) así Peca de Irresponsable (2) dejando la sanación a la gente en lugar encontrarla en Jesús, son dos elementos aun existente en la Iglesia de hoy también!!!.
No se le da la respuesta (un sí y ya) porque no se cree que Él puede reconstruir todo y así los matrimonios rotos, sacarnos de la desesperanza, el miedo y el dolor, del odio y las enfermedades, no se ve en El (Jesús) Al Verdadero Sacramento de amor, Verdadero DIOS.
Por eso la pastoral de Jesús tiene su culmen aquí: 14 “Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.» así le dice a la adultera en Lucas “vete y no peques más” porque hay pecado de presunción y muy grave (3) si se sigue en el pecado como en el adulterio!!! Ojo, casi pecado contra el Espíritu Santo (4) imperdonable aquí y allá.
El, te libera y pide dejar el pecado, tener propósito de dejar aquello malo, aquel adulterio, robo, corrupción, ect, y te da “las Gracias” para ello. Por eso el enfermo responde al final a esa gracia efectiva: “15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado”, en un genuino encuentro: NO hay ya ni miedo DE PERDER LA VIDA, su respuesta a las gracias efectivas, ha sido un Don de Dios, a sus elegidos, a sus contados!!!, por eso no hay que afanarse por los cerrados porque no escuchan, ni responden, ni enmiendan, ni corrigen, estando cerrados a toda gracia, ya ni las oraciones….
San Agustín decía: "Dios que te creo sin ti no te salvara sin ti" reconstruir matrimonios no es falsearlo en otra union fuera del existente matrimonio y proponer otra suplantada alianza-union.
Saludos
28/03/17 10:29 PM
  
Maribel
Si tu entras en una habitacion a oscuras , no ves nada , solo si hay luz , podras ver.
La luz es la gracia que Dios nos da a todos, pero en ti esta la libertad de abrir los ojos o permanecer con ellos cerrados.
Esta esplicacion es muy sencilla , pero a mi me ayudo a entender este don de la gracia.
28/03/17 10:45 PM
  
Roblete
Estas cosas las dices por ahí y casi todos los que se consideran católicos te miran como si necesitaras tratamiento psicológico. Es muy triste; menos mal que nos hablas de esto Alonso. Dios te lo pague.
29/03/17 11:27 AM
  
Néstor
Me parece que hay que agregar esto:

Dios permite el pecado, de lo contrario, el pecado no sucede.

Permitir es no impedir pudiendo hacerlo. No se permite lo inevitable.

Si lo permite, entonces, y no lo impide, es porque no quiere impedirlo, que es lo mismo que decir que quiere permitirlo.

Si no quiere impedirlo y quiere permitirlo, eso no puede explicarse por un pecado anterior de la creatura.

Porque, como ya dije, ese pecado anterior también ha debido ser permitido por Dios, y sólo hacemos retroceder el problema.

Entonces si quiere permitir el pecado es porque quiere permitirlo.

Si ese pecado es la impenitencia final, también ha debido ser permitido por Dios, lo cual quiere decir que también puede impedirlo, moviendo la voluntad a la libre conversión.

Si Pedro entonces es pecador, se convierte y muere arrepentido, es que Dios no ha permitido su impenitencia final.

Si Pablo es pecador y muere impenitente, es que Dios la ha permitido.

El estado previo de ambos es el mismo: son pecadores.

¿Y entonces? Que Dios quiso dar la conversión a éste, y no quiso darla al otro.

"El otro rechazó la conversión". Bien, y ese rechazo es un pecado, que Dios podía impedir, pues ha debido permitirlo, como todo pecado.

No lo permitió en el caso del que aceptó la gracia y se salvó, sí lo permitió en el caso del que rechazó la gracia y se condenó.

¿Porqué esa diferencia? ¿Simplemente o en última instancia porque uno rechazó la gracia? Pero el rechazo supone la permisión divina del rechazo, sin ella no es posible, Y esa permisión estuvo en este caso, no estuvo en el caso del que se salvó.

¿Porqué? Porque Dios quiso.

El Buen Ladrón no es bueno porque antes haya sido menos malo que el otro, sino porque Dios le dio la gracia de la conversión.

Al otro seguro que no se la dio, porque no puede tener la conversión el que no se convierte, y no se puede no tener lo que otro nos da.

Por eso dice Santo Tomás:

"¿Por qué elige a unos para la gloria y a otros los reprueba ? La razón de esto está en la voluntad divina . Por eso, en Super Ioannem dice Agustín: ¿Por qué a éste? ¿Por qué no a aquél? No quieras juzgarlo si no quieres equivocarte."

Corrijo aquí la espantosa

En este artículo, Santo Tomás distingue entre la razón de la elección y reprobación absolutamente hablando, es decir, de que Dios elija a algunos y no a todos, y comparativamente hablando, es decir, de que elija a éste y no a aquel.

Para lo primero, dice que la razón es la Bondad divina, que se manifiesta en lo creado tanto mediante la Misericordia, en los que se salvan, como mediante la Justicia, en los que se condenan.

O sea, no es la previsión de los méritos y culpas (tampoco, por tanto, de los rechazos de la gracia), que es lo que pregunta en ese artículo 5 de la cuestión 23 de la Primera Parte.

Para lo segundo dice, en el texto citado, que la razón es la pura Voluntad divina.

Saludos cordiales.
29/03/17 2:49 PM
  
Ricardo de Argentina
Roblete, es muy cierto lo que dices.
Yo sospecho que el problema principal es que ha cundido la soberbia, incluso en ambientes católicos, entonces tendemos a atribuirnos méritos que son de Dios, que nos viene gratis, de su gracia. Si en cambio fuésemos más humildes, todo sería más sencillo de entender.

La deriva semántica ayuda a ver esto:
HUMILDAD: se atribuye no a la virtud que te abre las puertas del cielo, sino a la indigencia material.(Personas de condición "humilde").
GRACIA: se atribuye no a lo que viene de Dios para elevarte, sino a lo que te agrada y hace reír. (Les ríen las "gracias")
29/03/17 3:13 PM
  
Alonso Gracián
Maribel,

dices:

«Si tu entras en una habitacion a oscuras , no ves nada , solo si hay luz , podras ver.
La luz es la gracia que Dios nos da a todos, pero en ti esta la libertad de abrir los ojos o permanecer con ellos cerrados.»


Maribel, fíjate que la explicación que te han dado es semipelagiana. Según el semipelagianismo Dios da la gracia, pero está en la persona aceptarla o no.

Eso es semipelagianismo claro, porque verás: el aceptar la gracia, el abrir los ojos es fruto de la gracia, es don de la gracia. Nadie puede, con su libertad, aceptar la gracia, si no recibe primero la gracia de aceptarla. La gracia mueve a la voluntad a abrir los ojos.



29/03/17 4:08 PM
  
Alonso Gracián
Néstor,

pienso que es necesario distinguir dos cosas:

1) la iniciativa de permisión del pecado.

--que es de Dios.

y 2) la iniciativa al pecar,

--que es de la criatura.

La reprobación no puede entenderse, nunca, como que Dios toma de alguna manera la iniciativa para que la criatura peque, queriendo negarle (sin motivo de justicia) la gracia eficaz para que así peque.

Dios no abandona si no es abandonado PRIMERO.

Por eso, la permisión del pecado no es equivalente a la negación de la gracia eficaz. Porque si fuera así, en el pecado de la criatura la iniciativa la tendría Dios con su voluntad de no dar gracia.

En la obra saludable, sin embargo, la iniciativa siempre es de Dios, como enseña Orange II y Trento.

Abrazo en Cristo con María Inmaculada
29/03/17 4:13 PM
  
Ricardo de Argentina
El hombre no se salva por sí solo (herejía pelagiana/semipelagiana) ni sin él (herejía quietista/luterana) sino POR SÍ MISMO.
---

Esta verdad es la que nos trae el conocido aforismo de San Agustín:
"Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti"

O sea que ni con exclusividad ni con prescindencia.
29/03/17 6:13 PM
  
chico
A mi me parece muy bien que se ataque el pelagianismo y semipelagianismo. Pero:..... No olvidemos jamás la libertad de cada uno por lo que somos salvados o condenados. al fin todo esto es un MISTERIO,el misterio de la salvación, de la predestinación, que se resuelve en otro misterio: El Misterio de la Oración. Todo es misterio. Por eso hay que decir que: Todo depende de Dios, pero todo depende del hombre con la Gracia de Dios. Por tanto: CREER O REVENTAR. Si no creéis no subsistiréis. Por eso la vida del cristiano es un combate. Y combate es lucha a muerte. Me juego la vida. Y eso requiere coraje del hombre.Valentía. Por eso yo me tengo que reventar si es preciso antes que pecar. Lo enseñan los santos con sus vidas. Y eso cuesta, es doloroso, a veces hay que ser héroes en la vida.
30/03/17 8:50 AM
  
Néstor
En ningún momento dice el tomismo que Dios tome la iniciativa para que la creatura peque. La iniciativa divina en la reprobación, según Santo Tomás, es para la manifestación de la Justicia divina.

Notemos de paso que Santo Tomás dice en el texto citado que la única razón de que Dios repruebe a éste y no a aquél es la Voluntad divina. O sea, no es la previsión de las culpas del réprobo, pues eso es lo que pregunta en el articulo en cuestión.

¿De qué "reprobación" habla ahí Santo Tomás? ¿De la positiva consecuente o condenación eterna? Eso sería calvinismo. Es claro, entonces, que en ese mismo texto Santo Tomás está enseñando la reprobación negativa antecedente o no elección de algunos para la gloria a título de don gratuito e inmerecido.

Es obvio que la iniciativa del pecado es exclusiva de la creatura. Pero supone la iniciativa divina de la permisión del pecado, porque como ya dije varias veces, lo que Dios no permite, no sucede.

Y la permisión divina del pecado es lógicamente anterior, no posterior, al pecado y a la previsión divina del pecado, porque Dios no prevé sino lo que ha de suceder, y el pecado no sucede sino suponiendo la permisión divina.

La afirmación de que Dios no niega su gracia eficaz sin un previo rechazo de la creatura debe entenderse en el plano de las causas segundas, y referida a todo pecado humano posterior al pecado de Adán.

Porque es claro que Adán no había cometido ningún pecado antes del primero, y en los Ángeles, obviamente, de los cuales algunos también pecaron, no hay pecado original.

Y desde el punto de vista de la Causa Primera, también es claro, según San Agustín y Santo Tomás, que siguen en esto a San Pablo, que aquellos de la "masa condenada" que son dejados en sus pecados podrían haber sido rescatados por la gracia de Dios, y aquellos que son rescatados, podrían haber sido dejados.

Para cuyo discrimen ya no sirve recurrir a las culpas previas, que son comunes a todos.

Por eso dice Santo Tomás:

"¿Por qué elige a unos para la gloria y a otros los reprueba ? La razón de esto está en la voluntad divina . Por eso, en Super Ioannem dice Agustín: ¿Por qué a éste? ¿Por qué no a aquél? No quieras juzgarlo si no quieres equivocarte."

En la traducción de la Suma Teológica presente en la nueva edición de la BAC, patrocinada por los Padres Dominicos españoles, en vez de "reprobar" dice "condenar", con lo cual se hace a Santo Tomás calvinista.

Por ejemplo, dice la nueva traducción:

"Así como la predestinación incluye la voluntad de otorgar la gracia y la gloria, así también la condenación incluye la voluntad de permitir a alguien caer en culpa y recibir la pena por la culpa."

Dice Santo Tomás:

"Sicut enim praedestinatio includit voluntatem conferendi gratiam et gloriam, ita reprobatio includit voluntatem permittendi aliquem cadere in culpam, et inferendi damnationis poenam pro culpa."

Ése no es el único de los garrafales e injustificables errores que se han deslizado increíblemente en una empresa de ese tipo.

Es necesario advertir de esto a todos los que cultivan el pensamiento de Santo Tomás. La traducción antigua de la BAC es incomparablemente superior.

Saludos cordiales.
__________ __________
A.G..
Gracias Néstor por advertirnos de esos errores. Una mala traducción desde luego es un problema.
30/03/17 1:33 PM
  
Néstor
Dice Santo Tomás:

“Iª q. 23 a. 3 ad 2 Ad secundum dicendum quod aliter se habet reprobatio in causando, quam praedestinatio. Nam praedestinatio est causa et eius quod expectatur in futura vita a praedestinatis, scilicet gloriae; et eius quod percipitur in praesenti, scilicet gratiae. Reprobatio vero non est causa eius quod est in praesenti, scilicet culpae; sed est causa derelictionis a Deo . Est tamen causa eius quod redditur in futuro, scilicet poenae aeternae. Sed culpa provenit ex libero arbitrio eius qui reprobatur et a gratia deseritur. Et secundum hoc verificatur dictum prophetae, scilicet, perditio tua, Israel, ex te.”

“A lo segundo hay que decir que de otro modo se ha la reprobación en causando, que la predestinación. Porque la predestinación es causa de lo que se espera en la vida futura por parte del predestinado, es decir, la gloria, y de lo que se recibe en el presente, es decir, la gracia. La reprobación, en cambio, no es causa de lo que hay en el presente, es decir, la culpa, pero es causa del abandono por parte de Dios (sed est causa derelictionis a Deo). Es sin embargo causa de lo que se da en el futuro, es decir, la pena eterna. Pero la culpa procede del libre albedrío del que es reprobado y abandonado por la gracia (et a gratia deseritur). Y según esto, se verifica el dicho del profeta, es decir, tu perdición, Israel, procede de ti.”

Versión francesa:

“2. Au point de vue de la causalité, la réprobation n’est pas comparable à la prédestination. Car la prédestination est cause aussi bien de ce qu’attendent les prédestinés dans l’autre vie, qui est la gloire, que de ce qu’ils reçoivent en celle-ci, qui est la grâce. La réprobation n’est pas cause de ce qui lui correspond dans le présent, à savoir la faute ; elle est cause du délaissement par Dieu . Mais elle est cause de la sanction future, à savoir la peine éternelle. La faute, elle, provient du libre arbitre chez celui qui est réprouvé et que la grâce délaisse . Et ainsi se vérifie le mot du prophète : “ Ta perdition vient de toi, Israël. ””

Versión inglesa:

“Reprobation differs in its causality from predestination. This latter is the cause both of what is expected in the future life by the predestined---namely, glory---and of what is received in this life---namely, grace. Reprobation, however, is not the cause of what is in the present---namely, sin; but it is the cause of abandonment by God . It is the cause, however, of what is assigned in the future---namely, eternal punishment. But guilt proceeds from the free-will of the person who is reprobated and deserted by grace . In this way, the word of the prophet is true---namely, "Destruction is thy own, O Israel."

Antes hice el elogio de la antigua traducción de la Summa por la BAC. Ahora hay que decir que también en esta traducción hay un fallo importante y muy extraño: no aparece en la parte castellana la traducción de la frase latina “sed est causa derelictionis a Deo” (pero es causa del abandono por parte de Dios)´:

“Pero la reprobación no es causa de lo que tienen en la vida presente, que es la culpa, y en cambio, es causa de lo que se aplicará en lo futuro, esto es, del castigo eterno.”

Se trata del mismo tomo de la Summa en la antigua edición de la BAC que trae un largo apéndice del P. Muñiz O.P. en el que se defiende la tesis del P. Marín-Solá, O.P., que es justamente un intento de conciliación con el molinismo.

Saludos cordiales.
30/03/17 2:40 PM
  
Maribel
Pero , si El me dió libertad . y no puedo hacer el bien sin El, ( sin su " gracia") , no se entiende.
Para que quiere que seamos libres? Yo entiendo que no nos quiere salvar solo con su voluntad sino que quiere que participemos de alguna manera en nuestra salvacion.
Si no fuera asi , todos nos savariamos , como dice mi parroco , hagamos lo que hagamos , ya que El nos ama a todos , y nos da su gracia a todos.
Esto si que no se entiende.
La esplicacion de la luz y abrir o no abrir los ojos, no la interpreto como que no la acepto ( a la luz) mas bien es un desconocimiento de su bondad ,el amor busca a su igual .

__________ __________
A.G.:
No puedes hacer el bien sin Dios. Dependes de Él. Dependemos de Él para ser libres. No así para el pecado, para el pecado nos bastamos solitos.

Ningún bien, absolutamente ningún bien hacemos que Dios no nos conceda hacer. Él es la Causa Primera, nosotros la causa segunda. Él nos hace libres, somos criaturas, no somos el Creador. Él nos da el participar libremente.

Sí Él nos mueve, somos libres. Si nos automovemos, nos esclavizamos, nos autodestruimos.
30/03/17 4:14 PM
  
Alonso Gracián
Para resumir un poco el asunto que estamos tratando, propongo este razonamiento (en que sigo la línea P Garrigou-Lagrange):

Nadie es privado de una gracia eficaz que necesita para salvarse, sino por su mala acción, pues Dios no manda jamás lo imposible; esta mala acción, por la cual Dios no envía la gracia eficaz, no se daría sin una permisión divina.

Esta permisión de la mala acción no es su causa ni directa ni indirecta, pero sí es su condición. Pues si Dios no permitiera el mal, el mal no se produciría.

Es importante, por ello, diferenciar la permisión divina de la mala acción de la privación de la gracia eficaz por culpa de esa mala acción.

Esa privación presupone la mala acción, como la falta presupone la permisión divina.
30/03/17 8:19 PM
  
Maribel
Gracias por la paciencia .
Amemos a Dios y confiemos en El como niños en brazos de la madre.
30/03/17 8:59 PM
  
Néstor
Dice Garrigou - Lagrange:

“La Iglesia ha declarado contra el jansenismo que hay gracias verdadera y puramente suficientes: verdaderamente suficientes, puesto que dan el poder real de obrar bien; y puramente suficientes, puesto que, por culpa de nuestra voluntad, no producen su efecto, o al menos todo el efecto al cual están ordenadas. (…) La Iglesia, por otra parte, enseña que hay una gracia actual eficaz y que ella no violenta la libertad.” (pp. 276 – 277).

¿Cómo entonces dice que “nadie es privado de una gracia eficaz necesaria para la salvación, sino por su falta, pues Dios no manda jamás lo imposible”?

¿No es en virtud de la gracia suficiente que el obrar bien es posible, y por tanto, no basta con la gracia suficiente para que Dios no mande lo imposible?

Véase este otro pasaje de la misma obra:

“Se comprende, por lo tanto, que, para Santo Tomás y su escuela, la distinción de la gracia eficaz y de la gracia suficiente tenga su fundamento supremo en la distinción de la voluntad divina consecuente (que recae sobre el bien por realizar infaliblemente hic et nunc) y de la voluntad antecedente (que recae sobre el bien tomado absolutamente y no en tales circunstancias determinadas, por ejemplo, sobre la salvación de todos los hombres, en tanto es bueno que todo hombre sea salvado). De esta voluntad antecedente o salvífica universal derivan las gracias suficientes, que hacen realmente posible el cumplimiento de los preceptos, sin hacerlos, sin embargo, cumplir efectivamente. De la voluntad divina consecuente, relativa a nuestros actos salutíferos, deriva, por el contrario, el cumplimiento efectivo del deber.” (p. 280).

¿Cómo entonces dice Garrigou – Lagrange que la gracia eficaz no es negada sin previa culpa de la creatura, porque Dios no manda lo imposible, lo cual supone que sin ella y por más que estuviese dada la gracia suficiente no sería posible cumplir con los mandamientos de Dios?

Saludos cordiales.

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A.G.:
Hay pluralidad de significados. El P Garrigou se refiere sin duda a lo imposible de hecho, no a lo imposible en cuanto posible o no posible. A lo realmente posible de hecho, no a la posibilidad en sí, sino a la posibilidad real de los hechos. A la posibilidad factual, el posible darse de hecho o no-posible darse de hecho.
31/03/17 1:38 PM
  
Ricardo de Argentina
Alonso, eso que dices:"...lo imposible en cuanto posible o no posible", ¿se trata de la posibilidad metafísica de ser o no ser?
_________
A.G.:
Lo sigo explicando en el próximo comentario, Ricardo.
31/03/17 7:31 PM
  
Alonso Gracián
Quiero decir que cuando se dice que Dios no manda imposibles, hay que entender que manda lo que es posible de hecho.

La gracia suficiente no debe entender sólo como mera posibilidad. Con la gracia suficiente, Dios concede no sólo el poder, sino el plan, el proyecto, la promesa, la eficacia futura que vendrá con la gracia eficaz que ya está contenida en la suficiente, como semilla.

Para cumplir los mandamientos, Dios envía gracia suficiente a todos, de forma que a nadie es DE HECHO imposible cumplirlos, `porque en esa gracia suficiente tendrá el plan entero de cumplimiento, como en germen. Al rechazar la gracia se cierra el camino, se rechaza la eficacia misma prometida para cumplir los mandamientos.
31/03/17 8:41 PM
  
Alonso Gracián
Hay que entender cuál es la esencia de la gracia suficiente.

No tendría sentido que Dios mandara cosas para las cuales no concede el cumplir de hecho sino sólo el poder cumplir. Porque entonces la gracia suficiente no sería gracia para cumplir lo mandado por Dios, sino sólo un poder sin poder hacer de hecho.

El asunto se esclarece teniendo en cuenta que la gracia suficiente ofrece el poder cumplir de hecho los mandamientos. El poder cumplirlos, el hecho de cumplirlos como promesa, como plan. Tal y como he mencionado. Al rechazar el poder cumplir los mandamientos, se rechaza, también, el cumplirlos de hecho, contenido en la gracia misma suficiente como un plan germinal, tal y como el árbol está contenido en la semilla.

Al tirar la semilla, se tira el árbol.
31/03/17 9:04 PM
  
Ricardo de Argentina
¿O sea que la gracia eficaz es a la suficiente, como el árbol es a la semilla: consecuencia y causa, salvo que interín obste la negación del hombre?
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A.G.:
Es como el árbol a la semilla, en efecto. Consecuencia y causa tal vez sea decir mucho, pero sin duda la gracia eficaz está prometida en la suficiente. Al rechazar la gracia suficiente el ser humano rechaza la maravilla que la gracia eficaz puede hacer en él. Rechaza la mismísima eficacia de la gracia prometida por la gracia suficiente. Rechaza las promesas de Cristo. Rechaza a Cristo.

Por eso todo pecado mortal, que implica rechazo de la gracia suficiente que podría haberlo evitado, contiene un rechazo del plan de salvación prometido por Dios, y es castigado con el infierno.
31/03/17 10:35 PM
  
Ricardo de Argentina
"Por eso todo pecado mortal, que implica rechazo de la gracia suficiente que podría haberlo evitado..."
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Esto lo experimente cualquiera que haya cometido un pecado: se sabe que se tenían los medios para actuar de otra manera, que era la debida, pero no, "hago el mal que no quiero".
YO lo hago.
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A.G.:
Así, eso lo experimentamos a menudo en la vida cristiana. Con cada pecado moral se rechaza TODO el plan divino, aunque no se pierda la fe. Se rechaza todo el plan de salvación por gracia.
31/03/17 10:56 PM
  
Pepito
De todas formas, según el tomismo más estricto y riguroso, la Gracia de Dios, entendida como don que Dios nos da o pone en el alma, es algo real creado en el alma, y en esto precisamente se aparta Santo Tomás de la doctrina tradicional del Maestro de las Sentencias Dom Pedro Lombardp, según el cual y con él toda la tradición patrística, la Gracia de Dios es el mismo Espíritu Santo que se infunde en nuestra alma y no una mera realidad creada o creatura que Dios pone en el alma.

Por tanto, si según el más ortodoxo tomismo, la gracia divina es algo creado que Dios pone en el alma del agraciado, tendríamos que en definitiva es una creatura lo que nos hace participar de la naturaleza divina y nos permite hacer las buenas obras saludables.

Pero el poder de la creatura nunca va más allá del orden creado natural, luego si la gracia divina fuese algo creado por Dios, no podría hacernos participar de la naturaleza divina, lo cual es sobrenatural.

La verdad es que esta concepción tomasiana cosista de la Gracia divina, contraria a la tradicional concepción del Maestro de las Sentencias, según el cual la Gracia es el Espíritu de Dios infundido en el alma, me resulta bastante problemática de entender. Se puede decir que Santo Tomás fué en esto un innovador y contra corriente en su tiempo al contradecir la concepción de la Gracia tradicional según el Magisterio y la Patrística.

¿Los profesores Néstor y Alonso, siguen esa concepción cosista de la Gracia, que según Santo Tomás es una creatura que Dios causa y pone en nuestra alma, o en esto siguen la doctrina tradicional de Dom Pedro Lombardo?
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A.G.:
La gracia sobrenatural que mueve a la obra buena NO ES INCREADA. La gracia increada es Dios mismo.

No hay que confundir la gracia actual ni la gracia santificante con la gracia increada, que es Dios. Las gracias actuales no son Dios, y la gracia santificante no es Dios. Es gracia creada, pero no de la nada.

Esto no es una visión cosista, es sencillamente la realidad. No es cosista, porque la unión de la gracia con la voluntad es orgánica, la VIVIFICA, la sana, es cual medicina liberadora. Dios crea lo visible y lo invisible, como decimos en el credo. Las mociones de Dios no son Dios. Confundir la gracia actual con Dios es grave error en doctrina.

Sobre la doctrina de Pedro Lombardo, Néstor podrá explicarte mucho mejor que yo.
31/03/17 11:04 PM
  
Pepito
Pero si la Gracia Santificante fuese una creatura, seríamos santificados en definitiva por algo creado. Una creatura sería causa inmediata de nuestra santificación, aunque dicha creatura que nos santifica fuese creada por Dios.

Pero el poder de la creatura no se extiende más allá del orden natural, ya que ninguna cosa puede obrar más allá de su especie, como el mismo Santo Tomás reconoce (1ª.2ª, cuest. 112, art. 1) luego ninguna creatura puede causar en nosotros un efecto sobrenatural como lo es sin duda santificarnos o hacernos participar de la misma naturaleza divina.

No es por llevarle la contraria, pero no lo veo claro, me parece más acertada la concepción tradicional de la Gracia que tenía Pedro Lombardo, como el mismo Espíritu de Dios que se nos da graciosa e inmerecidamente a participar al alma.

De todas formas como esta cuestión se sale del tema específico del post, no quiero distraerle del tema prinicpal y si le parece la podemos dejar para una próxima disputa. Un cordial saludo.


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A.G.:
La gracia santificante no es Dios mismo. Dios es gracia Increada, no gracia creada. Decir lo contrario es grave error en doctrina católica.
01/04/17 12:29 AM
  
Pepito
Estimado profesor Alonso: Muchas gracias por su contestación. Ya que tanto Vd. como el profesor Néstor insisten en que la Gracia santificante o habitual es una entidad creada y no el mismo Espíritu Santo, lo pensaré más detenidamente. De todas formas el Catecismo cuando trata de la Gracia santificante no la define como una entidad creada, sino más bien como el Espíritu de Dios. Es una concepción tomasiana a debatir Ya habrá ocasión Dios mediante. Saludos cordiales.
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A.G.:
Si me cita el pasaje al cual se refiere, se lo explico. Pero tal vez se está ud refiriendo a otra cosa, a la inhabitación del Espíritu Santo en el alma en gracia. Tema muy bello, del cual existe toda una espiritualidad. Puede verse en la Síntesis de espiritualidad católica, Gratis date, del P. José María Iraburu y el P José Rivera.
01/04/17 2:46 PM
  
Alonso Gracián
Por si puede ayudaros, una definición muy precisa, en la magnífica y recomendable Síntesis de espiritualidad católica, de José Rivera y José María Iraburu, Gratis date, Parte II, 1:

«La gracia santificante
La gracia es una cualidad sobrenatural inherente a nuestra alma que, en Cristo y por la comunicación del Espíritu Santo, nos da una participación física y formal, aunque análoga y accidental, de la misma naturaleza de Dios. Consideremos separadamente algunos aspectos de este gran misterio.

»La gracia increada es Dios mismo en cuanto que se nos autocomunica por amor, y habita en nosotros como en un templo. La gracia creada, en cambio, es un don creado, físico, permanente, que Dios nos concede, y que sobrenaturaliza nuestra naturaleza humana. »
01/04/17 3:32 PM
  
Ricardo de Argentina
"La gracia creada, en cambio, es un don creado, físico,..."
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¿¿Físico??
¿No será más bien espiritual?
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A.G.:
El maestro Eudaldo Forment lo explica en Infocatólica, en uno de sus magníficos posts:

«Es (don) físico, porque actúa como causa eficiente con su propia acción. No procede de una manera atractiva o persuasiva sobre cada acción del agente creado para que éste actúe, sino real y eficazmente.

La acción de Dios, inmediata y física, no es simultánea con el influjo causal de la criatura. No hay concurrencia simultánea de las dos causas, primera y segunda. La moción de la causa primera es anterior por naturaleza a la acción de la segunda, al igual que la causa es anterior naturalmente a su efecto.»


Por decirlo de forma analógica:

es don físico porque de alguna manera "toca" la voluntad y la mueve. Es un "toque" vivificante, liberador, real, de la Causa Primera sobre la causa segunda. No es sólo un influjo espiritual.
01/04/17 9:23 PM
  
Pepito
Estimado profesor Alonso: En mi opinión, en la Gracia Santificante se pueden considerar dos aspectos:

1.- La Gracia Santificante como don que Dios da al alma. Efectivamente cuando el alma está en gracia de Dios, es decir participa de la naturaleza divina, es porque recibe de Dios algo, un don sobrenatural distinto de la misma alma pero que inhiere en ella haciendola deiforme por participación.

2.- La Gracia Santificante como cualidad que adquiere o que se causa en el alma al recibir dicho don de Dios. Efectivamente el alma no podría adquirir la calidad de participar de la naturaleza divina si no recibiese el don de Dios.

En cuanto don de Dios opino que la Gracia Santificante no es una creatura o algo creado, pues una creatura no puede producir efectos sobrenaturales como es hacernos participar de la naturaleza de Dios, ya que lo sobrenatural excede de suyo a lo natural creado..

Pero cuando el alma recibe el don de la Gracia Santificante, que en mi opinión es el mismo Espíritu de Dios, entonces se causa o se produce en el alma una nueva calidad que antes no tenía, y pasa de no participar de la naturaleza divina a la calidad de participar de tal naturaleza. Y esa calidad nueva si que es algo causado o producido en el alma, pero el don que causa dicha calidad no es algo creado ni causado sino, a mi entender el mismo Espíritu Santo.

Es como cuando alguien que es pobre recibe de pronto una cuantiosa herencia: hay que distinguir entre lo que recibe, la herencia, y la calidad nueva que se causa en él al recibirla, pues de ser pobre pasa a ser o tener la calidad de rico que antes no tenía.

Así en el alma que recibe la Gracia Santificante hay que distinguir el don que recibe, que en mi opinión es el mismo Espíritu de Dios (Gracia Santificante como don) que es lógicamente increado, y la nueva calidad que se causa en el alma al recibir el don del Espíritu de Dios, y esa calidad nueva, consistente en participar de la naturaleza divina, sí que es algo causado o creado en el alma por la Gracia don.

Pero bueno si Vds. los profesores Néstor y Alonso y Santo Tomás insisten en que la Gracia Santificante, considerada como don que Dios da al alma, es algo creado o una creatura, pues lo repensaré detenidamente.

Pero la verdad es que no me cuadra que una simple creatura, por muy noble que fuese, sea capaz de hacernos participar de la naturaleza divina, que es increada, ya que ninguna creatura tiene naturaleza increada, y nadie puede hacer participar a otro de lo que no tiene

Un cordial saludo.
02/04/17 10:03 PM
  
Alonso Gracián
Apreciado Pepito:

La gracia no es sustancia, sino accidente. No es una cosa, sino una cualidad, un hábito. Es como una «cierta creación», y según enseña Santo Tomás, respondiendo a las objeciones de que sea una criatura :

«La gracia, al no ser una forma subsistente, no le compete de suyo propiamente ni ser ni ser hecha; por ello, propiamente no es creada según el modo el que son creadas las substancias subsistentes en sí. Sin embargo, la infusión de la gracia se aproxima a la razón de creación en cuanto la gracia no tiene una causa en el sujeto, ni una causa eficiente, ni una materia en la cual esté en potencia de tal modo que puede ser llevada al acto por medio de un agente natural, como sucede en las demás formas naturales» (De Potentia, q.3, a. 8, ad 3)


Para ahondar en este asunto, le cito de este gran post de Eudaldo Forment, resaltándole lo que creo más importante:

«Actualidad de la doctrina tomista de la gracia

»En la teología reciente, muchas veces –quizá por desconocimiento, o afán de novedades, o para evitar polémicas que afectarán al ecumenismo, o por cualquier otro motivo no siempre objetivo– se intenta definir la gracia por sus efectos, como la santificación, y se acusa a las doctrinas escolásticas de «cosificación». Para no caracterizar la gracia como «algo» creado, incluso se ha llegado a decir, que «no es algo que Dios nos da, sino Dios mismo que se nos da», y con ello confundir explícitamente la gracia creada con la increada.

»Sin embargo, para Santo Tomás, la gracia, como se infiere de lo expuesto, no es una «cosa», en el sentido de una entidad substancial, que, por tanto, tenga un ser propio. La gracia es un hábito, una cualidad, un accidente, y no tiene, por ello, un ser propio, sino, como todo accidente, el ser de la substancia, en este caso el acto personal de receptor de la gracia.

»También, en el nuevo Catecismo se define la gracia de este modo, al afirmar que: «La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor»[20].

»Además, la gracia es creada, porque, como explica Santo Tomás: «La creación es el pasar de la nada al ser (…) La primera creación fue hecha cuando de la nada fueron producidas las criaturas por Dios en el ser de la naturaleza, y entonces era nueva la criatura. Pero por el pecado se hace vieja (…) Así que hubo necesidad de una nueva creación», que sería la gracia querida por Dios Padre, conseguida o realizada por Cristo y donada o aplicada por el Espíritu Santo.
[...] Y así es patente que la infusión de la gracia es cierta creación»[21].



--En resumen, Pepito: Dios quiso que el ser humano naciera de nuevo por la gracia. Por eso, el hombre en estado de gracia, es un nuevo hombre, ha sido recreado. Y la gracia, en él, forma un todo, es la cualidad misma, sobrenatural, de su alma. Al estar cualificado así POR DENTRO MISMO, ha sido rehecho, es hombre nuevo. El hombre en gracia es nueva creación. Y la gracia forma un todo con él, es, hablando con precisión, la cualidad misma de ser recreado, es la cualidad de ser nueva creación.

La gracia santificante, pues, no es una sustancia creada, sino una cualidad accidental que recrea. No es Dios, sino una participación física, formal, análoga de Él, y creada para recrear. Porque Dios quiso recrear su creatura.
02/04/17 11:20 PM
  
chico
Pues, yo una exposición muy buena y sencilla es la que le leí al P. Castellani, que decía: Dios quiere que todos los hombre se salven. Sin excepción. Pero Él sabe que algunos no querrán salvarse. Y la pregunta misteriosa sin respuesta es: ¿ Por qué Dios crea a esos hombres ?.
__________
A.G.:
Buena pregunta la de Castellani. Gracias chico.
03/04/17 7:29 AM
  
Néstor
"Hay pluralidad de significados. El P Garrigou se refiere sin duda a lo imposible de hecho, no a lo imposible en cuanto posible o no posible. A lo realmente posible de hecho, no a la posibilidad en sí, sino a la posibilidad real de los hechos. A la posibilidad factual, el posible darse de hecho o no-posible darse de hecho."

Toda posibilidad es factual, porque la única forma en que pueden darse las cosas que pueden darse es dándose de hecho.

Una posibilidad que no es posibilidad de que las cosas se den de hecho no es posibilidad de que las cosas se den, y por tanto, no es posibilidad alguna.

No hay más que dos alternativas o algo puede darse, sin darse de hecho aún, o algo se da de hecho.

La gracia que hace que las cosas se den de hecho ( o sea, que se den) es la gracia eficaz.

Por tanto, la gracia suficiente, realmente distinta de la eficaz, es la que hace que las cosas puedan darse, pero no hace que de hecho se den.

No hay término medio entre darse o no darse (de hecho, obviamente). Por tanto, ese "germen" que habría en la gracia suficiente, o es la realización fáctica de la cosa, y no es "germen" alguno, o es la posibilidad de que la cosa se dé, sin que esté aún actualmente dada, que es lo que los tomistas dicen de la gracia suficiente sin más.

Saludos cordiales.
03/04/17 12:57 PM
  
Néstor
"No tendría sentido que Dios mandara cosas para las cuales no concede el cumplir de hecho sino sólo el poder cumplir."

Es que no tiene sentido que Dios conceda cumplir de hecho y la persona no cumpla de hecho.

No se puede dar algo sin que el otro lo reciba. Si el otro no lo recibe, se intentó dar, pero no se dio. El dar y el recibir son inseparables, como la derecha y la izquierda, el elegir a unos y no elegir a otros.

Por eso dice Garrigou - Lagrange en "La predestinación de los santos y la gracia":

"De esta voluntad antecedente o salvífica universal derivan las gracias suficientes, que hacen realmente posible el cumplimiento de los preceptos, sin hacerlos, sin embargo, cumplir efectivamente ." (p. 280).

"Pero al afirmar que Dios por una gracia suficiente hace posible a todos el cumplimiento de los preceptos, la Iglesia no deja de afirmar con ello la eficacia de la gracia que hace producir de hecho las buenas obras." (p. 39).

"A esto responden los tomistas: mas, cuando la voluntad resiste de hecho, la gracia no es ya eficaz, sino suficiente. Ahora bien, aquel que cumple de hecho un precepto es ciertamente mejor, en igualdad de circunstancias, que el que puede cumplirlo y no lo cumple. Luego, en virtud del principio de predilección, aquel que cumple un precepto es
más amado y más ayudado por Dios que el que no lo cumple. Recibe de Dios no sólo el poder de cumplirlo sino también el cumplirlo de hecho y libremente. "¿Qué tienes que no hayas recibido?" (p. 176)

"Para los tomistas, hay dos gracias actuales interiores, una es eficaz por sí misma, ab intrínseco (hace que obremos bien), la otra es ineficaz, pero verdaderamente suficiente (proporciona el poder obrar bien, de una manera próxima o remota)" (p. 276)

"Según esta enseñanza, la gracia suficiente nos deja sin excusa delante de Dios después del pecado, y la gracia eficaz no nos permite que nos gloriemos en nosotros mismos, cuando hemos obrado bien." (p. 278).

Saludos cordiales.
03/04/17 1:38 PM
  
Alonso Gracián
Néstor:

De la cuestión de la gracia eficaz en germen en la gracia suficiente, se ocupa el P Garrigou-Lagrange en "La predestinación de los santos y la gracia". A mí me parece que soluciona muchas cuestiones, entre ellas el concepto de posibilidad real, no meramente teórica, que a esto me refería.

La cuestión la plantea, por ejemplo, aquí:

«Con esta cuestión se relaciona, evidentemente, la referente a las relaciones de la gracia suficiente y de la gracia eficaz. ¿La gracia eficaz es ofrecida en la suficiente, dada a todos, como el fruto es ofrecido en la flor? Todos los tomistas están de acuerdo en que, si el hombre no resistiese a la gracia suficiente, recibiría la gracia eficaz para el cumplimiento del deber. (Pág. 281) »

Esto nos permite valorar la gracia suficiente como posibilidad real, no como posibilidad meramente teórica. Y asimismo, entender la negación de la gracia suficiente como pena, y la permisión del pecado como cesión de iniciativa.

Garrigou se vuelve a referir de nuevo a ello, en la pág. 383, por ejemplo:

«Además, como la voluntad está naturalmente inclinada al verdadero bien, no se iría hacia el bien aparente que es un mal, sin haberse antes desviado—por ló menos virtualmente— del verdadero bien, al no entregarnos a su consideración cuando es debido. Hay en ello una resistencia a la gracia suficiente, en la cual se nos ofrecía virtualmente la gracia eficaz, como el fruto en la flor; y, a causa de esta resistencia, Dios podrá libremente privarnos de la gracia eficaz, privación que será una pena, y que seguirá —con una posterioridad de naturaleza— a la consideración voluntaria, comienzo del pecado, en tanto que la simple permisión divina la precedía (cf. Santo Tomás, De veritate, q. XXIV, a. 14, 2""").»
03/04/17 2:31 PM
  
Ricardo de Argentina
"Según esta enseñanza, la gracia suficiente nos deja sin excusa delante de Dios después del pecado, y la gracia eficaz no nos permite que nos gloriemos en nosotros mismos, cuando hemos obrado bien."
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¡Qué bien se entiende ésto!
Explica de maravillas la imbricación entre la causa primera y segunda en el obrar humano.
_________
A.G.:
Sí, es una frase iluminadora.
03/04/17 2:42 PM
  
Néstor
Si la gracia eficaz está en germen en la gracia suficiente ¿de qué depende que ese germen brote o no brote? ¿Hace falta un nuevo don de Dios para que brote?

Si decimos que no, estamos en la gracia eficaz extrínsecamente, por el consentimiento de la creatura, propia de los molinistas.

Si decimos que sí, y que es la gracia eficaz misma, y que cuando no brota el germen, es porque la creatura lo ha rechazado, y por eso, en última instancia, no ha recibido la gracia eficaz, estamos de nuevo en lo que decía antes: depende en última instancia de la creatura no recibir la gracia eficaz, depende en última instancia de Dios el darla.

Pero eso es contradictorio. Si depende en última instancia de X que A se dé, y depende en última instancia de Y que A no se dé, entonces A podría darse y no darse a la vez, al hacer X con perfecta independencia que A se dé, y al hacer Y con igualmente perfecta independencia que A no se dé.

Es decir, sería posible que la buena obra de la creatura se diese y no se diese a la vez, al hacer la creatura con perfecta independencia que no se diese, y al hacer Dios con perfecta independencia que sí se diese.

Las causas sólo pueden coordinarse entre sí cuando hay alguna relación de subordinación o dependencia entre ellas, es decir, cuando no son todas perfectamente independientes.

Y entonces la pregunta obvia y de respuesta también obvia es ¿quién depende de quién? ¿Dios de la creatura, o la creatura de Dios?

Recordando que "dependencia" no quiere decir necesariamente "causalidad": se depende también de las condiciones, que no son causas.

La permisión divina es condición del pecado, no causa del mismo.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Dios da el crecimiento del germen, derramando gracia sobre gracia. Es todo un plan de salvación, que de la promesa pasa al desarrollo.

Eso sí, resistirlo y rechazarlo es lo propio de la criatura, y si encima Dios como pena le niega gracia, pues apaga y vámonos, jeje
03/04/17 4:58 PM
  
Néstor
En este punto preciso Billuart me parece el autor más claro que he encontrado hasta el presente.

Se plantea esta objeción:

“Dios no abandona a nadie sin ser primero abandonado por él por el pecado, como dice el Concilio de Trento. Pero querer permitir que algunos pierdan la gloria, lo cual es reprobar negativamente, es abandonarlos. Por tanto Dios no reprueba negativamente a algunos sino presupuesta la culpa, por la cual es abandonado.”

Responde:

“En primer lugar, muchos entienden lo que dice la Mayor del abandono por sustracción de la gracia santificante, que Dios no sustrae a nadie sino por el pecado precedente, no del abandono por sustracción de la gracia actual.

En segundo lugar, suponiendo que ese abandono deba entenderse por sustracción de la gracia actual, distingo la Mayor: Dios no abandona a nadie propiamente sin ser primero abandonado por él: Concedo. Impropiamente: Niego.

En efecto, se puede entender de dos modos que Dios abandone a alguien: 1) Permitiendo su defectibilidad, o sea, no preservándolo del pecado por un auxilio especial y eficaz indebido, pero no sustrayendo nada de los auxilios ordinarios con los cuales llegaría al bien si no los resistiere, y éste es el abandono impropio, para el cual no es necesario que el hombre primero abandone a Dios por el pecado, pues la permisión del pecado va incluida en ese modo de abandonar, como es evidente. 2) Se entiende que Dios abandona al hombre cuando le quita los auxilios comunes y la protección ordinaria que tiene para con los buenos, y esto es abandonar en sentido propio, del cual modo Dios no abandona a nadie sin ser abandonado primero por el pecado: este segundo abandono es pena, no el primero.”

Pero se vuelve a objetar:

“Se enseñó en la Disertación precedente (…) según Santo Tomás, que nadie es privado del auxilio eficaz sino por sus culpas, sino que el hombre es privado del auxilio eficaz, no porque Dios no lo quiere dar, sino porque el hombre no quiere recibirlo y pone obstáculo pecando y resistiendo los auxilios suficientes: ¿cómo pues ahora decimos que Dios, anteriormente a la culpa del hombre, lo abandona impropiamente sustrayendo el auxilio eficaz?”

Y responde:

“Ambas cosas se concilian así: Dando la gracia suficiente, Dios tiene la Voluntad antecedente de dar la eficaz, si el hombre no resiste a la suficiente por su propia y mala voluntad. Podría Dios por un auxilio más abundante impedir esa resistencia y mala voluntad, pero como Provisor universal y por fines más altos quiere con Voluntad consecuente, por la sustracción de este auxilio más abundante, permitir esa mala voluntad. Y así es verdad que el hombre es privado por su culpa de la gracia eficaz que Dios, al dar la suficiente, quería con Voluntad antecedente darle. También es verdad que el hombre es privado antes de toda culpa de aquella gracia eficaz más abundante por la cual sería preservado del defecto y de la mala voluntad, porque Dios quiso con Voluntad consecuente permitir su defectibilidad.”

BILLUART, Carlos Renato, O. P., Summa Sancti Thomae hodiernis accademiarum moribus accomodata, T. I, dissert. IX, art. IX, III (p. 462), París, 1878 (edición original de 1746). Traducción mía,

Saludos cordiales.
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A.G..
Pues eso, Dios quiso permitir su defectibilidad. Por culpa de ella es privado de gracia eficaz. A quienes no permite que se tuerzan, no se tuercen. En eso consiste el misterio de la gracia eficaz. El problema, el misterio de los misterios, es que Dios permita el mal dejando la iniciativa a la criatura, y queriendo al mismo tiempo, o mejor dicho antecedentemente, que se salve. Y ya se sabe, como enseña Orange II: lo propio del hombre es maldad y pecado. Pues eso.
03/04/17 5:06 PM
  
Néstor
Imaginemos un diálogo jocoso y castizo entre Dios y una creatura racional.

Dice el Creador:

“Toma, pues vas a tener esta gracia eficaz, ya que depende en última instancia de Mí el que la tengas”

Y responde la creatura pecadora y testaruda:

“Pues toma, verás que no la he de tener, pues depende en última instancia de mí el no tenerla”.

¿Cómo se arregla eso? ¿La creatura a la vez tendrá y no tendrá esa gracia eficaz?

Saludos cordiales.
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A.G.:
La criatura tomó la iniciativa de no ternerla, negando su promesa, negando la eficacia misma de la gracia. Por eso el pecado mortal implica el rechazo de todo plan de salvación y merece infierno.

El misterio del rechazo de la gracia suficiente contiene el misterio del rechazo de la eficacia misma de la gracia, prometido como plan salvífico. Se rechaza la gracia suficiente que puede evitar el pecado, y se rechaza todo el proyecto como un todo. La iniciativa del rechazo siempre es del pecador. La iniciativa de la aceptación siempre es de Dios. En eso consiste la permisión del pecado, ¿no?, en que Dios deja tomar la iniciativa en el torcimiento de la voluntad. Pero el que resiste la suficiente, es por el pecado, y la falta de gracia, por el pecado. Dios no abandona si no es abandonado.
03/04/17 5:14 PM
  
Ricardo de Argentina
Alonso, para ilustrar esta última respuesta tuya a Néstor me parece de maravillas la parábola del hijo pródigo. La cual abarca no sólo al pecado en sí, en la figura de malgaste de la herencia que nos corresponde como hijos de Dios, sino también la vuelta a casa del pecador arrepentido, ávido de recibir la gracia perdida.
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A.G.:
Cierto, Ricardo, esa parábola viene de perlas. Y es que el rechazo de la gracia suficiente es eso, como dilapidar la herencia entera.

Esto se relaciona, pienso, con la realidad del pecado. El rechazo de la gracia suficiente es un acto compuesto. No sólo se resiste la gracia, sino se elige positivamente el mal. No sólo se resiste la gracia actual concreta, sino todo el proyecto de crecimiento del germen.
03/04/17 7:18 PM
  
Néstor
"Pues eso, Dios quiso permitir su defectibilidad".

Y lo hizo, según Billuart, privando al hombre "antes de toda culpa de aquella gracia eficaz más abundante por la cual sería preservado del defecto y de la mala voluntad."

"La iniciativa de la aceptación siempre es de Dios. En eso consiste la permisión del pecado, ¿no?, en que Dios deja tomar la iniciativa en el torcimiento de la voluntad."

Y eso es anterior a todo abandono de parte de la creatura. Es necesario que Dios determine no tomar la iniciativa en el enderezamiento de la voluntad creada, para que ésta pueda torcerse, en un momento lógicamente posterior.

Saludos cordiales.
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A.G..
Y eso es anterior a todo abandono de parte de la creatura. Es necesario que Dios determine no tomar la iniciativa en el enderezamiento de la voluntad creada, para que ésta pueda torcerse, en un momento lógicamente posterior.

Obviamente, primero es la permisión divina del pecado. Pero lo que no es primero es la voluntad de negar la gracia. Son cosas bien distintas.
04/04/17 3:33 PM
  
Néstor
Es que lógicamente, la negación de la gracia eficaz es una condición de posibilidad de la misma permisión del pecado.

En efecto, si Dios da la gracia eficaz, no hay pecado. Y si no hay pecado, Dios no lo ha permitido.

Por tanto, es imposible que a la vez Dios permita el pecado y no niegue la gracia eficaz. Si no la niega, la da, y si la da, no hay pecado.

La única salida sería decir que Dios no la niega, intenta darla, pero no puede porque la creatura la rechaza. Pero esa es la tesis de Marín - Solá, rechazada ante todo por el mismo Garrigou - Lagrange en el libro citado.

Esta solución tiene en contra que hace que la creatura le tuerza la mano, por así decir, al Omnipotente.

Una "moción divina falible" quiere decir que Dios quiere pero no puede porque la creatura no lo deja. Y eso es absurdo.

Y si no, si decimos que Dios permite que la gracia eficaz sea rechazada, estamos solamente tirando el problema para atrás, porque ese rechazo podría haber sido evitado precisamente por la gracia eficaz, y entonces, la negación de la gracia eficaz, absolutamente hablando, es condición previa del rechazo mismo.

Por eso Billuart distingue dos tipos de gracias eficaces, y dice que Dios priva al hombre "antes de toda culpa de aquella gracia eficaz más abundante por la cual sería preservado del defecto y de la mala voluntad."

Saludos cordiales
05/04/17 7:23 PM
  
Andrés B.
Me engancho tardísimo en el debate, muy interesante por cierto.
¿No juega un papel el hecho de que Dios es fuera del tiempo, en tanto la criatura existe en el tiempo?
22/04/17 10:10 PM

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