Principios laicistas.- II.- La eutanasia

El Obispo de Santander, Monseñor Vicente Jiménez Zamora, ha dicho, sobre la eutanasia, que “cualquiera que sean los motivos y los medios, es moralmente inaceptable“.

Parece que lo dicho por don Vicente queda meridianamente claro.
Además, ha insistido en que “el derecho a la vida es un derecho fundamental de carácter pre-político, en el que se basa todo el sistema de defensa y de tutela de los derechos humanos“.

Pero, ¿Qué se pretende con la eutanasia?

Dicen, aquellos que la defienden, que se trata de proporcionar un morir adecuado a las personas que se encuentran en una situación tal que les impide, es posible, decidir sobre la misma y, sobre todo, ser conscientes de que pueden acabar, rápidamente con tal sufrimiento. La solución es radical, pronta, poco valiente: se les mata y a otra cosa.

Eso sí, con todas las aceptaciones y acuerdos de la ley que para eso estamos en un sistema democrático y todo se soluciona echando mano al poder legislativo.

Pero, sobre el tema de la Eutanasia nos encontramos, al igual que pasa con el del aborto, con una parte, digamos, que es moralmente aceptable y otra que no lo es.

Y, como lo primero es lo primero, es lo bueno lo que debe ser referido en cabeza.

Lo que ahora se presenta como un progreso es, en realidad, un retroceso que hay que poner en la cuenta de ese terrible lado oscuro de nuestro modo de vida, al que Papa” (se refiere a Juan Pablo II Magno) “ha llamado ‘cultura de la muerte’”.

Con estas palabras, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ,en el documento titulado “La eutanasia es inmoral y antisocial” y, más concretamente, en el punto 4 de su apartado I, nos introduce, directamente, en la cuestión de la que tratamos aquí: queda claro que ese recurso científico, que se pretende implantar en España, no está muy de acuerdo con la doctrina cristiana.

Por eso, no han sido pocas las veces que, en España, ha salido a la palestra pública el tema de la eutanasia, ese, se supone, morir dulce, que puede hacer que a una persona que se encuentra en un trance físico grave, o muy grave, pueda proporcionársele un pasaporte inmediato al otro mundo.

Para evitar cualquier tipo de duda sobre el asunto, la Declaración sobre la Eutanasia de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, de 5 de mayo de 1980, dejó dicho lo siguiente:

Por eutanasia se entiende una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se sitúa pues en el nivel de las intenciones o de los métodos usados.

Ahora bien, es necesario reafirmar con toda firmeza que nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad, ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad.

Podría también verificarse que el dolor prolongado e insoportable, razones de tipo afectivo u otros motivos diversos, induzcan a alguien a pensar que puede legítimamente pedir la muerte o procurarla a otros. Aunque en casos de ese género la responsabilidad personal pueda estar disminuida o incluso no existir, sin embargo el error de juicio de la conciencia – aunque fuera incluso de buena fe – no modifica la naturaleza del acto homicida, que en sí sigue siendo siempre inadmisible. Las súplicas de los enfermos muy graves que alguna vez invocan la muerte no deben ser entendidas como expresión de una verdadera voluntad de eutanasia; éstas en efecto son casi siempre peticiones angustiadas de asistencia y de afecto. Además de los cuidados médicos, lo que necesita el enfermo es el amor, el calor humano y sobrenatural, con el que pueden y deben rodearlo todos aquellos que están cercanos, padres e hijos, médicos y enfermeros
.”

Por eso concluyó diciendo que “Las normas contenidas en la presente Declaración están inspiradas por un profundo deseo de servir al hombre según el designio del Creador. Si por una parte la vida es en don de Dios, por otra la muerte es ineludible; es necesario, por lo tanto, que nosotros, sin prevenir en modo alguno la hora de la muerte, sepamos aceptarla con plena conciencia de nuestra responsabilidad y con toda dignidad. Es verdad, en efecto, que la muerte pone fin a nuestra existencia terrenal, pero, al mismo tiempo, abre el camino a la vida inmortal. Por eso, todos los hombres deben prepararse para este acontecimiento a la luz de los valores humanos, y los cristianos más aún a la luz de su fe”.

Y tal es el estado de la cuestión en la parte, digamos, moralmente aceptable.

Por otra parte, en la parte moralmente inaceptable se encuentran, para qué negarlo, los de siempre.

En una entrevista concedida antes de las elecciones generales el pasado 9 de marzo al diario “El Mundo”, Bernat Soria, Ministro de Sanidad (que permanece en el cargo, seguramente por sus “buenas” predicciones) dijo algo sobre la eutanasia que vale la pena, pero no por lo bueno sino por lo contrario, traerlo, aquí, a colación.

Según Bernat Soria, el tema de la eutanasia es “una asignatura pendiente en la sociedad española”. Lo que ya no sabemos es qué tipo de materia es la que tenemos pendiente: o bien se trata de una que contemple el derecho a la vida o bien se trata, al contrario, de una que establezca el derecho a matar que ciertas personas quieren arrogarse.

Según lo leído, algún día tendremos que examinarnos para aprobar esta asignatura que tenemos pendiente, o sea, suspendida.

Y parece que ha llegado la hora de hacer tal examen.

El pasado 37 Congreso del partido socialista adoptó, entre sus resoluciones una que denominan “Derecho a una muerte digna” que no es, sino, una forma disimulada de llamar a la eutanasia.

El texto dice lo siguiente:

Esta esfera individual de autonomía y de decisión abarca toda la biografía de las personas, incluida la fase final de la vida. El derecho a la plena dignidad en el proceso de muerte es un derecho que ya ha sido reconocido jurídicamente en algunas disposiciones legislativas autonómicas, al contemplar los derechos ciudadanos respecto a su Administración Sanitaria. Consideramos conveniente que dicho reconocimiento se efectuara también en la legislación estatal, al igual que resulta necesario avanzar en la deliberación colectiva acerca de los contenidos de este derecho. Esta fuera de toda duda que formando parte de este derecho se encuentra el derecho de los ciudadanos a recibir cuidados paliativos de calidad. Por eso los socialistas nos comprometemos a impulsar su implantación y desarrollo entre las prestaciones sanitarias del sistema sanitario público

Habla de “esfera individual de autonomía” con lo que se pretende atribuir, a la persona, una capacidad de decisión sobre su propia vida cuando, en realidad, esto no es posible por ser un don de Dios.

Esto, por decirlo pronto, podría justificar, perfectamente, el suicidio porque, efectivamente, suicidarse es manifestar una voluntad sobre la propia vida de forma directa y efectiva.

Sobres los denominados “cuidados paliativos”, a los que también hace alusión la Resolución socialista, el Comité para la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, sacó a la luz en febrero de 1993, un texto titulado “La Eutanasia (100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos)” en el que se indica, en su cuestión número 32, ante la pregunta ¿Qué significa “Medicina paliativa"?”, lo siguiente:

La Medicina paliativa es una forma civilizada de entender y atender a los pacientes terminales, opuesta principalmente a los dos conceptos extremos ya aludidos: obstinación terapéutica y eutanasia.

Esta es una nueva especialidad de la atención médica al enfermo terminal y a su entorno, que contempla el problema de la muerte del hombre desde una perspectiva profundamente humana, reconociendo su dignidad como persona en el marco del grave sufrimiento físico y psíquico que el fin de la existencia humana lleva generalmente consigo.

En definitiva, la Medicina paliativa es, ni más ni menos, un cambio de mentalidad ante el paciente terminal. Es saber que, cuando ya no se puede curar, aún podemos cuidar; es la consciencia de cuándo se debe iniciar ese cambio: si no puedes curar, alivia; y si no puedes aliviar; por lo menos consuela. En ese viejo aforismo se condensa toda la filosofía de los cuidados paliativos

Por tanto, la misma se opone, abiertamente a, entre otras prácticas médicas, la eutanasia. Por eso es algo extraño que en el texto del PSOE se pueda recoger la decisión individual sobre la propia vida (que podría acabar en su propia muerte) y los cuidados paliativos que, en sí mismos, no van, precisamente, a favor de su propia muerte.

Pero, seguramente, el doctor Montes (más que conocido por sus andanzas hospitalarias paliativas) ha de tener alguna explicación.

El pasado martes, 8 de julio, el citado doctor dijo que insistía en que se debía “poner fecha” a lo que él denomina un debatesosegado” que, según entiende el particular dispensador-de-decisiones- particulares-sobre-la vida-y-la-muerte, “está en la sociedad“.

Pero, como no le debe parecer suficiente tal falsedad, además cree que nos encontramos ante “un buen momento” para dar inicio a tal debate. Y es que al doctor Montes cree que la sociedad estámadura” porque entiende que existen “condicionamientos” que no le “parecen serios” para que no se abra el tal debate sobre la eutanasia.

Lo que, en realidad, quiere decir, es que los que le apoyan en sus prácticas médicas están ahora en el poder, el PSOE, y que no van a tardar mucho en servirle en bandeja el “ya os lo decía yo” para que se sienta bien el tan particular doctor dispensador-de-clases- magistrales-de-cómo-se-debe-actuar-con-la-vida-ajena. Eso es, más o menos, lo que quiere decir.

Pero ante tan negativo panorama, no podemos pensar que hemos de cruzarnos de brazos porque está en juego algo más que una ideología: la propia fe.

Es de vital importancia aportar algo del necesario optimismo cristiano, pues nos valemos de ese “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?” del Salmo 26. E, incluso, de su continuación “El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?”, que son razones más que suficientes para no adoptar posturas derrotistas sino todo lo contrario, en la seguridad de que vencerá su voluntad que no puede ser, nunca, contraria a la vida creada por Él.

Por eso vale la pena repetir, aquí, eso que el Comité para la Defensa de la Vida, en el documento citado arriba, dice sobre que “Los cristianos deben ver la muerte como el encuentro definitivo con el Señor de la Vida y, por lo tanto, con esperanza tranquila y confiada en Él, aunque nuestra naturaleza se resista a dar ese último paso que no es fin, sino comienzo”. Al fin y al cabo “la antigua cristiandad denominaba, con todo acierto, al día de la muerte, ‘dies natalis’, día del nacimiento a la Vida de verdad, y con esa mentalidad deberíamos acercarnos todos a la muerte”.

3 comentarios

  
ciudadano
Algo que los políticos suelen utilizar en sus mítines, en su tomas de decisiones más o menos discutibles, es la Declaración de Derechos Humanos, lo que parece lógico en una persona con responsabilidades públicas.

No conozco de memoria dicha declaración sin embargo llego a saber que el primero de ellos (posiblemente el más importante) es el derecho a la vida, y es precisamente ese el que más conculcan amparándose en falacias tipo "nosotras parimos, nosotras decidimos", "muerte digna", y otras tantas coletillas tan de moda.

Es claro que como Cristiano y Católico, debo estar en contra de ese tipo de políticas. Lo cierto es, que sin entrar en cuestiones de religión, como hombre, como ser humano, me repugna la idea de quitar la vida a un semejante, nacido o no.

Como digo no conozco en profundidad la Declaración de Derechos Humanos, pero creo que debería existir un derecho negativo, el de que nadie tiene el derecho a disponer de la vida de un semejante, nacido o no.
A veces se organizán manifestaciones, corren rios de tinta, se dedican horas y horas de debates, cuando en algún pais, la, así llamada, justicia condena a muerte y ejecuta a una persona que probablemente haya cometido algún crimen atroz, precisamente con el argumento expuesto, nadie tiene el derecho a decretar la muerte de otro ser humano.

Pues siendo esto así, ¿por qué retorcemos los argumentos para que el asesinato de una persona aún por nacer, o la de un enfermo crónico, no sea un asesinato, y por el contrario sea la expresión de un derecho?
10/07/08 12:06 PM
  
Eleuterio
ciudadano

La verdad es que resulta bastante difícil entender cuál es la legitimidad que algunas personas quieren arrogarse para disponer de la vida de otras personas.

Por muy enferma que llegue a estar un ser humano resulta o más "sencillo" para evitarle el sufrimiento por el que pueda estar pasando procurarle un final rápido que, evidentemente, eliminará de raíz el mal que está sufriendo.

Sin embargo, esto mismo es una demostración de falta de humanidad terrible porque poco ama al ser humano quien, ante a adversidad sólo propone la muerte. Y eso es la eutanasia: una muerte otorgada por el hombre.

Además, el lenguaje políticamente correcto es así de inhumano, falso y, sobre todo, inmerecido por el que sufre.
10/07/08 12:48 PM
  
Alicantina
El Catecismo de la Iglesia Católica, número 2279 enseña lo siguiente: "Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados."

La Declaración sobre la eutanasia de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano (véase La enseñanza de la Iglesia Católica sobre la eutanasia y el suicidio asistido) clarifica más aún esta enseñanza: "Es conveniente recordar una declaración del Papa Pío XII que conserva aún toda su validez. Un grupo de médicos le había planteado esta pregunta: 'La supresión del dolor y de la conciencia por medio de narcóticos... está permitida al médico y al paciente por la religión y la moral (incluso cuando la muerte se aproxima o cuando se prevé que el uso de narcóticos abreviará la vida)?' El Papa respondió: 'Si no hay otros medios y si, en tales circunstancias, ello no impide el cumplimiento de otros deberes religiosos y morales: Sí.' En este caso, en efecto, está claro que la muerte no es querida o buscada de ningún modo, por más que se corra el riesgo por una causa razonable: simplemente se intenta mitigar el dolor de manera eficaz, usando a tal fin los analgésticos a disposición de la medicina."

En ciertos casos puede ser prudente usarlos aún si causan la pérdida total de la consciencia, pero sólo si se cumplen las condiciones ya establecidas y además si la persona ha tenido la oportunidad de prepararse adecuadamente para el encuentro con Dios. La Declaración también clarifica este punto diciendo: "Los analgésticos que producen la pérdida de la conciencia en los enfermos, merecen en cambio una consideración particular. Es sumamente importante, en efecto, que los hombres no sólo puedan satisfacer sus deberes morales y sus obligaciones familiares, sino también y sobre todo que puedan prepararse con plena conciencia al encuentro con Cristo. Por esto, Pío XII advierte que 'no es lícito privar al moribundo de la conciencia propia sin grave motivo.'"

Por supuesto, si el dolor es muy agudo y se sufre durante demasiado tiempo puede destruir al más fuerte. Por eso es que la Iglesia Católica enseña que no es apropiado esperar que todas las personas manifiesten una virtud heroica, y que los analgésicos pueden ser usados, aún en el caso de que causen el aceleramiento de la muerte en algunos casos



10/07/08 1:37 PM

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