Juan Pablo II Magno - Cristianismo

Serie “Juan Pablo II Magno”

JPIIM

En realidad, escribir sobre Juan Pablo II Magno, hijo de Dios, sacerdote, obispo y Papa y el cristianismo es, por decirlo así, una redundancia porque el seguimiento de Cristo fue, para el que fuera Santo Padre polaco, algo intrínsecamente unido a su vida de creyente.

¿Qué es, para Juan Pablo II Magno, el cristianismo?

Teniendo en cuenta el papel que desempeñó a lo largo de su larga vida en la tierra, la respuesta a esta pregunta nos debería aportar mucho conocimiento y, sobre todo, mucha verdad.

Dice en la Carta apostólica Novo millennio ineunte (de 2001) que “El cristianismo es gracia, es la sorpresa de un Dios que, satisfecho no sólo con la creación del mundo y del hombre, se ha puesto al lado de su criatura, y después de haber hablado muchas veces y de diversos modos por medio de los profetas, ‘últimamente, en estos días, nos ha hablado por medio de su hijo’ (Hb 1: 1-2) “ (NMI 4)

Por tanto, sabemos que Dios nos habló de una manera muy especial: nos envió a Su Hijo para que nos trasladara la Verdad y fuese corregida la torcida interpretación que el ser humano hacía de ella.

Por eso nos reconocemos hermanos de Cristo y, como dijo en un Mensaje en la República Checa, en 1995, hemos de estar “Orgullosos de ser cristianos. Pertenecer a la iglesia no significa ser ciudadanos de segunda clase o miembros de una asociación cualquiera. Ser cristianos quiere decir asumir la tarea de cambiar no sólo la propia vida, sino también el propio ambiente a la luz del Evangelio

Y esto nos impele a no permanecer callados ante las diversas opresiones que, en el mundo, limitan la libertad de los hermanos en la fe o de los gentiles; no permanecer callados ante el abuso del poder, ante la utilización equivocada de los resortes del mando sobre la sociedad.

Y eso es ser cristianos.

En la voluntad de cambio (dice la oración: “Concédeme Señor… valor para cambiar lo que puedo”) reside, sobre todo, la que lo es de ser cristiano y de no abandonar el mensaje ni la doctrina de Cristo. Porque “Si es verdad que ser cristiano significa decir sí a Jesucristo, recordemos que este sí tiene dos niveles: consiste en entregarse a la Palabra de Dios y apoyarse en ella, pero significa también, en segunda instancia, esforzarse por conocer cada día mejor el sentido profundo de esa Palabra” (Exhortación apostólica Catechesi tradendae, de 1979) (CT 20)

Por tanto, no podemos permanecer ajenos a la formación que como cristianos tenemos que cultivar en nuestro corazón. “Los cristianos de hoy deben ser formados para vivir en un mundo que ampliamente ignora a Dios o que, en materia religiosa, en lugar de un diálogo exigente y fraterno, estimulante para todos, cae muy a menudo en un indiferentismo nivelador, cuando no se queda en una actitud menospreciativa de suspicacia” (CT 57)

De aquí que los cristianos tengamos de dejar de ser conformistas con la fe que decimos tener. Muy al contrario, necesitamos tener el mayor conocimiento posible sobre la misma para, llevándolo a la práctica de nuestro vivir ordinario, hacer posible que muchas personas, desconocedoras de Cristo o alejadas de Él, quieran volver a ser abrazadas por el Hijo del Hombre.

Y todo esto porque “El don más precioso que la Iglesia puede ofrecer al mundo de hoy, desorientado e inquieto, es el formar unos cristianos firmes en lo esencial y humildemente felices en su fe” (CT 61)

En otro orden de cosas, muchas veces se suele decir que ser cristiano es como estar alejado del mundo; como si nos importasen poco, en realidad, los problemas ajenos (por eso de que no somos de este mundo)

Sin embargo, muy al contrario es lo que, en realidad, pasa, porque “El cristianismo no es alienación del compromiso terreno. Si en algunas situaciones contingentes a veces da esta impresión, se debe a la incoherencia de muchos cristianos. En realidad, el cristianismo auténticamente vivido es como levadura la sociedad: la hace crecer y madurar en el plano humano y la abre a la dimensión trascendente del reino de Cristo, realización plena de la Humanidad nueva” (Mensaje en Astana, Kazajstán, en 2001)

Al fin y al cabo, Dios, al crear al ser humano a su imagen y semejanza, sólo hizo manifestación de su voluntad, pero “!Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha ‘merecido tener tan grande Redentor’, si ‘Dios ha dado a su Hijo’, a fin de que él, el hombre, ‘no muera sino que tenga la vida eterna’ (cf. Jn 3:16>)¡ En realidad, ese profundo estupor respecto al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva” (Encíclica Redemptoris hominis, de 1979) (10)

Y, también, “Se llama cristianismo. Este estupor justifica la misión de la Iglesia en el mundo, incluso, y quizá aún más, en el mundo contemporáneo” (Ídem anterior)

Y es que todo esto (y seguramente mucho más que se podría decir) define, a la perfección, la vida de un cristiano y ejemplo para cristianos llamado Karol, Juan Pablo II y Magno.

2 comentarios

  
Ana
Estoy de acuerdo en que tenemos que formarnos más en nuestra fe para poder llevarla a la práctica, vamos al master a los cursos de ing´les aunque lo pongan antes de las ocho y para la formación en la fe no es que hagamos mucho.
También estoy de acuerdo en que no somos ciudadanos de segunda, hacemos lo mismo que los demás:trabajamos, pagamos impuestos etc. También tenemos derchos que están en la constitución.Hay que ejercerlos y la calle es de todos:muy bien que haya año nuevo chino, fiesta de la bicicleta, carnaval, el dia de la salsa pues nosotros tenemos derecho a salir el veintiocho a la calle
20/12/08 6:58 PM
  
Eleuterio
Ana

En demasiadas ocasiones no tomamos en cuenta la importancia que tiene la formación para un cristiano. Sin embargo, es muy importante, para un cristiano, saber de lo que habla y, sobre todo, por qué dice lo que dice.

Además, para otras cosas que, seguramente han de menos importantes, siempre tenemos tiempo.

Por otra parte, sin duda los católicos tenemos unos derechos que, en muchas ocasiones no defendemos por el qué dirán y comportamientos similares. Eso es muy grave ya que el enemigo se aprovecha de eso para apoderarse, cada vez más, de ámbitos de la sociedad en los que, poco a poco, se va arrinconando al catolicismo. Y eso, en la medida de nuestras posibilidades, tenemos que hacer lo que podamos. Para eso tenemos, por ejemplo, la Eucaristía del próximo día 28 de diciembre en Madrid.
20/12/08 7:10 PM

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