InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

20.11.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – V Esperanza

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – V Esperanza

V

ESPERANZA

También la esperanza cierta en un mundo que ha de mejorar porque Tú estás con nosotros. A los que se encuentran en una encrucijada de amargura por el desengaño de las ideologías, aflórales la certeza en la bella aventura que es tu reino. Y a los que, con tu armadura al brazo, sienten bajo los pies la conmoción telúrica de los infiernos, actualízales tu promesa de inconmovilidad para la roca de Pedro.”

Es cierto que, como el Beato Lolo lo tenía más que claro en materia de fe, la suya y católica, lo de esperar es que, en sus “Campanadas” sitúe las virtudes teologales, digamos, una detrás de otra. Y eso es lo que hace porque, como publicamos la semana pasada (siendo la Fe el tema de la misma) esta semana corresponde el turno a la Esperanza y la semana que viene, si Dios quiere, a la Caridad.

Pues bien, Manuel Lozano Garrido sabe muy bien la importancia que tiene la Esperanza como virtud pero, sobre todo, como realidad misma en la vida de los hijos de Dios. Y aquí lo demuestra más que bien. Es decir, que no se trata de una buena y mejor teoría religiosa y espiritual sino que tiene consecuencias en la vida de quien cree.

Tener esperanza es no caer en la tentación de lo contrario pues eso es, por decirlo pronto, un pecado más que grave al desconfiar, si se cae en ella, de Dios que es santísimamente Providente. Y por eso Lolo nos habla de dos situaciones concretas en las cuales, a veces, es fácil perder la esperanza…

¿Quién no se ha sentido decepcionado por las cosas que el mundo ofrece pero que, en realidad, no son más que cosas huecas y hechas de volandero humo? Y sí, es más que posible que a muchas personas que estén leyendo esto se vean reflejadas en estas palabras.

Pues bien, es posible sentirse sin esperanza porque vemos que las cosas, según creíamos, no son como en realidad son. Y, sin embargo, nos habla Manuel Lozano Garrido del Reino de Dios como antídoto a la mordedura de serpiente que siempre acaba siendo el mundo y sus promesas.

En efecto, el Reino de Dios no es una promesa de algo que esté por venir porque ya vino cuando envió el Padre a su Único Hijo engendrado y no creado al mundo. Y desde entonces es posible saberse dentro de tal Reino que, en efecto, no es de este mundo aunque en este mundo esté. Y eso puede servirnos más que bien ante tanta decepción que nos causa esto que es llamado mundo.

Pero hay, sin embargo, quien no se deja engañar por el mundo ni por la desesperanza de la que hemos hablado supra. Y es que sí, en efecto, hay personas que tienen una fe arraigada en el corazón y tienen por bueno todo lo dicho por Dios pero…

Este pero, es cierto, no es tan malo como el otro del mundo pero ya le podemos decir a quien crea que se encuentra en una situación como de la que aquí habla Lolo que no es lo mismo que lo otro de arriba porque eso, seguramente, le servirá de bien poco…

Pues bien, a los creyentes que lo son pero puedan estar seguros de que lo peor puede acaecer en sus vidas, para tales creyentes, tiene Lolo algo que decirles: aquel que Cristo quiso poner al frente de su Iglesia, a su sucesor, está ahí para fortalecer su fe.

En realidad, todo aquí es esperanza o, mejor, Esperanza con mayúsculas por ser propia de una virtud directamente unida al corazón de Dios como Lolo muy bien supo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (44)

No hay ninguna acción divina que no pueda ser apostillada con las prodigiosas letras de la palabra Amor.”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

13.11.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – IV, La Fe

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – IV, Fe

FE

Te suplicamos, al par, la fe; una fe colosal, como de incendio cósmico. ¡Sálvanos, Señor, que perecemos en la sinrazón de la razón que te niega! ¡Que nos asfixia la angustia existencial! Cómo no han de derruirse tantas obras si están sobre el fatuo castillo de las quimeras egoístas.”

Como es de imaginar en alguien que atesora una fe grande y arraigada en el corazón, la cuestión de la fe como campanada de necesidad era obvio que iba a aparecer. Y eso es lo que aquí traemos porque sin fe… todo lo demás, simplemente, se hace muy difícil.

Qué suplica tan importante la que hace Lolo en este cuarto punto. Suplica la fe. Pero no una fe cualquiera o que pudiera decirse de “llevar por casa” sino una que lo sea grande o, como dice él mismo, ”colosal”. Y es que si siempre hemos de pedir a Dios que nos aumente la fe… en fin… como que hacerlo para todos los discípulos ha de ser más necesario aún.

Lo que le pasa a Lolo es que ve en su tiempo (¡imaginemos ahora mismo…!) las cosas del alma andaban un tanto retraídas en el corazón de muchos que e, incluso, en los que lo eran cristianos. Es más, lo relacionado con Dios, que muchos entendían muy contrario a la razón, andaba, por decirlo pronto, de capa caída.

Por eso pide Lolo fe y, es más pide “la fe” porque debe entender que es más que necesaria en quien la ha abandonado casi por completo. Y lo hace porque se da perfecta cuenta de que llevar el uso de la razón a la oposición a Dios y todo lo que supone una cosa así no podía llevar a nada bueno sino, al contrario, a algo muy malo y peor.

Lolo, como aquí podemos leer, quiere que se haga realidad aquello que dijo Jesucristo acerca de que había venido al mundo a traer fuego y, por eso, pide una fe algo así como “de incendio cósmico” para que el fuego, así, de la fe, queme purificando las realidades negras de su tiempo.

En realidad, como es claro que la fe no es que esté ahí, digamos, puesta en nuestro corazón y nada tenga que ver con aquello que nos rodea ni con lo que hacemos, Lolo quiere que la misma tenga un efectivo hacer en nuestro día a día, en cada decisión que tomemos y en cada movimiento de nuestro corazón sobre el mundo. Y es que sabe Manuel que si seguimos actuando con una fijación tan extrema en lo que son nuestras necesidades, con puro egoísmo, es cierto y verdad que todo ha de salir mal parado.

En todo caso, el egoísmo se lleva más que mal con la fe… al menos con la fe cristiana donde el prójimo tanta importancia ha de tener en nuestros obras y en nuestros quehaceres diarios.

Y todo esto, nada más y nada menos, que para salvarnos que, como podemos imaginar, no es poca cosa sin mucha y más que mucha. Y todo con el insoslayable apoyo de la fe, de la nuestra.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (43)

“Manantiales, nubes, arroyos, océanos; ¡qué pobres sois para expresarme el torrente de felicidad que Dios vierte de continuo sobre vosotros.”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

6.11.23

Un amigo de Lolo – Dies Natalis de Lolo

Dies Natalis del beato Lolo, el domingo 3 de noviembre | Beato Manuel  Lozano Garrido, beato Lolo

Hoy es un gran día para celebrar porque un santo ha subido al Cielo…

Bueno, en realidad, eso podríamos decirlo del pasado 3 de noviembre porque tal día, del año del Señor de 1971, Manuel Lozano Garrido, Lolo para sus amigos, fue llamado por Dios y eso quiere decir, antes de nada, que es el día en que nació, espiritualmente a la vida verdadera, como fuente de todo lo que es fuente Lolo. Vamos, que el pasado viernes fue el Dies Natalis de Manuel.

Ciertamente, que eso es así pero esperamos se nos perdone. No es que se nos haya olvidado escribir sobre tan importante día sino que, como es obvio, aquí, en esta casa de InfoCatólica, publicamos sobre Lolo los lunes y eso, el calendario, es el que es…

Bueno, pues, en la seguridad de ser perdonados por el homenajeado y loado aquí y, esperamos, de parte de los posibles lectores de esto, pasemos a lo que importa.

En realidad, cuando se habla del Dies Natalis de cualquier creyente es que algo bueno ha pasado con tal creyente. Es decir, que ha tenido que ser una persona, como diría San Josemaría, de “criterio” y de fe para que se predique eso de ella. Y con esto queremos decir que al utilizar tal término no hablamos sólo del día concreto de la muerte de una persona sino que, yendo más allá, nos adentramos en terrenos espirituales que han de querer decir mucho de en quien eso recae.

Ciertamente que ahora, algunas décadas después de aquel 3 de noviembre sabemos con certeza lo que pudo ser de Lolo cuando entregó su espíritu. Sin embargo, algo ya había en su existir que hacía presagiar lo que tuvo que pasar según nuestra fe cristiana, aquí católica.

El caso es que el Manuel Lozano Garrido (aún no lo citamos como Beato porque entonces aún no lo era según los trámites y procesos necesarios para eso) arrastraba o, mejor, llevaba sobre sí, una fama de santidad más que bien ganada. Es decir, que nosotros digamos ahora que alcanzó el Cielo de inmediato no desdice nada de todo lo que tuvo que pasar después (y esperemos que pasar para su próxima Canonización) sino que, como creyentes, sabemos que aquel Dies Natalis lo fue en verdad y de verdad: que Lolo vio a Dios en aquel mismo momento, el de su muerte.

Quizá se nos podrá decir que los métodos, que si lo que establece la Iglesia para que se pueda decir, legal y legítimamente, que eso fue así, no es cosa poco importante pero, entonces, ¿no sirve para nada lo vivido por los que lo conocieron? ¿no se trata de eso la “fama de santidad”?

Pues bien, que a nosotros nos parece muy bien lo que la Santa Madre Iglesia establece para estos casos pero nos parece aún mejor creer que Lolo subió al Cielo cuando expiró. Vamos, como que hay Dios.

Felicidades, por tanto, Lolo y felicidades “por tanto”.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Seguro que a Lolo lo recibieron muy bien en el Cielo. 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (42)

El espíritu de Dios es como una fuente inagotable de muchos caños, en los que unos dan alegría, paz, gozo y esperanza,y otros fe, amor, fortaleza, mansedumbre y pureza”.


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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

30.10.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – III, Ejemplaridad

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…


Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:


“Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.


Campanadas de necesidad – III Ejemplaridad

III

EJEMPLARIDAD

“Con el tercer toque, acércanos la ejemplaridad.

Tú lo sabes. En esta hora de España se lleva el nombre de católico   y hasta es un buen barniz para medrar. De aquí que tintineemos nuestra presencia en los templos, entretanto que la canción del gallo nos alcanza, reiterándote la negativa de los actos. El que blasona de sociólogo, sacrifica al lucro la justicia del salario; el artista da su palabra y luego te niega el tributo de su arte; el escritor alardea de confesional y luego erige un prostíbulo en cada cuartilla; la mujer hace esquife de una cruz sobre el pecho, mientras con la desnudez iza en los corazones banderas de lujuria. Hasta en los buenos ha cundido el cansancio. Alcánzanos, Señor, que vayamos por la vida huella sobre la huella tuya, a quien nadie pudo argüir de pecado.”

¿Se acuerdan ustedes de aquellos pasajes del Evangelio en los que el Hijo de Dios reparte estopa de palabra a fariseos y demás falsificadores de la realidad de la fe? Pues algo así hace el Beato de Linares (Jaén, España) en este texto, en su tercera campanada que hemos dado en llamar de “necesidad” porque es bien cierto que son necesarias cada una de ellas.

Lolo le pide a Dios que nos “acerque” ejemplaridad. Y eso es ya suficiente como para saber que no la había en su tiempo siendo que ahora, seguramente, hay la misma o menos…

En realidad, al linarense universal le basta poner una serie de ejemplos como para que veamos que, en efecto, hacía falta mucha ejemplaridad en los llamados “católicos”. ¿Se imaginan ustedes si la cosa estaba así antes cómo está ahora…?

Empieza por la premisa general que tiene que ver con el catolicismo, con quién lleva tal nombre que, es de suponer, ha de tener algún efecto en quien pregona que lo es o en quien, no pregonándolo, sabe que lo es.

Dice Lolo que llevar el nombre de católico viene muy bien a ciertas personas para medrar o, lo que es lo mismo, para aprovecharse de tal ¿realidad?

Esto, sin embargo, poco ha de tener que ver con la realidad de las cosas, con lo que ha de suponer ese tal catolicismo. Y es que Lolo cita aquí un momento terrible de la historia de la salvación: el momento en el que Pedro escucha el gallo y se da cuenta de que, en efecto, ha negado al Señor tres veces. Pues eso es lo que dice Manuel Lozano Garrido: no hay relación entre lo que se dice que se y lo que, de verdad, se es y se hace. Y a esto se le llama, a contrario, “unidad de vida”.

Y, para demostrar esto que es, en el fondo, tan terrible por lo que supone de tergiversación de la realidad, pone ejemplos para que se entienda lo que quiere decir eso de la “negatividad de los actos”:

Así, por ejemplo, nos habla del sociólogo, que tiene más en cuenta la ganancia material que lo que supone su trabajo,

Así, por ejemplo, nos habla del artista que no sabe, al parecer, lo que significa serlo,

Así, por ejemplo, nos habla del escritor que, muy a pesar de decir que es católico, convierte lo que escribe en algo así como un prostíbulo,

Así, por ejemplo, nos habla de aquella mujer que portando una cruz pectoral luego, a la hora de la verdad, su mundo anda más por los de la lujuria…

Y, es más, es seguro que había católicos buenos en su tiempo. Pues bien, hasta en tales creyentes el cansancio de la fe ha podido con su corazón.

¿Qué hacer, entonces? ¿Echarlo todo por la borda? ¿Olvidar lo que somos, hijos de Dios?

Pues no, no podemos hacer eso que aquí escribimos sino lo que muy atinadamente dice Lolo y que no es otra cosa que ir pisando la huella que haya dejado el Señor en el mundo porque, como bien sabemos, fue en todo igual a nosotros menos en el pecado y, claro, pisar Sus huellas ha de querer decir seguir su ejemplo que es el título que, no por casualidad, Lolo pone a esta tercera campanada de “necesidad”.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:


Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (41)

Nuestro Padre es como una inmensa caracola de felicidad que subyuga con el eco de gozo con que todo lo envuelve.”


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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

16.10.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – I, Humildad

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición tituladoDoce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – I Humildad

I

HUMILDAD

Para este primer tañido, permite, Señor, que dé la primacía a la Humildad. Para mí y mis hermanos pido la gracia que nos haga ser esos niños que aseguran tu reino.

Desde las encrucijadas que son las fronteras hasta los círculos que delimitan el carácter, se escucha el restallido de un látigo de soberbia. Cada día, en el altar del dios yo, se inmola el amplio holocausto que va desde la flor silvestre de la libertad humana hasta el bárbaro genocidio de los pueblos. Por eso, Cristo, revitaliza la lección de tu presencia junto al hedor del establo. Que por ella se extinga en nuestros corazones la sed de dominio y el “non serviam” que estamos coronando. Que vuelva la personalidad para el hombre; y la Ciencia te sitúe como eje de toda sabiduría. Que caiga sobre nuestra cerviz tu yugo, que más que yugo es un divino carisma.”

Podemos decir que Lolo empieza bien estas primeras campanadas del año porque lo hace con algo que tantas veces nos falta como es la humildad.

No duda lo más mínimo el Beato de Linares (Jaén, España) en citar en primer lugar a la que tantos problemas nos evitaría si no cayéramos en lo que dice a continuación y que es un pecado más que grave por las consecuencias que trae: la soberbia.

Resulta síntoma de comprender el corazón del hombre y de atender al de Jesucristo cuando dijo que el Reino de los Cielos era de quien se manifestaba como un niño (entendiendo esto, claro está, como debe ser entendido) Y es que por eso pide Manuel Lozano Garrido (se lo pide a Dios, que es nuestro Señor) porque sabe que, de otra forma, será difícil que las puertas del Cielo (abiertas, precisamente, gracias a Cristo y a su sacrificio de Pasión) se nos abran y podamos entrar por ellas a ocupar una de las mansiones que nos está preparando el Maestro.

Bien sabe Lolo que la soberbia se enseñorea del mundo todo lo que puede y nos hace la vida más que difícil cuando atendemos a sus reclamos y lo hacemos sin darnos cuenta de que, en realidad, no somos nada ante Dios.

Soberbia que, por tanto, debe ser contrarrestada con la humildad porque de ella parte que no caigamos en la primera en aplicación de la segunda, base del “humus” a partir del cual formó Dios a nuestros Primeros Padres y delimita lo que en, en realidad, somos: vasijas de barro fácilmente rompibles si, por ejemplo, nos ensoberbecemos…

El dios yo”. A eso se refiere Lolo cuando aplica la soberbia en su estricto, pero básico, sentido. Todo lo ciframos a querer lo que creemos es necesario para nosotros y, si es posible, restregárselo en la cara a quien se ponga por delante. Y todo, cuando eso pasa, queda, como dice Lolo, queda como inmolado en ese altar de nosotros mismos para nosotros mismos. Y, como podemos comprender, eso no del gusto ni gozo de quien dio todo en vida por el prójimo y todo a Dios que no es otra persona que Manuel Lozano Garrido: nada de soberbia, todo humildad fue su vida.

No quiere Lolo otra cosa que pedir a Jesucristo (Dios hecho hombre) que no seamos dominadores, que en contra del “non serviam” apliquemos el “serviam” pues ya dijo el Hijo de Dios que no había venido a ser servido sino, al revés, a servir. Y, al parecer, eso no lo acabamos de entender y aplicamos en nuestra vida, justamente, lo contrario… ¿Y puede ser el discípulo más que su Maestro?

Y, por otra parte, si por carisma podemos entender qué es lo que conduce a la persona a lo largo de su vida quiere Lolo que, precisamente, el que lo es divino y que consiste en el yugo de Cristo sobre nosotros sea, eso, sobre nosotros y así dulcifiquemos nuestra soberbia hasta hacerla desaparecer a cambio de la humildad y por la humildad.

Bien podríamos decir con aquel eso de “humildad, divino tesoro” aunque, ciertamente, sea un “tesoro” encontrado y no escondido…

¡Ah!, y escribe Humildad con mayúscula. Por algo será…

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (40)

“Dios, como el pan y el agua, existe para todos y satisface plenamente a todo el que se decida a saborearlo.”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.