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21.02.17

Un amigo de Lolo – La victoria de la Encarnación

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

La victoria de la Encarnación

“Tan ancho y tan pleno es el mensaje de la Encarnación que también Cristo nos ha dejado la lección de estos ángulos ‘negros’. Belén tiene ofrenda de requesones, misión de ángeles y sonrisas de Niño sonrosado, pero nadie puede quitarnos, a su vez, el hedor del establo, el frío, la pobreza o la angustia de una noche sin posada. Son realidades que Dios quiso incrustar en su misión como un elemento más a lo que salva. Antes que ‘padre’ o ‘madre’, ya quedó en el pesebre la primera palabra del tesoro redentor de la alegría dolorosa. Lo que de verdad nos dijo entonces es que la alegría será siempre posible; que tiene un signo ‘más’ que se crece sobre los triunfos, pero también sobre los fracasos aparentes, los dolores y el duro y lento caminar de cada hora." (”Alegría con y sin panderetas“ de “Desde este lado de la tapia").

Suponemos que antes que se produjera la Encarnación, en el mundo había también alegrías y tristezas. Es decir, que no es que quedara inaugurado con aquel gozoso episodio espiritual y material algo nuevo sino que lo que se iniciaba tenía otro sentido mejor, mejorado, de lo que había hasta entonces.

Cuando el Hijo de Dios se encarna, viene a ser carne en el seno de María, la Virgen Inmaculada, ocurre algo que, en sí mismo, es verdaderamente misterioso. Se oculta, pues, tras un velo que no podemos descorrer y que no descorreremos, seguramente, sino cuando estemos en el Cielo y todos los secretos nos sean revelados.

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