InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Junio 2016

24.06.16

Serie “Esta es nuestra fe” – La fe firme de los hijos de Dios

Hay textos de las Sagradas Escrituras que, por la causa o razón que sean, nos llegan bien dentro del corazón. Es decir, nosotros, que hemos escuchado y leído muchas veces los textos que Dios ha inspirado a determinados hijos suyos, nos sentimos atraídos por algunas palabras de las que obtenemos sustento para nuestra fe.

Algo así pasó, al que esto escribe, con un texto de la Epístola a los Filipenses. En concreto de los versículos que aquí traemos (Flp 3, 17-4,1)

“Hermanos, sed imitadores míos, y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros. Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de  Cristo, cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las cosas de la tierra.  Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas. Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos.”

Alguien podrá decir que no se trata de una gran parábola (como, por ejemplo, la del hijo pródigo o de la del buen samaritano) y que tampoco contiene grandes cosas dichas por Jesucristo que puedan dar forma a una forma de creer. Sin embargo, en aquellas no muchas palabras, el apóstol de los gentiles (como se suele llamar a san Pablo) nos dice, de una manera sencilla pero directa, en qué debemos creer y, sobre todo, en qué debemos sustentar nuestra vida de fe.

Vamos a decir, por eso, si Dios quiere, unas cuantas semanas a escribir sobre este texto que, seguramente, ha sido muchas veces leído y escuchado por aquellos hermanos que puedan esto llevarse a los ojos y al corazón. Sin embargo, ¡cuántas veces escuchamos lo mismo y no nos dice nada!

Esto, así dicho, puede no significar nada para muchos hermanos en la fe pero, con franqueza lo digo, contiene mucho más de lo que puede parecer a primera vista.

La fe firme de los hijos de Dios

“Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos. “

 

A lo largo de una serie de semanas hemos traído aquí un texto de la Epístola de los Filipenses en la que hemos podido apreciar lo que el apóstol de los gentiles apunta hacia un contenido determinado acerca de nuestra fe católica. Es decir, que en no muchas palabras, lleva a cabo una concentración prodigiosa del sentido que nuestra creencia tiene para nosotros y ha de tener para los discípulos de Cristo.

Y, como era de esperar, este pequeño texto, este recordatorio esencial de la fe en Cristo, en Dios y en el Espíritu Santo debía tener un final acorde al mismo. Y es lo que hace San Pablo.

Leer más... »

23.06.16

El rincón del hermano Rafael – “Saber esperar”- Sólo Dios.

 “Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar”.- Sólo Dios

 

“Quisiera que mi voz fuera más potente que mil truenos, y más fuerte que le ímpetu del mar, y más temible que el fragor de los volcanes, para sólo decir Dios”.

Si hay una expresión que identifique perfectamente al hermano Rafael, a la sazón San Rafael Arnáiz Barón, es, precisamente, “Sólo Dios”. 

Es conocida aquella otra de Santa Teresa de Jesús, “Sólo Dios basta” pero nuestro santo, que sabía lo que a él mismo le convenía seguir y saber, le bastó decir “Sólo Dios” para decir muchas cosas. 

Leer más... »

22.06.16

“Una fe práctica”- "¿Por qué ir a Misa?" – ¿Pero qué es y qué significa la Santa Misa?

“La santa Misa alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres ánimas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones, y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los solitarios, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y que todo lo que hagan hasta el fin de los siglos”.

Santo Cura de Ars

Sermón sobre la Santa Misa

 

Seguramente la pregunta que da título a este libro tiene mucho de intríngulis espiritual. No se trata de que se digan, sobre todo, las razones para asistir a la Santa Misa (que también) sino, más bien, de constatar que las hay y hacer hincapié en el hecho de que las haya. 

Es bien cierto que, como uno de los siete Sacramentos que instituyó Jesucristo en su primera venida al mundo, la Eucaristía tiene mucho que decir a quien se siente fiel perteneciente a la Iglesia que fundó el Hijo de Dios y a la que, con el tiempo, se dio en llamar católica. 

“Vayan y prediquen el evangelio a toda criatura” (Mc 16,15) es el verdadero origen del sentido universal que quería imprimir Jesucristo a la Iglesia que había fundado. Pero fue San Ignacio de Antioquía (30 al 35 AD, muere C 107) quien, sobre el año 107, en su Carta a los Esmirniotas (8,2) dejó dicho que “Donde esté el Obispo, esté la muchedumbre así como donde está Jesucristo está la iglesia católica".  El caso es que si hay discusión acerca de si “católico” quiere decir, en exclusiva, “Universal” o, también, “Verdadera/auténtica” referida a la fe. Sin embargo, existe una creencia mayoritaria que favorece la primera concepción. A tal respecto, San Policarpo, que fue martirizado 50 años después de San Ignacio de Antioquía, hace uso de los dos sentidos y define a San Ignacio como “Obispo de la Iglesia Católica de Esmirna”.

 

Por otra parte, San Pacián de Barcelona (375) dejó dicho, su Carta a Sympronian,  que “Cristiano es mi nombre, y católico mi apellido. El primero me denomina, mientras que el otro me instituye específicamente. De esta manera he sido identificado y registrado… Cuando somos llamados católicos, es por esta forma, que nuestro pueblo se mantiene alejado de cualquier nombre herético”; San Cirilo de Jerusalén (315-386), en su Catequesis (18, 23) enseñó que “La Iglesia es católica porque está esparcida por todo el mundo; enseña en plenitud toda la doctrina que los hombres deben conocer; trae a todos los hombres a la obediencia religiosa; es la cura universal para el pecado y posee todas las virtudes”. Pero Sería, de todas formas, Santo Tomás de Aquino, quien desarrollaría los elementos de la teología de la catolicidad. Para el Aquinate la Iglesia es universal en tres sentidos: 

1. Se encuentra en todos los lugares (Cf. Rom 1,8), teniendo tres partes: en la tierra, en el cielo y en el purgatorio. 

2. Incluye personas de todos los estados de vida. (Cf. Gal 3,28). 

3. No tiene límite de tiempo desde Abel hasta la consumación de los siglos. 

Pero es ya en los Hechos de los Apóstoles (continuación, en realidad, del Evangelio de San Lucas) donde se recoge, bien pronto, esto (2,42):

 

“Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones”.

El caso es que, desde que Jesús, en aquella Última Cena tan merecidamente recordada, dijera que se le debía recordar según algunos gestos que hizo (partiendo el pan y repartiendo el vino, por ejemplo) no se ha hecho otra cosa por parte de quienes, allí mismo también, quedaron constituidos como sacerdotes de Dios y servidores de los hombres. 

Leer más... »

21.06.16

Un amigo de Lolo – Un santo decálogo - VI

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Un santo decálogo - V

 

Digamos, antes de empezar, que Manuel Lozano Garrido, en Mesa redonda con Dios, pp. 167-168, escribe un decálogo que vale la pena tener en cuenta.

 

Dios mediante, vamos a dedicar tantas semanas como puntos tiene tal decálogo a contemplar su significado.

 

“Todo por Ti y para Ti, nuestro Buen Segador. Y para que veas que te lo digo de corazón, aquí te dejo, Señor, la bandera y el programa de un humilde decálogo. Ojéalo y, si vale, échale tu bendición:

VI. Échate al mundo sin guardaespaldas, a todo riesgo, que no hay vacuna como la de la Gracia y hasta el peor de los hombres te podría contagiar un algo que te faltase.”

        

Hay muchas formas de hacer las cosas pero, en general, nos conviene más que sea aquella que coincida con la voluntad de Dios la que dirija nuestra vida y sea, para nuestra fe, una guía, un camino, una luz.

Leer más... »

19.06.16

La Palabra del Domingo - 19 de junio de 2016

 

Lc 9, 18-24

“18 Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: ‘¿Quién dice  la gente que soy yo?’ 19 Ellos respondieron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había  resucitado.’ 20 Les dijo: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’ Pedro le contestó: ‘El Cristo de Dios.’ 21Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie. 22 Dijo: ‘El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.’ 23 Decía a todos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. 24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. 25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?’”

 

COMENTARIO                                  

Cristo es el que es

Cuando se sostiene que Jesús no sabía que era el Hijo de  Dios y, por tanto, el Mesías enviado por el Padre se olvida, por ejemplo, este texto bíblico. 

El caso es que Jesús quiere preguntar. Aunque sea Dios, humanamente hablando no puede conocer todo lo que piensan las personas. Y quiere saber qué se piensa acerca de su persona. 

En la respuesta que le dan sus apóstoles hay de todo. En general, hay un gran despiste. Nadie parece saber quién es aquel Maestro que les enseña y hace cosas extraordinarias. 

En las respuestas de la gente hay de todo: quien cree que es Juan Bautista que, es de suponer, ya ha muerto; otros que el profeta Elías que, por supuesto, hacía mucho tiempo que había muerto. Incluso, por generalizar y no mojarse demasiado, hay quien cree que es “alguno de los profeta”. Todos, sin embargo, parece que creen en la resurrección aunque, de ser cierto eso, no se trataría de resurrección sino de reencarnación porque de haber vuelto alguna de tales personas, de creer en la resurrección, habrían vuelto ellas mismas y no con el cuerpo de otra persona que es lo que se deduce de lo que responde acerca de quién es Cristo: ellos creen que puede ser alguna de tales personas porque, en realidad, tienen por verdad, la reencarnación y Cristo, en eso, no puede estar de acuerdo.

Leer más... »