InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Diciembre 2015

9.12.15

Serie pueblo gitano - Majarí Calí: Oración a la Majarí Calí

Majarí Calí

Como es propio de la Madre de Dios, el mundo gitano tiene, también, su advocación. A ella ya hemos hecho referencia en la serie dedicada a Vírgenes y Santos. Y nos referimos a la Majarí Calí que, como no podía ser de otra forma, es quien, propiamente, da nombre a esta categoría.  La Majarí Calí, santa gitana que acompaña al pueblo gitano por el mundo, es la protagonista primera de lo que vamos a tratar de traer aquí.

Pero debemos decir algo acerca de lo que va a formar parte de lo que empieza hoy. Y es lo que sigue:

1. La intención de este blog: transmitir todo lo referido al mundo gitano católico.

2. Traer aquellos casos que se encuentran bien en proceso de canonización  o de beatificación.

3. Hacer aportaciones acerca de la pastoral gitana de la Conferencia Episcopal Española.

4. Lo que Dios buenamente inspire al que esto escribe acerca del pueblo gitano.

Al respecto de esto último, la reunión de Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, LXXIX de las habidas, en fecha de 2 de noviembre de 2002 publicó el documento de título “La Iglesia de España y los gitanos” en los que, entre otras realidades (que iremos trayendo aquí) dice que el pueblo gitano mantiene y defiende una serie de valores muy a tener en cuenta (dadas las circunstancias de la sociedad actual) que son, a saber:

-El respeto a la familia como institución suprema de la sociedad gitana. La identidad personal del gitano viene en gran medida determinada por su familia: siempre será miembro de esta o de aquella familia y cargará gustosamente con sus ventajas e inconvenientes;

-La veneración por los miembros de más edad. Los mayores son acreedores de un respeto especial porque acumulan la memoria y la sabiduría de la vida. En momentos delicados buscarán el consejo de los “tíos” y su parecer será muy tenido en cuenta;

-Una concepción más humana del trabajo. El trabajo no lo es todo ni lo más importante para un gitano. El gitano no vive para trabajar, trabaja para vivir. Lo fundamental es la vida, la familia, la convivencia. El trabajo es sólo un medio al servicio de la vida y la familia;

-La hospitalidad y la solidaridad con los miembros de la etnia. Los gitanos guardan memoria de la necesidad y los malos momentos pasados y desean evitarlos a los que son de los suyos. Entre ellos hay una corriente de solidaridad profunda que no puede olvidar que el gitano desconocido, es un primo, un familiar;

-La virginidad de la mujer antes del matrimonio, que es un valor cristiano en sí, ha venido siendo un signo característico de la comunidad gitana, si bien ha dado lugar a que muchas jóvenes, con frecuencia, contrajeran matrimonio prematuramente.

-El respeto a los muertos. Los muertos siguen vivos de otro modo; merecen más que nunca todo el respeto del mundo. Ofender la memoria de un familiar difunto se considera una ofensa gravísima.

                               

Además, añade, digamos que como valores a tener en cuenta, estos:

-El sentido de libertad.

-El respeto a la palabra dada.

-El amor a la naturaleza,

Etc.

Bien podemos ver que el pueblo gitano aporta más de lo que, por lo común, se cree, a la sociedad católica en la que nos movemos. Hagamos lo posible para que esto no se olvide. 

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8.12.15

Nacer sin pecado

Seguramente Dios podía haber hecho las cosas de otra manera. Es más, si hubiera querido la historia del ser humano habría sido de otra manera. Pero quiso que fuera así y, a tal respecto, nada podemos (ni queremos) hacer. Su santa Voluntad ha de prevalecer sobre nuestros más que reconocibles egoísmos.

Desde que nuestros primeros padres Adán y Eva quisieron ser como Dios muchas cosas cambiaron para la humanidad que debía venir tras ellos. Queremos decir que, cuando pecaron hicieron mucho daño a la creatura que Dios había sacado de su corazón y había puesto en el Paraíso. Y, como tal, aquel daño iba a ser irreversible aunque, al menos, tendría el hombre el consuelo de, primero ignorar y luego saber, que, cuando Dios quisiera, iba a enviar al Mesías para que muchos comportamientos cambiaran y muchos corazones vinieran a ser de carne.

Pero, para eso, aun faltaba mucho tiempo. Mientras tanto el ser humano debía cargar con un peso nada liviano: el pecado y la muerte.

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6.12.15

La Palabra del Domingo - 6 de diciembre de 2015

Biblia

Mc 1, 1-8. Allanad los senderos del Señor.

“1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.2 Conforme está escrito en Isaías el profeta: = Mira, envío mi mensajero delante de ti,       el que ha de preparar tu camino. = 3 = Voz del que clama en el desierto:      Preparad el camino del Señor,  enderezad sus sendas, = 4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. 5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre.7 Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa  de sus sandalias.8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.’”

                                             

COMENTARIO

 

El Precursor de Cristo

 

San Marcos empieza su Evangelio con lo primero. Es decir, antes de Cristo (seis meses antes) había nacido un hombre que estaba destinado por Dios a ser quien presentara al mundo al Hijo que iba a venir a salvar a la humanidad de caer, definitivamente, en el abismo del olvido de Dios.

Como todo estaba escrito en las Sagradas Escrituras judías esto no iba a ser menos. Se había dicho que antes que llegara el Mesías iba a venir al mundo quien sería su mensajero. Sería, además, quien iba a preparar el camino del Cristo y quien, en definitiva, allanaría lo que no estaba llano. En realidad era quien iba a bautizar para perdonar los pecados.

Aquel hombre se llamó Juan. Es más, era el nombre que se le había puesto desde la misma eternidad en la que Dios decidió que el hombre debía salvarse.

Para allanar el camino a su primo Jesús el Bautista bautiza, como decimos. Lo que hace es instar a la conversión de los corazones, a cambiar la forma de ser, a tener un corazón de carne y no duro como demasiadas veces veía que muchos tenían. Juan, en definitiva, quiere que la doctrina del perdón anide en el corazón de aquellos que acuden a bautizarse al río Jordán. Prepara, así, el camino de Cristo.

Pero Juan es mucho más. Tiempo después diría Jesús de Él que era el profeta más grande que había dado Dios al hombre. Debía serlo si era su labor introducir, ser el Precursor, del Cristo, del Mesías y Enviado de Dios. Y por eso fue perseguido.

Nos dice el texto que Juan vivía de forma pobre. Seguramente había sido educado en una comunidad esenia y, siguiendo sus doctrinas, se mantenía con lo que encontraba en el desierto en un espíritu de ayuno material que conformaba el espíritu de hombre santo.

Algo, sin embargo, estaba en el corazón del Bautista: sabía cuál era su misión y para qué había nacido.

Aquel hombre que bautizaba con agua sabía que él no era el Mesías (luego se lo preguntará algún enviado de los poderosos del Templo de Jerusalén). Por eso dice que detrás de él ha de venir quien es más fuerte.

Pero Juan dice mucho más del Mesías que él, luego, denominará el cordero de Dios. Nos dice, por ejemplo, que él mismo, Juan, es tan poca cosa a su lado que no tiene derecho, siquiera (que no es digno) de desatarle la correa de las sandalias. Y bien podemos imaginar en qué nivel se sitúa Juan al decir que no es digno de hacer lo que solía hacer un siervo de la casa o, en el peor de los casos, un esclavo.

Juan sabe quién es pero también sabe que Quien ha de venir hará algo más que bautizar. Si él bautiza con agua el Mesías lo hará con Espíritu Santo. Es decir que el bautizo en el hombre del Cristo infundirá el Espíritu de Dios a quien lo reciba. Y eso era establecer una diferencia muy grande entre quien bautizaba en el Jordán y Quien, precisamente, iba a ser bautizado por él mismo.

Juan, por tanto, prepara el camino a la llegada del Mesías que, por cierto, andaba muy cerca ya de aquel río santo.

 

PRECES

 

Por todos aquellos que no creen en el perdón de los pecados.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no tienen intención de convertir su corazón.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener un corazón limpio y un alma limpia.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa. 
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Los caminos que allanó Juan a veces los torcemos nosotros.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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5.12.15

Serie “Al hilo de la Biblia- Y Jesús dijo…” – De esto que dice Cristo… ¿qué es lo que nos conviene?


Sagrada Biblia

Dice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que dice Francisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuánto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

De esto que dice Cristo… ¿qué es lo que nos conviene?

Y Jesús dijo… (Mc 8, 34-38)

“Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí  mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.     

En este texto nos plantea Jesucristo algo que es tan importante que, de ser olvidado, nos puede acarrear graves consecuencias de cara a la vida que hay después de la muerte. Además, aquí el Hijo de Dios no quiere que sean sólo sus apóstoles los que conozcan estas verdades. Por eso llama a todos los que andan con ellos. No quiere, pues, hacer ningún aparte con algunos porque todos deben saber lo que les conviene saber.

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4.12.15

Guerra justa

  

Tiene gracia, por decir algo, que los llamados miembros del supuesto Estado Islámico ataquen Europa haciendo uso del término “cruzados”. Quieren decir que atacan a la cruz.

Sin embargo, se nota demasiado que viven en un mundo aparte y, en general, en Babia. Y esto es tan cierto como que el hecho mismo de que alguien sostenga que Europa, la vieja Europa, sea cristiana, es síntoma de estar en la luna o en la inopia.

Empecemos con una noticia:

“El representante del Vaticano en la ONU, Silvano Tomasi, justificaría una coalición internacional contra el grupo terrorista, agotadas todas las demás vías pacíficas.

El representante del Vaticano en Naciones Unidas, Silvano Tomasi, se muestra partidario de una intervención militar para combatir al Estado Islámico en Siria e Irak. El jefe diplomático de la Santa Sede en la ONU explica su preocupación por el ataque a los cristianos por parte del yihadismo. “Tenemos que parar esta especie de genocidio (…). De lo contrario, en el futuro nos preguntaremos por qué no hicimos nada, por qué permitimos que una tragedia tan terrible sucediera”, comenta el diplomático vaticano en una entrevista a un diario católico.”

Esto lo traemos porque, como puede ser fácil adivinar, toda clase de diálogo con este tipo de personas (nos referimos a los miembros del autodenominado –quien no tiene pan sueña bollos- “Estado islámico”) es ridículo. Es más, han dado muestras de su voluntad dialogante hace unos días en Paris aunque llevan mucho más tiempo haciéndolo allí por donde sus negros pies pisan la tierra.

¿Qué cabe, pues, hacer?

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