InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Agosto 2015, 18

18.08.15

Un amigo de Lolo – Oración para implorar la protección de Dios

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le inflijían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Oración para implorar la protección de Dios

“Sálvanos, Señor, también, de esas peores culebras íntimas del engreimiento, el deseo impuro, la avaricia, la intransigencia, la irritabilidad y el desprecio. Que no sea un cubil lo que puede ser un nido; un erizo, lo que está predispuesto para ser nardo; carbón, lo que debiera ser estrella. Escúdanos, por último, contra al áspid  que es la lengua de los maledicentes, el brochazo de cal que da la calumnia, el salpicón de la envidia, los latigazos de la cólera, la carne que se ofrece en las esquinas, el pisotón de los injustos y, sobre todo, aliéntanos para salir del peor y más encubierto de los males, ese tan nocivo, por aparentemente inocuo, que es la indiferencia, la mediocridad, el ir tirando en el alma o la insensibilidad a tu llamamiento.” (Extraída de “Mesa Redonda con Dios”)

 

Lo que no debemos desear

Los creyentes somos conscientes de que hay actitudes que, de cara a nuestro prójimo y a Dios, no podemos manifestar. Sin embargo, también sabemos que, como dijo san Pablo, a veces no hacemos lo que debemos sino lo que no debemos y, es más, no queremos hacer.

Dirigirnos a Dios para pedirle una limpieza de nuestra alma resulta siempre necesario. Es más, nos viene muy bien para podar aquello que nos sobra.

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