InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Febrero 2015

5.02.15

Falsedades acerca de la Iglesia católica – La Iglesia católica y la mujer no se llevan bien.

 

-Vamos a ver si encontramos algo de luz.

-Eso, eso, veamos…

 

 Falsedades y mentiras contra la Iglesia católica

 

Es bien cierto que a la Iglesia católica y, por extensión, a los católicos, se le tiene, se nos tiene, por parte de muchos, una manía ciertamente enfermiza.

 

Si creen que exagero les pongo lo que suele decirse de la religión católica, de la fe católica y, en fin, de la Iglesia católica. Aquí traigo esto para que vean hasta qué punto puede llegar la preocupación por un tema que es, ciertamente, falso.

 

Se suele decir que:

 

La fe católica está manipulada por la jerarquía.

 

La fe católica no va con los tiempos.

 

La fe católica ve poco sus propios defectos.

 

La fe católica pretende adoctrinar al mundo.

 

La fe católica está alejada de la realidad.

 

La fe católica defiende siempre a los poderosos.

 

La fe católica quiere imponer sus principios.

 

La fe católica no sabe cómo van los tiempos.

 

La fe católica está anquilosada.

 

La Iglesia católica acumula riquezas inmensas.

 

La Iglesia católica busca el poder aunque sea de forma escondida.

 

La Iglesia católica no acepta cambios en sus doctrinas.

 

La Iglesia católica es gobernada por una jerarquía carca.

 

La Iglesia católica no comprende la política actual.

 

La Iglesia católica esconde sus propios defectos.

 

La Iglesia católica no actúa contra determinados delitos que ocurren en su seno.

 

La Iglesia católica tiene muchos privilegios (sociales, económicos, educativos…)

 

Y a esto, se podían añadir muchas cosas, muchas acusaciones que están en mente de cualquiera.

 

¿Qué les parece a ustedes?

 

La Iglesia católica y la mujer no se llevan bien

 

 

Un tema muy socorrido para la progresía es el de la mujer. Por eso suele saltar, siempre, a la palestra la situación que las hijas de Eva tienen en el seno de la Iglesia católica.

Al parecer, es muy mala, discriminatoria y negativa y, aunque eso lo digan aquellos que no quieren, precisamente, el bien, para la Esposa de Cristo, no por eso no vamos a tener como no dicho o, también, hecho y puesto.

¿Qué hay de verdad en lo que se suele decir para atacar a la Iglesia católica al respecto de la mujer?

Algunas cosas que se dicen sobre el tema son las siguientes:

-La Iglesia católica tiene algo en contra de las mujeres.
-La Iglesia católica quiere contralar la libertad de las mujeres.
-La Iglesia católica culpa de todos los “actos impuros” a la mujer.
-La Iglesia católica nomina a la mujer enemigo público de la misma.
-Para la Iglesia católica las mujeres son incubadoras sin alma al servicio de los hombres.
-La mujer ha estado siempre relegada en la Iglesia católica.
-La mujer, en la Iglesia Anglicana, puede ser sacerdote.

Entonces… ¿a qué aternernos?

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4.02.15

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- El sentido del martirio

Proceloso viaje de la Esposa de Cristo

La expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

 

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

 

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

 

¿Son, pues, otros tiempos?

 

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

 

 ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

 

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

 

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

 

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

 

Por ejemplo, de la jerarquía eclesiástica se dice:

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

 

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

 

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

 

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, éstos, otros tiempos para la Iglesia católica?

 

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- El sentido del martirio

¡Oh palma del martirio,

fruto de un verdadero amor por Cristo”

 

Fue Tertuliano el que dijera aquello de que “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos” y eso mismo, dicho ahora, en estos años del siglo XXI que llevamos pasados, nos ofrece una oportunidad para reconocer, que, en efecto, es más cierto, seguramente, que nunca.

Pero ya, en la Epístola a los Romanos, concretamente en el versículo 1 del capítulo 12, actualiza, para nosotros, lo siguiente: “Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual”.

Por tanto, el sentido mismo de ser mártir hemos de reconocer que no nos es ajeno sino que, al contrario, tenemos pruebas más que suficientes de la necesidad e, incluso, obligación, del mismo.

Sin embargo, mártir se puede ser, por así decirlo, de dos formas que dan sentido al propio ser testigo de Cristo:

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3.02.15

Un amigo de Lolo – ¡Qué bien nos conoce Dios!

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

¡Qué bien nos conoce Dios!

 

“¡Qué risa la de Dios, viéndose juzgando en nuestros pensamientos con toga, atestados y alguacilillos, cuando sus manos tiemblan de misericordia, al considerar nuestra debilidad!”  (Bien venido, amor, 26)

 

No podemos negar que los seres humanos somos demasiado soberbios. No acabamos de entender lo que somos ante Dios nuestro Creador. Por eso damos el siguiente paso que es creernos que somos algo.

Bueno, en realidad, lo somos pero no en el sentido que creemos serlo. Y lo somos porque para Quien todo lo puede somos sus hijos y nos ama con todo su corazón. Y ahí tenemos mucho ganado al respecto de su misericordia y su perdón.

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1.02.15

La Palabra del Domingo - 1 de febrero de 2015

   Biblia

Mc 1, 21-28. Enseñaba con autoridad.

 

 

“21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 24 ‘¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.’ 25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: ‘Cállate y sal de él.’ 26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: ‘¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.’ 28    Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea”.

        

MEDITACIÓN

 

1.-Jesús continúa su labor. Es de suponer que iba con sus recientes discípulos, y así “llegan a Cafarnaúm” (en hebreo Kfar Nahum). Esta ciudad se encuentra en la orilla noroeste del Lago Kinéret (el Mar de Galilea), 2,5 Km. al noreste de Tabgha y a unos 15 Km., al norte de Tiberíades, donde descansa algún o algunos días.

 

Como diría el Mesías que no había venido a abolir la Ley y los Profetas sino a dar cumplimiento (Mt 5, 17), nada mejor que acudir al lugar donde tenía expresión natural ese hacer lo que la Ley indicaba: la sinagoga, lugar de culto, reunión y difusión de la norma de Moisés y del resto de Sagradas Escrituras hasta entonces tenidas como tales.

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