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2.12.14

Un amigo de Lolo – El amor de Dios en el corazón del hombre

Lolo

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 Libro de oración

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

 El amor de Dios en el corazón del hombre

 

El Amor es la huella de Dios y por eso, precisamente, es por lo que el corazón del hombre se ha hecho tan tierno y tan cálido, para que en él se puedan grabar fácilmente los surcos de las yemas de Dios y ya se nos queden puros, flamantes y vivos.

Los dedos de Dios -lo sabéis, amigos- son como los caudalosos ríos que vierten la ternura de su corazón. Las rosas a que huele el agua, la caricia a que sabe y la fiebre con que se bebe, no son de la rosa, del río o los labios, sino de la vida, que al curso y al hombre le vienen de la fuente.

Yo, hermanos, traigo el horizonte a mi contorno y reverencio el ardor que me vive dentro, porque también busco en mí la redondez de  una rosa; rompo mis fronteras y me siembro en los dulces ojos de una mujer; me hago pájaro del nido de un hogar y hoguera que prende en el bosque de los hombres.

Que ¿cómo pudo ocurrir esto, si nuestro corazón es tan breve? Sí, pero también, por él, el mundo entero se le encaja dentro. Y no es que nos lo achique el desencanto, sino que, precisamente, el encanto del Amor es el que nos lo ha dilatado de tal modo que envuelve el mundo”.

(Bien venido, amor. pp. 47-48)

  

En este texto,  de su “Bien venido, amor”,  Manuel Lozano Garrido abunda en algo que es muy importante y que no deberíamos olvidar nunca: qué es el Amor de Dios en el hombre, en su criatura; qué nos procura.

Lo que hace al hombre bueno (aún siendo pecador) es que Dios lo ha creado y, creándolo, le ha dado un corazón en el que ha puesto la semilla de Amor del Padre, la esperanza de estar con el Señor para siempre. Y ahí reside el gran encuentro del hombre con su Creador.

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