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8.08.14

Noticia: Ha fallecido la Madre Gertrudis Rol -- Las llaves de Pedro – Consideraciones sobre Lumen fidei - La Fe y la Teología

Madre Gertrudis Rol

Ha fallecido el Ángel de Torrent

Ayer, 7 de agosto, subió a la Casa del Padre, la Madre Gertrudis Rol, religiosa y fundadora del colegio Madre Petra de Torrent (Valencia) dedicado a la atención educativa de los niños más desfavorecidos de las comarcas de Valencia abundando los pertenecientes a la etnia gitana.

En sus aulas se han formado miles de infantes y mereció la atención de San Juan Pablo II que, en su día, dio un donativo de 3000€ al colegio para hacer uso de ellos en unas obras de ampliación del centro escolar.

En tal centro existe una imagen de la Majarí Calí (Virgen gitana) que es muy querida no sólo por los estudiantes y educadores del centro escolar sino por todo católico que se precia de serlo.

Recordemos a la Madre Gertrudis, para que interceda por nosotros desde el Cielo donde es más que probable que Dios la haya llevado. Tenía 84 años de edad terrena y apenas 2 de vida eterna.

¡Alabado sea Dios que suscita, de entre sus hijos, a verdaderos ejemplos de cómo serlo!

Escudo papal Francisco

El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles” (Lumen Gentium, 23)

En los siguientes artículos vamos a tratar de comentar la primera Carta Encíclica del Papa Francisco. De título “Lumen fidei” y trata, efectivamente, de la luz de la fe.

La Fe y la Teología

Fe y teología

36. Al tratarse de una luz, la fe nos invita a adentrarnos en ella, a explorar cada vez más los horizontes que ilumina, para conocer mejor lo que amamos. De este deseo nace la teología cristiana. Por tanto, la teología es imposible sin la fe y forma parte del movimiento mismo de la fe, que busca la inteligencia más profunda de la autorrevelación de Dios, cuyo culmen es el misterio de Cristo. La primera consecuencia de esto es que la teología no consiste sólo en un esfuerzo de la razón por escrutar y conocer, como en las ciencias experimentales. Dios no se puede reducir a un objeto. Él es Sujeto que se deja conocer y se manifiesta en la relación de persona a persona. La fe recta orienta la razón a abrirse a la luz que viene de Dios, para que, guiada por el amor a la verdad, pueda conocer a Dios más profundamente. Los grandes doctores y teólogos medievales han indicado que la teología, como ciencia de la fe, es una participación en el conocimiento que Dios tiene de sí mismo. La teología, por tanto, no es solamente palabra sobre Dios, sino ante todo acogida y búsqueda de una inteligencia más profunda de esa palabra que Dios nos dirige, palabra que Dios pronuncia sobre sí mismo, porque es un diálogo eterno de comunión, y admite al hombre dentro de este diálogo. Así pues, la humildad que se deja ‘tocar’ por Dios forma parte de la teología, reconoce sus límites ante el misterio y se lanza a explorar, con la disciplina propia de la razón, las insondables riquezas de este misterio.

Además, la teología participa en la forma eclesial de la fe; su luz es la luz del sujeto creyente que es la Iglesia. Esto requiere, por una parte, que la teología esté al servicio de la fe de los cristianos, se ocupe humildemente de custodiar y profundizar la fe de todos, especialmente la de los sencillos. Por otra parte, la teología, puesto que vive de la fe, no puede considerar el Magisterio del Papa y de los Obispos en comunión con él como algo extrínseco, un límite a su libertad, sino al contrario, como un momento interno, constitutivo, en cuanto el Magisterio asegura el contacto con la fuente originaria, y ofrece, por tanto, la certeza de beber en la Palabra de Dios en su integridad.

Lumen fidei

La teología vive de la fe.

Esta expresión, contenida en este apartado de la Lf, indica más que bien una verdad que muchas veces se olvida pero que es esencial para el pensamiento y la creencia del católico. Nos muestra, además, el camino a seguir en ese especial aspecto de la luz de la fe. También ilumina aquello que tiene que ver, más directamente, con el misterio de Dios Nuestro Señor.

Existe, pues, una relación directa entre teología y fe. Por eso no se puede entender una ciencia que busca al Padre para entender lo que pueda ser capaz de entender acerca de Quien nos creó y la confianza que se pone en el Todopoderoso que, en efecto, nos creó y mantiene.

En realidad, es cierto que siendo luz la fe nos ayuda a buscar allí donde podemos encontrar oscuridad. Y si la misma tiene relación con aquello que sabemos de Dios la misma nos auxilia en el deseo de alcanzar las praderas del definitivo Reino del Todopoderoso sabiendo, a corazón cierto, a qué nos referimos cuando hablamos de Quien es Dios. Por eso existe una relación entre fe y teología y por eso la primera sirve para bien de la segunda.

Pero por eso mismo no vaya a creerse, como bien dice el Papa Francisco, que Dios es como una especie de objeto que estudia la teología o, por decirlo de otra forma, como un fin de tal manera idealizado que sólo se pretenda alcanzarlo para “saber más” del mismo pero sin consecuencia alguna en la vida del creyente. Y es que existe un vínculo muy distinto entre teología y fe.

Se participa, digamos, del conocimiento, sí, a partir del conocimiento que del mismo nos da la teología pero no es posible eso sin el camino que traza la fe para que eso sea posible. No podemos, pues, desvincular, como realidades separadas, la una de la otra.

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