InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Junio 2013

5.06.13

La responsabilidad de ser católico

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Decir que se es católico y no demostrarlo es mala cosa. Pero, más que nada es, exactamente, lo que no puede hacer quien lo sea.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Vaticano

Cualquier persona medianamente informada sabe y reconoce que la situación por la que está pasando la fe católica en occidente no deja de ser preocupante y que se siembra un alejamiento de Dios a quien se quiere dejar de lado o, simplemente, olvidar.

Existen numerosas asechanzas del Mal que, ora por un tema ora por otro, no cejan de cercenar los principios que, por cierto, dieron forma a la civilización occidental y, en el caso concreto de Europa, además, la constituyeron como entidad importante dentro del concierto universal.

Sin embargo, una involución se está llevando a cabo que, desde el punto de vista de un creyente no puede dejar de preocupar ni de plantearle más de una pregunta sobre si, a lo mejor, tiene algo de culpa en la realidad que puede apreciar a su alrededor cuando no en sí mismo.

Es bien cierto que nadie ha dicho nunca (y si lo ha hecho ha mentido) que ser cristiano, aquí católico, sea fácil. Es más, más bien es al contrario porque el símbolo que, sobre todos, define a los discípulos de Cristo es, precisamente, la cruz. Y una cruz es, suele ser, difícil de llevar y, a veces, incluso de soportar como tal.

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4.06.13

Un amigo de Lolo - Seguir, siempre, a Dios

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Lo que ha de querer el Padre es que sus hijos lo tengan en cuenta para su diario vivir. Y eso, claro, ha de ser siempre y no al dictado de nuestra conveniencia.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Seguir, siempre, a Dios

“El que pisa la senda de Dios, no hay miedo que se convierta en estatua de Sal”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (336)

Cuando las personas que hemos sido bautizadas y, entonces, inscritas en el libro eterno de la fe, tenemos conciencia de que somos hijos de Dios es lógico que nos hagamos muchas preguntas. Con ellas no es que dudemos del Creador sino que, como seres humanos, pretendemos encontrar alguna respuesta a los muchos misterios que nos vamos encontrando en nuestro camino de creencia en Dios Todopoderoso y en la senda que nos lleva hacia su definitivo Reino.

Sin duda que optamos por el trayecto vital que se nos propone desde nuestro corazón donde habita, como en un templo, el Espíritu de Dios porque sabemos que es lo mejor e, incluso siendo egoístas, porque nadie que esté en su sano juicio sería capaz de rechazar la vida eterna junto al Creador. Y eso supone, claro, mucho más que un simple asentimiento a lo que Quien nos creó dice que sería conveniente, para nosotros, seguir.

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3.06.13

Serie oraciones-invocacionesConsagración al Sagrado Corazón de Jesús

Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dirigirse a Dios es un privilegio que sólo tienen aquellos que creen en el Todopoderoso. Debemos hacer, por tanto, uso de tal instrumento espiritual siempre que seamos capaces de darnos cuenta de lo que supone.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones –Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

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2.06.13

La Palabra del Domingo - 2 de junio de 2013

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar a quien lo necesita es mostrar, a la perfección, que hemos entendido lo que significa ser hijo de Dios.

Lc 9, 11b-17

Biblia

“Les hablabla acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. 12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: ‘Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.’13 El les dijo: ‘Dadles vosotros de comer.’ Pero ellos respondieron: ‘No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.’ 14 Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: ‘Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.’ 15 Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos. 16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. 17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.”

COMENTARIO

Confianza, plena, en Dios

Algunos sostienen que aquella multiplicación de los panes es algo simbólico y que, en realidad, Jesús no hizo tal cosa sino que se supone que quería decir algo así como que es importante compartir, etc.

Sin embargo, los creyentes estamos más que seguros de que si de aquello dejó constancia el evangelio era porque sucedió y porque era muy importante entender lo que eso quería decir.

Jesús sabe que toda aquella muchedumbre difícilmente podría ser alimentada por vías humanas. En realidad, haría falta una cantidad de dinero muy elevada de la que no disponía el Hijo de Dios ni sus apóstoles.

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1.06.13

Serie P. José Rivera - Gracias P. Rivera

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar gracias a Dios por las personas que, entre nosotros, suscita para que seamos mejores, debería ser, siempre, objetivo primero de nuestra existencia.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Gracias P. Rivera

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Así empezamos esta serie. Era importante destacar que el P. José Rivera había sido eso. Pero también, a lo largo de la misma, hemos podido comprobar que tenía unas facetas que nos lo han descubierto (para las personas que no lo conocimos, claro) como mucho más que eso que era.

Así, por ejemplo, hemos visto que era, y es, profeta; que era, y es, poeta; que tenía, y tiene, de la psicología humana, una comprensión difícil de alcanzar si no es tiene la gracia de Dios que dirija una existencia. Y así podríamos estar mucho rato porque el José Rivera Ramírez, sacerdote toledano, fue, y es, mucho más.

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