InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Junio 2013, 25

25.06.13

Un amigo de Lolo - Acercarse a Dios en la tribulación

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Ante el dolor que, seguramente, nos hará caer en más de un abismo, no nos queda otra que tener siempre presente el sufrimiento de Cristo.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Acercarse a Dios en la tribulación

“Unos minutos de altura se valen para renacernos de todos los agotamientos”.
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (854)

Como está más que demostrado que, de una manera o de otra, sufrimos en nuestra vida más de una vez y más de muchas, no es esto lo que nos ocupa sino aquello que puede resultarnos de beneficio en unos momentos en los que lo pasamos mal o en los que, sencillamente, suframos el zarpazo de algún determinado padecimiento.

Desesperarse no es muy aconsejable para un cristiano. Perder la esperanza y como decirle no a Dios, que hemos dejado de creer en su santa Providencia y que, a lo mejor, nada de lo que nos han dicho y hemos sostenido, es cierto. Por eso desesperarse es caer por un abismo negro que sólo puede llevar a la perdición de nuestra alma y, con ella, nosotros mismos.

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