InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2013, 28

28.01.13

Tomás de Aquino, Santo

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Aquellos hijos de Dios que han querido hacer rendir sus talentos son aquellos a los que el Creador ha de tener más en consideración. ¿A qué esperas?

Y, ahora, el artículo de hoy.

Santo Tomás de Aquino

Hay personas, en la historia de la Iglesia católica, que deslumbran porque en su día fueron muy importantes, lo fueron muchos años después, lo son ahora mismo y, seguramente, lo serán aún cuando hayan pasado muchos siglos.

Nombrar a Santo Tomás de Aquino, santo que celebramos, precisamente, hoy, es decir mucho más de lo que significan las sílabas que forman el nombre de aquella persona que, allá por el siglo XIII (¡vaya siglo, podemos decir, con santos como Francisco de Asís, Clara de Asís, Domingo de Guzmán, Simón Stock, Isabel de Hungría, Fernando III, Buenaventura, Antonio de Padua, Alberto Magno…!) iluminó tanto la vida de la Esposa de Cristo que perdura y perdurará aquella luz.

Cualquier biografía de Tomás de Aquino dice cosas como que fue “Filósofo, teólogo, doctor de la Iglesia (Angelicus Doctor: Doctor Angélico), patrono de las universidades y escuelas Católicas. Nacido en Rocca Secca, en el Reino de Nápoles en 1225 o 1227”; que falleció en Fossa Nuova, 7 de marzo de 1274 y que, entre otros textos, es el autor de la Suma Teológica.

Para las personas muy versadas en la obra del Aquinate es bien cierto que, según dice el P. Iraburu (Gracia y libertad –VI. Santo Tomás de Aquino), “Fue ante todo un religioso santo, de altísima oración contemplativa. Y partiendo siempre de la Escritura, de los Padres y de los Concilios, logró, con la ayuda de la filosofía aristotélica, convenientemente evangelizada, una maravillosa síntesis filosófica y teológica”.

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