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9.12.12

La Palabra del Domingo .- 9 de diciembre de 2012

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¿Habrá algo peor para un cristiano que renegar de Dios por ser políticamente correcto?, puedes preguntarte. Pues sí lo hay: persistir en tal error

Y, ahora, el artículo de hoy.

Biblia


Lc 3,1-6

1 En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; 2 en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.3 Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; = 5 = todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. = 6= Y todos verán la salvación de Dios. =

COMENTARIO

Lo que dice el Bautista, Juan

Los datos lo dicen con toda claridad. En un momento determinado de la historia de la humanidad en el imperio romano a una persona muy concreta, un hijo, el hijo, de Zacarías e Isabel, Dios le dirigió la Palabra, Su Palabra. Había llegado el momento de que se manifestase, otra vez, al mundo, el Creador. Y Juan, aquel profeta que vivía el desierto, había sido la persona elegida.

Juan, como sabemos, era pariente muy cercano de Jesús. Primos carnales, para más señas. Y por sus venas corría sangre divina: en el caso de Jesús, por ser María su Madre y en el caso de Juan por haber querido Dios que naciese, de aquella mujer a la que llamaban estéril, el último profeta del Antiguo Testamento.

Y Juan había venido para anunciar al Cordero de Dios. y, para eso, tenía que decir lo que muchas personas no querían escuchar. Pero lo tenía que hacer… y lo hizo.

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