InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Septiembre 2012

25.09.12

Un amigo de Lolo - Vivir con o sin Dios

Por la libertad de Asia Bibi .

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Por el respeto a la libertad religiosa

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Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Vivir con o sin Dios

“Hay cosas sin las que uno no puede vivir, como el oxígeno, el agua y el sol, pero ¿sin Dios? ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (420 )

Nadie puede negar que el ser humano tiene, está dotado y hace uso de ella, una libertad que, a no ser que esté violentada por algún tipo de poder, es una garantía de vida y sin la que, además, se puede entender ostente una existencia realmente humana.

El ser creado por Dios a su imagen y semejanza es materia pero no puede ni debe olvidar que también es espíritu. Al igual que mantiene la primera ha de hacer lo propio con el segundo porque sería impropio de un hijo del Creador que tuviera como exponente de su existencia la pura materia que, cuando llegue el momento, será destruida en su sustancia quedando, tan sólo, como destinataria de su propio futuro.

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24.09.12

Serie Huellas de Dios .-10.- Orar es tener, siempre, presente a Dios

Por la libertad de Asia Bibi. .

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Presentación de la serie

Huellas de Dios

Las personas que no creen en Dios e, incluso, las que creen pero tienen del Creador una visión alejada y muy distante de sus vidas, no tienen la impresión de que Quién los mira, ama y perdona, puede manifestarse de alguna forma en sus vidas.

Así, cuando el Amor de Dios lo entendemos como el actuar efectivo de quien no vemos puede llegar a parecernos que, en definitiva, poco importa lo que pueda hacer o decir Aquel que no vemos, tocamos o, simplemente, podemos sentir.

Actuar de tal manera de permanecer ciego ante lo que nos pasa y no posibilitar que Dios pueda ser, en efecto, alguien que, en diversos momentos de nuestra vida, pueda hacer acto de presencia de muchas maneras posibles.

En diversas ocasiones, por tanto, se producen inspiraciones del Espíritu Santo en nuestro corazón que muestran la presencia de Dios de forma firme y efectiva. Las mismas son, precisamente, “Huellas de Dios” en nuestras vidas porque, en realidad, nosotros somos su semejanza y, como tal, deberíamos encontrar a nuestro Creador, sencillamente, en todas partes.

No es algo dado a personas muy cualificadas en lo espiritual sino posibilidad abierta a cada uno de nosotros. Por eso no podemos hacer como si Dios estuviera en su reino mirando a su descendencia sin hacer nada porque cada día, a nuestro alrededor y, más cerca aún, en nosotros mismos, se manifiesta y hace efectiva su paternidad.

Las huellas de Dios son, por eso mismo, formas y maneras de hacer cumplir, en nosotros, la voluntad de Creador que, así, nos conforma para que seamos semejanza suya y, en efecto, lo seamos porque, como ya dejó escrito San Juan, en su primera Epístola (3, 1) es bien cierto que, a pesar de los intentos de evadirse de la filiación divina, no podemos preterirla y, como mucho, miramos para otro lado porque no es de nuestro egoísta gusto cumplir lo que Dios quiere que cumplamos.

Sin embargo, el Creador no ceja en su voluntad de llamarnos y sus huellas brillan en nuestro corazón siendo, en él, la siembra que más fruto produce.

10.- Orar es tener, siempre, presente a Dios

Nuestra vida, nuestra cotidianeidad, está llena de circunstancias que nos pueden hacer pensar que la cercanía de Dios no es, precisamente, demasiado buena.

Sin embargo, bien sabemos que hay una forma, propia de un cristiano y, en general, de todo creyente, de tener presente a Dios y, si somos los suficientemente receptivos, escuchadores, en nuestro corazón, de Su voz: la oración.

En su libro titulado “Camino de la Esperanza”, el Cardenal Vietnamita Nguyen Van Thuan nos dejó este testimonio, que viene a ser, digamos, una clara advertencia a todo cristiano:

“Un día hablé con el Padre Provincial de una gran congregación sobre la crisis del sacerdocio y las vocaciones religiosas. El me dijo que habían enviado una carta a todos los hermanos que habían dejado el sacerdocio para preguntarles por qué lo habían hecho. Todos contestaron. Y sus respuestas revelan que no se habían ido por problemas sentimentales, sino porque no oraban. Algunos dijeron que habían dejado de rezar hacía muchos años”

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23.09.12

La Palabra del Domingo - 23 de septiembre de 2012

Por la libertad de Asia Bibi .

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Mc 9, 30-37

Biblia

30 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, 31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.»32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.33 Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?» 34 Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.35 Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» 36 Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: 37 «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»

COMENTARIO

Como niños

Jesús, que conocía y comprendía la naturaleza humana y sabía por lo tanto, cual era la verdadera razón del comportamiento de sus discípulos. Él sabía cual era su misión y que, por eso, debía de transmitir la verdadera Ley de Dios y tratar de que aquellos que serían sus testigos (en el sentido más puro, mártires) tuvieran claro cierto tipo de cosas porque de eso dependía una transmisión correcta.

Es evidente que sus discípulos no podían entender, aún, lo que oían de la boca del Maestro. Que lo fueran a juzgar y a ajusticiar no cabía en su pensar de hombres. Eso lo harían más tarde cuando, precisamente, ocurra lo que les dice y se den cuenta, de verdad, de que lo que les decía era totalmente cierto. Ahora, al contrario, la profecía de Jesús sólo podía producirles malestar y desasosiego.

Como hombres temen preguntar. Esto sólo podía ser debido a dos razones: o era bien porque temían que descubriera su ignorancia (¡cómo si no lo supiera el Mesías!) o porque temían que conociera su verdadera ambición (¡cómo si no lo supiera el Enviado!).Tenían a Jesús por hombre, como lo era, pero sólo por hombre, y tras su muerte, alguno de ellos debía de sucederle. Ese era su pensar. Cosas de hombres, de ambición humana y de reconocible voluntad equivocada.

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22.09.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 21.- El santo optimismo cristiano

Por la libertad de Asia Bibi.

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Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

21.- El santo optimismo cristiano

La vida que nos ha tocado vivir bien puede decirse que, en muchas ocasiones, nos lleva por caminos no muy agradables que nos pueden hacer caer en un pesimismo que no puede permitirse el católico. Quien se sabe hijo de Dios y tiene al Todopoderoso como Padre sabe, ha de saber, que nada ha de temer y, por lo tanto, ha de mantener siempre una actitud optimista pues nadie puede contra Él.

Y lo que a continuación traigo es lo que, para este católico, supone saber que todo lo puede Aquel que me conforta.

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21.09.12

Eppur si muove - ¿La Iglesia católica sirve al dinero?

Por la libertad de Asia Bibi.

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Todo el mundo conoce aquella expresión de Jesucristo acerca de que no se puede servir a Dios y al dinero (cf. Mt 6, 24) porque es más que probable que se acabe sirviendo al segundo en detrimento del Creador.

Esto significa, también, servir al mundo pues bien podemos entender que Cristo se refiere no sólo a la vertiente económica sino, en general, a un servicio de entrega a la mundanidad y a la carne frente al espíritu y a lo divino o, por decirlo pronto, un estar más a la horizontalidad que a la verticalidad que nos une con Dios.

Pues bien, en muchas, demasiadas ocasiones, se acusa a la Iglesia católica, en su jerarquía, de no preocuparse tanto de Dios como del dinero o el mundo. Y eso, como es lógico, es falso de toda falsedad.

No vamos a entrar, ahora, en el debate, del supuesto dinero, mucho dicen, que tiene la Esposa de Cristo ni en las supuestas riquezas que también, se supone, tiene la Iglesia católica. Sí, sin embargo, a lo que se supone que no hace porque si sirve al dinero, en opinión de muchos, no sirve a Dios o, lo que es lo mismo, a la voluntad de Dios de atender a los más necesitados y a aquellos que estén ávidos de atenciones porque, en verdad, las necesitan.

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