InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Julio 2012

11.07.12

Así de desalmada se puede llegar a ser

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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El ser humano, creación cumbre de Dios cuando supo que lo había hecho muy bien, se debería caracterizar por tener un comportamiento hacia su especie digno de ser llamado como humano o humanizador.

Sin embargo, hay personas que, lejos de comportarse como deberían comportarse lo hacen de una forma poco presentable y, como poco, triste.

Tiene nombre o, al menos, dice que uno es el suyo (lo digo por si ha simulado que lo sea). Esta persona no es anónima porque hubiese buscado tal forma de comportamiento ante la sociedad que podía entender como poco ejemplar lo que ha hecho. Sin embargo, como de forma chulesca o para dar con su actitud en los morros de quien así se entienda aludido, no ha evitado que se sepa su nombre.

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10.07.12

Un amigo de Lolo - El milagro del ser humano

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

El milagro del ser humano

Cada segundo de la vida humana supone un milagro, muchos milagros
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (80)

La Providencia de Dios y el sentido que de la misma se tiene desde un punto de vista cristiano, aquí, católico, debería ser motivo grande de preocupación por lo que supone preterirla en nuestras acciones, tenerla como no puesta en nuestra vida y, en fin, haciendo como si se tratase de una realidad de la que podemos prescindir.

Dios, que lo creó todo y todo lo mantiene, ni está alejado de su Creación ni, por lo tanto, la ha dejado de su mano para que, aunque con libertad donada, haga lo que le venga en gana olvidándolo. Es bien cierto que, como las hojas de los árboles, cualquier viento de doctrina puede movernos de un lado a otro pero siempre, siempre, sabemos que tenemos a Dios a la espera de nuestro regreso a su Reino.

Sabemos, sin embargo y a pesar de lo que podemos hacer desde un punto de vista egoísta, que Dios sabe lo que a cada cual nos conviene y que, por ejemplo, no siempre obtenemos lo que pedimos en la oración porque es más que probable que una cosa sea lo que queremos y otra, muy distinta, lo que de verdad nos conviene.

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9.07.12

Meditaciones sobre el Credo 11.- La resurrección de la carne

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Explicación de la serie

El Credo

El Credo representa para un católico algo más que una oración. Con el mismo se expresa el contenido esencial de nuestra fe y con él nos confesamos hijos de Dios y manifestamos nuestra creencia de una forma muy concreta y exacta.

Proclamar el Credo es afirmar lo que somos y que tenemos muy presentes en nuestra vida espiritual y material a las personas que constituyen la Santísima Trinidad y que, en la Iglesia católica esperamos el día en el que Cristo vuelva en su Parusía y resuciten los muertos para ser juzgados, unos lo serán para una vida eterna y otros para una condenación eterna.

El Credo, meditar sobre el mismo, no es algo que no merezca la pena sino que, al contrario, puede servirnos para profundizar en lo que decimos que somos y, sobre todo, en lo que querríamos ser de ser totalmente fieles a nuestra creencia.

La división que hemos seguido para meditar sobre esta crucial y esencial oración católica es la que siguió Santo Tomás de Aquino, en su predicación en Nápoles, en 1273, un año antes de subir a la Casa del Padre. Los dominicos que escuchaban a la vez que el pueblo aquella predicación, lo pusieron en latín para que quedara para siempre fijado en la lengua de la Iglesia católica. Excuso decir que no nos hemos servido de la original sino de una traducción al castellano pero también decimos que las meditaciones no son reproducción de lo dicho entonces por el Aquinate sino que le hemos tomado prestada, tan sólo, la división que, para predicar sobre el Credo, quiso hacer aquel Doctor de la Iglesia.

11.- La resurrección de la carne

La resurección de la carne

Es bien cierto que nacemos pero que, también, morimos. Es un principio y realidad de la vida del ser humano que no podemos olvidar y que, sobre todo, no debemos esconder: estamos hechos para otra vida, la eterna y, por eso mismo, morir es, por así decirlo, un paso necesario para subir a la Casa del Padre y gozar de su Reino Eterno.

Tal es así, que el apóstol de los gentiles escribió que “para mí la vida es Cristo y morir una ganancia” (Flp 1, 21) y mostraba, a la perfección, lo que un discípulo del Mesías debe entender acerca de esta vida y de la que tiene que venir. Vale la pena, pues, reconocerse en el mundo como hijos de Dios y actuar, en consecuencia, sabiendo que Cristo nos está preparando estancias en la Casa de su Padre (cf. Jn 14, 2) y que, cuando sea la voluntad del Creador, allí estaremos de acuerdo a nuestro ser en este mundo (Cristo dijo queEl que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará”, en Mc 16, 16).

¿Pero qué sentido tiene para el cristiano la muerte?

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8.07.12

La Palabra del Domingo .- 8 de julio de 2012

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Mc 6, 1-6

Biblia

“1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen.2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: ¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? 3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?’ Y se escandalizaban a causa de él.4 Jesús les dijo: ‘Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.’ 5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos.6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando”.


COMENTARIO

Tener confianza en Cristo

Jesús caminaba por la tierra de Israel predicando y enseñando la Palabra de Dios. Con su ejemplo demostraba que no era un maestro más sino el Maestro y así muchos decían, a su paso y su voz que, de verdad, enseñaba con sabiduría y como otros que también eran considerados maestros.

Como es lógico pensar, el Hijo de Dios tuvo que ir muchas veces al lugar donde había vivido y, allí mismo, enseñar a los que durante muchos años fueron vecinos de un joven que trabajaba en la carpintería de su padre adoptivo José. Nada, pues, debería de haber de extraño en que predicara allí.

Muchos, sin embargo, no pensaban lo mismo y sí que les parecía algo raro que una persona a la que había visto crecer dijera lo que decía y actuara como actuaba. A lo mejor, además de no haber entendido, en aquellos años, que era el Hijo de Dios, no aceptaban tampoco que uno de los suyos pudiera hacer milagros o hablar con la Verdad siendo el Camino y la Vida.

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7.07.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 11 .- Una virtud como la caridad

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

11.- Una virtud como la caridad

Cuando a un cristiano le preguntan cuál es la primera Ley del Reino de Dios no tarda mucho en decir que es la del amor o, lo que es lo mismo, la de la caridad.

Jesucristo, Mesías enviado por Dios para que el mundo se salvase de la fosa de la que tanto habla el salmista, dijo, en una ocasión que iban a conocer a sus discípulos al ver cómo se amaban. El amor, por lo tanto es signo de pertenencia a la Iglesia fundada por Cristo y desde entonces llamaba católica.

Por lo tanto, llevar al efecto el hecho de amar al prójimo igual que nos amamos a nosotros mismos es algo más que una expresión de confianza hacia el otro porque es, sobre todo, como decir, a obra en grito, que se es hijo de Dios y que se sabe qué supone eso.

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