InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Junio 2012, 25

25.06.12

Meditaciones sobre el Credo 9.- En la Santa Iglesia Católica

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Explicación de la serie

El Credo

El Credo representa para un católico algo más que una oración. Con el mismo se expresa el contenido esencial de nuestra fe y con él nos confesamos hijos de Dios y manifestamos nuestra creencia de una forma muy concreta y exacta.

Proclamar el Credo es afirmar lo que somos y que tenemos muy presentes en nuestra vida espiritual y material a las personas que constituyen la Santísima Trinidad y que, en la Iglesia católica esperamos el día en el que Cristo vuelva en su Parusía y resuciten los muertos para ser juzgados, unos lo serán para una vida eterna y otros para una condenación eterna.

El Credo, meditar sobre el mismo, no es algo que no merezca la pena sino que, al contrario, puede servirnos para profundizar en lo que decimos que somos y, sobre todo, en lo que querríamos ser de ser totalmente fieles a nuestra creencia.

La división que hemos seguido para meditar sobre esta crucial y esencial oración católica es la que siguió Santo Tomás de Aquino, en su predicación en Nápoles, en 1273, un año antes de subir a la Casa del Padre. Los dominicos que escuchaban a la vez que el pueblo aquella predicación, lo pusieron en latín para que quedara para siempre fijado en la lengua de la Iglesia católica. Excuso decir que no nos hemos servido de la original sino de una traducción al castellano pero también decimos que las meditaciones no son reproducción de lo dicho entonces por el Aquinate sino que le hemos tomado prestada, tan sólo, la división que, para predicar sobre el Credo, quiso hacer aquel Doctor de la Iglesia.

9.- En la Santa Iglesia Católica

Santa Iglesia Católica

Para un católico manifestar creencia por la Iglesia que lo acoge es algo más que decir, simplemente, que está en su comunidad de creyentes. Decir, así, que cree en la Iglesia católica es llevar, en su corazón, la voluntad de Dios a pleno cumplimiento.

Nadie puede negar que la Iglesia, en cuanto grupo de personas que tienen una fe sólida y profunda y que fue creada por Jesucristo, haya pasado, a lo largo de su historia, por etapas muy distintas. Así, desde ser un pequeño grupo de personas que procuraban practicar su fe y ser perseguidos por ello, hasta tener un gran poder que se imponía, incluso, al que lo era civil, muchas cosas han pasado en el seno de lo que Cristo quiso fuera su legado.

La Iglesia católica, sin embargo, es un misterio que tiene una relación directa con la Santísima Trinidad pues fue fundada por el Hijo que, enviado por el Padre dejó, para siempre, su Espíritu en el seno de la misma. Pero, además, es una realidad muy compleja que no podemos limitar a lo que de organización tiene porque por muy necesaria que sea la misma no es menos cierto que existe un aspecto, la fe, sin el cual nada se entiende de la llamada, también, Esposa de Cristo. Como tal es guiada por el Espíritu Santo Dios que la anima y la llena por dentro y que, además, la transforma en un medio que sirve a la voluntad de Dios consistente, no lo olvidemos, en hacer alcanzable la salvación de Dios a los hombres o, lo que es lo mismo, un verdadero sacramento de salvación.

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