InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Mayo 2012

26.05.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 6.- Ser tibios en la fe

Hoy es San Felipe Neri.
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Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

6 .- Ser tibios en la fe

Es cierto que la vida del discípulo de Cristo no es fácil si es que llega a tomársela como tal. Dijo el Hijo de Dios que si a Él lo habían perseguido, que no se extrañara nadie de que con los suyos hicieran lo mismo. Por eso, en demasiadas ocasiones no nos conformamos con una vida de tal jaez y actuamos de forma tibia y nos abandonamos al mundo. Vendemos, así, nuestra fe, a lo mejor igual que hizo Esaú con aquel plato de lentejas porque el mundo no es, precisamente, Jacob.

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25.05.12

Eppur si muove - ¿Hay razones para celebrar el 50 Aniversario del CV II?

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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En su día, escribí lo que sigue:

Concilio Vaticano II

El Concilio Ecuménico XXI (…) quiere transmitir pura e íntegra, sin atenuaciones ni deformaciones, la doctrina que durante veinte siglos, a pesar de dificultades y de luchas, se ha convertido en patrimonio común de los hombres

Juan XXIII. Discurso durante la inauguración del Concilio Vaticano II

Parece que el último Concilio que ha Iglesia católica ha celebrado, allá por los años 60 del pasado siglo, ha traído mucha cola espiritual porque muchos creyentes opinan que ha sido para bien y que está siendo para bien pero otros tantos están en la seguridad de que sólo ha traído problemas a la Esposa de Cristo.

Con franqueza tengo que decir que yo estoy, digamos, en las cosas del Señor desde hace apenas 7 años. Por tanto, gran parte de mi vida ha sido integrando el grupo, demasiado grande, de los llamados creyentes “por sacramentos” que son aquellos cuya implicación en la vida de la Iglesia católica se resume a haber recibido algunos sacramentos y poco más.

Por lo tanto, me voy a limitar, en evitación de errores por mi propia parte, a tratar de fijar lo que de bueno haya tenido el Concilio Vaticano II y lo de malo que, para algunos, haya tenido el citado Concilio.

Por mi postura personal al respecto de lo relacionado con la Iglesia católica estoy de acuerdo con una idea que me han hecho llegar según la cual ha de resultar conveniente llevar cabo una, digamos, lectura del Concilio Vaticano II no alejado de la Tradición porque, de no hacerlo así, se correría el riesgo de apartarse en exceso de ella tergiversando, por lo tanto, el mismo sentido del catolicismo.

Bondades del Concilio Vaticano II

Se suele decir que una de las características propias del Concilio Vaticano II ha sido la de suponer una apertura de la Iglesia católica al mundo o, quizá mejor, un nuevo planteamiento en el diálogo entre aquella y aquel. Pero, sobre todo, no se puede negar que ha habido una clara apertura de carácter ecuménico que sin duda alguna está llevando hasta unas buenas consecuencias en actual Santo Padre.

Por otra parte, aunque es cierto lo que arriba he dicho sobre mi conocimiento de las realidades eclesiales, no por eso puedo ignorar que tengo opinión sobre alguna de ellas que, a lo mejor, algunos consideran que no pueden entrar en el apartado de lo bueno que ha hecho el Concilio Vaticano II.

Por ejemplo, una realidad que se ha producido tras el Concilio ha sido lo que podemos denominar “papel activo de los seglares”. Así, se ha ido abriendo y posibilitando la participación de los fieles en la liturgia con lo que se ha alcanzado una mayor integración de los mismos en el devenir diario de la Iglesia católica.

Por otra parte, no podemos dejar de lado que con la “Declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa” reconoce la Iglesia católica a tal principio como uno que lo es fundamental del Estado moderno previniendo, de paso, los posibles ataques a la práctica de la misma.

También, en el diálogo entre razón y fe el Concilio Vaticano II vino a hacer posible una etapa de “apertura mental” (como llama Benedicto XVI a este proceso en el Discurso a la Curia Romana citado infra) que ha posibilitado una reorientación del mismo sin por ello olvidar los principios y valores que la fe defiende y atesora.

Así, por ejemplo, a partir de las consideraciones hechas por el Concilio fue creada, por Juan Pablo II una comisión que revisó el caso de Galileo concluyendo, a la conclusión de la citada comisión (en un discurso de 31 de octubre de 1992) que “La Iglesia ha reconocido los errores del pasado, los errores de los jueces de Galileo

Todo lo dicho hasta ahora tiene, claro, sus propias características y funciones en las cuales, por razones obvias, no podemos entrar.

Seguramente, sin embargo, muchas otras cosas se pueden decir sobre las bondades que el Concilio Vaticano II ha ido produciendo en la vida de la Iglesia católica.

Maldades interpretativas acerca del Concilio Vaticano II

Antes que nada, como queja por la situación general de la documentación del Concilio me han hecho llegar la siguiente: “La dificultad enorme que existe para poder manejar una traducción del concilio aceptable en español, que respete las notas a pie de página (que son clave, pues muchos consensos se consiguieron tras incluirlas)

Tampoco podemos olvidar la secularización.

Es más que probable que una mala interpretación del Concilio Vaticano II llevara a muchos a creerse que aquella no era, en realidad, una desviación importante del comportamiento católico.

Sin embargo, no nos ha de extrañar, entonces, que Benedicto XVI en la visita al Vaticano de los obispos de Brasil, el pasado mes de septiembre, dijera al respecto que “En los decenios sucesivos al Concilio Vaticano II, algunos interpretaron la apertura al mundo no como una exigencia de ardor misionero” sino como “un pasaje hacia la secularización

Tal aspecto malsano derivado del Concilio Vaticano II (aunque no achacable al mismo) lo explica muy bien el Papa: “algunos responsables eclesiásticos” entraron en ‘debates éticos’. Así, agradaban, al parecer ”a las expectativas de la opinión pública pero dejando de hablar de ciertas verdades fundamentales de la fe, tales como el pecado, la gracia, la vida teologal o los novísimos” (es decir, de la muerte, el juicio, el infierno, el cielo o el purgatorio)

Con esto lo único que se ha ido consiguiendo es, precisamente, que se fueran muchos católicos “defraudados y desilusionados” porque, precisamente, secularizar la fe, haciéndola más mundana, no es la mejor forma de atraer a quien busca “alegría y esperanza” en la misma.

Y el ejemplo más claro de la secularización es, precisamente, la Teología de la Liberación de la cual, por ser más que conocida nada aquí se va a decir porque sus efectos también son más que conocidos.

Pero no podemos olvidar otros aspectos:

Perversiones de la liturgia por interpretación, digamos, extensiva, de la apertura de la Iglesia católica. Es decir, el haber entendido de forma equivocada lo que puede suponer la aceptación de la existente variedad de las manifestaciones de la piedad popular, ha llevado, en muchas y conocidas ocasiones, a celebrar la Eucaristía de forma, digamos, excesivamente imaginativa cuando no directamente apartada de la liturgia de la Iglesia católica (ejemplo de esto es la más que conocida forma de celebrar de la Parroquia de Entrevías de Madrid donde comulgar con rosquillas es la menor de las dispersiones)

Muy relacionado con lo arriba dicho no podemos olvidar que el ecumenismo entendido de forma torcida (como apertura de la Iglesia católica a las creencias cristianas) ha supuesto, en algunas ocasiones, la celebración de ceremonias en las que, por ejemplo, por su misma esencia no pueden estar presentes (en la liturgia en sí) pastores que entienden de forma distinta, por ejemplo, la transubstanciación. Y, sin embargo, se producen algunas en las que chirría bastante el ecumenismo para transformarlo, casi, en un buenismo inútil.

Tampoco que en muchas ocasiones se haya querido presentar al Concilio como válido para aplicar la denominada “hermenéutica de la discontinuidad” en la que se defiende una verdadera ruptura entre la Iglesia católica preconciliar y la postconciliar.

Ante esto, Benedicto XVI (además de lo contenido en la cita que abre el artículo de hoy de Juan XXIII) defiende la llamada “hermenéutica de la reforma” al estar de acuerdo con lo que dice Juan XXIII en el Discurso de inauguración del Concilio Vaticano II:

Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del ‘depositum fidei’, y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta -con paciencia, si necesario fuese- ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter predominantemente pastoral”.

Por otra parte, se puede advertir, con cierta facilidad, que Benedicto XVI tiene interés especial por hacer que el Concilio Vaticano no se distorsione en su sentido y, también, que no se produzca un alejamiento (citado arriba) de la Tradición católica. Al fin y al cabo, una cierta tarea de restauración de la misma, algo vapuleada por interpretaciones torticeras de aquel Concilio, resulta fundamental para la misma vida de la Iglesia que pastorea el Santo Padre.

Ejemplo de esto, con lo que estoy totalmente de acuerdo (otras personas seguramente no), son las conversaciones que se mantienen entre el Vaticano y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y que buenos resultados pueden llegar a producir en bien de la misma Iglesia católica.

Seguramente, muchas otras cosas se pueden decir sobre las maldades interpretativas que, a partir del Concilio Vaticano II se han ido produciendo.
Yo les dejo este párrafo del Discurso de Benedicto XVI a los Cardenales, Arzobispos, Obispos y Prelados Superiores de la Curia Romana (22 de diciembre de 2005)

Cuarenta años después del Concilio podemos constatar que lo positivo es más grande y más vivo de lo que pudiera parecer en la agitación de los años cercanos al 1968. Hoy vemos que la semilla buena, a pesar de desarrollarse lentamente, crece, y así crece también nuestra profunda gratitud por la obra realizada por el Concilio”.

Pero mucho más recientemente, en un vídeo-mensaje a los católicos de Francia con motivo, precisamente, de la apertura del Concilio Vaticano II dijo, entre otras importantes verdades, que

El concilio Vaticano II fue y es un signo auténtico de Dios para nuestro tiempo. Si sabemos leerlo y acogerlo dentro de la Tradición de la Iglesia y bajo la guía segura del Magisterio, se transformará cada vez más en una gran fuerza para el futuro de la Iglesia. También deseo vivamente que este aniversario sea para vosotros y para toda la Iglesia que está en Francia ocasión para una renovación espiritual y pastoral. En efecto, de esta manera se nos da la oportunidad de conocer mejor los textos que los padres conciliares nos dejaron en herencia y que no han perdido nada de su valor, con el fin de asimilarlos y de hacer que den frutos para el presente.

Por otra parte, el P. Iraburu, en su artículo “Las reformas de la Iglesia” (InfoCatólica, 08.06.09) dice, manifestando un acuerdo con la idea según la cual el susodicho Concilio ha servido y sirve para algo, que

”El concilio Vaticano II promueve importantes reformas, partiendo siempre del convencimiento de que «toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su propia vocación […] La Iglesia peregrina en este mundo es llamada por Cristo a esta perenne reforma (perennem reformationem), de la que ella, en cuanto institución terrena y humana, necesita permanentemente» (UR 6a). «Ecclesia semper reformanda» es, pues, un lema verdadero, ya que la Iglesia, que «encierra en su propio seno a pecadores, y es al mismo tiempo santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y la renovación» (LG 8c; cf. Gaudium et spes 43f). «Para conseguirlo, la Iglesia madre no cesa de orar, esperar y trabajar, a fin de que la señal de Cristo resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia» (LG 15). Así entiende la Iglesia su propia reforma.

Pues a esto algún que otro teólogo, por ejemplo Hans Küng, lo tiene como cosa de poca importancia y como cree que, en realidad, no hay que nada que celebrar al respecto, precisamente, del 50 Aniversario del Concilio Vaticano II, ha declinado la asistencia a una cala de celebración de lo aquí traído organizada por el Comité Central de los Católicos alemanes y, siendo cierto que es mejor que ciertas personas, como por ejemplo tal teólogo, se mantengan bastante lejos de lo católico no hubiera estado mal que hiciera ver su parecer en tal celebración.

Aunque, a lo mejor, constataba que no estaba muy acompañado ni él ni los que piensan como él.


Eleuterio Fernández Guzmán

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24.05.12

Hay sacerdotes y sacerdotes...

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Hace unas semanas leí en Libertad Digital que esRadio había fichado, para sus programas de fin de semana por la mañana (en concreto, de 11 a 12), al famoso y más que conocido P. Mundina, aquel sacerdote que hace unos años saltó al estrellato televisivo (al menos en España) con sus programas sobre plantas y al que se conocía como el “cura de las plantas".

Sorpresas como ésta le dejan a uno perplejo porque no sabe, a ciencia cierta, a qué atenerse según las circunstancias por las que pasa, por ejemplo, la relación entre el catolicismo y Libertad Digital.

Es más que sabido que César Vidal, cristiano protestante y protestante cristiano, lleva una temporada demasiado larga metiendo el dedo en el ojo al catolicismo. Lo está haciendo, que yo sepa, en Libertad Digital, donde escribe muy sesudos artículos en los que pretende demostrar que España es lo que es (ruin, falsa, ladrona, etc.) porque no es protestante o, mejor, porque es católica.

Hay muchas personas que son católicas y que trabajan, además, en Libertad Digital. Extraña, por ejemplo, que el profesor José Tomás Raga (que es alguien muy alguien en el catolicismo) a la sazón Vice Gran Canciller de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”, diga poco de lo escrito, mucho y demasiado, por César Vidal. A lo mejor lo hace en la intimidad pero aquí no caben intimidades sino públicas manifestaciones pues pública es la ofensa y la difamación que hace César Vidal.

Es de suponer que hay otros católicos en el grupo de Libertad Digital porque otra cosa no es posible.

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23.05.12

Nuevo libro: Beato Juan Pablo II - Reflexiones de un seglar sobre sus enseñanzas.

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Beato Juan Pablo II

Título: Beato Juan Pablo II – Reflexiones de un seglar sobre sus enseñanzas
Autor: Eleuterio Fernández Guzmán
Editorial: Lulu.com
Páginas: 110
Precio aprox.: 5 € en formato libro; 1 € formato pdf
ISBN: 5 800082 924899
Año edición: 2012
Lo puedes adquirir en Lulu.com

Beato Juan Pablo II – Reflexiones de un seglar sobre sus enseñanzas (Eleuterio Fernández Guzmán)

Lo que lo movía era el amor hacia Cristo, al que había consagrado su vida, un amor sobreabundante e incondicionado. Y precisamente porque se acercó cada vez más a Dios en el amor, pudo hacerse compañero de viaje para el hombre de hoy, dispersando en el mundo el perfume del Amor de Dios.

Esto lo dijo Benedicto XVI en la Homilía en la Misa del V aniversario de la muerte del Beato Juan Pablo II. Estaba, por supuesto, en lo cierto y nos pone sobre la pista de aquello que el Papa polaco hizo a lo largo de su papado.

Si hay algo que caracterizó a Karol Wojtyla es que no se arredró, no tuvo miedo (como él mismo dijera tras haber sido elegido sucesor de Pedro) ante el panorama que se le presentaba en su labor de Santo Padre. Y así, todos los campos en los que intervino su Magisterio, se vieron sembrados con la doctrina sabia del Siervo de Dios.

Escribió George Weigel una biografía del Papa polaco que tiene un título bastante ajustado a la realidad y que muestra hasta dónde puede llegar el ser humano que ha comprendido y ha hecho, en su vida, la voluntad de Dios. “Testigo de Esperanza” se titula el mismo.

Y fue testigo porque dio testimonio de la realidad según la cual esperó, y vio como Dios daba, da, al hombre, los bienes que le prometió en la alianza con su creatura.

Por tanto, a lo largo de su vida como Santo Padre, así como en su etapa anterior (más larga como es lógico) mostró que “se puede vencer el mal. Ésta es la fuerza de la esperanza” (Jasna Gora, Polonia 1987)

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22.05.12

Un amigo de Lolo - Decálogo del periodista - 4

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Por otra parte, el Decálogo del periodista que escribió Lolo nos informa, a todas aquellas personas que, de una u otra forma, nos dirigimos a los lectores, que hay una forma cristiana de comportarse y que, aunque a veces podamos incurrir en ciertas extralimitaciones, la intención final ha de ser la que refiere el beato Manuel Lozano Garrido.

Decálogo del periodista según Manuel Lozano Garrido, Lolo

4- Abre pasmosamente tus ojos a lo que veas y deja que se te llene de sabia y frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean.

Ante lo que de bueno hay en la vida podemos adoptar, en esencia, dos actitudes: bien lo tenemos como algo que pasa y, por lo tanto, no le damos mayor importancia o bien, al contario, lo tenemos como puesto por Dios para que nos demos cuenta de la importancia que tiene el Creador en nuestra vida. Y esto último, lo que Dios quiere que conozcamos, también es su voluntad que sea transmitido al resto de hermanos.

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