InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Abril 2011, 23

23.04.11

Serie José María Iraburu - 4- De Cristo o del mundo

El título de esta obra sugiere una idea
central: que los que son de Cristo no son del mundo, y que,
por el contrario, los que son del mundo no son de Cristo

De Cristo o del mundo (Cto.-M)
José María Iraburu

Mejor dicho de tal forma

De Cristo o del mundo

La cita que encabeza este artículo lo dice todo con bastante claridad. Además es lo primero que puede leerse en el libro de José María Iraburu titulado “De Cristo o del mundo”. Por si fuera poco el apartado I de la Introducción lo titula, para que no haya dudas, “Verdades previas” porque es, en efecto, lo que se debe saber antes de continuar o, mejor, dicho, lo que se debe conocer para que nadie se lleve a engaño. Y es, por si no fuera ya suficiente con lo dicho, el anticipo de una gran verdad que, poco a poco, iremos viendo y conociendo.

Lo que hoy pasa

Es bien cierto que el mundo que nos ha tocado vivir goza, en general, de “buena salud” material pero, en realidad, coincide en el tiempo una situación que consiste en “considerar que puede el hombre realizarse a sí mismo, sin necesidad de auxilios sobrenaturales” (1). Y esto, sobre lo que puede recaer el apelativo de pelagiano es, seguramente, el quicio sobre el que se apoya la descristianización (interior y exterior a la creencia en Cristo) que, por desgracia, abunda.

Cuando alguien entiende que se puede valer por sí mismo deja de tener sentido la existencia misma del pecado. Eso le hizo expresar (en un Radiomensaje de fecha 26 de octubre de 1946) a Pío XII que “El pecado del siglo es la pérdida del sentido del pecado” (2). Esto, si lo relacionamos con lo dicho arriba, nos lleva a la conclusión de que “Los cristianos pelagianos de hoy tienen, sin duda, una dificultad insuperable para reconocer la gravedad de los males mundanos, su raíz diabólica, su incurabilidad al margen de la gracia del Salvador” (3).

Y así, en general, están las cosas. Y a aquellos que piensen que, a lo mejor, peca de exageración el P. Iraburu y que debería haber “suavizado” lo que en este libro explica con datos y detalles, les explica su autor, que “Parecen ignorar, en primer lugar, que los cristianos en los que ellos piensan no van a leer siquiera este escrito; circunstancia que no debe ser ignorada. Y en segundo lugar, que de todos modos han de rechazarlo, haya en él expresiones fuertes o suaves. Con mucho menos que esas expresiones –con resolver, por ejemplo, una cuestión dudosa alegando el Catecismo de la Iglesia– tienen bastante para rechazar inapelablemente un libro. Así las cosas, ¿sería prudente echar agua al vino en atención a los que de ningún modo piensan beberlo, ni solo ni con agua?” (4).

Leer más... »