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27.02.11

La palabra del Domingo - 27 de febrero de 2011 - Los afanes del ahora mismo

biblia

Mt 6, 24-34. No os agobiéis por el mañana.

24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. 25 «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? 27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? 28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. 30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? 31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? 32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. 33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. 34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.

COMENTARIO

Los afanes del ahora mismo

El mensaje de Jesucristo es bastante claro, viene que ni pintado para los tiempos que corren y no podemos olvidar de ninguna de las maneras: no se puede servir a Dios y al dinero. Esto es como decir que a Dios hay que darle lo que es de Dios y al César lo que es del César.

Así nos quiere decir que tenemos que hacer una elección y que la misma ha de tener un sentido claro y bien definido: o servimos a Dios o servimos al dinero. Y eso implica que o bien pensamos en el prójimo y entregamos nuestra existencia a su defensa y servicio o bien hacemos lo contrario y actuamos de forma egoísta pensando, en exclusiva, en lo nuestro y en nuestros intereses.

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