El Karma de Carmen, Chacón, no se cuadra ante la Santa Misa
Cuando una persona, que no es de habla catalana, se refiere a la actual dizque ministra de Defensa, tiene la tendencia, por ser políticamente correcta (y de una poco entendible) a llamarla “Carma” porque, en efecto, en el dialecto barcelonés de aquella lengua española, se dice de tal forma.
Por una de las casualidades de la vida, la palabra Karma, pronunciada exactamente igual que la pronunciación del nombre de la dizque ministra de Defensa, tiene mucho que ver con la forma de actuar de esta individua que, en mala hora, llegó a la cartera que dirige los cuerpos de ejército españoles.
Querer negar que el catolicismo ha sido, y es, la creencia en la que se ha apoyado España para salir adelante es querer negar la realidad; pretender, además, eliminar la Santa Misa de determinados actos castrenses es ir demasiado lejos y tratar de imponer un pensamiento claramente totalitario.
Pues la dizque ministra de Defensa ha superado el listón de bajeza moral y ha prohibido, exactamente, la Santa Misa en determinados actos castrenses.
