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8.08.09

La Palabra del Domingo - 9 de agosto de 2009 - Yo soy el pan vivo

biblia

Jn 6, 41-51. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.

41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: Yo soy el pan que ha bajado del cielo.42 Y decían: ¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?

43 Jesús les respondió: No murmuréis entre vosotros. 44 Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.

47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.

48 Yo soy el pan de la vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

COMENTARIO

El pan antiguo y el pan de la salvación

1.-Cuando no se quiere entender algo, resulta bastante difícil que el conocimiento de determinada realidad nos llegue donde arraigue para siempre. En este caso, bien podemos ver que los que rodean a Jesús, muchos de sus más cercanos, no quieren entender nada ya que, pegados al mundo, sólo ven lo que para ellos es más obvio, lo más cercano a sus ojos del mundo. Y nada más.

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Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe - 8
Revisar el alma y el corazón

Una mirada al pasado. Y… ¿lamentarte? No: que es estéril. —Aprender: que es fecundo”.

S. Josemaría
Camino, 239

Examinar lo que el creyente hace, piensa o, incluso, lo que no ha hecho o no ha llegado a pensar (por comodidad o comportamiento políticamente correcto) no es nada desdeñable ni, tampoco, se puede olvidar su práctica.

Sin duda es ejemplo de comportamiento cristianamente adecuado.

La cita que encabeza el artículo relativo al examen lo dice todo: no podemos lamentarnos, como si no fuera importante para nosotros pensar qué hacemos como cristianos, si llevamos una vida de tal guisa que, en verdad, se nos pueda decir que lo somos.

Y, sobre todo, no olvidar lo más importante: aprender de los errores en el conocimiento de que mejor cristiano no es quien no se equivoca nunca sino el que, sabiendo que se equivoca, pide perdón, se levanta y sigue adelante.

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