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6.07.08

La Palabra del Domingo - 6 de julio de 2008

Me gustaría, antes de empezar la publicación del contenido de la Categoría denominada “Apostolado laico - La Palabra del Domingo” advertir que, como indica el propio título de la misma, el que esto escribe no es teólogo ni sacerdote ni religioso. Por tanto, los comentarios que, desde hoy domingo, se vayan a hacer a los textos Sagrados se hacen desde una óptica propia de un laico que tiene, más que nada, un sentido meramente significativo para la vida ordinaria de la persona que, no habiendo sido consagrada para alguno de los estados propios de la consagración, se siente en la obligación fraterna de compartir la luz de la Palabra de Dios.

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6 de julio de 2008

Mt 11: 25-30

Biblia

25 En aquel tiempo, Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños.

26 Sí, Padre, porque así lo has querido.

27 Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

28 Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.

29 Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.

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Juan Pablo II Magno - El hombre

El hombre, el ser humano creado por Dios y al que insufla, en su espíritu, la Ley Natural que, desde el Padre, le trae la vida, fue, a lo largo de la existencia de Juan Pablo II Magno, el eje fundamental de su devenir como Santo Padre.

Juan PAblo II Magno

Sabiendo que el hombre tiene en Jesucristo un modelo donde mirarse y una luz desde donde orientar su vida, no era de extrañar que, precisamente, la primera de sus Encíclicas (4 de marzo de 1979) tuviera el nombre que tenía y la dedicara a Quien la dedicó: “Redemptor hominis” (Rh desde ahora) y a Jesucristo, Hijo de Dios, hombre y hermano nuestro.

¿Qué importancia puede tener que el semejante la tuviera tanta para el Papa venido del este del telón de acero y que fuera Jesucristo el que diera solución efectiva a las cuestiones radicalmente importantes de su vida?

Ya son muy conocidas las frases dichas por Juan Pablo II Magno al poco tiempo de ser elegido sucesor de Juan Pablo I. Aquellas expresiones sobre el miedo, en un tiempo como el que nos ha tocado vivir, causaron, entonces un estupor importante pero, a la vez, supusieron una especie de trampolín espiritual desde el que arrojarse, directamente, al mundo a transmitir la Palabra de Dios y a hacerla carne en la vida ordinaria.

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