Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Es bueno saber cómo somos

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Es bueno saber cómo somos

 

“A la santidad hay que darle cara con una firme decisión, pero anteponiendo los límites de la naturaleza y dando un margen bien hecho a la obra rotunda. La santidad parte así de un estado evidente y toda su estrategia ha de estar embebida de realismo.” (El sillón de ruedas, p. 156)

 

¡Qué razón tiene el Beato Manuel Lozano Garrido cuando dice esto que nos dice!

Esto lo decimos porque sí, a lo mejor creemos que ser santos no resulta demasiado fácil. Pero, según esto que aporta el Beato de Linares (Jaén, España) lo que pasa es que pueda que no sepamos exactamente ni de dónde hay que partir ni, sobre todo, en Quien debemos apoyarnos.

El caso es que, como nos dice Lolo, no cabe ansiar la santidad como si fuera algo de poca importancia aunque sepamos que no lo es. Es decir, firmemente debemos querer ser santos porque el mismo Hijo de Dios nos dijo que debíamos ser perfectos como su Padre del Cielo lo era (y lo es, claro está).

Querer, eso, ser santos y alcanzar la santidad ha de partir de nosotros mismos porque ya dijo San Agustín eso de que Dios, que nos había hecho sin nosotros no nos iba a salvar sin nosotros. Y eso ha de querer decir que, de nuestra parte, debemos poner más que bastante: exactamente, todo.

Por tanto, si queremos ser santos no podemos hacer como si no fuera importante serlo sino, al contrario, siendo plenamente conscientes que eso es lo que quiere Dios de nosotros. Y nosotros, por tanto, ponerlos a la labor, con esfuerzo sí pero, a la vez, sabiendo que el fruto de tal forma de proceder va a ser más que importante: alcanzar la vida eterna.

Es cierto que nosotros debemos ponerlo todo de nuestra parte (también es que muchas veces no queremos…) pero no podemos olvidar que aquí, en este, digamos, “negocio”, quien más cuenta es Quien todo lo ha creado y todo mantiene. Y eso es así porque Dios mismo quiere nuestra salvación, ansía nuestra santidad porque, como hemos dicho arriba, nos quiere perfectos como es Él…

No podemos, de todas formas, dejar de reconocer que somos como somos y eso, muchas veces, va a lastrar una voluntad que puede ser la mejor del mundo pero, como dejó dicho San Pablo (porque se conocía muy bien) a veces queremos hacer el bien pero hacemos el mal… Y es que si nacemos con el pecado llamado original al mismo vamos añadiendo una lista mayor o menor pero lista, al fin y al cabo.

Es necesaria, pues, la realidad, la más cruda realidad de lo que somos aunque eso no quiera decir que no tengamos solución y que vayamos a caer, hagamos lo que hagamos, en las garras del Mal. No. Eso quiere decir que si queremos, si de verdad queremos, está a nuestro lado Aquel que nos ha creado, el ejemplo de su Hijo Jesucristo, de su Madre, la Virgen María y de todos los santos que en el Cielo son y están.

Aquí, creemos, lo que verdad importa es que es muy bueno y está la mar de bien conocernos a nivel, digamos, espiritual. Así, primero, sabremos del pie que cojeamos pero, luego, inmediatamente, también que todo esto también tiene remedio y es la fe, la perseverancia, la oración y, en fin, todo lo que nos une a Quien nos quiere a su lado.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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