Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Esperanza siempre puesta en Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Esperanza siempre puesta en Dios

 

“Vuelvo al recuerdo y veo al sufrimiento como un sereno que va apagando una por una las luces del camino, y a la Providencia que sale a las encrucijadas, visible, acariciable, tangible, con su lamparilla nueva y su luz inmaculada para las sombras de la noche que se inicia”. (El sillón de ruedas, p. 116)

 

No se puede decir que el Beato Manuel Lozano Garrido no mirara al sufrimiento a la cara sino que, al contrario, le sostenía la mirada hasta resultar vencedor de aquellos duelos espirituales. Y eso lo muestra en el texto que hoy hemos traído y que, en pocas palabras, nos muestra que todo bien es, a pesar de todo, posible.

Aunque es bien cierto que la figura del sereno, como persona que acude a la llamada de quien no puede entrar en su casa porque tal es su labor, ya ha desaparecido de nuestras calles, el sentido que quiere darla Lolo es más que actual.

Nuestro hermano en la fe nos informa acerca de algo que, sobre el sufrimiento, debemos saber (seguramente ya lo sabemos pero dicho así, es mucho mejor para ser conscientes…) Y es que, como lo hacía el sereno al que nos hemos referido arriba, siempre está presente en nuestra vida.

El caso es que sufrir, de la manera como se refiere el Beato de Linares (Jaén, España), no es fácil porque supone que, en efecto, el padecer va, algo así, como apagando las luces del camino de nuestra vida. Y con tal apagamiento es verdad que podemos ver mucho peor el tal camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios. Y eso no puede ser bueno y es, seguro, malo y más que malo porque no ofrece seguridad sino, al contrario: oscuridad y falta de fuerzas del alma.

Sin embargo, para Lolo no todo está perdido. Bueno, para él y para todo aquel que crea en Dios Todopoderoso y en su santísima Providencia.

Se sufre, sí. Y, sin embargo, nunca debemos perder la esperanza en que Dios siempre está a nuestro lado, que su Hijo Jesucristo nos lleva de la mano y que su Espíritu, que es Santo, va a alimentarnos el alma a través de sus gemidos inefables. Y todo eso porque nuestro Creador no quiere que nos perdamos, si es el caso, por causa del sufrimiento.

Lo que nos dice nuestro hermano en la fe es que sí, que Dios nos sale al encuentro, cuando sufrimos, y lo hace de forma visible, en nuestro corazón, acariciable, porque nos ama y tangible porque, en verdad, es así. Y así lo creemos si lo creemos así…

Todo, pues, es nuevo cuando Dios se interpone entre el sufrimiento y nosotros o, mejor, cuando compensa el sufrimiento con su Amor y todo lo que pudiera parecer imposible se convierte, por arte de tal Amor no sólo en posible sino en exacto, así, como quiere que sea nuestro Padre del Cielo.

Todo, en este caso, es Luz. Y lo es porque es la de Dios que, ante el sufrimiento que tanto puede oscurecer nuestro corazón y tantas suspicacias sobre nuestra fe puede hacer nacer en nosotros, quiere, decimos, nuestro Padre, que las cosas no sean así, que veamos todo con unos nuevos ojos y un corazón saneado, un alma sanada.

Podíamos decir, sin temor a equivocarnos, que nuestra esperanza ha de estar siempre puesta en Dios. Así, el sufrimiento lo será menos porque podremos haber sido capaces de sobrenadarlo, en bella y exacta expresión de nuestro Beato Lolo.

 

       

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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