Mientras algunos ladran...

Algunos contenidos de la nueva Ley de Libertad Religiosa están poniendo de manifiesto la verdadera intención del Ejecutivo laicista-abortista de Rodríguez Zapatero. Como son lo que son los que nos desgobiernan otra cosa, francamente, no pueden hacer porque ni saben ni lo entenderían posible.

Pero lo mejor de todo esto no es lo que pueda decir un texto elaborado por personas ajenas a lo religioso y por conmilitones del relativismo y el hedonismo, la obligatoriedad homosexual promovida y cualquier otro tipo de hecho políticamente correcto. No. Lo mejor es lo que hace que se cumpla la antigua expresión: “ladran, luego cabalgamos”.

Siempre está bien saber quiénes son las personas que dicen algo sobre la nueva malhadada norma que pretende inmiscuirse en las creencias ajenas porque, de forma automática, nos dará el lugar exacto en el que se encuentra tal engendro.

Como era de esperar son los de siempre porque son los que, siempre, vociferan o, mejor, ladran, en contra de la Iglesia católica, los que se han dedicado a despotricar como sólo lo pueden hacer los que son portadores del mal para la Esposa de Cristo como así lo han demostrado históricamente.

Por ejemplo, dice Gaspar Llamazares, diputado de Izquierda Unida, que “Si vamos a reformar la ley, no deberíamos quedarnos solo en los elementos simbólicos y de protocolo, que bienvenidos sean, sino que tendría que abordarse el sistema de privilegios económicos que tiene la Iglesia” porque “Lo contrario es limitarse a una legislación de mínimos”

Para Llamazares todo lo que se hace en contra de la Iglesia católica le parece de mínimos porque al diputado comunista lo que le mola es lo que hicieron sus antepasados en la Guerra Civil e, incluso, antes. Hay que comprender eso que dice que la cabra siempre tira al monte o aquello otro que dice “donde irá el buey que no are”.

Y habla este individuo de “privilegios económicos” cuando también podría hablarnos de los que tiene él mismo como diputado…

Por su parte, Joan Herrera, elemento de Iniciativa per Catalunya / Verds, acompaña a lo dicho por el comunista Llamazares diciendo que “El gran vacío de este borrador, que tiene elementos muy positivos en lo simbólico, es la financiación“. Y esto porque “Es el gran tema que impide que se avance en la laicidad del Estado. Deben tocarse los acuerdos con la Santa Sede, que vulneran la propia Constitución”

Aquí se vuelve a confundir laicidad con laicismo. No es, tal confusión propia de persona analfabeta sino de ser humano que quiere hacer una cosa y disimula diciendo que quiere otra. Es, por eso mismo, una manifestación de falsedad muy propia de izquierdosos acostumbrados a hacer de su capa un sayo y con los demás que no son de su cuerda lo que les viene en gana.

Pero que los acuerdos con la Santa Sede son contrarios a la Constitución es algo raro porque tengo entendido que son del año 1979 o, lo que es lo mismo, que no es de creer que un acuerdo de tal calado se hiciera en contra de una norma aprobada meses antes (6 de diciembre de 1978)

Para rematar la faena siniestra, Joan Tardà, diputado de Esquerra Republicana cree que “Una verdadera ley de libertad de conciencia debe replantear las relaciones con el Vaticano, revisar los acuerdos de 1979, fruto de las necesidades y miserias de la Transición“.

¡Dale con los acuerdos ¡

Sólo una persona ajena a la realidad de los acontecimientos y llevada por el sectarismo más sectario puede plantear de una forma tan ridícula una tesis de tal jaez. Y es que, efectivamente, si la Transición tuvo miserias fueron, precisamente, las que llevaron a aceptar determinadas ideologías que sólo buscaban, y buscan, la aniquilación del sistema en el que viven muy bien. Pero lo otro era, efectivamente, cuestión de una necesidad derivada del reconocimiento de una realidad social eminentemente católica.

Pueden ver que se ha juntado lo mejor de cada casa para darle ideas al Ejecutivo laicista-abortista de Rodríguez Zapatero, que es la casa misma del mal entorno a la nueva Libertad Religiosa que están pergeñando y que, al parecer, se ha alargado el plazo de su presentación pública por algún que otro cálculo político.

Y es que, al fin y al cabo, cuando algunos ladran es que otros cabalgamos.

Eleuterio Fernández Guzmán

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