Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"- Esfuerzo y entrega

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -14
Esfuerzo y entrega

Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea
S. Josemaría
Camino, 332

Dios, como sabemos, nos entrega unos talentos de los cuales podemos hacer uso o no. Es decir, se trata de una posibilidad, de algo que tenemos en potencia y podemos poner en acto.

También sabemos que el rendimiento de los mismos puede ser, incluso, mayor que el 100% porque siempre podemos hacer lo posible para que, con ellos, los demás también se beneficien de los mismos.

No extraña, por tanto, que S. Josemaría nos diga que no se puede permitir que quien pueda ser “sabio” (es decir, haga rendir sus talentos) por tibieza o por comodidad, prive a la sociedad, de su entrega y su esfuerzo.

Zahiere el corazón el fundador del Opus Dei y nos pone ante nuestra realidad que, muchas veces, no es lo que debería ser. Y lo hace cuando dice que “Tu desidia, tu dejadez, tu gandulería son cobardía y comodidad —te lo arguye de continuo la conciencia—, pero “no son camino“. Es decir, que cuando en el punto 348 aporta esta gran verdad nos da a entender que tal forma de actuar no es la corresponde a un hijo de Dios. No cabe, pues, ni dejar las cosas por hacer, ni no hacerlas cuando corresponde ni, sobre todo, actuar con calculado pensamiento para no hacer nada.

Al respecto de tan importante realidad, muchas veces se le ha achacado al Opus Dei y, así, a la idea que su Fundador tenía sobre el mismo, de una especie de intelectualización de la fe en el sentido de centrar, en exceso, la misma en la formación del cristiano.

Sin embargo, bien sabemos que un discípulo de Jesucristo no puede ignorar las verdades de su fe porque no podrá, en primer lugar, conocerlas y, en segundo lugar, defenderlas cuando corresponda. También que no es posible vivir sin conocer lo que, a nuestro alrededor pasa.

Pero eso no quiere decir que sólo sea necesario tener, digamos, una “cultura” religiosa importante porque “Sólo te preocupas de edificar tu cultura. —Y es preciso edificar tu alma. —Así trabajarás como debes, por Cristo: para que El reine en el mundo hace falta que haya quienes, con la vista en el cielo, se dediquen prestigiosamente a todas las actividades humanas, y, desde ellas, ejerciten calladamente —y eficazmente— un apostolado de carácter profesional” (punto 347).

Construir el edificio del alma…y hacerlo poniendo nuestra visión en el espacio donde nosotros mismos habitamos y convivimos porque no podemos esconder, bajo el celemín, ni la luz ni nuestros talentos para el apostolado.

Por eso no podemos hacer dejación de nuestra grave obligación de entrega y esfuerzo: “Aprovéchame el tiempo. —No te olvides de la higuera maldecida. Ya hacía algo: echar hojas. Como tú… —No me digas que tienes excusas. —No le valió a la higuera —narra el Evangelista— no ser tiempo de higos, cuando el Señor los fue a buscar en ella. —Y estéril quedó para siempre”.

Así, cuando en el punto 354 dice lo que dice lo hace para empujarnos a la acción de entrega y esfuerzo. No podemos, entonces, ser como la higuera.

Y es que, sobre la posibilidad de dejar de lado lo que no nos corresponde, nos avisa S. Josemaría de lo siguiente: “Todos los pecados —me has dicho— parece que están esperando el primer rato de ocio. ¡El ocio mismo ya debe ser un pecado!

—El que se entrega a trabajar por Cristo no ha de tener un momento libre, porque el descanso no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo

” (punto 357)

Pues toda ruptura de nuestra relación con Dios, todo pecado, tiene una causa que lo produce.

Por otra parte la página dedicada a las obras de S. Josemaria, en el apartado dedicado a “Camino”, y, en concreto, en el capítulo 15 titulado ”Estudio” trata, precisamente, sobre el tema al que hoy nos referimos.

Ahora, lo que sigue, es lo que yo entiendo, como cristiano (no miembro del Opus Dei aunque creyente en su espiritualidad) al respecto:

1 Buscar, siempre, lo que desconocemos de nuestra fe es, seguramente, una labor grandemente apostólica.

2 ¿Cuántas veces te has preguntado algo sobre tu fe? Y, ahora, ¿Cuántas veces has tratado de encontrar la respuesta?

3 La fe tiene motivos y tiene causas. No te quedes en la simple fe de quien no quiere saber más.

4 Conocer cuál es el origen de tu fe ha de servirte para saber que tiene un origen y que no es algo vano.

5 Las dudas sobre lo que crees sólo pueden resolverse acudiendo a las fuentes de donde emanó.

6 ¿Podrás defender tu fe si no tienes conocimiento de ella?

7 El relativismo, en materia de fe, supone, sobre todo, no querer conocer nada de la misma.

8 Ten en cuenta que de tus conocimientos muchos otros pueden obtener buen provecho. No los abandones, pues, al olvido.

9 Recuerda que tener una vida de conocimiento de la fe supone un buen asiento para tu corazón.

10 Saber, mejor, de lo que ya sabes es buen síntoma de querer mejorar.

11 El cristiano debe saber que bien formado es un buen instrumento en manos de Dios.

12 Entregarse al estudio es manifestar unas ganas grandes de ser un hijo de Dios que hace producir sus talentos.

13 Muchos instrumentos tenemos, hoy día, para formar nuestro espíritu. No te olvides de que están, ahí, puestos por Dios.

14 Cada cual tiene unas posibilidades que hacer rendir. ¡Tú, también!, no lo olvides.

15 Siempre es bueno que el fruto de tu estudio y entrega sea conocido por los demás. Vamos, para que, si es posible, se puedan aprovechar… en el buen sentido.

16 ¿De dónde lleno mi espíritu?: Sagradas Escrituras, Santos Padres, Concilios… son tantas las fuentes en las que podemos beber de nuestra fe que ignorarlas ha de ser un grave pecado de dejación.

17 ¿No será que, en realidad, no te interesa conocer nada de tu fe?

18 Dios te ha dado una inteligencia que no puede dejar de ser fructífera.

19 Pídele a Dios: “Padre nuestro, dame fuerzas para no abandonarme a la molicie y mantenme en el camino del esfuerzo y de la entrega”. Seguro que ya tienes mucho ganado.

20 Apóstol de hoy mismo es quien reconoce que, en su estudio y con él, tiene una gran ocasión de transmitir la Palabra de Dios.

Y, para que no pensemos que lo que se nos demanda (no sólo a los fieles seguidores del Opus Dei sino a todo cristiano) es difícil de cumplir o, siquiera, de intentar, el autor de “Camino” nos facilita una gran causa de donde debe proceder nuestro actuar:

Pon un motivo sobrenatural a tu ordinaria labor profesional, y habrás santificado el trabajo”.

Así, en el último punto del capítulo dedicado al “Estudio”, el 359, nos facilita, mucho la labor: poner una voluntad personal de carácter sobrenatural en lo que hacemos, en el esfuerzo diario, es, bien lo sabemos, un argumento de peso para proceder.

Ofrecer, por ejemplo, el esfuerzo y la entrega en el estudio, a Dios, es, seguramente, un buen comienzo para que el final también sea bueno.

Al fin y al cabo le debemos al Creador lo mejor que tenemos: la vida. Y, por eso, todo esfuerzo y toda entrega siempre serán bienvenidas en el corazón de Dios.

3 comentarios

  
Carlo
Eleuterio,pero hombre...considero que el discurso de San Josemaria,en buena medida,hoy esta desfasado...hoy ya nadie trabaja por un mundo "mas cristiano" (lo cual seria ridiculo) hoy se trabaja por un mundo mas humano.Y cito solo como ejemplo la ultima enciclica del Papa...pero los ejemplos serian incontables.
26/09/09 2:31 PM
  
Eleuterio
Carlo

Tiene Ud. la costumbre de derivar siempre los temas al lado más "humano" como si ser cristiano no fuera, en sí, ser humano.

Por otra parte, no creo que el discurso de S. Josemaría esté nada desfasado porque yo me inspiro en el mismo para escribir los 20 puntos que añado a mi comentario del contenido de los de S.Josemaría. Por eso, no creo que esté, para nada, desfasado.
26/09/09 3:39 PM
Carlo,
Esto también lo saco de la Encíclica:

"La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política. La doctrina social de la Iglesia ha nacido para reivindicar esa «carta de ciudadanía»[135] de la religión cristiana. La negación del derecho a profesar públicamente la propia religión y a trabajar para que las verdades de la fe inspiren también la vida pública, tiene consecuencias negativas sobre el verdadero desarrollo. La exclusión de la religión del ámbito público, así como, el fundamentalismo religioso por otro lado, impiden el encuentro entre las personas y su colaboración para el progreso de la humanidad"

Pregunta tonta: ¿por qué es rídiculo trabajar por un mundo más cristiano?

J.

http://contralanuevaera.blogspot.com
27/09/09 12:00 PM

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