InfoCatólica / Mater et Magistra / Categoría: Fe y Reino

7.06.12

Toledo: el reino mozárabe que no fue (I)

Antecedentes. Amrus y la jornada del foso

Toledo fue durante siglo y medio capital del reino godo de Hispania. En el momento de la conquista musulmana era, junto a Sevilla, la ciudad más importante. Los árabes, no obstante, se inclinaron por convertir a Córdoba en la capital de su emirato, desplazando el centro de poder en la península al valle del Guadalquivir.

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3.04.12

Los mártires de Córdoba (y II)

La gran persecución de Mohammad I y la rebelión cristiana.

Pese a los manejos de la sultana Tarub, el elegido para suceder al emir omeya fue su primogénito Muhammad, bien conocido por su odio a los cristianos. La cuestión de los mozárabes cordobeses se había convertido en la principal preocupación de los últimos años de su padre, y el nuevo emir decidió desatar una gran persecución para acabar con ellos. Ordenó clausurar numerosos monasterios, entre ellos el de Tábanos, y demoler varias de las principales iglesias que les quedaban a los cristianos. La comunidad mozárabe se quebró. El conde Gómez Antonino y muchos cristianos apostataron al islam, pero la resistencia de los fieles se exasperó.

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1.04.12

Los mártires de Córdoba (I)

Los cristianos en el emirato de Al Andalus

La conquista del reino de España por el califato de Damasco fue una guerra de raíz fundamentalmente religiosa, y en su mayoría se llevó a cabo por medio de pactos de rendición con los nativos. La Iglesia hispana perdió casi todas sus posesiones y sus principales templos, que fueron convertidos en mezquitas. Muchos nobles hispanogodos huyeron al reino de los francos, o se unieron a los rebeldes astures y cántabros en las montañas del norte, pero la inmensa mayoría prefirió pactar con los invasores, allanándose a su dominio, a cambio de conservar sus posesiones y fe.

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26.07.11

El día que se perdió España (y IV)

Las escaramuzas

El día 24 de julio, tras 5 días de infructuosas negociaciones diurnas y fructuosas conjuras nocturnas, Rodrigo decidió alinear a su ejército y comenzar la batalla. No obstante, hemos de tener en cuenta que para la mentalidad gótica el ataque a una línea enemiga era una empresa difícil y costosa en vidas. Por tanto, primero había que armarse de valor, tratar de reducir la resistencia de los bereberes empleando la infantería ligera, y rezar para que fuesen primero los adversarios los que iniciasen el combate, adquiriendo así ventaja los defensores.

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23.07.11