En busca de la virilidad

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¿Dónde está la masculinidad?

La mentalidad posmoderna occidental (en el fondo una reformulación del modernismo clásico) ha demostrado sobradamente su interés en obtener un ser humano individualista, egoísta, desorganizado y convertido fundamentalmente en un productor-consumidor al servicio del sistema económico, verdadero centro de la sociedad global. Sistema a su vez controlado por los poderes, sean políticos o financieros, o ambas cosas. La sociedad orgánica clásica, fundada en las asociaciones naturales de las personas según sus intereses e ideales, ha sido paulatinamente sustituida por una inmensa colmena donde el poder político, de modo cada vez más total, interviene, fiscaliza, orienta y subvenciona o multa todos los aspectos de la vida de las personas.

 

La principal y más básica de las células naturales de la sociedad que puedan oponerse a ese proceso globalizador (en todos los sentidos), la familia, ha sido la postrer en ser atacada, y ciertamente lo está siendo con gran éxito. Por si las objeciones metafísicas o filosóficas no fueran suficientes, basta ver el resultado de muchas décadas de leyes convertidas en costumbre por la fuerza del poder (tanto en España como en el resto de Occidente) para ver lo cierto de esta afirmación. La inmadurez afectiva promocionada sin pudor, el divorcio-repudio, la promoción de la anticoncepción artificial (y su mentalidad “planificadora” correspondiente), el aborto y la fabricación de hijos por medio de técnicas artificiales, la “democratización de la familia” (léase demolición de la autoridad paterna), la promoción de la promiscuidad, la pornografía, la sexualidad aberrante, etcétera, han convertido a las familias nucleares de mujer-varón y sus hijos armónicos y unidos en un sólo espíritu, en una avis cada vez más rara, en un magma amorfo de proyectos familiares y vidas rotas por el egoísmo. Y aún las que quedan son demolidas continuamente en los medios culturales del poder, presentadas como retrógradas o falsas (o sea, meramente aparentes en su esencia, siendo en realidad familias quebradas como las demás, que evoca a la táctica del movimiento gay de acusar a quien se les opone de ser lo mismo que ellos). Tildadas con hipócrita condescendencia como “tradicionales”, cuando su título real es naturales, para la ideología posmodernista son, en verdad, el último y más firme enemigo a sus intereses, y atacadas con fiereza.

Dos de las ramas de ese pensamiento, la ideología de género (o generismo, que sería su nombre apropiado) y el aberrosexualismo, distantes en otras cosas, se unen eficazmente desde hace décadas en un objetivo: acabar con la diferenciación natural entre los sexos. Durante mucho tiempo, bajo pretexto de promoción de la mujer, el feminismo ideológico ha tratado de masculinizarla (como veremos, copiando lo peor que la naturaleza del varón puede ofrecer); por su parte, el aberrosexualismo ha devaluado ferozmente al varón típico, despojándole de sus atributos, convirtiéndole en una parodia para consumo sexual. Ambos han confluido en un resultado: la desaparición casi completa de las caracteristicas del varón.

Mientras hay en nuestro medio literalmente miles de cursos, libros, congresos, simposios, folletos, oficinas, consultas y hasta partidos políticos (casi todos generosamente subvencionados con dinero público) que se afanan en descubrir y promocionar la esencia de la mujer, no existen, o son desconocidos, los que tratan de entender qué es ser hombre. Se ha perdido ese conocimiento. En este artículo vamos a emprender esa búsqueda de lo extraviado. Vamos a re-descubrir qué es la virilidad.

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Lo que enseña el magisterio

Un axioma de la enseñanza cristiana es que ante Dios los varones y las mujeres somos iguales en lo esencial, y distintos en lo accesorio. Es decir, que en tanto personas e hijos de Dios, con su dignidad y llamados a la salvación, no hay distinción alguna (véase el CTC puntos 369 a 373). Pero que una diferencia sea accidental no quiere decir que no sea importante. La doctrina de la Iglesia, común a ambos sexos en todas sus enseñanzas fundamentales, con frecuencia ha reconocido esa diferencia natural en aspectos pastorales, o en relación a diversos aspectos prácticos en las vidas consagradas a Dios, ya desde las primeras comunidades.

Asimismo, el alma, como ente espiritual que es, carece de sexo, pero no habita en el cuerpo humano como huésped en hostal, sino que ambos son plenamente una cosa. Por tanto, nuestra espiritualidad, voluntad y entendimiento sí son influidos y modulados por nuestro sexo y lo que él implica (como lo son por otros tantos factores materiales).

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Características biológicas

Diversos estudios han demostrado que el cerebro del varón es más grande y con más neuronas (parece que esto tiene relación simplemente con el mayor tamaño del varón promedio, y el cráneo proporcionalmente más grande), mientras que las de la mujer están más interconectadas entre sí, creando redes más tupidas. Independientemente de la raza o cultura, la mente del varón está más capacitada para la especialización, ya que los datos se almacenan en muchos compartimentos diferentes, donde tienen más capacidad. El varón por naturaleza encuentra más fácil concentrarse en una tarea concreta, abstrayéndose de las demás. Asimismo, tiene un predominio del hemisferio cerebral izquierdo, lo que le hace adquirir con mayor facilidad el pensamiento abstracto, las operaciones de cálculo y la analítica en general.

La mente de la mujer, por el contrario, tiende a la interrelación de todos los datos que posee, creando con mayor facilidad un supersistema de información. La mujer constantemente está integrando toda nueva información, y cada dato se almacena ocupando un lugar concreto dentro del gran cuadro del conocimiento completo. Antaño se creía que en las mujeres predominaba el hemisferio derecho (llamado entonces el “artístico”), pero hoy se sabe que en realidad las féminas hay un balance entre ambos hemisferios. La mujer tienen mayor predisposición a dominar las tareas que requieren el empleo de varias áreas, como por ejemplo el lenguaje.

Estos hallazgos dan un fondo de verdad al tópico de la mujer charlatana o a los chistes sobre los hombres incapaces de hacer dos cosas a la vez.

Echemos también un vistazo al importantísimo aspecto hormonal. En el hombre los elevados niveles de testosterona- desde el claustro materno pero sobre todo a partir de la adolescencia- determinan una mayor impulsividad, actitud agresiva, y urgencia en la relación sexual. En las mujeres sucede otro tanto con el predominio de estrógenos, las hormonas de la fertilidad, que potencian la expresión y comprensión de emociones y estados de ánimo; y de hecho, están muy relacionadas con el desarrollo de su líbido.

Más aún, varios estudios han demostrado que las hormonas impulsan a los bebés varones a emplear sus sentidos para el movimiento, la persecución, el golpeo de objetos, y medir la fuerza en juegos de competición con objetos u otros niños. Las niñas, en cambio, emplean sus sentidos para observar y aprender del entorno, sienten menos interés por traspasar límites y tienden a juegos cooperativos y de conexión social. Es decir, que dichas diferencias (que probablemente también influyen en el desarrollo cerebral antes explicado) comienzan desde la primera infancia.

Al término del periodo fértil, en la ancianidad, las hormonas de ambos sexos van igualando sus cantidades y efectos.

Por supuesto, quede bien entendido que hablamos en términos de predominio o de norma. Ninguno de los dos sexos carece de ninguna de las características descritas, y ciertos miembros de cada sexo pueden presentar mayor fortaleza en cualidades típicas del otro. Y ello no significa nada en particular, puesto que lo que determina el sexo es la carga genética en el cromosoma sexual (XX en mujeres y XY en varones) y su expresión fenotípica (o sea, morfológica), principalmente hormonal.

Como se puede apreciar, el dimorfismo sexual en el cuerpo y la mente puede conducirnos a una conclusión maravillosa: que ambos sexos seremos distintos en lo accidental, pero no para ser opuestos, sino complementarios.

 

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La sexualidad cultural

Desde la revolución cultural posmoderna, se ha tendido a enfatizar el aspecto psicológico o cultural del comportamiento humano (minimizando o incluso negando así de forma indirecta la voluntariedad del alma). Hasta el punto de que hoy se enseña generalizadamente, con el apoyo explícito del poder, la errada teoría de que el sexo es puramente cultural o psicológico, teoría que es la base de toda la ideología de género.

Eso es falso, obviamente. Pero no perdamos de vista algo que sí es cierto: el modelo y comportamiento sexual sí están influidos por la cultura. Por tanto, el pensamiento iusnaturalista debe dar la batalla en ese campo. Otros la llevan dando hace mucho, precisamente para negar las raíces naturales del sexo en aras al diseño social ya explicado antes. Que el sexo no sea algo meramente cultural, no quiere decir que no sea cultural.

Culturalmente, el hombre se comporta como el “negativo” de la mujer. Las funciones reproductivas de la mujer (gestación, parto, puerperio, lactancia, etc), las más importantes de cuantas puede realizar un miembro de la especie, en tanto que garantizan su pervivencia, la inclinan a en sus años fértiles a un comportamiento más replegado sobre el cuidado de la prole, y por tanto, a un estilo de vida más “hogareño". Por contraposición, el hombre, libre de esas dulces ataduras, debe asumir un rol “externo”. Es el llamado a procurar a la mujer y sus hijos cuanto necesitan fuera del hogar, el sustento.

Otra característica del dimorfismo sexual es física: los varones de media tienen más estatura, más volumen y mayor desarrollo muscular. Ello los orienta naturalmente a las tareas más físicas y también a la lucha para defender a los suyos. Y de ahí se derivan tres cualidades masculinas comunes a todas las culturas: la fortaleza, el instinto de protección, y el valor o arrojo.

En la mayoría de culturas primitivas, los varones adolescentes, en la aparición de su madurez sexual, debían pasar un ritual de iniciación para ser admitidos como miembros adultos del clan. En las mujeres, la mera menstruación era suficiente para ser consideradas mujeres. Dichos ritos varoniles podían incluir demostraciones de fertilidad y madurez reproductiva, pero con frecuencia también demostraciones de valor o resistencia. Dichas virtudes eran consideradas atributos viriles arquetípicos.

Naturalmente, estas cualidades, cuando se exceden o degeneran, provocan sus correspondientes perversiones, también más características del varón: la absorción por el trabajo (descuidando la vida familiar), la posesividad y la temeridad.

El fuerte de la mujer arquetípica es la comunicación, la interrelación social, la prudencia, la delicadeza y el detallismo.

Es importante tomar en consideración estos condicionantes de la virilidad más primitiva, pues toda la cultura sobre roles sexuales en sociedades más sofisticadas, a la postre, jamás sustituye dichos condicionantes, sino que siempre los desarrolla, modula o sublima.

 

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Masculinidad en la civilización cristiana. El código de caballería.

En nuestra cultura, los valores sobre rol sexual provienen directamente de Roma y Grecia. Además de los ya expuestos, la virilidad en la cultura clásica incluía la abnegación por la familia y la patria, y sobre todo el honor, un concepto basado principalmente en la imparcialidad en el juicio, la honradez en la gestión de lo ajeno y el mantenimiento de la palabra dada. Mirándolo en perspectiva, resulta difícilmente entendible porque tales virtudes, encomiables por lo demás, no podían hacerse extensivas también a las mujeres. Tal vez porque suponen una faceta pública que le estaba generalmente vedada a las hembras. El honor de una mujer entre los romanos se circunscribía al ámbito doméstico: fidelidad a su esposo, dedicación a los hijos y rectitud en el manejo de los asuntos de la casa.

Probablemente, el gran aporte al rol del varón que hace el cristianismo es el código de caballería. Diversos clérigos cortesanos lo crearon como ideal cristiano para aplacar el germanico furor, las bárbaras costumbres guerreras heredadas por los francos cristianos y sus parientes teutónicos de sus antepasados paganos. En la misma línea de las treguas de Dios, e incluso las cruzadas, que pretendían frenar, moderar y encauzar hacia objetivos más elevados (como el combate contra el infiel, bien en España y sur de Italia, bien en Tierra Santa) la inclinación belicosa y la crueldad en el combate de los nobles de la era feudal en la llamada Edad Media.

Hay innumerables obras contemporáneas que trataron acerca del jamás puesto por escrito “código de la caballería” que, como su nombre indica, fue pensado para dotar de una regla moral elevada a los aristócratas militares de su tiempo (que formaban caballería pesada, de ahí su nombre). Se trataba de un equivalente secular a la Regla de las Órdenes religiosas. Secular, pero no por ello carente de espiritualidad.

Resumiendo mucho, recogía las virtudes consideradas viriles tradicionalmente y que ya hemos comentado, dotándolas de un sentido cristiano y elevándolas a un plano más espiritual: el instinto de protección de la familia se extiende a todos los desvalidos (niños, doncellas, viudas, religiosos, etc); la capacidad de análisis objetivo se transmuta en decir la verdad y ejercer la autoridad con rectitud; la fortaleza de ánimo en la resistencia estoica a las penalidades y dolores, así como el cumplimiento de la palabra dada.

Por contra, el código pretendía reprimir o sublimar las tendencias más negativas (a ojos de la moral cristiana) de la masculinidad: por ejemplo la agresividad y crueldad en el combate era reprimida, al hacer ver al enemigo caído como un igual, despertando la compasión. Así, el respeto al adversario muerto o capturado era timbre muy notorio del caballero. Esto no era difícil cuando se trataba de otro noble, pues el sentimiento de cuerpo social era fuerte, incluso entre enemigos (en ocasiones aún de distinta religión). Más complejo resultaba extender ese respeto al enemigo plebeyo, pese a los mandatos del código. Con frecuencia no se lograba, y había una discriminación del trato cuando existían diferencias sociales.

Asimismo, la impulsividad de la líbido o la promiscuidad de las pasiones de la carne se sublimaban en el amor a la patria, al rey, o a la Religión, y se reprimían con las obligaciones del estado matrimonial. Los trovadores provenzales cooperaron en ese ambiente con el nacimiento de la poesía del amor ideal cortesano, que con el paso de los siglos se fue haciendo más terreno, hasta caer en la franca profanidad los siglos previos al Renacimiento.

Como toda norma social emanada de un grupo dominante, pronto se convirtió en doctrina oficial para las élites, y en modelo de imitación para el resto de clases sociales. Entre la nobleza era mandatoria, y como suele ocurrir, tanto se daban los que la seguían sinceramente, como los que solo pretendían aparentarla; aquellos que la desafiaban abiertamente, eran repudiados en su propia clase. Para los plebeyos ricos, acceder al estado de caballero, por favor real o matrimonio, era aspiración constante, y procuraban regirse también por el código de caballería, aunque entre los aristócratas de origen militar siempre fueron aquellos sospechosos de hipócritas, y de estar apegados más bien al negocio y la industria que les habían proporcionado la posición. Ambos grupos, por su parte, despreciaban a los plebeyos pobres, que no se regían por el código de caballería (aunque lo reconociesen como ideal de la aristocracia social).

También hubo una cierta extensión del código de caballería a las mujeres nobles (las damas), sobre todo si tenían algún tipo de responsabilidad pública, únicamente en aquellos aspectos no relacionados con el combate, y siempre de modo parcial y mediatizado por las características particulares de la naturaleza femenina. No se les exigía en igual medida, sino que estaban sujetas a su propio código femenino, como hemos comentado anteriormente.

  

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Decadencia de la caballerosidad cristiana

Justo es decir que el concepto de “código de caballería” o caballerosidad, cada vez más extendido socialmente y más despojado de sus aspectos espirituales, resistió bastante bien la decadencia y borramiento progresivo de la Cristiandad bajo los embates del maquiavelismo moral y el protestantismo doctrinal. De una forma más estricta hasta el siglo XIX, y atenuada posteriormente, se puede decir que la caballerosidad fue el ideal teórico de la masculinidad hasta las revoluciones culturales en Occidente que provocaron el marxismo y el posmodernismo, respectivamente entre 1918 y 1968. Hasta entonces, decir a un hombre que no era un caballero, era una forma de desprecio e incluso ofensa.

Su verdugo ha sido la ideología de género, enseñoreada del feminismo desde hace décadas. El generismo ha actuado de dos modos. Por una parte, teniendo como objetivo la plena autonomía femenina (lo que se llama “empoderamiento”, asociado errónamente a la masculinidad), su doctrina se basa en la masculinización de la mujer: el horror o negación de la maternidad, presentada como esclavitud que impide la autonomía plena (es decir, la negación de aquello que precisamente define a la mujer, biológica y culturalmente), la exaltación de modelos de mujer con valores típicos masculinos (la fortaleza física, la agresividad, la competitividad o la frialdad emocional), el comportamiento sexual agresivo y con interés estrictamente copulativo, la promiscuidad, etc. Se diría que, de hecho, la ideología de género parece querer que la mujer asuma las características menos sociales y moralmente más reprobables de la virilidad natural.

La otra cara de la moneda es lo que hemos llamado “castración psicológica”, es decir, reprimir en el varón las cualidades típicas de su sexo, consideradas negativas y tildadas de “signos de machismo”. En cierto modo, la masculinización de la mujer y la neutralización del varón. Se podría decir que incluso su feminización, exaltada en este caso por la otra pata del generismo, el “movimiento gay”.

Vale la pena hacer aquí una acotación. Como ya hemos dicho, las cualidades presentadas como “típicamente masculinas” o “típicamente femeninas”, se hallan presentes en ambos sexos. Es una cuestión de intensidad de cada una, o de medias estadísticas lo que nos hace atribuirlas a uno u otro sexo. Pero, no lo olvidemos, la protección de los propios, la impulsividad, el pensamiento abstracto, la agresividad sexual, la expresión y comprensión de emociones, el valor o la delicadeza son cualidad humanas. Sería un error pretender trazar una raya que vede a uno u otro sexo unas u otras a modo normativo. De hecho, la masculinidad y la feminidad son modelos naturales y culturales que nos ayudan a integrarnos mejor con nuestro propio sexo y en la relación con el otro, contribuyendo a un orden social sano, pero en ningún caso imperativos completos. Que de forma natural existan varones con muchas más cualidades típicamente femeninas que masculinas (lo que se llama coloquialmente el “lado femenino”) tiene relación con características innatas y experiencias de su evolución psicológica vital, y en absoluto eso pone en duda su pertenencia a uno u otro sexo, o su normalidad biológica y mental (y viceversa con las mujeres, claro está). La virilidad es para el varón un ideal al que aspirar, no una obligación que exigir. El haber confundido ambos términos (ideal y obligación) ha sido un error social constante, que por medio de la presión social (tristemente común entre varones adolescentes) ha empujado a muchos varones, en edades psicológicamente frágiles, a lamentables confusiones sobre su inclinación sexual e incluso sobre su identidad sexual, con el sufrimiento espiritual y emocional que ello conlleva. Somos testigos en nuestra época del modo en el que esa confusión, unida a la inmadurez emocional que se extiende como una plaga entre adolescentes y jóvenes, empuja a muchos al pecado nefando de la sodomía, del que sólo son en parte responsables, puesto que el triunfo del generismo no ha hecho sino aumentar esa confusión y empeorar el problema.

Podemos concluir este apartado, diciendo que hoy en día hay un consenso entre los fabricantes de la cultura posmoderna occidental, en reprimir todo tipo de manifestaciones de masculinidad. De hecho, entre el pensamiento (por llamarlo de alguna manera) de los voceros/as de la ideología de género, la masculinidad queda reducida estrictamente al modo en que los hombres pueden y deben excitar la líbido (no sólo de las mujeres, sino de otros hombres). Es decir, en convertir a los hombres en objetos sexuales, del mismo modo que medio siglo atrás se comenzó a convertir a las mujeres en lo mismo. Nuevamente, copiar lo peor de las perversiones de la virilidad

Un ejemplo a mi juicio de esa represión sería la persecución tenaz de la tauromaquia, so capa de evitar el sufrimiento animal. En los festejos populares de España, donde no hay muerte del toro y donde quien realmente corre riesgo de sufrir son los asistentes, se trata de un espectáculo típico para hombres. Las mujeres lo evitan en general, mientras que para muchos jóvenes y adolescentes es una forma de demostrar valor, una de las cualidades típicas de hombría. En cierto modo, una reliquia de ritual de iniciación de los varones. Dado que los otros rituales iniciáticos que se preservan aún (el primer alcoholismo agudo y la primera cópula) son unisexuales, la tauromaquia debe desaparecer como otro paso para lograr el borramiento de las diferencias entre ambos sexos.

  

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Conclusión. Recuperando la virilidad

Hemos de retomar el hilo y concluir el artículo con una afirmación que hacía al inicio: la virilidad no es propiamente un tema religioso, en sentido estricto. Las doctrinas de la Iglesia y sus obligaciones morales son iguales para ambos sexos. No hay mandatos o pecados sólo para hombres o sólo para mujeres (independientemente de que por su naturaleza cada sexo tienda a caer con más frecuencia en unos u otros).

Más bien el rescate de la virilidad perseguida y arrumbada responde a una necesidad de ley natural, de equilibrio psicológico para los varones y de bienestar y orden social (sobre todo en el noviazgo, matrimonio y paternidad).

Esa batalla brutal contra la masculinidad en Occidente ha creado la lógica confusión a los varones, especialmente en las edades difíciles de la adolescencia y primera juventud, cuando cada persona busca su conocimiento propio y su lugar en la sociedad. Tras varias décadas de educación y propaganda en ese sentido, cada vez son más frecuentes las relaciones enfermizas entre adolescentes (la masculinización de la mujer también juega un papel importante en ello), los maltratos hacia las mujeres y la incapacidad de establecer relaciones conyugales estables y sanas. Si tenemos en cuenta que la adolescencia se prolonga cada vez más y más hasta ocupar, en algunos casos, toda la vida, es obvio que el problema empeora, y empeorará.

Los gurús del posmodernismo, muy cómodos en su papel de combatir la educación tradicional, acusándola de patriarcal y represora-religiosa, tras muchos años ocupando ellos la cátedra de la formación social, se han quedado sin argumentos con los que echar la culpa a otros. En España, las agresiones, los maltratos y los asesinatos a mujeres por parte de varones, en vez de disminuir, crecen año a año. Cuanto más reprimen y niegan las diferencias entre ambos sexos, cuanto más echan mano de los fiscales y policías para vigilar las relaciones entre cónyuges (¿dónde fueron aquellos tiempos en los que el adulterio dejó de ser delito porque era “una intromisión en asuntos de alcoba”?), más y más aumenta el problema. Y los supuestos guías del igualitarismo social y la libertad quedan más y más en evidencia.

No tengo empacho en acusar a los promotores de la ideología de género de este problema. Ellos son los causantes del deterioro del comportamiento de los varones, al haber eliminado de su educación un ideal viril que les permita encauzar lo que no es sino su naturaleza, hacia metas elevadas y positivas, tanto hacia las mujeres, hacia otro varones y hacia la sociedad en general. La negación de la naturaleza humana, en cualquiera de sus facetas, conduce directamente al desastre personal y a la disolución social. No es muy distinto la equivocación del generismo al de aquellos pensadores antiguos que establecieron como axioma errores evidentes como que el hombre “es bueno por naturaleza”, o que el egoísmo era una fuerza social positiva. 

¿Qué nos toca hacer como católicos para intentar aportar nuestra contribución a enderezar este yerro, como tantos otros de la sociedad que ha dado la espalda a Dios? Amén de enseñar la Verdad y evangelizar, como es obvio (el mero hecho de hacerlo es la mejor medicina para atajar la raíz de todos los pecados), posiblemente lo más práctico sería recuperar el código de caballería.

No traerlo anacrónicamente en su literalidad, como si viviésemos en el siglo XII, que sería mera arqueología. Tampoco inventar una cosa completamente nueva, reflejo de estos tiempos anticristianos, y ponerle ese nombre, que sería rendición melíflua y engaño. Probablemente, sería una buena ruta tomar aquel legado de nuestros mayores, manteniendo su espíritu cristiano y a favor de natura, y adaptarlo en la medida de lo posible a la situación práctica del siglo XXI (no a sus desmanes ideológicos). Hoy en día la milicia es cosa de profesionales (que tienen sus propios códigos de honor), y la tecnología nos libera de muchos trabajos físicos para los que antiguamente los varones aventajaban a las mujeres. Sigue existiendo, no obstante mucho campo para el desarrollo y aprovechamiento de las virtudes típicas del varón. Para esforzarse en ellas y enseñarlas a las nuevas generaciones.

Por cierto, que esta tarea no sería útil si no enseñásemos también a las nuevas mujeres a sentirse contentas y realizadas con su naturaleza femenina, aprovechando sus potencialidades y ventajas, en vez de hacer un absurdo esfuerzo por masculinizarse. Ambos roles complementarios, desarrollados por almas que son todas hijas de Dios e iguales ante el Altísimo, no dudo ayudarían a estabilizar las familias y, por ende a recuperar a la sociedad de su desorientación moral.

En realidad, nuestra tarea no es difícil. Nuestro impedimento es la pereza intelectual y el aburguesamiento moral. Es más costoso adoctrinar y mantener a los varones en un rol sexual contrario a su naturaleza (lo que hemos llamado “castración psicológica”), que hacerlo en un rol a favor de su naturaleza, reforzando sus virtudes, y enderezando sus concupiscencias. Pero hay que tener la misma constancia en enseñar el Bien que los enemigos de Dios despliegan en enseñar el mal.

Para terminar, la promoción de una “hombría de bien” incluiría, a mi juicio, estos puntos:

1) Que no atente contra la igual dignidad ante Dios y ante los hombres de varones y mujeres.

2) Que no desmienta ni contradiga la naturaleza masculina en sus aspectos biológicos y conductuales. 

3) Que tienda hacia el perfeccionamiento de las características naturales del varón para el mejoramiento propio y de la sociedad, contribuyendo de ese modo al Bien Común.

4) Que procure la complementariedad y perfeccionamiento de la mujer en el sagrado vínculo del matrimonio, de modo que realmente ambos “sean una sola carne”, más completa unidos que separados.

Cuando Jesús vio que se acercaba Natanael, dijo: “he aquí un verdadero varón de Israel, en el que no hay falsedad”.

Evangelio según san Juan, 1, 47. 

45 comentarios

  
Ricardo de Argentina
Buen artículo para confrontar contra el "genocidio cultural por castración" que estamos padeciendo desde las usinas culturales del iluminismo.
29/09/18 3:00 PM
  
Vincentius
Buen artículo. Hoy en día masculinidad o virilidad son palabras denostadas en el intento de atacar y afeminar al varón.
Y algunos, en su ignorancia, podrían decir:
¿Virili queee? ¿Essso que eee?
29/09/18 8:21 PM
  
José María Iraburu
Lo que dices de pretender explicar las diferencias por pura tradición cultural... En cualquier hospital predominan len el cuerpo de enfermería las enfermeras. O entre cirujanos los varones. El alumnado de los institutos de música suele ser en número más o menos igual en féminas y varones. Pero la inmensa mayoría de los directores de orquesta son varones. En cambio volvemos a una cierta paridad de géneros en los instrumentistas (piano, violín, etc.)...
¿Querrán convencernos de que estas proporciones vienen marcadas principal o casi únicamente por el influjo cultural?... Sospecho que esa teoría no se la creen ni quienes la afirman.
Muy bueno y oportuno tu articulo.

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LA

Muchas gracias, don José María
29/09/18 9:32 PM
  
gringo
Que la policía trate de evitar que un marido mate a la esposa o viceversa, no es una intromisión en la intimidad conyugal, ni tiene puñetera gracia compararlo con la despenalización del adulterio.
Todo lo demás es igual de disparatado.
¿Una mujer que renuncia a la maternidad y tiene varias parejas sexuales a lo largo de su vida está "masculinizada"?.
¿Un chico es gay porque la sociedad le confunde?.
¿Se quiere prohibir la muerte del toro de lidia para castrar psicológicamente al varón? (Ya puestos igual se castró a los jóvenes romanos por prohibir las luchas de gladiadores. ¿Y prohibir tirar una cabra de un campanario también es un complot del NOM? )
Podría preguntar si todo esto va en serio pero ya sé que sí.
Mi admiración intelectual por Nachet se ha hecho añicos.

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LA

Mi respeto humano por ti, gringo, en cambio permanece intacto.

Las leyes españolas establecen intromisiones en la convivencia conyugal, como regímenes de visitas, separaciones regladas (con metros exactos y todo) o denuncias porque un miembro de la pareja insulta al otro, todo ello impensable hace apenas unas décadas, épocas en las que no había más "crímenes pasionales" (como se les llamaba entonces) que ahora. El generismo sólo ha servido para intervenir más dentro de las familias, no para reducir los crímenes.
En un artículo de hace años ya tratamos esas cosas.

El resto de preguntas son igual de insustanciales. Reducir un argumento a un absurdo es otra forma de escapar del debate.

Ridículo es establecer un paralelismo entre correr toros (yo no he hablado de la lidia, asunto más complejo) y los violentos combates rituales paganos donde morían personas para honrar sanguinarios ídolos o por votación popular de forma gratuita y ofensiva a la dignidad humana,
Ridículo es atribuirme que la inclinación homosexual es culpa exclusiva de "la sociedad", cosa que yo no afirmo en ningún momento.

Desde luego, otra de las características del posmodernismo es el empobrecimiento de la capacidad razonadora de sus presuntos defensores. El argumentario y la búsqueda de la Verdad han sido sustituidos por la repetición de eslóganes. El lavado de cerebro que ha convencido a todos de que una mujer que renuncia a su feminidad natural para comportarse como un don Juan sin pene se ha "liberado".

Un saludo.


30/09/18 12:56 AM
  
Alberto GT
Tolkien aunque admitía la belleza de muchas partes dela «caballería», veía defectos en ella.
El que más me llama la atención es que promovía a la mujer como una especie de divinidad conductora. Lo cual, aunque en principio llevaba al caballero a respetar a la mujer y a valorar la fidelidad, también provocaba que el varón no pensase nunca en las tentaciones y problemas de la mujer, pues no la ve como lo que es: un ser humano caído, sino como una divinidad perfecta sin necesiades ni defectos.

Hay que reconocer los errores del pasado para no repetirlos.

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LA

Creo que la idealización de la mujer hasta extremos preternaturales ("angelizar" a las mujeres) forma parte más bien del ideal trovadoresco que de la teología popular. Deriva de la caballerosidad, desde luego, pero es un desarrollo ajeno a ella. A mi juicio, no forma parte de la sustancia del código de la caballería.

Por otra parte, fuera de las poesías, los caballeros del medievo se comportaban de un modo bien terrenal, casándose y teniendo hijos como el resto del mundo.

Toda exageración es un error. Esta lo era incluso en su época.

Un saludo.
30/09/18 4:25 AM
  
Tulkas
Alberto GT:

Muy pertinente. Pero inculcar cierto grado de amor cortés en los adolescentes es bueno, tiene valor educativo y el Profesor así lo reconocía.

El caballero cristiano del Profesor es “san” Faramir: mezcla de amor cortés y realismo con respecto a la mujer, que es “compañera en la caída” (Tolkien) y “vaso más débil” (san Pablo).
30/09/18 10:27 AM
  
Guillermo PF
Claro, y si resulta que no te gustan las mujeres, a aguantarte y a "ofrecerlo". Tu negación en aras del bien común. Tu realización humana vinculada a la lotería. Y quietecito, se vayan a creer otros muchachos que eso es normal y se puede, y dejen de ser ¡viriles!
No sé yo quién pretende engañar a quién.

Por mi parte, ¿sabe lo que le digo? Yo soy un hombre, no me gustan las mujeres, estoy orgulloso de ser hombre y quiero seguir siendo hombre. Mi virilidad se diferencia de la de usted (supongo) en un único detalle. Y si me apura, hasta me gustan los toros.

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LA

La naturaleza ha inventado al hombre como complemento sexual de la mujer. Sus problemas personales y justificaciones no cambian esa realidad. No intente usted que por sus propios defectos los demás tengamos que modificar el proyecto vital más razonable y natural para el varón.
30/09/18 11:56 AM
  
Solis
Gringo.
La ideología de género no tiene nada que ver con las mujeres maltratadas y asesinadas por sus parejas. Verdadera epidemia de nuestra época a la que siguen buscando soluciones sin encontrarlas. Sacando leyes que en vez de solucionar el problema lo empeoran. Quizás el diagnóstico de la enfermedad no es correcto y por ello, el tratamiento puesto fracasa.
La ideología de género no tiene nada que ver con los ataques a la homosexualidad. Personas que sin duda han sufrido mucho y tienen derecho a vivir ,sin imponer, su vida y su sexualidad como quieran.
La ideología de género. Es intrínsecamente maligna y perversa porque van más allá de todo esto.
Aceptan que hay diferencias de sexos porque eso no puede negarse. Cromosomas xx es mujer. Cromosomas xy es hombre. Hasta ahí de acuerdo. Pero ellos dicen que una cosa es el sexo y otra el género. Todas tus células son xy pero y ¿ tu te sientes hombre? ...eso según ellos hay que preguntar a niños pequeños. En el colegio. ,(leyes en vigor. Comunidad andaluza y madrid) que yo sepa.
Si el niño o niña dice que no se siente niño. Entonces. Ayudemos a ese Cuerpo a que se adapte a su mente. Cambio de sexo ,hormonas etcétera y si los padres se oponen se les quita la patriaotestad y la asume la comunidad autónoma.
Muchas sociedades de Pediatría piensan que es una barbaridad por la edad a la que se le propone está situación. Con una inmadurez increíble. Piensan estas sociedades que sería menos agresivo y permitiría un desarrollo normal ayudando a la mente a adaptarse al cuerpo y no al revés. Creando una situación irreversible de facto

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LA

Los estudios más recientes demuestran que la disforia de género en menores responde a patologías del desarrollo del apego. De hecho, afortunadamente, la mayoría de los que manifiestan ese problema en la infancia, para la adolescencia han recuperado su autoidentificación sexual natural (en torno al 80%). Y eso sin tratamiento.

Las leyes que quieren forzar la modificación fenotípica sexual en niños sin apenas conocer lo que hay detrás del problema que este manifiesta son aberrantes desde el punto de vista psicológico y médico. El miedo social que existe a opinar en contra de ello (pensemos en el autobús de HO) por la mafia aberrosexualista que proscribe a quien lo hace, es digno de cualquier régimen totalitario. La libertad de expresión, axioma tan cacareado cuando conviene, aquí es cercenada de forma impresentable.
30/09/18 4:54 PM
  
Pasaba por aquí y...
Y sin embargo, Simone de Beauvoir era una gran apasionada de la tauromaquia. Lógico si tenemos en cuenta que entre los grandes significados simbólicos de este arte (y ceremonial), y referido fundamentalmente a la lidia y al rejoneo está el de la inmolación de la sexualidad ciega y destructora masculina (no "domada") en aras de la civilización y la cultura. Por eso Gringo, el "toro" debe morir. Y sí, Luis, es una especie de "castración" simbólica de la sexualidad salvaje y destructora (mejor dicho, la autocastración de ese tipo de sexualidad). Es justamente lo contrario al machismo.

www.abc.es/hemeroteca/historico-15-04-2008/abc/Cultura/los-toros-y-otros-amores-de-beauvoir_1641796206633.html

30/09/18 5:52 PM
  
Pasaba por aquí y...
Les dejo el link para que entiendan a lo que me refiero.

www.teldeactualidad.com/hemeroteca/articulo/opinion/2010/8/22/5129.html

Saludos.
30/09/18 6:53 PM
  
Pasaba por aquí y...
Por cierto, Luis

Se lo dedico (espero que les guste y que lo entiendan -sobre todo Gringo-)

Aquí del minuto 10:36 al 13:00

www.rtve.es/alacarta/videos/tendido-cero/tendido-cero-17-06-17/4069261/

Y el siguiente:

vimeo.com/251351247

Saludos.

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LA

Gracias por sus aportaciones.

Una visión interesante es la que considerar que el duelo torero-toro es una doma de la bestia, no sólo la exterior, sino también el macho interior, brutal y agresivo, al que hay que matar ritualmente para que el varón superior y purificado pueda salir.
No obstante, ya he especificado que no me refería a las corridas de toros en concreto, que tienen muchos más factores que ameritarían un análisis en profundidad. Los festejos populares, sin muerte buscada del animal, cuadran más como ejemplo de lo que quería expresar.

Saludos cordiales
30/09/18 7:29 PM
  
Sean
Muy de acuerdo con el comentario del Sr. Tulkas -¡y que largas crezcan nuestras barbas!

Por lo demás, me parece un artículo muy certero. Mi enhorabuena, Luis Ignacio.
Dios nos hizo hombre y mujer, y complementándonos la especie humana no se ha extinguido. Es más, al ser una sola carne en el sacramento del matrimonio, ambos sexos alcanzan un estado muy superior al que tenían por separado. He ahí una muestra evidente de la sabiduría de Dios.
Un hombre yaciendo con otro hombre una mujer yaciendo con otra mujer son desviaciones de la norma, algo así como colas muy extremas de la campana de Gauss, que no en vano se le llama también "distribución Normal". Normal, aquí, es sinónimo de Natural. Hay que empezar a dar ya la batalla de lo evidente y mostrar la realidad tal cual es y no tal cual nos la presenta esas gafas de colores llamada ideología -aquí, el generismo.
30/09/18 9:40 PM
  
Solis
Los grupos LGBT son muy poderosos. Han conseguido ir más allá de lo imaginable. Incluso me consta que muchos homosexuales no están de acuerdo con ellos. Porque las primeras víctimas son ellos mismos. Pero han conseguido que los listados de enfermedades mentales. Los DSM.....no recoja la homosexualidad o la transexualidad...como trastorno mental. Y que nadie se atreva a considerarlo como tal..
.Eso sí ellos sufren y con todas sus reivindicaciones no consiguen ser felices. Al contrario..Porque la pérdida de identidad les impide ser felices.
30/09/18 9:59 PM
  
Palas Atenea
Uno de los derivados de la virilidad es el proteccionismo, que iba bastante ligado al concepto. Hay todavía hombres protectores porque creo que no pueden evitarlo y ni siquiera sé si sería conveniente que lo hicieran. Es verdad que también hay mujeres protectoras, sobre todo con respecto a sus hijos, pero la protección extendida a grupos humanos ajenos al individuo, bien por su debilidad o por cualquier otra causa, es más frecuente en los hombres que en las mujeres. También estuvo ligado a códigos del honor, hoy ya olvidados, como el Bushido de los japoneses o el código del honor de los prusianos. En los hombres el no abandonar a aquellos que están bajo su mando suele darse, como en el caso de John Rabe o en el de Helmuth von Pannwitz-el primero no quiso abandonar a los obreros de su fábrica durante el ataque japonés a Nanking y el segundo tampoco a los cosacos a los que mandaba cuando los ingleses los enviaron a Rusia-esto era mucho más frecuente antes que ahora, por eso que se habla de la pérdida de la virilidad, que, en cierta forma, también es pérdida de responsabilidad. Quieras que no el famoso Patriarcado conllevaba ciertas obligaciones de las que los hombres se han liberado. Antes las mujeres esperábamos ciertas reacciones de los hombres en situaciones extremas, hoy ya no esperamos ninguna como el feminismo nos ha enseñado, e incluso podríamos irritarnos si alguno tiene más capacidad de líder que cualquiera de nosotras. No hablo por mí, hablo por la corriente de pensamiento actual, claro que, cuando llegan momentos extremos todos nos saltamos nuestras convicciones: hubo hombres que hicieron caso omiso a los códigos de honor y hay mujeres que darían lo que fuera para que, al hundirse un barco, el capitán dijera: "¡Los niños y las mujeres primero!". Lo que pasa es que un hombre que hiciera eso en aquellos tiempos lo pagaba con la pérdida de dignidad y una mujer que hace eso en estos tiempos ni siquiera se da cuenta de su propia incongruencia. Los hombres iban forzados por códigos de conducta, el feminismo no ha estructurado códigos de conducta alternativos y, en el fondo, espera que, aunque no haya Patriarcado, la salven primero en contradicción consigo misma. No es lo mismo adquirir derechos que responsabilidades y las feministas sólo hablan de derechos cuando lo que ellas llaman Heteropatriarcado tenía mejor estructuradas las dos cosas.

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LA

Buena aportación Palas. En cuanto al patriarcado, mi impresión es que en las sociedades que podríamos llamar "tradicionales" existía tanto patriarcado como matriarcado. Había, por tanto, una autoridad depositada en los mayores. Curiosamente, pese a la complementariedad de ambos sexos, existían dos culturas paralelas con relativa separación en muchos aspectos. Hoy en día se han borrado culturalmente mucho más la diferencia entre ambos sexos.

Lo que ocurre es que aquellas áreas de dominio de las mujeres (el matriarcado) eran principalmente la crianza y todo lo relativo al hogar (incluyendo, ojo, lo económico con frecuencia). El poder externo o público, o "político", era cosa de hombres, y las mujeres no lo ejercían más que de forma indirecta (o sea, por hombre interpuesto) salvo excepciones.

Ojo, que el artículo no pretende regresar a aquello que hubo, como si los tiempos no hubiesen cambiado. Pero me ha parecido de justicia hacer esta acotación. Un saludo.
30/09/18 11:30 PM
  
Guillermo PF
"La naturaleza ha inventado al hombre como complemento sexual de la mujer".
- Que ya le digo yo que no, es decir, que no siempre, y a la fuerza, y caiga quien caiga. No sea cabezón.
También hay muchos hombres que no son "complemento sexual" de nadie (como mucho, de sí mismos, y alguno ni eso).

"Sus problemas personales"
- Son los que yo muy bien conozco y sobrellevo, no hace falta que venga usted a inventarme otros, que mi trabajo de décadas me costó sacudírmelos, gracias.

"No intente usted que por sus propios defectos los demás tengamos que modificar el proyecto vital más razonable y natural para el varón".
- Para el varón heterosexual, nadie lo duda. No intente usted que tenga que funcionar lo que no le funciona a quien no le puede funcionar.
Y "los defectos"... se lo dejaré pasar por ser yo. Pero mejor no lo diga fuera de aquí por si acaso. Yo ahí lo dejo.

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LA

La naturaleza ha inventado el sistema digestivo para procesar los alimentos y adquirir los nutrientes necesarios. Luego uno puede comer tierra y papel, como los que sufren de pica, u orina de rata, como ciertos monjes hinduístas. O emplear el ano para lo contrario de lo que fue inventado. Pero eso forma parte de la psicología humana, que es bien rara. Las anomalías no nos definen la naturaleza, que siempre es norma.

Le vuelvo a decir que aquí no estamos hablando de usted, sino de modelos sociales. Así que haga usted el favor de aplicarse su propio cuento, y si no le gusta el modelo que propongo, no se lo aplique, pero no me diga cómo debo pensar sobre ello. Contra lo que enseña la ideología moderna, es evidente que hace falta un ideal o modelo que encauce y eleva al varón (como a la mujer) hacia metas más altas. Por el bien propio y el bien social.
Tanto refocilarse en la psicología del apetito y la pasión, y como satisfacerlos lo más rápidamente, sólo sirve para animalizar al hombre.
Vivo rodeado de víctimas de tales "filosofías" y ya estoy demasiado mayor para disimular el hastío que me provocan.

La amenaza postrera es bastante definitoria de lo que el posmodernismo entiende por debatir: traga la rueda de molino o sino verás lo que te espera ahí fuera. Menos mal que fui educado en la libertad.
01/10/18 1:10 AM
  
Palas Atenea
No, yo tampoco pretendía volver a nada, solo que aquella sociedad tenía perfectamente estipulados derechos y obligaciones y ésta no puede hacerlo por razón de la igualdad. Si todo está en manos de todos nadie puede estipular lo que cada uno debe hacer en pie de igualdad en cada momento, lo que provoca confusión: los niños son de todos, los trabajos también, el cuidado de los enfermos, el ganarse la vida, y, por supuesto el derecho a no morir por nadie porque primero está un@ misma, sacrificarse por otro en esta sociedad no se sabe quién lo tiene que hacer y, por lo tanto, lo más posible es que, efectivamente, no lo haga nadie.

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LA

La doctrina católica siempre ha enseñado que hay una igualdad sustancial entre todos los seres humanos como hijos de Dios, de similar naturaleza y llamados a la vida eterna. Pero también reconoce las diferencias accidentales entre personas: el sexo es una de ellas, pero hay otras como la edad, la filiación o la vocación sacramental. En ese sentido, más que hablar de ideología de la igualdad, deberíamos hablar de igualitarismo (igualitarismo hipócrita, porque no vemos más que remarcar por todas partes las diferencias entre personas y grupos).

Lo que podíamos llamar sociedad tradicional no era perfecta, claro está, y sería absurdo idealizarla (por ejemplo, la importancia dada a las clases sociales hasta el punto de convertirlas en ocasiones en castas, o la aceptación social de la esclavitud durante muchos siglos), pero tenía algo que hoy se echa de menos: un orden (el orden es atributo divino, por cierto, no lo olvidemos). Cada uno sabía cuál era su sitio, y el modo y lugar desde los que contribuir al mejoramiento de la sociedad.

Si el orden antiguo hubiese sido sustituido por un orden nuevo (respetando ley natural y divina, claro está), nada habría que objetar, y nos podríamos haber despedido de aquel orden antiguo sin pena ni rencor. Pero el pensamiento modernista, y su hijo posmodernista más bien siembran el desorden. Y lo hacen por medio, como bien señalas, del egoísmo. El egoísmo se confunde con la autonomía, y la autonomía con la libertad. Y de una concatenación de confusiones no puede sino nacer una gran confusión.
El único orden que hoy en día se conoce y se evoca es el orden impuesto por un estado totalitario de tipo socialista. Incluso algunos católicos bienintencionados, desfallecidos al percibir el caos, lo reclaman (aunque de "su cuerda").

Un saludo.
01/10/18 9:39 AM
  
Hombre
Muy interesante su artículo. Existe también un doble rasero: se censura toda broma e ironía hacia las mujeres pero se da cancha para las bromas e ironías contra lo masculino, la "masculinidad tóxica", etc.

P.D.: ¿Habría alguna manera de contactar con ud. de manera privada? Gracias.

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LA

Si me confirma que el correo de contacto que adjunta es útil, le escribiré a él. Si no lo es, escriba otro mensaje con el correcto.

Un saludo
01/10/18 3:45 PM
  
Vladimir
Don Luis Ignacio:
Aunque no es el tema directo de su exposición, quisiera saber sobre lo siguiente. Siempre he leído que, en la educación de los hijos, es necesaria la participación de la madre y del padre, puesto que cada uno aporta algo que el otro no puede. De ser así, ¿qué es exactamente lo que el padre aporta a los hijos, de forma específica e insustituible, en el proceso educativo? ¿Existe realmente un aporte paterno, que la madre no puede cubrir?
Gracias.

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LA

Es difícil contestar a esa pregunta. Hay un acuerdo en que un niño educado por un padre y una madre normales siempre tiene un desarrollo psicológico más fuerte que si sólo lo es por uno.
Asimismo, a partir de cierta edad en la primera infancia, el niño de cada sexo tiende a buscar un modelo de su propio sexo. De forma natural su padre o madre, pero si no tiene, lo busca fuera.
Por ambas razones y otras menos importantes, podemos afirmar que la presencia de un padre, si no indispensable, sin duda es enriquecedora. Ojo, eso incluye a padres existentes pero "ausentes" por diversos motivos, desde la renuncia presencial a las ausencias literales (periodos largos fuera de casa, divorcios, etc).

Un saludo.
01/10/18 10:48 PM
  
Guillermo PF
A mí, sin embargo, no me educaron en la libertad, sino en la intransigencia. Por suerte fue después cuando aprendí que la libertad de unos termina donde empieza la de otros. Y lo pongo en práctica con la misma radicalidad con que no permito que nadie conmigo se permita el lujo de ponerlo en duda.
Pero como efectivamente aquí no estamos hablando de mí (yo tampoco) sino de modelos sociales, es por lo que yo aporto argumentos del modelo que muy bien conozco. ¿Será interesante lo que se pueda conocer desde dentro, mejor que desde fuera, mejor que de oídas?

Si la naturaleza nos inventó el aparato digestivo y la subsistencia, nuestra inteligencia le inventó a ella la gastronomía. A la necesidad de escuchar le regalamos la música. A la actividad locomotora, el deporte. Y a otras posibilidades relacionales (y de paso físicas), distintas potencialidades que usted prefiere tomarse por el lado escatológico, sin que a decir verdad le incumban personalmente.
La naturaleza no "siempre es norma". Y un hombre de ciencia debería tomarse con más prudencia ese determinismo fatalista que sí que "animaliza" al hombre, y le sustrae de su facultad de crecer, multiplicarse (si quiere) y dominar la tierra (en la medida de lo posible, que es cada vez más).

"es evidente que hace falta un ideal o modelo que encauce y eleva al varón (como a la mujer) hacia metas más altas. Por el bien propio y el bien social".
- Metas que para la mayoría podrán ser factibles pero para algunos podrán ser un estándar inalcanzable porque su camino no era ese.
Y el bien propio... y después el social, bien dicho. Como futuro liberalconservador, también fui aprendiendo a desconfiar de quienes glorifican el bien común con el riesgo de terminar anulando la iniciativa y el interés individual. Lo mejor para todos habrá que intentar compaginarlo con lo que no signifique lo peor y la ruina para mí, ¿o no?

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LA

Lo de los límites de la libertad y tal es puro eslogan liberal. El liberalismo filosófico únicamente toma en cuenta el factor negativo de la libertad (no tener impedimentos externos o internos para ejercer la propia voluntad), olvidándose del factor positivo (escoger el bien frente al mal, o el mayor bien entre dos, o el menor mal entre dos) que todos los clásicos incluían.
Claro, porque el liberalismo filosófico no cree en el bien o en el mal, sino sólo en lo conveniente o inconveniente. Subjetivismo en estado puro. O sea, camino llano y ancho al egoísmo.

Tengo en mi bitácora un apartado donde trato sobre estos temas, "teología moral". Naturalmente, es simplemente un resumen de obras mucho más extensas y mejores. El asunto del acto libre lo trato aquí, por si le interesa leerlo.

Todas las potencialidades que cita tienden a perfeccionar a la naturaleza, no a contradecirla. La gastronomía quiere elevar el alimento a la categoría del arte, pero no niega al alimento, ni su sustancia, ni su función. Lo que hacían algunos antiguos y decadentes aristócratas o emperadores romanos, vomitar para luego poder seguir comiendo, no es elevación ni perfeccionamiento de nada; es contradecir la naturaleza para seguir gozando de un placer sin medida.

No hay ningún determinismo "fatal" en mi argumentación. Muy al contrario, el hombre se libera de las cadenas de la naturaleza... para elevarse a Dios. Por eso entre los católicos es lícito el celibato (que repugnaría a la función natural del sexo) si está orientado a consagrarse a Dios, porque el espíritu es superior a la materia.
Pero, nuevamente, la civilización cristiana se construye a base de mejorar la naturaleza, sin negarla, pero sí encauzando los instintos animales (la base material de las personas) hacia fines elevados. No a base de contradecir la naturaleza.

"Metas que para la mayoría podrán ser factibles pero para algunos podrán ser un estándar inalcanzable porque su camino no era ese."

Precisamente por ello advierto explícitamente que hay una diferencia entre un ideal a alcanzar, y una obligación que cumplir. Los cristianos tenemos un ideal que es Jesucristo (ley positiva), pero nadie en su sano juicio pensaría que es obligatorio cumplir íntegramente con su imitación (de hecho, ni nos acercaríamos sin el auxilio de la Gracia). En cambio, todos tenemos una norma de obligado cumplimiento (la ley negativa) que son los diez mandamientos.
Equipárese al código de caballería: el hecho de que no podamos alcanzarlo en plenitud no impide que sigamos considerándolo el modelo a seguir.

Como liberalconservador cree que el Bien Común se contrapone al interés individual. Tal vez sí, si advertimos la diferencia fundamental entre Bien (objetivo) e interés (subjetivo). En cualquier caso, el concepto de Bien Común parte de los bienes individuales, por tanto no contrapone al individuo y a la sociedad (un pensamiento este último, si bien se mira, bastante anarquista; no sorprende que todo liberal coherente hoy en día acabe de libertariano o anarcocapitalista).
Sobre ese tema escribí este otro artículo, con referencias mejor fundadas que la mía incluidas.
01/10/18 11:36 PM
  
Palas Atenea
Vladimir: A eso podrían contestarte mis sobrinas, ambas viven en lugares distintos y ambas están por los treinta y tantos, y, sin ponerse de acuerdo, cada una de ellas llamó a mi hermano para darle las gracias porque la figura paterna les había dado una seguridad en si mismas, una confianza en los hombres que muchas de sus amigas no tienen. La mayor, que está casada, le dijo que ella nunca ha desconfiado de su marido y lo acogió sin trauma ninguno porque, si su padre era como era, tenía que haber más hombres como él, sin ambages le dijo que su matrimonio iba bien gracias a la idea de hombre-marido que ella adquirió de pequeña según el modelo que él le dio. Mi hermano pertenece a ese tipo de hombre protector del que hablaba, pero sin ser atosigante y dando a su hijas libertad. Sin embargo siempre está ahí y ellas lo saben.
04/10/18 9:17 AM
  
antonio
Cuando Jesús vio que se acercaba Natanael, dijo: “he aquí un verdadero varón de Israel, en el que no hay falsedad”.está lleno de personas falsas.

Evangelio según san Juan, 1, 47.

Excelente!!
05/10/18 11:23 AM
  
Raúl
Corrijo a Antonio ::"Ahí tenéis un israelita de verdad ,en quien no hay engaño".Que no quiere decir lo mismo.Jesús se refería solamente a Natanael,destacando que no era mentiroso,según ésta versión de la Biblia de Jerusalén.
Por otro lado digo que la sociedad también se ha feminizado por la competencia de las mujeres en muchas actividades ,que antes de su mecanización no las podían hacer,por incapacidad física(maquinarias viales ,fábricas, en seguridad, labores agrícolas).Al hacerse el trabajo menos rudo ,los hombres somos también menos rudos,perdiéndose ésa competitividad por ser el más fuerte o el más hábil en los antiguos sistemas de producción.
05/10/18 3:37 PM
  
gringo
-Si yo le arreo una bofetada a mi mujer, y ella pide el divorcio y el juez establece un orden de alejamiento y un régimen de vista a los hijos, eso no es una "intromisión del Estado en la intimidad conyugal", a eso se le llama civilización porque para eso creamos las leyes y a los funcionarios, para evitar conflictos y arbitrar en los problemas.
A mí me parece que cuando ser homosexual era delito sí que había una intromisión del Estado en la intimidad de las personas.

-El hombre es complemento reproductivo de la mujer. Respecto a complementos sexuales, pues hay de todo, hombres que dan placer sexual a hombres, hombres a mujeres, mujeres a otras mujeres, hombres a ambos sexos, etc.
Reproducción no es lo mismo que sexualidad.
Ciertamente el ano no lo diseñó la naturaleza para meter cosas, pero la boca sí... Y la mano para coger y menear... Allá cada cual ¿verdad?. Tampoco nos diseñó la naturaleza para guardar la castidad pero algunos deciden no usar lo que nos dio la naturaleza, otros deciden usarlo, y otros deciden ser imaginativos.

-El simbolismo lo ve cada cual como quiere. También se compara el fútbol y meter gol con el sexo y el órgano y muchos intelectuales católicos abominan del deporte en general y el fútbol en particular.
Recuerdo a Juan Manuel de Prada llamando a los gimnasios "manicomios con olor a sudor". ¿Entonces no soy viril si voy al gimnasio a machacarme y tener un cuerpo musculoso?. Igual se pasó de pedante el señor de Prada al cual no le vendría mal un poco de deporte.

Total, que la virilidad es algo bastante abstracto y cada cual opinará lo que quiera. Pero creo que va mucho más allá de los toros, la guerra, y demás topicazos.

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LA

¿Si le doy una bofetada con la mano abierta no y si es cerrada sí? ¿Y si es un insulto grave, o leve? ¿Y si la colleja era de broma? ¿Son menos metros de separación? ¿Y si pido el divorcio porque he decidido irme a vivir con otra señora (o sin divorciarme)? ¿Puedo también pedir orden de alejamiento no sea que mi ex-señora venga a darme el guantazo que ha prometido darme? Cuánto trabajo absurdo para los jueces en los sistemas liberales...
En cambio, asesinar al hijo propio antes de que nazca pertenece al ámbito de lo privado y es ejercer un derecho.
Valiente civilización.

La sexualidad es una cosa y el sexo es otra del mismo modo que el alimento es una cosa y la alimentación otra. Si no están relacionados directamente, si no respetan su principio natural, no son sino perversiones o degeneraciones de la función primigenia.

Ya que sobre la virilidad cada uno opina lo que quiera, ¿qué tal si en vez de tanta queja nos aportas tu visión de la misma? Por hacer una discusión constructiva, digo.
05/10/18 6:12 PM
  
Palas Atenea
Lo que está diciendo gringo es que el hombre no pertenece a ninguna categoría humana, aparte de la reproductiva, es decir que es un constructo, no una realidad. Eso nos llevaría a que tampoco existe la mujer aunque él, que es políticamente correcto, no se atrevería a tanto. Es decir: la mujer existe porque lo dicen las feministas, pero el hombre no porque lo dicen los fachas. Las "argumentaciones" hoy en día son de ese calibre.
05/10/18 9:39 PM
  
gringo
1)Que algo merezca ser cuestión social y no lo sea no quiere decir que nada pueda ser cuestión social.
¿Tan difícil es encontrar a alguien que considere que tanto si un hombre le pega a la mujer como si una mujer quiere abortar, el Estado debe intervenir?.
A mí no me parece algo que deba tomarse a broma que un hombre le pegue a la mujer o viceversa.
No es ningún trabajo absurdo mediar entre problemas conyugales.
Absurdo y cruel me parece la propuesta de que el Estado deba crear un contrato matrimonial irrompible, y que vigile su cumplimiento.
Así que si le doy un puñetazo a mi mujer el Estado no debe intervenir, pero si ella quiere dejarme porque está más que harta, entonces Papá Estado sí debería usar su poder para obligarla a seguir unida a mí hasta que se muera (o yo la mate).
Personalmente tanta frivolidad sobre el tema de los malos tratos viniendo de un médico me sorprende.
Yo por mi trabajo, he conocido casos de mujeres que en cuanto han visto al marido entrar por la puerta de juzgado, literalmente se han orinado encima del miedo que tenían. Y esas cosas no me las tomo a broma.
No sé si antes había más o menos violencia doméstica porque al igual que con los abusos, antes apenas se denunciaba y si se denunciaba la policía te mandaba a tu casa a fregar, pero eso es lo de menos, ahora admitimos que el problema existe y algo hay que hacer más que pedir eterna paciencia al que recibe los palos.

2) Para la Iglesia cualquier cosa que no sea eyacular en la vagina es perversión.
Para ella los seres humanos tenemos que ser como los animales, que son incapaces de separar sexo y reproducción.
Yo creo que para el ser humano tan natural es el placer como la reproducción. Y somos lo suficientemente inteligentes como para separarlos y decidir cuándo queremos tener sexo que implique reproducción. Hasta los católicos tienen sus métodos anticonceptivos.
Si hablamos de la naturaleza, ella ha dotado a la mujer del clítoris, un órgano que no tiene nada que ver con la reproducción, a una mujer le extirpas el clítoris y sigue siendo fértil. La única función del mismo es proporcionar orgasmos, pero estimularlo y tener orgasmos sin que el varón eyacule dentro de tu vagina es pecado gravísimo.
No encuentro ninguna razón más que un rechazo al placer natural y a que la mujer pueda disfrutar sin necesitar al varón.

3) Mi idea de la virilidad es que un hombre puede ser honesto, sincero,trabajador, fiel, generoso,patriota, valeroso, sin que importe con quien se mete en la cama.
Yo los he conocido y de ellos he aprendido. Heterosexuales, homosexuales y mediopensionistas.
Tengo compañeros militares homosexuales, he tenido profesores homosexuales, y ninguno de ellos era un pervertido, ni una aberración de la naturaleza, ni habían tenido una infancia desgraciada ni eran producto de la influencia social.

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LA

A los ateos les encanta repetir que la Iglesia está obsesionada con el sexo. Luego escribes un artículo sobre los valores espirituales y psicológicos de la virilidad y por supuesto el ateo que entra sólo se preocupa del coito. No falla.

1) Gringo, mucho antes del feminismo, y antes incluso de la revolución francesa, los códigos civiles recogían el delito de agresión, y el de lesiones, y el homicidio o el asesinato. Y también recogían el agravante de abuso de confianza, o el de aprovecharse de un débil, cómo era considerada la mujer (¡oh, infausto machismo!). Incluso el código de derecho canónico hace muchísimo tiempo que admite la separación si el marido amenaza seriamente a la mujer o los hijos. Que no el divorcio, que es otra cosa. O sea, que lo de pedir "eterna paciencia ante los palos" no estaba en ningún código de leyes.
Pero le viene bien a la propaganda generista intentar hacernos creer a todos que era así.

2) La repetición de lugares comunes o tópicos sobre la enseñanza católica, y más a estas alturas (son muchos años, gringo), ya no engaña a nadie. La Iglesia respeta la función natural del acto carnal, pero lo circunscribe al sacramento del matrimonio, como enseñó Dios de forma constante a lo largo de su Revelación ¿Qué otra cosa se puede esperar? En ninguna parte se dice que sea malo el goce carnal, pero siempre que se produzca dentro del orden moral que Dios manda.
En cuanto a la catalogación moral del acto, no es algo tan grosero como "lo que no sea eyacular dentro de la vagina es perversión". Es más complejo, e influye la voluntad, el estado, las circunstancias: una polución nocturna durante el sueño no es pecaminosa, pues no hay voluntad en ella. En cambio una "eyaculación dentro de una vagina" en un consagrado, o en un casado con mujer que no sea su esposa, sí es pecado. Por otra parte, dentro del pecado, también hay grados: no es lo mismo a favor de natura que contra natura. No es lo mismo si los dos fornicarios son solteros o están casados. Las cosas son más complejas.

3) Gringo ¿dónde digo yo que las personas con inclinación homosexuales son unos pervertidos? ¿dónde aseguro que "han tenido una infancia desgraciada? ¿Qué "respeto intelectual" puedo tener por ti si tu argumentación desciende a una procesión de falacias el hombre de paja?

Un saludo.
05/10/18 10:53 PM
  
gringo
Palas Atenea deje de decir [...]

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LA

Bien, este mensaje tuyo es una buena prueba de que hace falta recuperar la caballerosidad. Y la buena educación, ya que estamos. Parece que todos esos hombres honestos, sinceros y generosos que has conocido no han llegado a influirte positivamente.

Prueba otra vez, pero ahora sin faltar.

Un saludo.
06/10/18 2:15 PM
  
Palas Atenea
Leyendo a Chesterton, ¡una vez más!, pero esta vez artículos muy beligerantes contra el Capitalismo y basándose en la definición de "Estado servil" acuñada por su amigo Belloc, G.K dice: "La religión del Estado servil no debe tener dogmas o definiciones. No se pueden permitir definiciones. Porque las definiciones son cosas horribles: hacen las dos cosas que la mayor parte de los hombres, especialmente los cómodos, no pueden soportar: pelean y pelean limpio". Y así vemos un feminismo no definido, un LGTBI no definido y, en este artículo, la resistencia de algunos a definir al hombre. Porque es en la inconsistencia donde se dialoga, si no existe forma de definir qué es un hombre (en este caso me refiero a lo masculino) nos perdemos en disquisiciones sin sentido. ¿Tienen los hombres un género próximo y una diferencia específica que permita definirlos? Todo el mundo estaría de acuerdo en lo primero: son seres humanos o personas, como se quiera, pero el segundo punto es el que está en discusión, porque si el hombre no tiene diferencia específica con respecto a la mujer-y no estoy hablando de órganos genitales ni funciones reproductivas-entonces tanto las unas como los otros no pueden ser definidos. La masculinidad corresponde a esa diferencia específica, pero, si se niega ésta u otras diferencias, la definición es imposible.

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LA

Chesterton no da puntada sin hilo. Ciertamente, la filosofía posmoderna tiene horror a las definiciones. Por eso, no sólo están demonizados los dogmas, sino incluso la mera palabra doctrina (que vien del latín "docere", enseñar, y que por tanto es sinónimo de "enseñanza").

Uno de los padres del invento, Engels, afirmaba en 1888, en su Ludwig Feuerbach y el fin de la Filosofía Clásica Alemana lo siguiente: "los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de génesis y caducidad, a través de los cuales, pese a todo su aparente carácter fortuito y a todos los retrocesos momentáneos, acaba imponiendo siempre una trayectoria progresiva [...] pero ya no nos infundirán respeto esas antítesis irreductibles para, la vieja metafísica todavía en boga: de lo verdadero y de lo falso, de lo bueno y de lo malo, de lo idéntico y de lo distinto, de lo necesario y de lo fortuito; sabemos que esas antítesis sólo tienen un valor relativo".

Acusar a la afirmación de que el sexo y la sexualidad deben estar vinculados de "determinista" nos lleva a procesos de razonamiento análogo absurdos. Así, yo podría sentirme de raza negra, que mido 2 metros o que sufro de psoriasis, sin responder ninguna de esas creencias biológicas a una realidad objetiva. Y estaría en mi derecho, según esa doctrina, a que la legislación se adaptara a esa autoimagen.
Si profundizáramos en esa línea, lo mismo habría que hacer si sintiera que soy jamaicano, o dentista.

Cuando lees sobre por dónde van los tiros en las últimas hornadas de sexología de género, es evidente que la primacía de la voluntad para servir al apetitio sexual está por encima de cualquier otra consideración. Nos hemos olvidado de intentar elevar al hombre sobre las cadenas de la carne: ahora se trata de tirarse al barro de la mejor manera posible.

La palabra clave es "consentimiento". Mientras este exista, todo el lícito. Por tanto, veremos pronto solicitar la legalización de la efebofilia, la pedofilia de púberes o la zoofilia. Mientras exista consentimiento, todo deberá estar protegido por la ley.
08/10/18 10:11 AM
  
gringo
1)Buena educación sería que la señora Palas Atenea dejara de decir lo que yo pienso, cuando lo que hace es poner en mi cabeza cualquier idea disparatada de cualquier grupo minoritario, porque para ella todos los progres piensan igual.
Eso sí que es un hombre de paja. ¿Cuándo he dicho yo que el hombre no pertenece a ninguna categoría o que es un constructo?.
A mí todo eso de la ideología de género y géneros fluidos y demás sinceramente me suena a chino, porque no lo entiendo.
No creo que haya géneros fluidos. Creo que hay dos géneros, masculino y femenino y muchos comportamientos sexuales (heterosexuales, homosexuales, bisexuales, etc.). Luego lo que moralmente se acepte de cada comportamiento es cosa de cada cual.

2) Sí ¡oh infausto machismo!. El machismo que hasta 1975 consideraba que las mujeres eran incapaces si estaban casadas, como eternas menores de edad, y dependían del permiso del marido para sacarse el pasaporte, abrir cuenta bancaria, trabajar, etc.
Aquí va un curioso titular de EL PAÍS de 18 de feberero 1977:
"LA MUJER CASADA PODRÁ COMPRAR BIENES INMUEBLES"
"(...) La Dirección General del Registro y Notariado de Madrid ha hecho pública ayer una resolución fechada el 8 de feberero que decide la plena facultad de la mujer respecto a sus propios bienes, aun cuando esté casada y en régimen de gananciales. Según esta disposición la mujer casada puede comprar al contado bienes inmuebles por sí sola y sin consentimiento del marido.
Ni la Ley de 1975 ni esta nueva disposición adicional resuelven con todo, la plena capacidad de la mujer porque la discriminan todavía con respecto de los bienes gananciales, de los que puede disponer solo en ese apartado que se conoce como cesta de la compra.
(....) Quiere esto decir que la mujer pese a esta reforma, no puede disponer del total de su sueldo, ni de las rentas de sus propiedades privativas, mientras su marido, administrador nato, tiene la plena libertad para todo excepto para la venta sin consentimiento ".
Toma ya. Parece increíble pero así se estaba todavía en 1977.
La separación de los cuerpos no es suficiente cuando queda claro que la convivencia es imposible, y cuando hay una dependencia económica de la víctima de malos tratos con respecto al victimario.
Y si alguien considera que hay un vínculo sagrado e irrompible me parece muy bien, pero el Estado no está para obligarla a la gente a cumplir con sus compromisos religiosos, y no puede crear un contrato matrimonial civil irrompible como la Guardia civil no va a obligar a gente a ir a misa los domingos porque si no van están en pecado mortal.
Las partes tienen derecho a intentar una nueva convivencia con una nueva pareja. Esto también es muy viejo.

3) ¿No hablas tú de aberrosexualismo? ¿Y eso qué es sino llamar aberración a la práctica homosexual? ¿Y no es lo mismo aberración que perversión?.
¿Y no se afirma en el artículo que la presión social a llevado a varones en edad psicológicamente frágil a confundir su inclinación y hasta su identidad sexual?.¿Y que eso acaba llevando a los adolescentes al pecado nefando de la sodomita?.
Pues por eso hablo yo de la "infancia triste", porque muchos de los que opinan que los homosexuales los hace la sociedad y que son chicos heterosexuales que han sido confundidos, suelen argumentar que se debe a tener una infancia triste, o un padre distante o una madre alcohólica (dr. Aquilino Polaino).
Ahora me gustaría que Guillermo PF nos aclarase si es su caso, o si él siempre se sintió homosexual sin ningún trauma de por medio.

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LA

1) ¿Ves como puedes expresar tus opiniones sin faltar?

2) ¿Ahora saltas de los gravísimos maltratos que el divorcio evitó (ejem) a una ley sobre compraventa de propiedades? ¿Acaso he negado yo tal cosa? ¿Otro hombre de paja? Por cierto, el artículo especifica que la mujer con acceso a la compraventa de bienes inmuebles debía estar "casada y en régimen de gananciales". Ese "y" me hace sospechar que antes de esa fecha, si los cónyuges disponían cambiar su régimen, sí podía realizar esa compraventa. Por cierto ¿el hombre casado en gananciales sí podía comprar una propiedad a nombre propio, o en cualquier caso era para ambos? En cualquier caso, esto es salirse completamente del tema. No rehuyas el tema original, que además lo has introducido tú (yo específicamente digo en el artículo que es condición de virilidad la protección de la propia familia).

3) Es aberrante la práctica homosexual, no la inclinación. La inclinación es antinatural, pero en ella no hay voluntariedad (aunque la voluntad puede procurar enderezar lo antinatural, o abundar en ello, claro). Presupongo que distingues entre inclinación, deseo y acto. ¿es así? Lo digo porque igual si me imagino saltándome un semáforo en rojo, igual para ti es lo mismo que hacerlo efectivamente en una avenida congestionada... Ya me veo con 6 puntos menos y una multa de 600 euros por fantasear, si al director de la DGT lo sustituyen por Gringo.
Por supuesto que me reafirmo en lo dicho en el artículo. Es tu caricatura distorsionada de lo que digo en el artículo lo que rechazo.

Un saludo.
08/10/18 12:59 PM
  
Palas Atenea
Se ha dado como una característica de los hombres la racionalidad, en oposición a otra de la mujer que es la intuición. Estaría dispuesta a admitir eso si yo misma no fuera una excepción, y lo soy, no porque lo diga yo sino porque lo dicen los hombres que me conocen: carezco de intuición y, en cambio, la racionalidad es el arma con la que combato. Eso hace que a mi me dé igual un grupo de mujeres que otro de hombres, excepto si se empeñan en hablar de deportes, con ambos grupos me siento igual. Me interesan más los temas abstractos que los concretos (cosa rarísima en las mujeres), pero poseo también características femeninas. Sin embargo, como regla general si que atribuiría a los hombres racionalidad, afán de protección, más capacidad de decisión y menor interés en el detalle. Un hombre solo no crea hogar, una mujer sola puede hacerlo y el hombre es menos resistente que la mujer porque es corredor de velocidad, pero no de fondo. El valor del hombre y el de la mujer también es diferente, el del hombre es más bélico, por decirlo de alguna forma, y el de la mujer consiste en su resistencia día tras día sin aflojar. En algún sitio leí que, cuando la Gran Depresión en EE.UU, había cantidad de hogares monoparentales por abandono del padre, y es lógico porque si el hombre se ve en el paro o que no puede proteger a su familia es una característica ausentarse, mientras que la mujer se queda aunque tenga que ver morir de hambre a sus hijos. Cada uno siente su deber de manera diferente: el hombre piensa que falla si no puede protegerlos y se ausenta, la mujer siente que su deber principal es quedarse sea cual sea la circunstancia. El hombre falla por no poder proteger, la mujer por abandonar a los suyos. Se puede objetar que todas estas características son sociales y transmitidas por la educación aunque dudo que tal cosa sea demostrable.
08/10/18 1:27 PM
  
Palas Atenea
Si carece de características propias, gringo, es un constructo sin ninguna base porque es indefinible, y tú no contribuyes demasiado a esa definición. En todo lo que llevas escrito no has dicho nada que aclare cómo definir al hombre:
1. m. Ser animado racional, varón o mujer. El hombre prehistórico.

2. m. varón (‖ persona del sexo masculino).

3. m. Varón que ha llegado a la edad adulta.

4. m. Varón que tiene las cualidades consideradas masculinas por excelencia. ¡Ese sí que es un hombre! U. t. c. adj. Muy hombre.

5. m. coloq. Marido o pareja masculina habitual, con relación al otro miembro de la pareja.

La que nos interesa es la 4ª definición, pero no dice cuáles son las cualidades masculinas por excelencia, aunque se presupone que existen, o no las mencionarían. En eso andamos.
08/10/18 2:35 PM
  
Palas Atenea
"No creo que haya géneros fluidos. Creo que hay dos géneros, masculino y femenino y muchos comportamientos sexuales (heterosexuales, homosexuales, bisexuales, etc.)".
Volvemos a trabucarnos, sólo hay géneros gramaticales que son masculino, femenino, epiceno y neutro, pero en lo tocante a hombre y mujer son dos sexos lo que hay: sexo masculino y sexo femenino. En cuanto a lo que hoy en día se llama "género", tampoco se refiere a conductas ni a comportamientos sino a modalidades del ser, el LGTBI se enfadaría mucho si les dijeran que lo suyo se reduce a un modo estrambótico de vivir el sexo porque si se comportan así es, según ellos, porque SON así. Y si nos metemos en el ser y no en el hacer la definición tiene que ser distinta y, además, obligatoria. No puede uno ir por el mundo sin definir su esencia. Así que tiene que haber una definición concreta para cada una de esas letras o se diluyen en la nada.
Es preocupante lo poco que pensamos en las cosas indefinibles ya que para el pensamiento racional hacer tal cosa resulta sumamente nocivo porque destruye toda la labor que se viene haciendo desde Aristóteles e impide la premisa básica necesaria para cualquier discurso lógico. Por eso el LGTBI es ininteligible y nos obligan a que lo aceptemos prescindiendo de la elemental necesidad, tanto de hombre como de mujer, de entender las cosas: no se pregunte nada, acéptelo sí o sí bajo pena de homofobia (que tampoco sabemos lo que es).


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LA

Es curioso, el racionalismo eliminó a Dios, y con el tiempo ha dado lugar a ideologías completamente irracionales, como la de género. En el caso concreto del movimiento gay, se exige como premisa una restricción mental que nos impedirá voluntariamente indagar el porqué hay personas que sienten inclinación sexual por el otro sexo, con el que les es imposible biológicamente reproducirse.

Llamaban supersticiones a las creencias trascendentes del catolicismo, pero las han sustituido por perfectos disparates sustentados por voluntarismo. Es el triunfo de la irracionalidad. No es que no sepan localizar dónde está la Verdad. Ya ni siquiera la buscan, como decía Engels en la cita que yo colgaba antes.

Un saludo.
08/10/18 3:13 PM
  
Palas Atenea
El racionalismo eliminó a Dios y luego se suicidó porque surgieron corrientes irracionales hartas de tanta racionalidad, el Romanticismo, por ejemplo, o Nietzsche. De todas maneras el mal estaba hecho porque, racional o irracionalmente, Dios no tenía cabida. Pero, héteme aquí la demostración palpable de que Dios no sólo está en la base de la Fe sino también en la de la Razón, es que su abandono disloca también a la "Diosa Razón" ¡pobres enciclopedistas si tuvieran que tragarse lo que hoy pulula por las redes y los medios de comunicación, ellos que iban a cambiar a la Humanidad!
Hoy los racionalistas van de culo, Bertrand Russell tiene durísimas críticas a Rousseau por sentimental-según él una filosofía sentimental no es falsable y resulta indigna-pero lo cierto es que lo que se lleva hoy en día es, precisamente, el indigno sentimentalismo roussoniano no falsable como demuestra ese hecho fascinante, a la vez que sorprendente, de que alguien por un golpe de voluntad pueda cambiar su sexo y pasar de hombre a mujer o viceversa ¡cambiando su nombre en el registro!. La situación es tan ridícula que ni siquiera los géneros literarios como el astracán, el absurdo o el subrealismo pueden competir con lo que está pasando: en una película de Buñuel un rebaño de ovejas pasaba por un comedor dónde estaban reunidos unos cuantos comensales-puro subrealismo-hoy en día un señor con los papeles cambiados gana una competición femenina o es recluido en una cárcel de mujeres-puro subrealismo también-pero lo primero procede de la calenturienta imaginación de un cineasta y hay que verlo en ese contexto y lo segundo se introduce dentro de la vida real. No me extraña que el humor esté de capa caída cuando la realidad es más tristemente hilarante y, además con el absurdo sacralizado porque...¡prohibido meterse con él! Con Dios lo que quieras, que para eso es una alucinación colectiva, pero con una señora que se ha despertado sintiéndose "ganador" de los pesos pesados, más respeto. Al lado de eso que un rebaño de ovejas penetre en un comedor durante una cena puede tener muchas más explicaciones racionales, lo que demuestra que los subrealistas pudieron ser predecesores de esta locura, pero se quedaron cortos.
09/10/18 10:03 AM
  
gringo
-Repetiremos el párrafo porque Palas Atenea no parece enterarse:
"Mi idea de la virilidad es que un hombre puede ser honesto, sincero, trabajador, valiente, generoso, patriota. Si importar con quién se mete en la cama".



-Entonces Nachet consideras que la práctica homosexual es una aberración /perversión.
Y yo digo que a mí no me lo parece.
Y en realidad eso quedó claro hace dos días, no entiendo a qué perder tiempo y que tengas que explicar que te refieres a actos y no inclinaciones. Eso ya estaba claro y también por mi parte es evidente que cuando hablo de compañeros homosexuales es porque sé que son homosexuales activos, no gente con inclinaciones.
Y desde luego tengo claro que ningún homosexual es un chico hetero que fue confundido en su adolescencia ni nada de eso. Tu hijo (es una forma de hablar no me refiero a alguien concreto que ya tenemos que puntualizarlo todo) no se va a volver gay por la tele ni por modas.
Tampoco sé por qué lo son ni lo sabe nadie.

-Que proteger a la familia sea una característica de la virilidad es algo en lo que estamos de acuerdo.
Además creo que eso también es una característica de la feminidad. Y seguro que coincidimos.
Incluso estaremos de acuerdo en que la auténtica virilidad no pasa por el paternalismo y considerar que la mujer es menos capaz, o madura, o inteligente que el hombre, y que la mujer casada no necesita del permiso del marido para trabajar, disponer de sus bienes, tener pasaporte, estudiar en la Universidad, etc.
Aunque hubo y hay tiempos y lugares donde se consideraba y todavía se considera, que la "protección" era más bien "dominación" del varón sobre la esposa.

-No soy filósofo. Es posible que yo no sepa dar una definición filosófica correcta y completa de qué es ser hombre.
Vosotros tampoco la dais.
España es un país de 47 millones de habitantes, más o menos la mitad hombres y si nos preguntan a cada uno de los más de veinte millones de varones qué es ser hombre, diremos cosas distintas.
En el artículo se dicen cosas con las que puedo estar de acuerdo, y tiene muchas cosas que me parecen incorrectas.
Por ejemplo decir que hay hijos que se fabrican.
Los hijos no se fabrican porque no son cosas, los hijos se conciben aunque se necesite la ayuda de la tecnología . Lo cual es perfectamente legítimo en caso de parejas que no pueden concebir.
Y luego eso de la masculinización de la mujer porque sea fuerte físicamente, competitiva en su trabajo, renuncie a la maternidad y tenga una vida sexual promiscua.
Y en fin más cosas pero no voy a enrrollarme más.


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LA

"ningún homosexual es un chico hetero que fue confundido en su adolescencia"

Para mí esta es la clave de la confusión: no existe "el chico hetero" o "el chico homo", jamás se ha podido demostrar que uno "nazca así" (de hecho, la teoría del género fluido- no te escabullas, que es el futuro inmediato, y si no te das prisa te quedarás fuera- postula que uno puede cambiar de género cuantas veces quiera, porque su voluntad está por encima de su naturaleza), y ante la imposibilidad de hacerlo, el movimiento gay ha decidido que directamente se censure hablar de ese tema. Quien lo hace, es automáticamente tildado de "homófobo" (imagino que yo debo tener esa etiqueta por pensar como pienso). Y los medios de masas entregados a dicho lobby secundan esa censura, y el resto calla por miedo. Resulta sorprendente, en una era que presume de ciencismo institucional.

Lo único real es el sexo cromosómico y el sexo fenotípico. Salvando las rarísimas patologías, en el resto de casos el sexo está perfectamente claro. Todo lo demás es constructo psicológico; en el artículo no niego la influencia cultural, pero sí que esta sea la principal. El curso normal es que la psique de una persona se adecúe a su sexo, del mismo modo que lo hace a su condición de ser humano, y no de asno o de coliflor, a su raza, o a sus otros condicionantes biológicos.
No hay "chicos heteros que se confunden en la adolescencia". Hay varones, que durante la infancia, pubertad y adolescencia deben desarrollar y construir una psique adecuada a su sexo. La mayoría lo hace, pero algunos, en algunas etapas del camino, se desvían.
La pregunta real es porqué algunas personas no se autoidentifican con su propio sexo, y otras no lo hacen con la sexualidad que correspondería naturalmente a su sexo. Esa es la pregunta.

Por último, aberración se define como "acción, comportamiento o producto que se aparta claramente de lo que se considera normal, natural, correcto o lícito". Y perversión como "inclinación antinatural en los instintos o el comportamiento".

Como para mí es evidente que lo normal es lo natural, y la sodomía se aparta muy claramente de lo normal (el pecado nefando o torpe, que se decía en castellano antiguo), pues sí, el deseo y la práctica de la sodomía son aberración y perversión del uso del sexo.

"Que proteger a la familia sea una característica de la virilidad es algo en lo que estamos de acuerdo. Además creo que eso también es una característica de la feminidad. Y seguro que coincidimos".

Podríamos coincidir, pero a mi juicio el instinto de protección del varón es más físico, más innato, e incluso diría que más agresivo. Creo que el varón tiende a identificar más rápidamente (o precipitadamente, como se quiera ver) las posibles amenazas, y reaccionar más rápida y contundentemente a ellas. Y esa diferencia en entender la protección (la mujer típica es más negociadora, y trabaja a más largo plazo) la da el carácter particular del varón.
Si te quedas más tranquilo, di que es la testosterona. Pero diferencia hay. Lo vemos todos los días. Y por eso los varones no somos iguales que las mujeres.
Y, ya que estamos, y al hilo de la definición de antes, el varón que en vez de proteger a su mujer e hijos les daña o agrede, es un pervertido, puesto que atacar a los tuyos es una inclinación antinatural del instinto o el comportamiento". Por eso la agresión a la propia familia debe ser un agravante en el código penal.

El resto de puntos refieren asuntos que hemos comentado en otros artículos, o en artículos ajenos, durante años. Como eso ya está tratado, y es evidente que no estamos de acuerdo, no creo que valga la pena redundar en ello.

Un saludo.
09/10/18 10:09 AM
  
Palas Atenea
Sí, estoy de acuerdo: el varón que agrede a algún familiar transgrede el instinto de protección natural en el hombre y, por lo tanto, se trata de una perversión antinatural. Ya en la "Germania" de Tácito este historiador ponderaba el estilo de familia bárbara en la que los hombres jamás abandonaban a su familia y morían protegiéndola, lo que implica que también para el romano ese era el tipo de conducta viril que se esperaba de un hombre y que en Roma, ya en descomposición, era menos visible. Será la testosterona, como sugieres. En una madre, más que agarrarse a mamporros, está el ofrecer todo lo que tiene, incluso a si misma para proteger a sus hijos. La conducta ante la agresión es completamente distinta. Y como esa hay muchas más diferencias.
Lo que decía de que la impotencia en los varones propicia el abandono va en la misma línea, ante la pérdida del trabajo y la imposibilidad de cumplir con su deber la desesperación les hace huir. El varón tiene que hacer algo, no sabe estar pasivamente ni soporta la humillación como la soporta la mujer porque lo siente como pérdida de su virilidad.. La testosterona otra vez...

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LA

Bueno, lo de la testosterona con matices (no dejaba de ser una concesión a gringo, al que los aspectos espirituales no le atraen demasiado). Se sabe que andrógenos y estrógenos influyen en la modelación cerebral, pero finalmente también las experiencias vitales y la voluntad del alma tienen una gran parte. La virilidad no sólo se tiene, sino que también se integra en la personalidad, se cultiva y se practica. Por eso hay varones con muchas cualidades "femeninas" y jamás se ha demostrado que ello esté directamente relacionado con su nivel de testosterona.
El sexo está determinado por la biología, la virilidad o feminidad únicamente orientadas.

En lo demás, de acuerdo.

Un saludo.
09/10/18 11:20 PM
  
gringo
Los aspectos "espirituales" me atraen pero no los llamo espirituales sino morales.
Y creo en el "alma" y su voluntad pero no en sentido religioso sino filosófico, como la psique de los griegos.
En cuanto a la testosterona, aparte de que sirva para la diferenciación sexual del embrión durante el embarazo, no le veo que tenga que ver en que los hombres y mujeres reaccionen de forma distinta en las mismas situaciones.
Hombres y mujeres somos iguales en dignidad y derechos. Luego hay diferencias biológicas evidentes, y otras que son psicológicas y no son tan evidentes. Pero son generalizaciones y no veo virtud ni defecto que no pueda ser compartido por los dos sexos.
Respecto a lo del género fluido, creo que unas pocas personas no tienen claro con qué identidad sexual se sienten a gusto, pero no considero que la humanidad entera tenga la capacidad de ir fluyendo de un género a otro como si tal cosa.
Y creo que una cosa es respetar a las personas de "género fluido" y otra que intenten hacerte creer que todos somos así.
11/10/18 9:56 AM
  
Palas Atenea
Pues eres un ateo un poco raro, gringo, la existencia del alma no es demostrable por la ciencia, no más que la del espíritu. En cuanto a la moral tampoco reside en ninguna parte concreta del cerebro que se sepa, es un conjunto de normas arbitrarias si no se cree en la Moral Natural que afectaría a todo ser humano.
La psique es la fuerza vital de un individuo y tal cosa puede ser meramente material, "ancilla corpore" y poco más: a mejor funcionamiento del cuerpo más fuerza vital, a medida de que éste se deteriore menos. No hace falta morirse, a medida que la vejez avanza la psique se debilita. El espíritu, en cambio, no tiene por qué hacerlo.
12/10/18 2:23 PM
  
Guillermo PF
Observo que mi respuesta le ha debido parecer a lo mejor un poco fuerte, "peligrosa" para que los demás la lean y se les ocurra reflexionar, contrastar con el único pensamiento oficial que es el que deben acatar. Curioso método científico el que le enseñaron a usted, y a saber dónde: eliminar datos por si fuesen inconvenientes. Que los hechos no te vayan a estropear la verdad, tu verdad.

Pero es que ni una escueta respuesta se ha dignado mandarme por privado al correo electrónico. Le digo con la misma franqueza que a algún otro blogger de Infocatólica: no saben cuánto bien espiritual estoy obteniendo de ustedes y de su forma de actuar. Qué apertura de ojos. Qué demostración de lo que NO me pide el Señor.

Un abrazo en Xto.Ntro.Sr.

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LA

En primer lugar, ya le he dicho anteriormente que este hilo de respuestas no es para sus traumas personales, sean infantiles o de adulto. Sólo por eso ya estaba justificado eliminar su mensaje.

Pero que además emplee este espacio para denigrar y mostrar su odio y rencor hacia la Iglesia de Cristo, cuyo magisterio es el único verdadero, es algo que por supuesto no va a ocurrir. Tiene un ancho camino en la red (ese que a usted le gusta tanto) para desahogar su malquerencia.

Intentar hacer pasar eso por "pensamiento crítico", para alguien que desconoce las bases de la mera lógica, es hacerse trampas al solitario.

Todos sus mensajes aquí rezuman siempre resentimiento hacia la Iglesia y hacia la enseñanza cristiana constante en aquel terreno en el que usted ha cedido a su concupiscencia. Pero el eliminado ya rebasaba todos los límites. Francamente, si expresarse con esa amargura constante es la mejor propaganda que puede hacer a esa que cree su causa, flaco favor le hace, porque lo único que ve el que la lee es a un personaje rencoroso que mastica continuamente su rabia.

No sé que bien espiritual pueda usted obtener con esa actitud. Espero que el de regresar a la Casa del Padre, y no el de regodearse en su impureza. Eso es, sin duda, lo que le pide el Señor. Y por ello rezaré por usted.

Ya queda advertido que nuevos mensajes de ese estilo serán censurados sin avisar. Esta es mi casa, y aquí no se insulta a mi Dios, ni a su Iglesia.
14/10/18 1:05 PM
  
Guillermo PF
Rece por mí menos, que de eso ya me encargo yo, y mejor evangelice más por ejemplo sirviéndose para ello del correo que me molesto en facilitarle (que eso también se lo pide a usted el Señor).
Seleccionando las frases mías que deben o no deben conocer los demás ayuda bastante poco a bautizados como usted, y concretamente a mí. Haga algo más fructífero. Y sobre todo CRÉASE que no se lo digo por fastidiarle ni "¡denigrar!", sino porque es la MISIÓN que usted mismo se ha echado a las espaldas.

Donde usted hable de Dios y de la Iglesia, esa ya deja de ser "su casa" y es también la mía: la Iglesia, precisamente. ¿O no se da cuenta de que en este mismo momento, hablando usted y yo de cosas de Cristo, aquí está Cristo en medio de nosotros?

No se equivoque con mi tono escrito y con mi ¡consecuente amargura! La palabra escrita es bastante incapaz de reflejar con exactitud el trasfondo y la intención del redactor. Se nota sobre todo en recursos como la ironía.
Si algún "rencor" le guardo a mi ya dilatada trayectoria por la Iglesia (mi madre Iglesia) desde luego no será muy diferente del que casi a diario me encuentro en Infocatólica, ajeno tantas veces a toda forma de caridad cristiana. Porque me duele la Iglesia es por lo que me duele ese rencor que, no solo yo, demuestran continuamente muchos miembros. Porque luego, como saben que eres católico, tienes que dar explicaciones en el trabajo, por ejemplo.

Encajarme que "desconozco las bases de la mera lógica" es escuetamente quedarse a gusto, es desahogarse, es pereza y es no molestarse ni en contestar a un hermano, al que es más expeditivo mandarle a su cuarto con sus juguetes. Tal cual.

Que no quiero que me publique. Que para eso ya sé cuáles son los blogs. Que me conteste, simplemente. Que "se lo curre", que no pasa nada por sospechar que los demás pudiera ser que lo que les pasa sea por algo en sus vidas, no lo que a mí se me ponga porque sé que llevo razón y punto.
¡Los convencidos ya están convencidos!

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LA

Mi misión es dar a conocer las enseñanzas de Cristo y de la Iglesia. No "mis" enseñanzas, que son ninguna, ni mi persona, que es tan pecadora como cualquier otra.
Y hago esa misión, sin duda con muchos errores y defectos, con los talentos que Dios me dio.

Y seguro que me equivoco. Y seguro que me faltará muchas veces Fe, esperanza o Caridad. Y no tengo inconveniente en pedir disculpas cuando así es.

Su tono en ese mensaje que censuré era de rencor y amargura hacia la Iglesia. Quizá sea usted el que ya no se da cuenta de ello. A mi me puede decir todo lo que le dé la gana, mientras no calumnie ni insulte, no se lo censuraré. Pero a mi Madre (espero que también Su Madre, aunque hablase de ella en pasado en ese mensaje, ya que no en este) no permito que se le descalifique aquí. Ya ve usted que el resto de mensajes suyos son publicados y contestados.

La enseñanza de Dios a través de los profetas, y últimamente y en plenitud de Cristo, es constante: los cristianos debemos buscar la pureza y practicar la castidad. Cosas muy difíciles, como tantas otras que nos pide el Señor.

Yo tengo mis propias concupiscencias. El hecho de que ninguna sea antinatural no las hace "mejores": me puedo condenar por cualquiera de ellas, y no dudo que habrá muchas personas con inclinación homosexual que por haber practicado la justicia y la continencia estarán ya en el Cielo gozando de la visión beatífica de Nuestro Señor (y espero de verdad que usted sea una de ellas en el día del Juicio. Por cierto, rezaré por usted lo que me plazca, porque como comprenderá ni usted ni nadie en este mundo me va a decir por quién tengo que rezar o por quien no). Pero yo lucho contra esas concupiscencias, y contra el pecado que producen, y con la Gracia de Dios lo logro muchas veces. Y las que no, su misericordia perdona a mi corazón sinceramente dolido. Sigo en la brecha.

Lo que un cristiano no puede hacer es, en la derrota frente al pecado, echar la culpa a Dios ("si tengo esta concupiscencia es porque Dios- que me ha hecho así- ha querido que me deje llevar") y acomodarse a ella en forma de vicio. Dios nunca es el origen del pecado.
El pecado es un tropiezo. La caída es para siempre.

Y eso sí que es enseñanza constante de la Iglesia desde san Pedro hasta hoy. Yo no puedo enseñar algo diferente. Si a usted le parece otra cosa, el que se aparta es usted.

Otro abrazo en Cristo.
14/10/18 10:19 PM
  
Guillermo PF
Y resumiendo, y sin ninguna otra connotación ni límites inadmisibles,
y aunque sea por cortesía a Gringo, que me pedía una respuesta: ni traumas, ni ausencia paterna, ni alcoholismo materno, ni abuelas y tías de crianza, ni compañeros "confundidores".
Pero tampoco sé mucho más. Especulen ustedes, que yo ya lo dejé hace tiempo.

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LA

Como confesión de parte, a modo de botón de muestra: "no guardo ningún mal recuerdo de mis tías y primas, y ningún buen recuerdo de mis tíos y primos". Pues eso.
Mas otras interioridades que no reproduciré. Dedúzcase si estaba usted contándome sus traumas o no.

Que por otra parte no me interesan lo más mínimo. Esto no es un programa intimista de madrugada ni yo soy psicólogo. Mis argumentos están basados en reglas generales y normas (ya que aludía usted en ese mensaje a mi poco criterio científico). Los casos particulares no son considerado evidencia relevante en investigación científica. Menos aún cuando el presunto observador es un anónimo de internet de identidad incomprobable, y es tan "objetivo" que habla de si mismo.
14/10/18 10:26 PM
  
Guillermo PF
Ni fueron exactamente esas mis palabras (por tanto, erróneo botón de muestra), ni "confesión de parte", ni traumas de los que a usted le convenga manejar. Traumas (eclesiales, y si es que acaso lo fueron), los que ya expuse sucintamente. Y como el menos interesado en hablar de mí soy yo mismo, por mi parte dejo el tema y a cada cual la gracia que Dios le haya dado, y no la que se empeñe en que Dios le dé.

No entiendo la sexualidad como impureza sino como don de Dios, dentro de un orden de fidelidad, respeto, convivencia familiar y social y sentido común. No valoro la necesidad de la continencia radical, valoro a quienes voluntariamente enfoquen por ahí parte de su espiritualidad, pero no como virtud universal para todos.

¡Y sí! La simple mención de que sus concupiscencias no son "antinaturales" sí las hace automáticamente (para usted) mejores que otras. Por lo menos, "mejorcitas". Ya que se molesta en diferenciarlas, será por algo y para algo, ¿no?

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LA

Será para diferenciarlas de la que usted alardea como si en vez de ser motivo de pecado fuese motivo de orgullo. Explícitamente afirmo que no son diferentes de otras cruces, y que unas u otras pueden hacer caer. O sea, al revés de lo que su torcida interpretación quiere hacer entender. Debe ser que de lo que abunda el corazón habla la boca.

Gracias por su opinión personal. En temas de enseñanza cristiana, yo subordino mi opinión personal a lo que manda la Iglesia, que para eso ha sido instituida por Cristo en la Revelación. Porque nosotros seremos sus amigos si hacemos lo que nos manda (Jn 15:14), y no a la inversa. La castidad, la continencia, la pureza, y la sexualidad dentro de un orden moral y sacramental son enseñanzas constantes de Dios desde el Antiguo testamento hasta el último Papa.

Empeñarse en que Dios nos dé mayor Gracia (don gratuito, auxilio sobrenatural para santificarnos) cada día es, precisamente, el principal objetivo de la Oración. Otro principio cristiano que, a tenor de sus comentarios, parece desconocer. Debe ser el trauma eclesial.

Le prometo leer y meditar las críticas que me hace. Si Dios quiere, usted también repasará en qué funda su fe, para buscar realmente a un Dios que es Padre, y también Señor, maestro en cuyos preceptos se ha de confiar.
16/10/18 6:41 PM
  
Guillermo PF
En cualquier caso, el adjetivo "antinatural" ya lleva per se una connotación negativa de la que se ve libre su oponente "natural", por lo cual dentro de lo malo queda todavía peor.
Por qué si no, por otra parte, tanta insistencia en que los seminaristas sean verificados como heterosexuales, cuando tendrían que conducirse como seres perfectamente asexuales. Pues muy sencillo, porque en el fondo necesitan ustedes garantizarse la tranquilidad de que al párroco "le gustan las mujeres", ya que no están mentalizados "a lo otro".
Da igual, no nos podemos poner de acuerdo, y también es muy natural la discrepancia. Sí le aclaro que a mí no me suscita más"orgullo" mi afectividad que por ejemplo mis gustos musicales, o no digamos que mis hijos, que es de lo que más agradecido estoy al Señor en esta vida, y solo Él sabrá cómo es que están en este mundo...

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El mundo material, al que llamamos naturaleza por defecto, se conforma por medio de unas leyes establecidas por Dios. Por esa razón son perfectas en su cometido y forman parte del orden armónico que refleja la sabiduría divina. Si existen dos sexos para la reproducción, es porque eso es bueno, ya que el creador así lo ha dispuesto. Los seres irracionales forman parte de ese orden, y son perfectos en su limitación.

El ser humano, en cambio, posee doble naturaleza, material y espiritual, por lo cual es superior a aquellos. Por esta última posee entendimiento y está impelido a amar. Y por esa naturaleza recibe la Gracia santificante que nos hace hijos de Dios, hacia quien, en último término, está dirigida toda nuestra vida.

La reproducción y su mecanismo son potencias básicas o vegetativas del hombre. Sin carecer de importancia, están subordinadas a la búsqueda de Dios que el entendimiento y el amor han de emprender. Por ello, y con la guía de las leyes divinas otorgadas en la Revelación, el ser humano ha de buscar perfeccionar su naturaleza.

Todo pecado contraviene nuestra naturaleza espiritual y su misión. Algunos pecados, como es el caso de la sodomía o acto homosexual, contravienen tanto la naturaleza espiritual como la material. Ese es el sentido de la palabra natural o antinatural en este contexto. Y esto es enseñanza firme de la Iglesia desde las primeras comunidades cristianas.

Por el pecado original vino la concupiscencia, que nos empuja a contravenir la voluntad de Dios. Con la ayuda de la Gracia podemos vencerla, y llevar una vida virtuosa. Porque Dios nos ama a todos, conociendo nuestra naturaleza herida y nuestras debilidades. Y nos llama a la salvación.

Todos los cristianos, teniendo conciencia de pecado, conocemos que algunas concupiscencias nos encadenan con mayor vigor, causándonos muchas desdichas por la caída y remordimientos por el arrepentimiento. Forman parte de la cruz con que Dios permite que todo hombre sea mortificado, a veces de por vida. Es probablemente el sentido del famoso "aguijón de la carne" del que hablaba san Pablo. Uniendo nuestros sufrimientos a los de Cristo camino del calvario también nosotros purgamos en vida nuestros pecados y nos santificamos.
19/10/18 2:01 PM
  
Juan Mariner
Todo el feminazismo, gaystapo, liberalismo capitalista, marxistoidismo y demás ralea tonta útil de los poderosos del NOM proclamando que la Iglesia Católica dejase de meterse en las alcobas de la gente para pueda meterse el Estado asaltado ya por ellos y a su entero servicio...
20/10/18 12:44 PM
  
Guillermo PF
Son sus ideas, D. Luis Ignacio, de unas discrepo, otras no las entiendo y posiblemente no las necesito, otras las comparto por sí mismas y como católico que Dios me ha hecho y me sigue manteniendo. Únicamente me gustaría comentarle un par de frases:

"Si existen dos sexos para la reproducción, es porque eso es bueno, ya que el creador así lo ha dispuesto".
- Para la reproducción y para más cosas que tienen que ver con la naturaleza intelectual de la que usted habla a continuación, pues la reproducción a secas es naturaleza material pura y dura, de esa que aprenden los niños en el colegio: "nutrición, relación y reproducción".
De hecho usted mismo se refiere a los seres irracionales, carentes de afectividad, o al menos en el grado de ella alcanzado por la especie Homo sapiens sapiens. Pero con la afectividad entraríamos en el eterno debate del "por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo", con todas las derivadas y paralelas que podríamos argüir acerca de ambas caras de no siempre la misma moneda, de manera que para qué seguir por ahí.
La gente primero se enamora y después se plantea (o no) perpetuar la especie. Así funcionamos en un porcentaje bastante mayoritario (máximo del 95 %, si es que llega). No funcionamos ni invirtiendo las dos fases (y ojo con el que así se condujera por la vida) ni me temo que haciéndolas siquiera simultáneas. Y luego está quien no sería humanamente capaz de cumplir con ambas fases, una y otra. Porque algo habrá en su cerebro (y no por debajo) que tampoco funciona así. Cierto que todo es posible para la gracia. Pero forzar la gracia también puede llegar a ser posible...
Sin olvidar que, para algunas personas, existen dos sexos para, contrariamente, hacer voto de no servirse de ellos. Como función vital (naturaleza material) su privación es facultativa, a diferencia de las otras dos imprescindibles. Como necesidad afectiva (naturaleza espiritual), para unos su privación supondrá una estructuración espiritual perfectamente coherente, contumaz y puede que hasta heroica; para otros significará una importante carencia cuyo desequilibrio repercutirá en la propia existencia y, con frecuencia, en el trato con los semejantes.

"Algunos pecados, como es el caso de la sodomía o acto homosexual, contravienen tanto la naturaleza espiritual como la material. Ese es el sentido de la palabra natural o antinatural en este contexto. Y esto es enseñanza firme de la Iglesia desde las primeras comunidades cristianas".
- Y desde enseñanzas muy anteriores. El Cristianismo no es, en este sentido, sino hijo de sociedades en las que la perpetuación del grupo es cuestión de supervivencia, y en las que naturalmente queda proscrito todo comportamiento desencaminado, permitiendo muy raramente por ejemplo el celibato de determinada casta, pero nada más.
En cuanto a que contravienen ambas naturalezas, me repetiría en lo ya expuesto más arriba. Qué duda cabe que, fijándonos en la parte material solamente el acto conyugal goza de utilidad biológica (subrayo "conyugal", matiz independiente que sin embargo suele ir adherido), pero que fijándonos en la parte intelectual las implicaciones son mucho más indefinibles, o puede que tampoco tanto... o cada vez menos.
El propio (último) Catecismo tiene que comenzar reconociendo que "su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado".


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1) La realidad es que las personas se reproducen desde el primer momento de la existencia de la especie. El matrimonio es institución antiquísima que ya aparece como preexistente en el famoso código de Hammurabi (Hace 38 siglos), en el que ya se da por sentado que sirve para engendrar y criar hijos. Sobre el Amor como ente filosófico y moral ya hay obras de autores clásicos griegos. En cambio, las primeras pruebas documentales del amor romántico, o enamoramiento, aparecen en los trovadores provenzales del siglo XI. Pero su relación directa con el matrimonio y la reproducción no la podemos situar antes de las primeras décadas del siglo XIX (véase "el sí de las niñas" de Moratín), ni resulta verdaderamente importante hasta la aparición del movimiento romántico, en las décadas centrales del siglo. La afectividad, por su parte, pertenece al ámbito de la psicología, y su desarrollo e implantación a nivel popular, lenta, abarca varias décadas a lo largo del siglo XX. O sea, hace cuatro días como quien dice. Y eso que hablamos de Occidente, la sociedad más "avanzada". El hecho de que "el 95% se enamore y luego se plantee o no perpetuar la especie" no es prueba de nada, salvo de una costumbre en un momento histórico y un lugar determinados (no sabemos cuál será la costumbre en 50 o 200 años). Y dado que Occidente presenta las tasas de natalidad más bajas del mundo, por debajo del nivel de reposición en muchos casos, y principalmente en nuestra área, cabe razonablemente pensar que quizá ese planteamiento no sea el mejor para una sociedad.

En cualquier caso, el católico jamás puede caer en el error del cronocentrismo. A la Iglesia (entendida como comunidad de creyentes) no le debe afectar en sus pautas morales lo que se haga en cada sitio en cada momento, sino lo que su doctrina firme enseña. Y el ligamen entre cópula y reproducción es primigenio y considerado natural en toda la Escritura, mientras que el del enamoramiento previo no se halla por ninguna parte de la Revelación. Fíjese que los votos matrimoniales cristianos no exigen que los contrayentes lleguen enamorados al altar, sino que lo hagan voluntariamente, y que se comprometan a amarse después del rito, y para siempre. Justo al revés que la costumbre actual. Esa enseñanza de la Iglesia ha santificado matirmonios católicos durante 75 generaciones, y no hay razón para pensar que no pueda seguir haciéndolo.

Por último, la renuncia a la reproducción la considera virtuosa la Iglesia cuando se ofrenda para consagrarse a Dios, sea con votos religiosos, o en los clérigos de rito latino. Es decir, se "consiente" ir contra la naturaleza porque es para un fin más elevado. El matrimonio es un sacramento, y en su contexto, el acto sexual algo virtuoso y bueno (porque además de cooperar a la formación de nuevas personas por Dios, puede contribuir a fortalecer los lazos de Amor conyugal, como se expresa en la frase doctrinal "dimensión inseparable reproductiva y unitiva del acto carnal"). Asimismo, se prefiere el estado matrimonial al celibato en los laicos (el célebre "más vale casarse que quemarse" de san Pablo), lo que no obsta para que un célibe lleve una vida virtuosa si guarda la castidad. La repercusión psíquica de esa elección, siendo importante, está por debajo de la enseñanza divina. Nunca olvidemos que la Gracia suple cualquier debilidad humana para obrar hacer el Bien. Y eso es doctrina firme de la Iglesia, no mera opinión.

2) Que la contranaturalidad de la sodomía sea anterior al cristianismo (y al judaísmo, y de hecho a cualquier religión en cualquier sociedad) no es sino prueba de que forma parte de la ley natural, a la que el ser humano tiene acceso con la mera razón. Otros actos moralmente ilícitos como el homicidio, el robo, el adulterio, o el falso testimonio también son anteriores a la Revelación, y no por ello consideramos que la condena moral sea "hija de su tiempo". Asimismo, también son considerados contranaturales desde muy antiguo otros comportamientos sexuales como la pederastia, el fetichismo, el bestialismo, el incesto, etc, etc. A lo largo de la historia algunas sociedad en algún momento han considerado aceptables dichos actos contranatura (pensemos en la efebofilia en la Grecia clásica o el incesto en algunas culturas). La aceptación social no marca la naturalidad o contranaturalidad de esas inclinaciones, ya que forma parte de una cultura concreta en un momento concreto, como ocurre actualmente en Occidente con la sodomía. Nuevamente le prevengo contra el cronocentrismo.

En cuanto a las repercusiones intelectuales o psicológicas de los actos contranaturales, es obvio que podrán estar en discusión todos aquellos factores no probados científicamente. Por mi parte, considero que los argumentos que yo expongo son perfectamente razonables, y no contradicen los datos de que disponemos. No obstante, es evidente que usted o cualquier lector puede estar en desacuerdo o de acuerdo libremente, que a nadie obligo a creer lo mismo que yo creo.
En cualquier caso, dichas repercusiones siempre ocuparán un lugar secundario en el orden de prelatura de importancia por debajo de los condicionantes morales. A fin de cuentas, el principal trabajo de los cristianos es salvar nuestra alma (con la misericordia de Dios) y cooperar a salvar la de cuantos prójimos podamos.
21/10/18 7:32 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Genial y muy oportinísimo post Luis I Amoros, sobre todo en estos momentos donde muchos hombres andan "dando la vida" por ser "las reinas de belleza" y la maternidad su máxima aspiración.
27/10/18 7:41 PM
  
Vivi
Hola, ¿es castigo de Dios a la mujer que el hombre la domine? Si es así, me parece que al varón se le va la mano en este aspecto. No hay dinero que le alcance, exige mucho. Nos pide a las mujeres que trabajemos fuera del hogar las mismas horas que ellos, que mantengamos a los hijos, que nos hagamos cargo de los gastos del hogar y que financiemos sus proyectos, que no les falte nada porque los hombres tienen otras exigencias sociales y que tienen que tener éxito económico.
¿Esto es por castigo de Dios a la mujer, o sea, es lo natural; o es por problemas eel hombre postmoderno? ¿Cuál debería ser el rol económico de la mujer en la pareja? Gracias.

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LA

Ninguna de las afirmaciones que usted hace se hallan en la ley natural o en la enseñanza de la Iglesia. Si se trata de la situación personal suya o de alguna mujer que conozca, deberá usted enfocarla hacia la enseñanza católica del matrimonio: el respeto, el amor y la fidelidad mutua, con apertura a la vida, la participación más preciosa al plan de Dios que, específicamente, pueden hacer los esposos.
22/07/20 11:30 AM

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