12.10.20

¡Viva la Hispanidad!

 

Dios me dio el privilegio de haber nacido el 12 de octubre, que no es el día de la raza ni muchos menos el día del respeto a la diversidad cultural –como quieren los marxistas-, sino el Día de la Hispanidad.

La Hispanidad es un ideal épico que encierra un ideario sublime. Es un exquisito e inagotable don de Dios o, mejor, una amalgama de dones divinos. Podríamos destacar mil cosas de la Hispanidad, pero a las puertas de este nuevo aniversario de la gloriosa Conquista, destaco un aspecto de la Hispanidad, tal vez el más fascinante: ¡el Imperio! ¡Sí! ¡El Imperio!

La Hispanidad implantó y gestó el máximo Imperio Católico de toda la Historia. El Imperio Español era titánico. En él no se escondía el sol. Fue un Imperio de épica, de hazañas, de caballeros, de misiones martiriales, de quijoterías, de heroicidades y mística.

Algunos dicen que no hay que hacer una leyenda de oro de la Conquista de América. Estoy de acuerdo: la Gesta de Dios por medio de España no se puede ensalzar en términos crematísticos o monetarios sino sobrenaturales.

La Hispanidad no se apoya en el oro sino en el milagro… en los milagros de Dios. La Historia de la Hispanidad es una historia de milagros divinos y heroicidades españolas. Dios y la Virgen del Pilar quieren seguir operando esos milagros por medio de nuevos héroes de las Dos Españas. Seamos instrumentos del Cielo para que Dios y Su Madre vuelvan a hacer gestas imposibles por medio de la Hispanidad. 

La Hispanidad es la Cristiandad en Hispanoamérica, en la cual Dios fue pródigo. Podríamos citar incontables ejemplos de esta síntesis de prodigalidad divina y heroísmo hispano, pero en estas líneas nos contentaremos con uno traído a colación por el Padre Iraburu en su elogio a las Reducciones Jesuíticas en América:

“Las celebraciones religiosas eran frecuentes, y tan variadas y coloristas que apenas intentaremos describirlas, pues, al toque de las campanas, constituían un marco de vida permanente, lo mismo al levantarse que al finalizar el día, al ir al trabajo o al regresar de él, en los cantos y danzas: todo en las reducciones era vida explícitamente religiosa y cristianaEstos nuevos cristianos, dice el padre Mistrilli, confesaban con frecuencia sus pecados, y con «abundantes lágrimas. Salvo los muy jóvenes, todos son admitidos a la santa comunión, y es excepcional su devoción por la Madre de Dios, lo cual manifiestan rezando todos los días en su honor el rosario. Es admirable el fervor con que abrazan la Cruz y participan en las penas de la Santa Pasión, con castigos diversos y duros en Su honor» (102). De pocos años después de 1700 proceden los siguientes testimonios. Mathias Strobel: «apenas se puede describir la honestidad y piedad edificante sobremanera con que se presentan los indios cristianos» (146). Anton Betschon, jesuita tirolés: «Nuestros indios imitan en la vida común a los cristianos primitivos del tiempo de los apóstoles» (129; +Maxime Haubert titula el cp. VII de su libro Una imagen de la primitiva Iglesia). El Obispo de Buenos Aires, en una carta a Felipe V: «Señor, en esas populosas comunidades compuestas de indios, naturalmente inclinados a toda suerte de vicios, reina tan grande inocencia, que no creo que se cometa en ellas un solo pecado mortal»”.

 

La épica de la Hispanidad nos da materia para llenar bibliotecas enteras. Pero, parafraseando a Ximénez de Sandoval, las letras españolas necesitan nuevos temas. Hay que darle argumentos inéditos y emocionantes para las Crónicas del próximo siglo. El actual asedio comunista a la Cruz más grande del orbe es la ocasión providencial para que vuelva a brillar el espíritu épico-heroico de la Hispanidad.

 

¡Viva la Hispanidad!

¡Viva el Imperio Católico!

¡Viva Cristo Rey!

Padre Federico Highton, S.E.

29.09.20

Infiltrado en marcha comunista

Infiltrado en marcha comunista

Esperando la hora para partir a misionar al África, mientras me doy las vacunas, saco los pasajes, tramito las visas y paso unos días con mi familia, en la ciudad de Santa María de los Buenos Aires, veo pasar frente a mi casa, en plena cuarentena, una marcha comunista del Polo Obrero, que depende del “Partido Obrero”, una agrupación marxista cuyo lider más famoso fue (o es) Saúl Wermus, cuyo alias es “Jorge Altamira”. Para ubicar mejor a Wermus, aclaremos que él adhiere a la ideología de Lev Davídovich Bronstein (cuyo alias era “León Trotksi"), uno de los principales seguidores de Kissel Mordechai (conocido como “Karl Marx").

Me bastó salir al balcón para darme cuenta que más del 90 por ciento de los que marchaban no tenían la más mínima idea de cuál era el reclamo de la protesta. En su inmensa mayoría, era toda gente paupérrima sin educación, traída de los sectores más marginales del conurbano bonaerense. Salí vestido de laico y me puse a caminar con los manifestantes para preguntarles porqué estaban ahí.

Leer más... »

26.09.20

Del espíritu de sacrificio del Misionero

Del espíritu de sacrificio del Misionero

A continuación, publicamos un parágrafo del libro “Ad Gentes. Introducción a la Misión Apostólica en tierras jamás evangelizadas” (pp. 147-149) escrito por el Padre Federico Highton (S.E.) y publicado por Parresía Ediciones en octubre de 2018. El parágrafo elegido pertenece al capítulo VIII del libro, cuyo título es “El amor del misionero a la cruz".

Prosit!

Luis V. Cardenal

————————————————————————————————————————————–

 

Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?” (Lc I, 66).

Y ¿qué llegó a ser? Llegó a ser un mártir que derramó su sangre por predicar la Palabra de Dios con suma valentía. Así como San Juan Bautista se sacrificó martirialmente por predicar con parresía, así los grandes misioneros de la Historia se han sacrificado por entero por anunciar la fe divina, es decir, se han sacrificado por entero en la actividad misionera, la cual, como dijo San Juan Pablo II representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia (Redemptoris Missio, 40). En este sermón me referiré al espíritu de sacrificio del misionero.

Leer más... »

20.09.20

Ruth Ginsburg, la Herodes Moderna

Anteayer murió Ruth Ginsburg, que, a nuestro entender, tiene títulos de sobra para ser considerada la principal artífice de la promoción del filicidio prenatal en la Modernidad y, por tanto, la Herodes Moderna.

Y decimos que Ginsburg fue la máxima actora en la propagación del infanticidio in utero ya que detentó una altísima posición oficial de poder. Una cosa es apuntalar el filicidio desde una ONG, un lobby o un “colectivo” feminista, pero otra cosa es hacerlo desde un tribunal. Ahora bien, dentro del mundo tribunalicio, no hay mayor puesto de poder que el de un ministro de la Corte Suprema de la que aún es la máxima potencia mundial: los Estados Unidos de América.

En efecto, Ruth Ginsburg, desde su cargo de ministro de la Corte Suprema de los EE.UU., de hecho, estuvo a la vanguardia mundial de la defensa, conservación, justificación y ejecución del más aberrante de los crímenes: el filicidio prenatal. Y no lo hizo durante un breve interregno, sino durante su prolongada gestión como ministro que duró 27 años, detentando este cargo hasta el mismo día de su muerte, a los 87 años de edad, la cual se debió al cáncer más agresivo de todos: el de páncreas.

Leer más... »